Luis Moro: "Me quería centrar en las pequeñas alegrías de la vida que hacen que nos sintamos bien"


Por: Kepa Arbizu.

Hay músicos que otorgan a su discografía el papel de una suerte de revelación respecto al momento emocional concreto que vive su autor. Tal es el caso de Luis Moro, quien en su nuevo disco, "Playa Marte", en compañía de su habitual La Tribeca`s Band, escenifica la llegada a un destino apacible conquistado tras un peregrinar existencial errático. Un sentimiento que, hasta cierto punto de manera paradójica, se anuncia con un trabajo que, manteniendo las trazas habituales entorno a su particular imaginario folk, se configura alrededor de un concepto más roquero, concediendo protagonismo a unas sombrías y crudas guitarras que destilan la profundidad de Mark Lanegan, Nick Cave o Giant Sand. Un repertorio intimista y emocional sobre el que departimos con su creador.

Teniendo en cuenta que tu anterior trabajo, “Norteamericana aquí”, se trataba de un disco hecho de temas ajenos, “Playa Marte” significa el encuentro con temas nuevos propios casi después de una década, ¿ese silencio responde a tu autoexigencia con aquello que compones o consecuencia de algún episodio de bloqueo creativo? 

Luis Moro: Lo segundo, sin duda. De hecho, el disco “Norteamericana aquí” fue consecuencia directa de ese bloqueo, concretamente para intentar alejarme de él. Todo lo que me salía a la hora de componer en aquellos momentos me sonaba igual: las mismas progresiones de acordes, silencios, cadencias, y una incapacidad para escapar de ese ambiente. Dedicar una temporada para castellanizar canciones de artistas que me encantan, viendo otras estructuras y formas de creación, me sirvió para mirar otros horizontes. Y poco a poco fueron saliendo nuevas canciones que ahora han quedado agrupadas en este “Playa Marte”.

Este nuevo disco destaca por su carácter eléctrico, alentando tu faceta más rock, ¿ese sentido musical ha sido invocado de forma preconcebida o ha venido inducido por la naturaleza de estas canciones?

Luis Moro: Sin duda las culpables han sido las canciones, y también por lo que sintió la banda -que me acompaña desde hace tiempo: La Tribeca`s Band- cuando recibió esas canciones y se puso a arreglarlas conmigo. Salió más eléctrico y dinámico. También, salir de ese bloqueo creativo, que fue algo positivo, y el estado vital en el que me encuentro y que trato de reflejar en estas canciones, que también lo es, me hizo sentir que quería que estos temas tiraran hacia arriba. 

Un elemento común al sentido musical de estas canciones es que su condición rítmica sufre un increscendo paulatino, ¿es de alguna manera la escenificación de ese concepto que esconde el álbum de llegar a una zona plácida tras vagar por zonas tormentosas? 

Luis Moro: Pues puede que instintivamente haya salido así, porque el disco no diría que es alegre, no lo es, desde luego, pero de lo que tampoco tengo ninguna duda es de que contiene un tono positivo. Se centra en aspectos agradables: vivir con poco, vivir el aquí y el ahora, valorar las buenas compañías, los días sencillos y pequeños en los que ocurren cosas… y quizá, al armar esos textos con música, nos dejamos ir, desde el misterio que me caracteriza, hacia la luz de estas ideas. 

"Todos mis trabajos son autobiográficos y éste lo es, significa el reflejo de esta época de mi vida"

¿Ha habido un especial énfasis a la hora de ser explícito en cuanto a esa idea que querías trasladar?

Luis Moro: Por supuesto. Me quería centrar en las pequeñas alegrías de la vida que hacen que nos sintamos bien. Cuando empezamos a valorar esas cosas pequeñas creo que es porque hemos sufrido por la desazón de aquellas grandes que hemos buscado y no alcanzado. O porque nos damos cuenta de que no eran para tanto o no eran lo que creíamos que eran. Y en este punto parece que ya no importen demasiado. 

Teniendo en cuenta que en estas letras tiene gran presencia la primera persona y las referencias a datos muy concretos y localizados, ¿se trata de un disco tan autobiográfico como puede parecer? 

 Luis Moro: Sí, casi todos mis trabajos son autobiográficos y éste lo es, significa el reflejo de esta época de mi vida. La pareja, la familia y los amigos referenciados, así como los misterios, miedos, soledades y alegrías… son las mías. Las que siento y tengo ahora. Incluso un par de temas: “Viven con poco” y “Dame golpe al bordón”, que hablan de personas ajenas a mí, están descritas desde mi visión de ellas desde el "yo" de ahora. 

En las diversas postales -a modo de canciones- de ese lugar más plácido encontrado se observa un recorrido común que se dirige hacia la periferia social, ¿es necesario por lo general alejarse del tumulto para llegar a esa Playa Marte? 

Luis Moro:  No sabría qué decirte. Playa Marte vendría a simbolizar el lugar en el que desarrollar todas estas ideas positivas a las que me refiero, y es cierto que son ideas íntimas y personales, nada sociales. El compromiso social es esencial en el arte y me parece importantísimo y admirable para generar impacto hacia la gente, pero no es un terreno en el que me haya prodigado como músico. Con ello no diría que estoy alejado o sea ajeno a tumultos como estos, pero no encuentro en la música el lugar en el que referirme a ellos. Y menos en este disco, con las ideas vitales que lo inspiran. 

"Los silencios pueden alcanzar una fuerza emocional muy poderosa"

 El sonido general del disco es muy orgánico y sobrio, incluso dando un papel importante a los espacios de silencio, ¿a veces la ausencia de elementos, el minimalismo, es capaz de generar mayor intensidad y emoción que lo contrario? 

Luis Moro: Me gusta mucho oírte decir esto, porque es verdad que me encantan los silencios y los espacios, siempre, no puedo escapar de ellos, pues para mí pueden alcanzar una fuerza emocional muy poderosa. Así como las dinámicas musicales que puedes conseguir utilizándolos. Además, me resulta una manera más intensa y clara de hacer llegar algunos mensajes. En este disco, la verdad, nos explayamos especialmente en ese aspecto.  En cuanto a este tipo de contextos y espacios aprendí muchísimo de Ani Difranco. 

Has comentado que las canciones de este disco más que ser el resultado del local de ensayo han germinado en el propio estudio de grabación, ¿cómo fue ese proceso? 

Luis Moro:  Sí, la idea surgió de forma premeditada. Consistió en abordar esta grabación de un modo diferente. Las canciones se las pasé a la banda y a los colaboradores con algo de tiempo para que las miraran y practicaran, pero con la idea de no ensayarlas nunca todos, o algunos, juntos antes de la grabación. Allí, en el estudio, aparecimos con lo que tuvimos y lo armarnos y construimos como fue surgiendo allí. Incluso la canción “Playa Marte” surgió por entero en el estudio, pues la primera versión de la canción, que era una cumbia, se nos encasquilló. Al final salimos todos contentos… pero, bueno, también pudo salir mal. 

¿Habitualmente eres de esos músicos que por lo general te gusta llevar muy atadas las canciones a la hora de ponerlas en común con la banda o prefieres ser sorprendido por el modo en que tus compañeros pueden dirigirlas a lugares inesperados para ti? 

Luis Moro: Creo que en el proceso que he asumido en este disco se aprecia una mezcla de estos dos tipos de músicos. Tengo las canciones muy claras y más o menos cerradas en un principio. Con más claridad acerca de lo que no quiero que de lo que quiero. Pero siempre estoy abierto al cambio, a la magia de lo que surja. Y en este trabajo, se cambió mucho, por todos, no solo a nivel compositivo, sino a nivel de producción, la cual fue llevada a cabo por Jose García. Y fue un acierto gracias a ellos. 

"La figura de una mujer es esencial en este disco"

Las características musicales del disco propician muchos momentos atmosféricos, especialmente alcanzados con los dos temas de mayor duración, “Luna arriba aquí ahora” y “Alegrías”, donde se despliegan desarrollos más imbricados, ¿esas canciones son el fruto de la improvisación o partían de esa idea original? 

Luis Moro: Buena pregunta... Tenía claro que esos momentos iban a ser solo musicales, largos y muy atmosféricos. Tenía una idea general de hacia dónde quería ir. Y así se lo transmití a los músicos. En la primera canción, como si fuese estar en la luna, y en el segunda como el regodearse al sentir plácidamente las alegrías de la vida. Pero el resultado final fue fruto de muchísima improvisación, de lo que allí surgió. 

Teniendo en cuenta la importancia que tiene la figura de una mujer, como desencadenante hacia ese aspecto emocional más apaciguado, los coros femeninos que aparecen en diferentes momentos cobran mayor relevancia, ¿se trataba con su presencia precisamente de "dar voz" a esa figura femenina? 

Luis Moro: La figura de una mujer es esencial en este disco, y como disco autobiográfico, parece estar todo claro: ahora, en mi vida, hay una mujer protagonista en esta “Playa Marte”. Hasta aparece en la portada en una barca saliendo libre de esa “playa/planeta” de la que entra y sale a sus anchas, como no puede ser de otra forma. Sobre eso trata “Aquella boda aquel aeropuerto”. Los coros femeninos son de la maravillosa Lucía Rolle, amiga y diseñadora de la portada del disco, pero no fue elegida por esa idea sobre la figura de la mujer, sino por que su voz me encanta y, junto a la de Keenan Elman, ensalzaron momentos que yo no podía hacer con mi voz y estilo poco melódicos. 

La pareja, pero también la familia, aparecen como lazos necesarios sobre los que sostenerse, ¿siguen siendo esos vínculos más cercanos los lugares óptimos sobre los que avanzar en busca de esa felicidad?

Luis Moro: No tengo ninguna duda. Siempre que sean buenos vínculos, claro. Pero si lo son, y aunque suene ñoño, no tengo duda de que son los óptimos. 

La necesidad de focalizar la atención en el presente, en el ahora, es otro elemento muy importante en este disco, como cantas en algún momento, ¿haber tragado mucha mierda y las heridas cosechadas durante la vida es una mochila que muchas veces nos impide disfrutar del momento actual? 

Luis Moro: Llevo hablando mucho tiempo sobre el aquí y el ahora, y sobre tratar de insertarlo en nuestra vida, con un magnífico amigo músico de Jerez llamado Jose Manuel Peña. Y a raíz de descubrir, gracias a él, a un orador llamado Emilio Carrillo. Resulta imposible integrarlo al cien por cien en nuestra vida, porque hay preocupaciones, y proyectos y gente a la queremos que también tiene preocupaciones y proyectos, pero sí creo que podemos sentir mucha más calma y tranquilidad vital si podemos vivir lo máximo que podamos en ese aquí y ahora. 

La música, pero también el cine, es mencionado en diversos momentos como uno de esos pequeños, pero esenciales, placeres, ¿el arte te aporta ese espacio de calma y satisfacción? 

Luis Moro: Sí. Por supuesto. Además de melómano, soy cinéfilo - aunque lo fui más que ahora-. Algunos compañeros me han dicho que mis canciones les resultan muy cinematográficas; por la música, pero también por las letras, como si describiesen sensaciones que nos producen planos o escenas. La canción “Verdeazul”, por ejemplo, está inspirada en "Paris, Texas". En esas noches solitarias verdeazules.

Recientemente celebraste los veinte años de tu primer disco en solitario, tomando como punto de partida la idea que desarrolla este disco, ¿ha cambiado también tu concepción del negocio musical, de tus aspiraciones dentro de él? 

Luis Moro:  Bueno, he vivido estas cuestiones como una auténtica montaña rusa a lo largo de estos veinte años. Quise vivir de la música, envié discos y canciones a discográficas y managers, me presenté a concursos. Cuando una discográfica me sacó un disco me emocioné pero no pasó nada y me frustré. Y lo dejé una temporada. Volví. Sentí envidias por los éxitos ajenos. También alegrías. Las fuerzas se redujeron, y sentí que a lo mejor eso de ser músico, que es nuclear en mi vida, también es duro e insatisfactorio. Quizá hice cosas mal. No supe relacionarme más y mejor. No sé. Pero aquí estoy, siguiendo sacando discos y componiendo canciones. Tomándomelo en serio. Me gustaría llegar a un poco más de gente. Pero ya no duele… y lo que está, pues bien está.