Foto: Ramón Guirado.
Que María Guadaña es una mujer repleta de talento es algo que tenemos claro quienes venimos siguiendo su trayectoria desde hace tiempo. Hace tres años nos maravilló con el fenomenal “Latidos y Culebras”, cuyo rock de autora de sentidas letras caló hondo en nuestros corazones; un trabajo que ahora se ve continuado con la reciente publicación de “Hermana Bruja”, donde vuelve a firmar unos textos únicos en nuestra escena por ser altamente pasionales y personales, oscuros y emocionantes, por encima de todo, brillantes.
Descolgamos el teléfono para hablar con ella sobre este nuevo cancionero, preparado a fuego lento, como todo lo que implica un proyecto que ella gestiona de forma autónoma e independiente, demostrando que pese a las trabas y dificultades se pueden buscar fórmulas para escribir temas mayúsculos y bien arreglados, sin incluir un solo minuto de relleno, una constante en la discografía de esta jienense cercana y amable que nos atiende con todo el cariño del mundo para demostrar que ella es parte de nuestra familia, lo demuestra con “Hermana Bruja”.
¿Cómo están siendo los primeros días tras la publicación de “Hermana Bruja”?
María: Bien, con un nivel de agotamiento alto, pero contenta. Creo que ha quedado un disco muy bonito y completo. Estoy muy satisfecha con la parte musical, pero claro, soy autogestionada, llevo muchos meses a tope, con velocidad de crucero y estoy cansada. Me mantiene la ilusión, aunque estoy agotada.
Hacía tiempo que no hablábamos contigo, concretamente tres años, los mismos que hace que editaste “Latidos y Culebras”, tu primer trabajo considerado un Lp como tal, puesto que “Remedios Paganos” entraría en la categoría de Ep. Un trabajo fantástico que me dejó bastante volado. ¿Qué valoración haces de aquel trabajo?
María: “Latidos y Culebras” era un trabajo muy digno y correcto, empecé a mostrar que no hay un concepto definido en mi música. Hay canciones más cañeras como “Amanece Alimaña”, la más rockera que he hecho nunca, que convive con el toque folk tres por cuatro de “Trinidad”. Fue un álbum que me sirvió para mostrar un espectro musical más amplio. También pienso que está mejor cantado que el primero, de la misma forma que creo que en este también hemos mejorado. Han sido etapas lógicas de mejora con las que coger más confianza en la composición, aunque pienso que ahora he subido un peldaño más en la producción.
“Para los programadores soy una outsider que hace rock, mayor de cuarenta años y que no usa autotune”
Hubo buenas críticas, casi entusiastas, diría, sin embargo, no hubo una gran gira detrás que lo secundara. ¿A qué se debió?
María: Tuve la gran fortuna de ser seleccionada en “Girando por Salas”, de lo contrario no hubiera podido presentarlo en una pequeña gira que me llevo a Vigo, Lugo, Valencia, Valladolid, Sevilla y Madrid. Mi gran dificultad viene cuando los conciertos son a empresa, ya que pago a mis músicos un sueldo razonable, dando de alta en la seguridad social, corriendo con los gastos de alquiler de furgoneta, gasolina, incluyendo hoteles y dietas. Cuando toco así tengo que ir a ciudades donde sé que la pérdida no es muy dramática, no te hablo de ganar dinero, si no a aspirar a pérdidas no dramáticas. En cuanto a los conciertos cerrados a caché, pagados por parte de programadores, te diría que se ve que no estoy dentro del foco. Me hace mucha ilusión las críticas que me hacéis, pero para los programadores soy una outsider que hace rock, mayor de cuarenta años y que no usa autotune. No estoy en su radar principal de contratación. Hay conciertos que me han ofrecido y he tenido que decir que no. Me han ofrecido cosas tan ridículas a las que he tenido que decir no, hay que tener límites. En redes no me gusta ser agresiva, no soy así, pero 12-15 euros por concierto no es caro. Creo que la pandemia nos metió en casa y es complicado salir ahora. Pagar 80 euros por un concierto de Bruce Springsteen no nos importa, pero hacerlo por ver a los creadores de casa parece que nos cuesta.
Apenas hace unos días has editado “Hermana Bruja”, otra vuelta de tuerca donde ahondas en unas sonoridades ya conocidas, abriendo también paso a otras nuevas y sorprendentes. Todo ello canalizado en unos textos cuidados líricamente al milímetro, como es costumbre de la casa, escritos en primerísima persona y que se balancean entre lo erótico y carnal, el peligro y lo oscuro.
María: ¡Qué bonito! Las letras son fundamentales para mí, tener una historia que contar. Luego se adecua el sonido a lo que quieres transmitir. Ahora, al haber dos canciones más que en el anterior disco, se abre el abanico de cosas a mostrar. A mí, como oyente, no me gusta escuchar trabajos cuyas canciones se repiten por lo que trato de no practicarlo. También he cambiado de productor, ahora dicha labor recae en Xavi Ontoria, mi teclista, creo que ambos nos hemos retroalimentado, nutriéndonos de las opiniones del otro que han sido bien acogidas.
En las canciones hay ecos de Serge Gainsbourg y Jane Birkin, Nancy Sinatra y Lee Hazlewood, She & Him... o aquel “Frente a frente” de Jeanette que tan bien adaptaron Bunbury & Tulsa, pero también de Andrea Schroeder, Karen Dalton, Lankum, Pascal Comelade o Corcobado.
María: Sucede que nunca grabamos con la intención de parecernos a nadie. En cada canción preparo una lista de temas que me generan el sentimiento que quiero crear. Hay cortes donde creo que he mezclado a Idles con Corcobado. Me gusta explicar lo que quiero a través de canciones. Es como si tuviéramos un aparato que transformara sentimientos en sonoridades, algo que creo todos entendemos. Por ejemplo, las instrumentaciones que usamos en “Amor” y “Nana Huracanada” no son tan diferentes, pero el rango de frecuencias que usamos es totalmente distinto a la hora de transmitir felicidad o tristeza. Más que sonar a alguien, buscamos el instrumento y el rango sonoro mediante el que queremos transmitir.
Otra cosa llamativa es la producción del disco, creo que se nota un sonido más orgánico y directo. ¿Era una premisa antes de comenzar a grabar?
María: Aquí lo que ha ocurrido ha sido un “no hay mal que por bien no venga”. En principio quería que con el disco volviera a ayudarme a cerrar los temas, producir y mezclar la misma persona, Toño Martínez, pero por circunstancias personales suyas no ha podido unirse al proyecto. Empezamos a ver las canciones juntos para pre-maquetar, pero tuvo que dejar el proyecto en agosto por cosas personales. No ha pasado nada feo, que nadie piense mal. He tenido que cambiar de equipo y trabajar con tres personas diferentes para acabar las canciones, producir y mezclar, algo que ha hecho que todo sea más variado. Tres oídos diferentes acaban sacando lo más específico y mejor de cada persona que trabaja en el proyecto. Lo ha mezclado Paco Lamato de Happy Place, quien también es músico y además me conoce. Creo que en la producción ha tenido en cuenta que esto fuera una caja de herramientas muy ordenada. No buscando solo una viola, sino que esa viola tuviera que llevarse bien con la guitarra, por poner un ejemplo. Dábamos pautas para que los instrumentos no se pelearan, respetando cada plano, como en un cuadro de Monet. Creo que ha sido un trabajo brutal de todo el mundo. Masterizó Jordi Gil de Sputnik y cuando me pasó “Nana Huracanada”, recuerdo que le dije que “había perdido a Quique en la posición de la mezcla” y me dijo que era verdad, que se perdía el equilibrio. Te agradezco que me digas que suena mejor, era muy importante.
“Pagar 80 euros por un concierto de Bruce Springsteen no nos importa, pero hacerlo por ver a los creadores de casa parece que nos cuesta”
En esta casa somos muy fans de las buenas letristas y pocas creadoras se nos antojan más finas escribiendo que tú actualmente en nuestro panorama. ¿Qué referencias literarias te han acompañado a lo largo de los años para facturar estos textos tan potentes?
María: Me pones la carne de gallina con esta pregunta. Me encantaría que esto pudiera salir con una pancarta a promotores para decir “Molamos mucho”. Mis referencias vienen como lectora, pero en los últimos años gracias a la editorial Torremoza he podido conocer a un montón de mujeres poetas actuales. No busco una reivindicación feminista, ni nada por el estilo, pero conecto de forma diferente con ellas porque hablan de cosas que un hombre no siente. Un ejemplo sería María Dolores de Pablo, es una escritora de época de Gloria Fuertes, tenían una tertulia que se llamaban “Versos con Faldas”. Ella habla de nuestro pecho femenino, algo que no he leído en poesías de hombres, salvo que estuvieran adulando el de la mujer que tenían al lado, ya que no saben lo que es tenerlo. O temas como el útero, el dolor menstrual o el sexo vivido como mujer. He encontrado mujeres que me han abierto otra manera de poder expresar. También soy fan de Begoña Rueda que es de Jaén, ganó el premio Hiperion de poesía. Es como si me hubieran abierto una puerta que estaba en mí, me han reafirmado. Fíjate las referencias que uso en “Amanece Alimaña” también las utiliza en sus poemas alguna de ellas, sin que ninguna hayamos copiado a la otra. Es como si hubiera una mentalidad única, una manera de sentir que está genial expresar así.
“Todo arranca con una frase que condensa lo que quiero contar”
¿Cómo es tu proceso compositivo?
María: Mi proceso nace de una frase que condensa lo que quiero contar. En “Bruja” sabía que quería hablar de todas estas mujeres que han sido castigadas por querer ser libres, algo que en hombres nadie hubiera dudado y en ellas era castigable hasta el punto de ser condenadas a muerte. Tenía la frase de “Me gusta que me digas bruja”, a partir de ahí dibujo el tronco del árbol, voy poniendo raíces, ramas y flores. Y luego soy muchísimo del diccionario etimológico. “Leído”, que abre el disco, tiene palabras que hacen referencias a cosas de literatura. Hago estudios de significado y miro la sonoridad, tenemos tantos fonemas que pueden sonar bonitos y otras que pueden hacerlo más desagradables. Busco escoger lo que mejor suene. Así escribo yo. Mi momento de corrección de letras es en el duermevela, allí tomo las decisiones finales. No sé qué tendrá dicho momento.
Me ha llamado mucho la atención que hayas incluido apenas 9 canciones, una constante la de hacer pocas composiciones que parece costumbre en tu trayectoria. ¿Crees en la máxima que dice “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”?
María: Por supuesto. Cada uno se relaciona con el arte como desee y cada forma es adecuada. Soy respetuosa con el arte y con el tiempo y el oído de la gente. Había más canciones, pero han quedado fuera. Busco composiciones que sean compactas. No tengo que dar explicaciones a nadie, si acaso a mi pareja con la ruina que traigo con cada disco. Creo en la máxima calidad a la que puedo llegar con mi tiempo y recursos. Mi idea original era llegar a once, pero se ha quedado en nueve porque había dos temas que no llegaban a cuajar.
Musicalmente “Bruja” es una canción que impacta, tiene un toque andino, folk, muy cercano a una ceremonia apegada a la tierra y referencias en gallego. ¿Cómo surgió este tema?
María: Este tema lo puse el otro día en el cumpleaños de un amigo y me decía que “esa no era Guadaña” y yo decía “¿Por qué? Si la he hecho”. Fíjate, casi siempre que tocamos en directo interpretamos el “¿Qué he sacado con quererte?” de Violeta Parra. Me flipa el ritmo que te apega a la tierra, sale nuestra parte más ancestral y primitiva. Era el ritmo que tenía que tener “Bruja”. Buscando la conexión con los elementos de la tierra, el estribillo habla de los cuatro elementos. La gracia con la conexión gallega es que quería un pandeiro. Fíjate, bruja en castellano suena rechazable, pero meiga es más entrañable. El año pasado hice un curso de muchos meses online y había muchos artistas gallegos con los que compartía pantalla, entre ellas Lidia India que toca la guadaña, cosa que no sé hacer. Al llegar el momento de grabar este tema pensé en ella, a la que por cierto no he visto nunca en persona, el día que nos veamos nos partiremos del abrazo. Le escribí para enseñarle la canción y decirle que quería un “pandeiro” y me dijo “me encanta, déjame que juegue”. A los cuatro días empiezo a recibir audios con un montón de instrumentos grabados y coros suyos. Le dije “quiero todo”. Tenía que ser ella, entendió la canción y ha hecho que crezca. En el puente quería que metiera jaleos y de pronto escucho sus voces y dije “qué cosa tan bonita”. Era preciosa, me encantó. Se quedó todo lo que mandó.
“Nick Cave es un maestro y un semidios”
Uno de los singles que ha servido de adelanto al disco ha sido “Mi Cuello”, una composición mayúscula que tiene unas innegables referencias al “Red Right Hand” de Nick Cave and the Bad Seeds. ¿Es una versión?
María: No es una versión, me lo han dicho varias personas. Es curioso porque llevamos usando campanas bastante tiempo en un montón de canciones, por ejemplo, en “Al Viento”, aunque esa era de iglesia y esta es tubular. Date cuenta lo que es el cerebro, nunca pude imaginar que tanta gente pudiera tener la campana tubular asociada al “Red Right Hand”. No es un homenaje, pero al menos es una referencia que te lleva a un sitio bonito, si me dijeras que te recuerda a Ojete Calor pensaría que nos hemos equivocado en el arreglo. Nick Cave es un maestro y un semidios. Es una casualidad de usar una campana, no tiene más.
“Nana Huracanada” parte de un texto que te ha cedido Kike Ganso, de quien dices que “es una especie de Rafael Berrio lucense”, donde os marcáis una auténtica “Murder Ballads”. ¿Cómo surgió la idea de que te cediera esa letra?
María: Hay unos hermanos que vinieron jovencitos a Jaén desde Lugo y resulta que son íntimos de Kike Ganso. He conocido su música gracias a ellos. De hecho, Kike viene un par de veces al año a Jaén, donde por cierto muere de calor, pero todos le adoramos. Es un letrista flipante como Rafael Berrio y Honky Tonk Sánchez, artistas que no sé porqué no son escuchados por más gente ya que fliparían. Me tiene mucho aprecio a mí como Guadaña y yo a él. Un día en una fiesta le dije “Kike, me encantaría cantar una letra tuya” y el contestó “dalo por hecho”, ahí quedó la cosa. A los meses me llega un correo con dos letras, abrí la primera y ni fu ni fa, no sentí nada. En el segundo comencé a leer y ya estaba sonando la música en mi cabeza, como si estuviera la canción escrita y yo la recogiera. Siempre canto mis letras, pero fue tan flipante para mí la sensación que corriendo grabé la melodía. Era bonita y cuadraba. Lo único que se cambió del tema fue una cosa de la segunda parte que era complicada acompañar. Solo se ha cambiado una frase respecto al momento en que la abrí. Esa es la historia de “La Nana”. En esta canción quería un serrucho y se lo pasé a un amigo que toca la viola, a los días me pasó el serrucho y me dijo “he grabado una viola porque oía una viola”, elemento que ha sumado muchísimo. Creo que hay algo por encima nuestra y la música lo que hace es conectarnos. Es tan mágico todo que no encuentro explicación lógica.
Has citado a Rafael Berrio de quien hace unos días se cumplían cinco años desde su fallecimiento. Qué dolorosa sigue siendo su partida, ¿verdad?
María: Qué lástima, totalmente. Me enteré a posteriori del disco homenaje y pensé “que lo vuelvan a hacer y me llamen”. Y te juro que no es por visibilidad, sino por aprecio y respeto hacia ese hombre. No puedo entender porqué no triunfó en nuestro país. Qué uso del lenguaje tan maravilloso y qué capacidad de ser certero en sus críticas y descripciones. Me da rabia porque ahora tiene más oyente que cuando estaba vivo, algo similar a Jeff Buckley. Por qué no habrán podido disfrutar del éxito en vida. Se lo merecían.
“Corcobado afectó al imaginario de las personas que nos criamos escuchándole”
Como fan que eres de su trayectoria quiero preguntarte algo muy concreto. ¿Has tenido la oportunidad de escuchar la “Canción de Amor de 24 horas” de Javier Corcobado?
María: No. De hecho, te cuento, le escribí para invitarle a participar en “Se-pulcra”. Me contesto y fue muy educado, me dijo que tenía la agenda muy ocupada porque tenía que ir a México y que no podía. No somos conscientes de lo que afectó en nuestro imaginario a todas aquellas personas que nos criamos escuchando a Corcobado. Había muy poca gente en aquella época que usara aquellas imágenes.
¿Y el último de Lobison? ¿Lo has oído?
María: Es gracioso, pasé la pandemia sola con mi perro, pues bien, un día por la mañana me llega whatsapp que ponía “Hola, soy Lobison”, fue una sorpresa porque soy súper fan. Me encantan sus letras y el tono de voz que tiene, aunque confieso que este último disco me cuesta más porque tiene un sonido más agresivo. El caso es que me decía “que si quería cantar un tema con él”. Evidentemente le dije, “no me podía imaginar que tú supieras que existía como María Guadaña”. Me parece otro tipo que no sé cómo no le va mejor. No entiendo, no entiendo. Juamba y Berrio tenían una relación muy especial. Me invitó a cantar “Docilidad Fingida” en “Enemigos de lo Auténtico”. Alguna vez que ha venido a Jaén y nos la hemos cantado juntos. No te voy a decir que es mi mejor amigo, pero sí que nos escribimos de vez en cuando y nos damos ánimos y cariño. Hace poco leí una entrevista y me hizo referencia. Nos apoyamos mutuamente, aunque sé que él está más arriba que yo.
Dada la calidad del proyecto. ¿Te has planteado apostar más fuerte por el mismo y tratar de romper la barrera de llegar a un público más mayoritario?
María: Creo que la barrera se puede romper de diferentes maneras, una sería hacer otro tipo de música para llegar a más gente, pero no estoy dispuesta a ello. No me voy a traicionar a mí misma, ni tengo que dar explicaciones a nadie. Esto no es mi trabajo desafortunadamente, me encantaría vivir de ello, sería mi sueño. No hablo de ganar miles de millones, solo tener un sueldo como el de un trabajo cualquiera. Pero no soy Rigoberta Bandini ni algo que le guste a mucha. Sí que me he esforzado en llamar a puertas de agencias, pero no soy un plato fuerte en un festival, se busca otro perfil, quizás más joven o actual. He conseguido que la diputación de Jaén me pague parte de la grabación del disco, vi que se lo habían hecho a Carmen Linares y dije, “voy a intentarlo”. Presenté el proyecto y el presupuesto en la diputación y lo he logrado. Estoy planteando hacerme sitio en un corral lleno como el de la música, así que porqué no buscar hueco en un mercado alternativo centrado en el poder de las letras, certámenes de poesía y libros. Este es el objetivo que tengo con este disco, abrir un mercado en el que quizás pueda funcionar mejor la cosa.
Tenemos muchas ganas de verte en directo. ¿Nos puedes adelantar algo de la gira?
María: Ahora mismo tengo conciertos presentación a empresa. El 29 de mayo estaremos en Madrid y el 1 de junio en Sevilla. También hay otro en Jaén, pero no puedo hacer pública la fecha hasta que no lo haga la diputación. Todos sabemos que lo maravilloso sería acompañar la salida del disco con una potente tanta de conciertos, pero al hacer todo el desarrollo por mi misma materialmente no podía llegar. Ahora, con el álbum editado, tocará llamar a programadores y promotoras, pero tú ya sabes que lo normal es que se trabaje con seis meses de antelación, así que ojalá haya suerte de cara al mes de octubre para empezar a cerrar cosas. Si hay alguna agencia interesada en mí que responda a la llamada. (Risas)