La Lata de Bombillas, Zaragoza. Viernes, 25 de abril del 2025.
Texto y fotografías: Javier Capapé.
Las hermanas Iñesta entregaron el pasado 2024 el que fue, a mi modo de ver, el más acertado EP de nuestro panorama. Ahora han repetido la hazaña con esas fantásticas cuatro canciones que forman "Entre todas lo arreglamos", pero incluyendo invitados que les han dado un nuevo enfoque sin perder su esencia. Ahí están Rufus T. Firefly, Cora Yako, Shego y Tulsa. De nuevo les ha quedado un EP brillante, imprescindible, pero no venían a ofrecernos solo eso el dúo Repion. Su anterior disco tomó gran parte del protagonismo en el tremendo concierto del viernes pasado en la mítica Lata de Bombillas de Zaragoza, dentro del ciclo Artistas en Ruta (AIE).
Algunos las definen como grunge-pop, pero desde luego lo que no les falta es actitud y cierta reivindicación del espíritu espontáneo de la música de garage. Impulsiva y directa a la yugular. Sus letras claras, sin dobles sentidos, y su música potente y bien engrasada da cuenta de que han nacido para esto, como así lo demuestran también, al margen de la formación, dentro de Aiko el Grupo o la banda de Mikel Erentxun.
En directo se presentan como trío para no olvidarse del bajo, que sujeta el ritmo mientras Teresa se impulsa con gran pegada y Marina hace lo propio a las seis cuerdas. Aunque no hay que olvidarse de destacar las voces de las dos hermanas, un lujo escucharlas al unísono en directo. Su sonoridad explosiva les define, pero lo que verdaderamente les hace destacar son sus armonías, y eso que en la parte delantera del escenario de la pequeña sala no es donde mejor se aprecian los matices.
La velada comenzó pasada por agua. Una potente tormenta sorprendió a los viandantes que nos encontrábamos por el centro de Zaragoza antes de comenzar el concierto, pero encontramos refugio a la luz de las bombillas de la lata que corona el escenario de la sala. Repion se hicieron esperar lo justo para que todos los presentes entráramos en calor y pudiéramos disfrutar de toda la energía que desprendieron desde su arranque con "Qué hay de ti". A pesar de que todos esperábamos el resto de las canciones de su reciente EP, el grueso del concierto, como ya he mencionado, se centró en su anterior disco, que no el primero, de título homónimo. De ese disco escuchamos todos sus temas, desde la muy bien recibida "La madriguera", que puso a todos en alerta de lo que estaba por venir, a la arrolladora "Pronto", con su contundente ritmo de batería, y la más cercana a los Pixies "Qué soy yo para ti". "Canto a la luna" logró emocionar gracias a una interpretación vocal sobresaliente, y la más naïf "Una sonrisa" también tuvo su importancia, dedicándola a aquellos que tras un mal día no tienen por qué mostrar su sonrisa de forma obligada, en una posible crítica de las caras siempre amables que parece que solo podamos mostrar en las tan necesarias redes sociales actuales. En "Monstruos de río" se mostraron desbocadas y explosivas por los cuatro costados, animando a todos los presentes a gritar junto a ellas, porque confesaron que son de aquellas que también necesitan gritar a pleno pulmón.
Presentaron una nueva canción, "El sueño dura una semana". Muy sugerente, de esas que tan bien manejan, con letra costumbrista y lanzada como un dardo. Formará parte de un nuevo disco que ya están preparando y la verdad es que nos dio muestras de que su inspiración sigue en buena forma. También tuvieron aproximaciones al mainstream, ofreciendo una acelerada versión del "Inevitable" de Shakira, muy coreada por todos (de esa época en la que la colombiana aún tenía algo que decir), y su libre interpretación del "Canadá" de los Lori Meyers.
Uno de los mejores momentos de la noche, y quizá también de los más esperados, es cuando Teresa se colgó la guitarra para interpretar de una forma más serena "Vienen de pasárselo bien", con Marina prestándole sus coros esta vez. Ese intercambio de papeles se mantuvo también con "Ciudad de Vacaciones" (nunca pensábamos que Marina D'Or fuera a darnos un producto tan atractivo), donde Teresa tomó el mando del trío con una interpretación desbocada (con Marina defendiéndose a la batería).
La recta final sería un crescendo continuo en el que dejaron de lado los bises y atacaron con toda la fuerza posible la generacional "Los Noventa", el hit con tintes más pop "Viernes" y la más punk "En todo momento", con Teresa marcando unos breaks en la batería de órdago. "Barrio Somavilla", la que fuera una de sus canciones más interesantes, épicas y positivas de su primer disco, dio paso a dos auténticos bombazos con unas cotas de calidaz y gancho a las que pocos grupos de su generación han conseguido llegar. Estoy hablando de la arrebatadora "El día no me da" y de la tan romántica como desbordante "Brillante". Un colofón infalible para un concierto eficaz en forma y fondo. Repion no se entregan a medias tintas. Lo dan todo. Las guitarras de Marina no pierden su afilada marca (¡cómo disfrute comprobando el manejo de sus pedales de efectos a solo unos centímetros de mí!) y los golpes secos de batería de Teresa otorgan una contundencia tan precisa como espontánea.
¡Qué pegada! ¡Qué potencia! Y a la vez ¡cuánta magia y cercanía con su público! Así terminaron las jóvenes hermanas nacidas en los noventa, fundidas con su público entre abrazos, firmas de discos y sincera camaradería. Todo su potencial compartido, como su música. Que les llamen grunge o pop, me da lo mismo. Que las comparen más con Green Day o Dover carece de importancia. Repion son nuestra joya escondida, o no tanto, a juzgar por su entregado público. Aunque puedan pensar que "su día no da para más" os puedo asegurar, después de disfrutar de su directo, que el futuro es suyo.