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Loquillo: “Europa”


Por: Javier González. 

Hace ya demasiado tiempo que para Loquillo la poesía se convirtió en un refugio, tanto en el apartado vital como en lo puramente musical. Es allí donde se ha resguardado durante las épocas más crudas, como en una suerte de cuarteles de invierno, hasta ir puliendo al personaje definitivo capaz de trascender su faceta más rockera, marcando una distancia entre sus distintos “yo”, no siempre bien entendida por el gran público todo sea dicho, sabedor de que en las carreras de fondo los matices son imprescindibles para seguir en la brecha sin dejar de resultar interesante. 

Y en ese particular camino vuelve ahora para entregarnos “Europa”, donde pone música y voz a los versos de la obra homónima del poeta Julio Martínez Mesanza, a cuyos textos llegó gracias a la amistad que le une con Luis Alberto de Cuenca, quien le puso tras la pista de este autor y traductor madrileño que fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía en el año 2017 por su compilación “Gloria”. 

Para esta labor ha contado con la colaboración magistral de otro crack como Gabriel Sopeña, sospechoso habitual en estas lides junto al Loco, y la acertada producción de Josu García, quien ha logrado pulir las canciones con brillantez tanto en los arreglos más sencillos como en los más elaborados hasta el punto de resultar probablemente el más ambicioso y redondo de cuantos ha grabado el cantante barcelonés, al menos en lo que a esta vertiente de su carrera se refiere, algo a lo que también colaboran la maravillosa ilustración de portada a cargo de Fernando Pereira y el libreto interior que cuenta con las ilustraciones de Miguel Quesada

Tienen estos poemas un innegable toque épico y medieval que se nota son del agrado de Loquillo, a la cabeza se vienen cortes ya publicados con anterioridad como “El Creyente”, composición incluida en “Balmoral” y que también dio nombre a su directo del año 2016 grabado en Granada, elemento que no nos debe hacer perder de vista la capacidad evocadora y lírica de las imágenes que proyecta cada verso para las que en compañía del ya mencionado Sopeña han preparado unos trajes que transitan del rock and roll épico a veleidades jazzísticas con guiños incluidos al maestro Hergé en su versión animada, todo ello planteado desde una relativa calma que no ha supuesto renunciar ni a la intensidad ni a la pegada. 

Arrancan con tino en la “Ceremonia”, donde invitan al caballero a la batalla sosegadamente, sin afectación y sin perder las formas, en una corte que crece y crece gracias a una apasionante desarrollado plagado de matices, las ya conocidas “De Amicitia”, una celebración de la amistad verdadera, alejada de concesiones por encima de la moralidad biempensante, y “Es Poder una Torre sobre Rocas”, un bombazo en toda regla que versa sobre el poder y su implacable apariencia, las cuales estaban recogidas ya en el recopilatorio “Transgresiones: Antología Poética 1994-2024”. Más tarde atacan con “Asedio” que contiene unas líneas que bien podría ser aplicables a los políticos mediocres cuyos usos rozan la tiranía, pese a lo cual encuentran hueco para meter una broma que los iniciados sabrán entender, básicamente porque el teclado juguetea constantemente acercándose al arranque de la serie televisiva “Las Aventuras de Tintín”, en un claro homenaje al protagonista de la fantástica tira de Hergé, algo que hará esbozar una sonrisa a su cicerone cultural Luis Alberto de Cuenca

Continuando con la suave elegancia de “Arco” y los aires nocturnos y crepusculares con que revisten las poderosas imágenes de “También mueren caballos en Combate”, antes de atacar la triada final con la mezcla de acústica y vientos que se propone en “La Huella”, una de las más bellas de toda la colección, los sorprendentes aires orientales con que arranca la vibrante “Después de Hattin”, mención a la batalla acaecida en la tercera cruzada donde los musulmanes recuperaron Jerusalén, y cerrando esta obra con los aires crepusculares de “San Luis”, donde se aboga por la nobleza y el peso de los ideales en los momentos de zozobra. 

Loquillo, tan dado a campear temporales y buscar valientes cambios de tercio, volverá a pillar con el pie cambiado a sus enemigos con “Europa” -un título más que adecuado ahora que nuestros representantes políticos deben decidir si nuestro continente aspira tan solo a sobrevivir o por el contrario pretende recuperar el viejo esplendor perdido-. Y lo hará apelando a legendarias andanzas y sacrosantas hermandades ante las que conviene leer entre líneas, puesto que el mensaje se antoja mucho más profundo y alto en sus ideales, algo que a poco que uno rasque se muestra como evidente.

En tiempos donde la mediocridad y lo efímero sobresalen ante el silencio cómplice de la mayoría, campando a sus anchas y adquiriendo rango de ley, “Europa” busca apelar a la conciencia de unos pocos románticos que viven acorde a principios eternos, respondiendo con nobleza a viejos ideales que hoy más que nunca parecen revolucionarios como la nobleza y la belleza formal, la fidelidad y el valor, la fraternidad y el poder de la palabra. Conceptos de otro tiempo propios de un mundo extinto y en ruinas, como nuestra vieja y quebradiza “Europa”.