Texto: Juanjo Ordás.
Son la banda más mágica que existe. Cuando haces sonar sus discos, las canciones te prenden el alma con la misma excitación que la primera vez. Te las sabes de memoria pero no dejas de maravillarte ante ellas. No falla. Inmortalidad artística. El reciente estreno del documental "Becoming Led Zeppelin" les ha vuelto de poner de actualidad, así que paguemos tributo a nuestros overlords repasando su discografía.
"Led Zeppelin I" (1969): El primer álbum, grabado con rapidez y efectividad. Tras años como músico de sesión y guitarrista de The Yardbirds, Jimmy Page materializa su proyecto de banda. Robert Plant es el cantante indicado, no va a encontrar a batería más potente que John Bonham y en el bajista John Paul Jones tiene a otro experimentado músico de estudio que, además, es multinstrumentista.
Esta banda es una trituradora: “Good times bad times” tiene un estribillo pop, “Communication breakdown” actualiza el rock 50 y también tocan el folk con la pastoral “Your time is gonna come” y “Babe, I'm gonna leave you”, pero atención a su manejo del blues, desde el arquetipo eléctrico de “You shook me” y “I can’t quit you” a la expansión de“Dazed and confused” y “How many more times”. Destaca a maestría de Page como productor, dotando a la batería de una contundencia jamás escuchada.
"Led Zeppelin II" (1969): Es sorprendente la cohesión que posee este segundo disco pese a grabarse mientras la banda gira por Europa y EEUU. Como buena segunda parte, amplia los postulados del debut y añade novedades. Con “Ramble on” continúan transitando el folk, siguen provocando big bangs de blues en “The lemon song” y “Bring it on home”, y el pop se utiliza con sencillez en “Living loving maid (She’s just a woman)” y con romanticismo en balada “Thank you”.
Ahondan en el culto al riff blues rock con “Heartbreaker” -que suelta un vertiginoso solo de guitarra cuando nadie lo espera- y “Whole lotta love”, pero esta incorpora un intermedio psicodélico y en “What is and what should never be” incorporan toques jazzeros.
"Led Zeppelin III" (1970): Led Zeppelin ya son aclamados por legiones de fans y en su tercer disco siguen hambrientos como bárbaros a la conquista del público y su psique. La mayoría de las canciones de III son acústicas, y eso es lo que le da un carácter particular, pero las cuatro eléctricas que contiene pesan mucho. El canto vikingo de “Immigrant song” es el mejor inicio que se haya escuchado, “Celebration day” y “Out on the tiles” certifican que Zeppelin saben imaginar un rock jubiloso, fantástico y diferente, pero atención a “Since I've been loving you”, blues orquestal que deja a todos sus contemporáneos en tierra.
En la clasificación acústica, “Bron-Y-Aur Stomp” y “Gallows pole” bombean con fuerza, la hermosa “That's the way” acaricia, “Friends” aporta exotismo y “Hats off to (Roy) Harper” aporta sabor añejo. La que vive entre dos mundos es la melancólica “Tangerine”, una bisagra de lujo entre el calor acústico y la electricidad.
"Led Zeppelin IV" (1971): El crisol definitivo. IV concentra todos los palos previamente tocados por el grupo. “Misty mountain hop” es pop, “When the levee breaks” y “Four sticks” transmutan definitivamente el blues en una bestia muscular inidentificable, el rock cincuentero encuentra en “Rock and roll” nueva muda sombría, “Black dog” mantiene encendida la antorcha del hard y tanto “The battle of evermore” como “Going to California” podrían haber formado parte de la milicia acústica de III.
Pero la canción más célebre de todas es “Stairway to heaven”, memorable pieza compuesta por tres movimientos sobre la ensoñación y las tentaciones. Al igual que en todos los álbumes anteriores, cada miembro resulta fundamental y juntos parecen extraer sus melodías y músicas vocales de paisajes prohibidos al ojo humano. Led Zeppelin y su mística están intrínsecamente ligados mucho más allá de detalles gráficos como que cada miembro estuviera representado por un icono en el álbum sin que sus nombres aparecieran.
"Houses of the holy" (1973): Se puede aseverar que en gran parte éste es el álbum más amable de Led Zeppelin aunque con importantes excepciones. Abriéndose con una “The Song Remains The Same” que mantiene la ligereza pese sus capas de guitarra, contiene también la arquitectónica “the rain song” -que engañe su romanticismo- y “No quarter”, terrorífica epopeya vikinga.
Sin embargo, entremedias están la funky “The crunge”, el rock desenfadado de “Dancing days” y el vacile reggae de “D'yer Mak'er”. Imposible dejar de lado el folk rock pastoral de “Over the hills and far away” y la final “The ocean”.
"Physical graffiti" (1975): El grupo se da cuenta de que si quieren lanzar al mercado todas las nuevas canciones que han escrito y grabado, han de incorporar descartes de discos anteriores que completen un doble vinilo. Y así lo hacen. Las nuevas canciones se caracterizan por coraza y grandilocuencia. Hay tres rockeras (“Custard pie”, la marcial “The wanton song” y “Sick again”) un nuevo acercamiento al funk (“Trampled under foot”) y cuatro épicas para las que el cielo es el límite (“In my time of dying”, “Kashmir”, “In the light” y “Ten years gone”).
En las rescatadas hay un par de entremeses divertidos (“Boogie with Stu”, “Black country woman”), pero también piezas doradas cuya exclusión de álbumes anteriores no se explica (“The rover”, las poperas “Night flight” y “Houses of the holy”, y la muy Neil Young “Down by the seaside”).
"Presence" (1976): Pese a estar grabado con Plant convaleciente a causa de un accidente y el ánimo bajo, las canciones de "Presence" no se resienten, caracterizándose por su sequedad y ausencia de teclados.
Las más famosas son el tour de force progresivo de “Achilles’ last stand” y la clásica “Nobody's fault but mine”, pero el resto del material es fantástico también. El triste blues “Tea for one” es irreprochable y “Hots on for nowhere”, rejuvenecedora (ambas podrían haber formado parte de III), las sarcásticas “For your life” y “Royal Orleans” tampoco se quedan atrás y “Candy store rock” es divertidísima.
Banda sonora de la loquísima película que alternaba tomas en directo (reales y simuladas) de 1973 con escenas de ficción. El original no era un mal trabajo aunque se quedara corto, pero su versión definitiva llegó en 2007 con Jimmy Page y el ingeniero Kevin Shirley haciendo un excelente trabajo en la mezcla y masterización.
"In through the out door" (1979): Último disco en vida del grupo y gran obra por derecho propio, víctima junto a Presence de años de irregular prensa. Pero al igual que aquel, "In through the out door" merece ser reivindicado todas las veces necesarias, siendo además el trabajo muy especial. La presencia de teclados indica que John Paul Jones metió más mano que de costumbre pero probablemente con el beneplácito de un Page que, como siempre, ocupa la silla de productor produce.
El gran clásico es “In the evening” -ejemplo de madurez- pero es fundamental destacar el desparpajo de “Fool in the rain” -con batucada carioca incluida-, la elefantiásica y progresiva “Carouselambra” -los teclados conduciendo la fiesta- y la sensible “All my love” -basada en la triste pérdida del hijo infante de Plant-. Es verdad que “Hot Dog” no deja de ser un simple divertimento (acaso no había en los anteriores discos) pero el resto es superlativo, con la acelerada “South bound Saurez” y muy especialmente la catártica “I'm gonna crawl”.
"Coda" (1982): ¿Un disco menor? No tanto. Formado por desechos de álbumes anteriores con la banda ya disuelta tras la muerte de John Bonham, no se le puede pedir consistencia, pero cuando se trata de un grupo de este calibre el nivel siempre va a ser alto.
Todas las canciones tienen su razón de ser y más o menos se sigue un orden cronológico, desde la inicial “We're gonna Groove” -grabada en los incios del grupo- hasta la final “Wearing and tearing” -registrada en las sesiones de In through the out door- pasando por otras cinco muy inspiradas, incluida “Bonzo’s Montreux”, solo del desaparecido batería tratado electrónicamente por Page. No os engañéis: Coda es excelente para tratarse de un disco de este tipo.
"BBC Sessions" (1997): Las sesiones de la BBC se grababan en directo y con el tiempo justo pero luego se permitía a los artistas hacer regrabaciones extra. Así, el primer CD de este doble no puede considerarse estrictamente en vivo pero permite escuchar versiones muy espontáneas de canciones de los tres primeros discos del grupo, además de la inédita “The girl I love she got longblack wavy hair” y versiones magnánimas de Robert Johnson y Eddie Cochran.
El plato fuerte era el segundo CD, con un show casi entero registrado en 1971 en el Paris Theatre de Londres para la BBC, grabado totalmente en directo poco antes de que se editara IV.
No tiene sentido citar canciones, están todas las que tienen que estar hasta aquella fecha y dado el escaso material oficial disponible de la manda, podemos decir que es maná caído del cielo. Dieciocho canciones en tres CD, con un segmento acústico dulce e improvisaciones salvajes en los números destinados a ellas.