Miqui Puig es un maestro de la conversación, cada vez que hemos tenido la oportunidad de charlar nos lo ha demostrado con soltura y autosuficiencia. Algo que ha vuelto a ocurrir en esta ocasión, donde por primera vez la conversación no ha girado en torno a un nuevo disco dentro de su trayectoria, pues ahora nos ha sorprendido con el notable “Yo no quería ser Miqui Puig”, un libro de brillante planteamiento con el que nos invita a hacer un recorrido vital por su siempre polifacética trayectoria.
En el mismo se cruza el relato de los momentos de mayor éxito al frente de Los Sencillos junto a reflexiones íntimas, profundas y dolorosas, directamente extraídas de sus diarios personales, que salpican una andadura repleta de vivencias únicas, las cuales, sin embargo, no esconden ni edulcoran la miseria que habitaba tras las cámaras, entre platós de máxima audiencia y el brillo de los focos, ni las falsas palmadas en la espalda con que le felicitaban las discográficas, travestidas poco tiempo más tarde en viles puñaladas en forma de rescisión de contratos sin previo aviso.
Ahí aparece la figura real de Miqui, la pública y privada, el genio rompepistas y el hombre acomplejado; el bufón de la corte y el animal enjaulado, asustadizo y maltratado. Hoy, sonriente y satisfecho, nos atiende con la afabilidad de un señor maduro y tranquilo, sabedor de que el niño que fue estaría satisfecho con el bagaje acumulado y las experiencias vividas.
¿Qué tal estás, Miqui? ¿Cómo va todo?
Miqui: Bien, estoy bien. Acabo de llegar al estudio, al laboratorio, donde hacemos las canciones, hoy viene a visitarnos una chica para producir un “track”. Es uno de los mejores momentos de la semana, cuando vengo aquí, me siento con mi socio y hablamos del fin de semana, encendemos ordenadores y nos ponemos a hacer canciones. El mejor trabajo del mundo.
“Los que nos dedicamos a la música vivimos en la cuerda floja”
Hemos devorado “Yo no quería ser Miqui Puig” literalmente, un libro donde desnudas un montón de sentimientos e historias que llevabas muy dentro durante toda tu trayectoria vital. ¿Por qué precisamente ahora, en este momento? ¿Qué te ha impulsado a dejar todo el pudor de lado?
Miqui: Las cosas pasan siempre de la manera más casual y menos planeada. El año pasado estaba en casa y recibí un mail de un editor de treinta años que quería verme. Me preguntó: “¿Por qué no hay un libro de Miqui Puig?”, y le conteste, “Sencillo, porque siempre he tenido miedo”. Y replicó, “Ahora quiero hacértelo”, pensé “Pues vale, adelante”. Me vi capaz. Supongo que ahora hay calma y cosas que, no me la pelan, pero las veo desde otra perspectiva. Era un momento donde me apetecía ponerme a escribir de verdad, hacer algo que fuera literario. No quería hacer un libro de historias de rock, algo que me han pedido varias veces. No me apetecía verme en el pelotón de músicos que creen escribir. Buscaba hacer algo distinto y creo que lo he logrado, sobre todo por los feedbacks que me dais. Me apetecía emocionar, que tuviera partes divertidas, también contar una historia y que a través de la misma se construya un relato que hable del mundo interior de un músico que a lo mejor la gente no podía imaginar que lo tuviera y que en muchos casos no es para nada agradable.
“El relato habla del mundo interior de un músico que en muchos casos no es nada agradable”
¿Cuál era el planteamiento inicial del libro? ¿Ha evolucionado mucho desde la idea inicial hasta el final del mismo?
Miqui: No, simplemente hay menos cosas. He cortado partes que no funcionaban. Tenía claro que los diarios eran un pivote, te situaban en la historia, pero el Miqui del año 2024-25 veía las cosas de otra manera. A veces se muestra lo absurdo de la juventud y de los momentos de drama que no son necesarios y solo viven en tu cabeza. Quería que la gente viera lo que es el proceso de creación y, sobre todo, que vieran que los que nos dedicamos a cosas que no tienen quince pagas y seguridad social vivimos en la cuerda floja. Hay hasta riesgo físico, el otro día iba a pinchar a Tarragona y hubo una colisión múltiple de la que nos libramos por los pelos. El peligro está en una furgoneta de reparto.
“Si me quieres ver, rasca un poco en las canciones”
Cuentas un montón de cosas de lo más personal, la lectura me ha ayudado a darme cuenta de que es algo que llevas haciendo, con más o menos distancia, durante toda tu trayectoria. ¿Te sorprende este hecho?
Miqui: En algún momento he dicho que “si me quieres ver, rasca un poco en las canciones”. Carlos Zanón ha dicho sobre el libro que es “el mejor disco de Miqui Puig”, él siempre solía comentar que nunca me destapa del todo en las letras y en el prólogo, Kiko Amat, comenta que tampoco lo he hecho en el libro. The Smiths decían que todos los hombres tenían secretos, evidentemente aquí se refleja una parte, no todo. Hay nombres que no aparecen porque en el relato no se necesitan. Siempre digo que en la literatura y en la música lo que tachas sigue estando presenta porque está dentro de lo que construyes. Hay frases que no aparecen, pero sirven para apuntalar el discurso. Se pueden hacer vasos comunicantes entre mi vida y mis canciones.
“Era de los mejores, pero daba por culo a las discográficas”
Has decidido incluir páginas enteras de tu diario, alguna de las cuales son realmente jodidas. ¿Has tenido la tentación de no incluirlas en algún momento del proceso?
Miqui: Piensa que los diarios arrancan en un pico concreto del 1992 con un grupo tocando por toda España que tiene entre mano un single de éxito estratosférico, para terminar el día que muere mi padre. Considero que es el día que cambio como persona, todos cambiamos, pasamos a otra dimensión. Haciendo un símil futbolístico, te toca jugar en punta. Es la gracia. También hay otra cuestión como es el hecho de que no sea cronológico, que cada capítulo sea una emoción o parte de mi vida. Y luego al leerlo, todo se va trasvasando. Hablo de moda y de Los Sencillos, lo hago de la televisión y toco mi carrera en solitario y también de mi carrera en solitario junto a las grabaciones de discos. Aparecen los dos "Miquis", el que no quería ser y el que de verdad era cada día. Hay triquiñuelas, es un ejercicio literario, claro está. Hay frases que no funcionan al escribirlas visceralmente, hablando de emociones y recuerdos, luego toca dar forma. He cambiado nombres de personas que nadie necesita saber la relación que han tenido conmigo en un pasado. Las personas que aparecen con nombres y apellidos son gente que de alguna me ha afectado en mi trabajo o me ha ayudado. Es bonito. Por ejemplo, cuando hablo de José María Cámara, quien dice que soy de los mejores artistas que ha fichado nunca, pero me echó de la compañía. Una cosa no quita la otra. Era de los mejores, pero daba por culo pidiendo cosas que las discográficas no entienden.
“Me decían que era serio, chulo y parecía soberbio, en el fondo era una pared para que no me hicieran daño”
Eres músico, dj, productor y has hecho televisión y radio, todas profesiones que implicar estar delante de gente, comunicar y en muchas ocasiones abrirse en canal. ¿De qué manera has luchado todos estos años contra tus fantasmas interiores para poder hacer lo que realmente te gustaba?
Miqui: Hay un momento en que haces un click. Cuando estás cantando, casi en éxtasis, pocas cosas te afectan si funcionan. Luego cuento que soy Cáncer, un tipo miedoso, a quien cualquier mirada desde el público me podía joder, ahí me tocaba luchar. El otro día estaba haciendo un especial sobre Dusty Springfield de la que decía que le pasaba lo mismo, tenía un carácter arisco porque era absolutamente tímida y frágil. A mí me decían que era serio y chulo, parecía que era soberbio, en el fondo era una pared que interponía para que no me hicieran daño. Al final, cuando estás cantando, locutando o pinchando… se me da bien hablar, gracias a lo cual he podido hacer radio, tele y estar sobre un escenario. Son cosas innatas para las que no entrenas.
“He pagado mis últimos siete discos de mi bolsillo”
En tu último disco, “Miqui Puig Canta Vol.7”, incluiste una canción llamada “Yo No Quería Estar Allí”, donde haces una radiografía de tu vida en ciertas situaciones donde muestras que no te sentías muy cómodo, algo que es una constante a lo largo del libro, sobre todo en lo tocante a las discográficas y tus aventuras televisivas. ¿Creías que era un peaje que había que pasar para tener más éxito?
Miqui: Sí, en dicho trabajo se incluye “Yo No Quería Estar Allí” y “Pors Puig”, ambas son las génesis del libro. Sí, sí, a veces lo hacía para comer. Eran trabajos que te ayudaban a pasar seis meses más. También te digo que nadie me ha obligado ni puesto una pistola, lo he hecho porque quería. Sí que a veces hay promesas que no acaban de cumplirse. Cuando acabé “Factor X” pude pagarme un estudio de grabación. A veces alguien me ha dicho “es que no eres suficientemente indie porque sales mucho en los medios”, pues bien, resulta que he pagado mis últimos siete discos de mi bolsillo. Y resulta que quien te lo dice trabaja para un festival pagado por marcas comerciales. Al final cada uno tratamos de terminar el día haciendo la mejor novela, película y canción del mundo. Hay peajes que existen, a veces los llevas mejor o peor, pero solo a pelota pasada te das cuenta que no querías estar allí. Pocas veces puedes coger y bajarte del escenario porque en ocasiones jodes a personas de tu equipo. En ocasiones te das cuenta que las has cagado, lo asumes, pero hay que esperar a que baje el telón y luego valorar lo que querías y no querías hacer.
¿Hasta qué punto te sentías un animal en cautividad?
Miqui: Sí, casi es un buen símil. En muchas ocasiones. Y también como el bufón de la corte porque se reían de ti. Me voy a la canción de Radio Futura, “El Canto del Gallo”, cuando decían aquello de “Un jovencito de broma peligrosa, haciendo gala del orgullo local; de los que dan dinero por la noche para que nunca termine su canción”. Muchas veces formamos parte de eso, del entretenimiento de terceros. A veces parece que somos de una categoría inferior, todo forma parte del entramado del comercio.
“No es fácil ser senior en este país”
Relatas episodios como aquella cámara que te perseguía mientras llorabas y aquel otro donde hiciste una peineta al público, se me venía a la cabeza otro genio de nuestra música, Jorge Martínez de Ilegales, cuando aparecía en “Moros y Cristianos” para generar gresca. ¿Crees que dichas apariciones han podido haceros más mal que bien?
Miqui: Claro, a Jorge le querían porque decían que era un bocazas y no se cortaba a la hora de soltar lo que hiciera falta. Lo que cuento de “Factor X”… es que la frase es brutal, “no pilla nada y ha pillado eso”. Teníamos un realizador italiano que era un inútil, pero pilló la peineta. Aquello pasó porque alguien que me tiró cáscaras a la cabeza, te sientes un mono con la grada bramando y haciendo lo que quiere contigo. Al final son episodios pasados que me han traído muchas cosas positivas. Todo tiene partes buenas y malas. Creo que con partes del relato he tocado la fibra sensible, mostrando que hay otro Miqui Puig. Ser senior en este país no es fácil, a no ser que nunca hayas dejado de tener éxito. Hay veteranos que me han dicho que se sienten interpelados al haber leído el libro.
“Hay personas integristas hasta que el padre les reclama para irse a trabajar al negocio familiar”
Otras curiosidades que has mostrado es el talibanísmo musical. Hablas de la cerrazón de cierta gente del mundo mod que te criticaba por ser tan abierto, algo que también encontraste en la electrónica.
Miqui: Igual que en el indie. Siempre hay gente que es más papista que el papa. Hay personas integristas hasta que el padre les reclama para irse a trabajar al negocio familiar.
Dices que no ser un entendido de la música, solo hablas de los discos y canciones que te emocionan.
Miqui: Totalmente, hay gente que sabe mucho más que yo. Tengo un amigo que se dedica a hacer butifarras y tiene una colección mucho más amplia que la mía. El otro día veía un vídeo de un señor de setenta y pico años que decía “odio las colecciones y los discos ordenados, me gusta acumular para redescubrir trabajos viejos”. Me gustó su visión, pienso que una canción es del día que las escuchas por primera vez. Sea una novedad o algo viejo, al oírla por primera vez, al emocionarte, esa sensación solo ocurre esa vez. A veces hay canciones preciosas que se odian por haber tenido un mal día. El arte es lo que tiene, interpela emociones. Es lo mejor del mundo.
“La mejor estética del mundo es el estilo skin head”
Y otra faceta que muestras con orgullo es la de esteta, un tipo que gusta de vestirse bien, con elegancia y personalidad.
Miqui: Sí, es una obsesión. Es una manera de expresarme y hacer. Si tuviera dos tallas menos sería muy insoportable. Me emociona mucho la ropa, me flipa. No el comercio, ni que haya injusticias por fabricarla. He leído muchos libros sobre ello, que hablan de que en ciertas épocas el color rojo era asociado al demonio, por eso casi todo Europa vestía de negro, salvo los reyes que eran superiores. Hasta cómo la mejor estética del mundo, el estilo skin head, está hecho a partir de ropa de trabajo, algo que me parece maravilloso.
Has hecho muchas cosas chulas a lo largo de tu trayectoria, discos, conciertos, colaboraciones.
Me ha llamado la atención que una de tus grandes cumbres fuera cantar con Jeannette. ¿Por qué? ¿Qué ocurrió para que no pudieras grabar aquel disco finalmente con ella?
Miqui: Esto fue un sueño. Jeannette ha vuelto a saltar a la palestra por varias colaboraciones, pero en ese momento no había hecho nada. En el año 2000 éramos pocos los que la reivindicábamos. Que dijera que quería colaborar conmigo para una de las mejores canciones de mi repertorio fue algo muy emocionante. Ha sido una de las personas a las que he mandado el libro. A Jeannette, Martirio y Nacho Canut, personas que aparecen citadas y siempre me han ayudado mucho. Su feedback ha sido muy emocionante. La posibilidad de grabar se truncó porque siempre aparece el jeta que intenta aprovecharse. Ella siempre ha hecho cosas en el circuito revival donde todo era muy fácil y claro, vas, cantas y te vas, entonces en el momento en que empiezas a marear la perdiz y aparecen gente que se quieren aprovechar del río revuelto todo se enturbia. Hubiera sido bonito, la historia era muy bonita. Al no vivir en Madrid nunca he estado en los círculos del amiguismo que posibilitan hacer colaboraciones, siempre tengo proyectos y discos en la cabeza con gente variada. Por suerte, al final quedará mi legado y canciones. Me emociona cuando alguien de 17 años viene y dice que me ha descubierto. Formo parte de la invisibilidad, pero que te encuentren así es genial.
“Cuando acabé “Factor X” pude pagarme un estudio de grabación”
Hablas mucho de tus amigos y amigas, de la gente club motociclista… ¿Cuánto has necesitado de tus pasillos de seguridad para resistir?
Miqui: Fue un nombre que nos inventamos porque como Bruce Springsteen tenía la E Street Band, me inventé la Agrupación Cicloturista que era mi banda, gente que lo hace por ocio. Era una forma de decir que lo hacíamos por ocio. Ahora el espectáculo que vamos a hacer en Madrid y Barcelona serán dos noches seguidas, concentradas, para que quien quiera venir se lo monte. Que cojan vacaciones y canguros para ver un evento único. Es lo que buscamos.
Vamos a hablar de lo estrictamente musical. ¿Para cuándo nuevas canciones y disco? Háblanos de las dos noches mágicas que tienes ya cerradas para Barcelona y Madrid.
Miqui: Hay apuntes e historias para un disco. Estábamos dudando si sacar el libro y disco a la vez, pero quiero dedicar a las nuevas canciones tiempo, hacerlo con calma. Hay muchas composiciones de los dos últimos trabajos que han pasado bastante desapercibidas, por eso vamos a hacer un gran espectáculo. Muy divertido, todo de baile. Cantaré desde temas de Los Sencillos hasta de mi carrera en solitario. La idea es mostrar lo que hago, aunque no me lleven a los festivales, no tenga patrocinadores y aunque los seniors estemos un poco invisibilizados, toca reivindicarse. Siempre tengo las ideas de discos al día, pero es un desgaste grande hacerlos y que no pase nada. Con el último trabajo tan solo di cuatro conciertos. Desgasta económicamente, pero también a la gente que está contigo preparando todo para dar solo cuatro actuaciones. Es una putada.
“Me lamo las heridas, pero tengo el corazón contento”
En este punto de tu vida, ¿Qué vigencia tiene tu canción “Miqui contra el Mundo”? ¿Ha conseguido Miqui Puig lamerse las heridas y tener el corazón contento?
Miqui: Sí, pero sigo estando contra el mundo. Contra las cosas que no son justas. Estoy contra el paro, la falta de trabajo digno y la ausencia de las viviendas en este país; la desatención de la cultura y los medios que nos muestran noticias falsas día a día. Debemos seguir estando contra todo eso. Me lamo las heridas, pero el corazón lo tengo contento. Es una parte de mi carácter que no debe cambiar, ya que es la que me tiene en alerta. A veces creemos que somos muy racionales, pero las partes animales son las que nos tienen alerta.
Vamos a rematar con una encuesta acerca del grado de satisfacción después de todo lo pasado a lo largo de tu vida.
Miqui: Total. Todo lo vivido ha sido tan intenso y bonito, lo bueno y lo malo. Me han ocurrido cosas fascinantes. Tengo casi cincuenta y siete años, pero me estás haciendo una entrevista que gira alrededor de algo muy pequeño que hago en una habitación con una libreta y un lápiz. Es brutal. Aquel niño que se inventó una banda llamada Aullidos en el Garaje no soñaba con llegar tan lejos. Soñaba con otra canción y con dar una actuación. Aquí seguimos con ganas de montar canciones.
Gracias, Miqui. Ya sabes que “El Giradiscos” es tu casa y que te queremos.
Miqui: Lo sé. Es guay. Un placer y un abrazo grande.