Jason Isbell: “Foxes in the Snow”


Por: Álex Fraile. 

Mucho se ha hablado sobre el poder sanador de la música. Desde siempre se le ha atribuido propiedades curativas. ¿Las canciones alivian el dolor? Cada cual intenta sanar sus heridas a su manera, pero parece evidente que existe un efecto placebo. El músico americano Jason Isbell – antiguo miembro de los Drive by Truckers – a buen seguro que comparte esta visión, al menos eso se denota tras escuchar su último disco, el brillante "Foxes in the Snow" (Southeastern Records, 2025). Un álbum desnudo, sincero, grabado en acústico con la sola compañía du su vieja guitarra, una Martin 07 de 1940. “Cuando eres tan abierto y vulnerable, hay algo especial en hacerlo solo”, el propio Isbell tiene claro el motivo de esta nueva obra en solitario. La primera en diez años sin su banda habitual, los 400 Unit.

Pocos artistas contemporáneos como el de Alabama han sabido retratar tan bien la identidad sureña, sin obviar su faceta introspectiva, sin ocultar sus propios fantasmas. Si allá por 2013, con el crepuscular Southeastern, logró estremecer y de paso redimirse al superar oscuros períodos de dependencias, ahora vuelve hacer uso de una desgarradora sinceridad para dar carpetazo a uno de los capítulos más personales de su vida. Su intensa y fructífera relación con la violinista Amanda Shires, antiguo miembro de los 400 Unit y principal artífice de que volviese a ver la luz.

Sin embargo, y a pesar de las apariencias, "Foxes in the Snow" es mucho más que un disco sobre una ruptura sentimental. “Lo que quiero es ver las cosas desde una perspectiva que vaya más allá de la simple amargura, la ira, el resentimiento o algo por el estilo”, señalaba Isbell en una entrevista para la revista SPIN. Se trata de un álbum concebido para sanar heridas, pero también para mirar adelante, abrirse al amor y superar obstáculos sin excesivo rencor y, por supuesto, sin renunciar a sus orígenes, a su Alabama natal.

La polvorienta "Bury Me" abre el disco con Isbell despojado de artificios, pertrechado solo de su vieja guitarra y esa voz tan suya, tan honesta. "Ride to Robert’s" evoca a una cambiada y cada vez más turística Nashville mientras parece intuir un nuevo amor. El álbum transcurre con sosiego, pero no exento de dolor. Recordando relaciones fallidas que acaban como siempre, con alguien llorando al otro lado del teléfono, o con la hermosa y sincera "Gravelweed". La guitarra de Isbell suena más cruda que nunca mientras reconoce que las cosas llegan a su fin: “Era una flor perdida y necesitaba que me criaras / Lamento que llegase el día que sentí que me habían criado / Y ahora que vivo para ver como mis melodías me traicionan / Lamento que hoy en día todas las canciones de amor signifiquen cosas diferentes”.

Isbell suena liberado, consciente de que las heridas provocan un dolor que necesita ser curado con misericordia, al tiempo que busca la hermosura en estampas cotidianas como en la tenue "Open and Close". El cantautor no deja pasar la oportunidad para abrirse al amor bajo ecos con aromas a blues o recordando su Alabama natal en esa emotiva oda que es "Crimson and Clay": "Arcilla roja bajo mis uñas, carmesí profundo en mi piel / Podrías despojarme de todo lo que poseo / Solo déjame con los recuerdos de mi hogar en Alabama".

No todo iba ser un camino de rosas, existe hueco para el rencor, para un cierto resentimiento. “Todas tus amigas dicen que rompí tu jodido corazón y no me gusta / Hay una carta en la mesita de noche / Que no creo que jamás lea” canta en ‘True believer’ pero pronto pasa página. "Cuando nos crucemos en la carretera, sonreiré y saludaré / siempre seré un verdadero creyente, nena". Esta sentida obra de Isbell termina al son de ‘Wind Behind the Rain’, una canción escrita para su hermano pequeño. Un regalo de boda que respira serenidad y esperanza. Ya lo dice el propio Jason: “Siempre hay una razón para comprometerse con algo. Ya sea una persona, una creencia o una forma de vida. El proceso de comprometerse es mucho más valioso que el resultado final”.

Así parece vivir Isbell. Despojado de perjuicios, en busca de su propia redención, siguiendo su propio camino. Lo sigue haciendo con serenidad, con hermosa sencillez, a imagen y semejanza de grandes maestros como Townes Van Zandt o el propio John Prine.00 Ya lo dijo el aventurero Yvon Chouinard: “Es la búsqueda lo que importa, la transformación que hay dentro de ti, eso es lo que importa”. En esas anda Isbell, buscando el sentido a las cosas, mirando adelante cuando la vida no era como parecía.