Fotografías: Jorge Fuembuena.
El último disco de Ilegales lleva por título “Joven y Arrogante”, donde una verdad y una mentira comparten espacio sin vacilar. Quienes nos declaramos fans irredentos de Jorge Martínez sabemos que parte de su encanto radica en la soberbia y valentía con la que se ha manejado siempre en las peligrosas aguas del rock, donde nadie le recuerda girar la cara al peligro; de la misma forma que tenemos claro que a fuerza de cumplir años este talentoso astur de figura hercúlea sabe tanto por viejo como por diablo.
Por todo ello y por muchas cosas más, algunas confesables y otras no tanto, cada lanzamiento de la banda es recibido con expectación, pues la seguridad de estar frente a un trabajo notable es casi absoluta, algo que vuelve a ocurrir con esta nueva entrega donde se hace un repaso sonoro al amplio catalogo facturado por Jorge a lo largo de su trayectoria con temas que muestran todas sus facetas, las que van del rock al nervio punk con parada obligada en la efervescencia new-wave, siendo especialmente reseñables los guiños mods que incluye con absoluto descaro en esta ocasión.
“Joven y Arrogante” es la constatación de que Ilegales viven inmersos en pleno estado de gracia, mostrando con orgullo que sus fuerzas no flaquean; del mismo modo que Jorge parece empeñado en dejarnos claro que en las distancias cortas no es tan fiero el león como lo pintan, pues sigue siendo el mismo tipo cercano, locuaz, divertido y deslenguado que nos encontramos aquella primera vez, donde a la hora de elegir entre mandarnos al infierno o abrirnos las puertas del cielo Ilegal, decidió otorgarnos la bendición para hacer de nosotros fans de cierta violencia saludable.
El frenético ritmo de producción de Ilegales en los últimos años escribe un nuevo capítulo con “Joven y Arrogante”, decimotercer disco de la banda, decimoctavo si nos vamos al total editados. ¿Qué valoración haces de una cifra desdeñable sobre todo tratándose de una banda que jamás volvió la cara al peligro?
Jorge: Siempre he dicho que Ilegales no somos un buen ejemplo para la juventud en cuanto comportamiento, nos parecemos a los grupos de antes que salían de noche, bebían, se drogaban, se peleaban, dormían poco y hacían rock, sin hacer caso a su mánager ni a sus madres. Ahora los grupos hacen caso a su mánager, a su madre, no beben, no se drogan, no se meten en broncas y tampoco hacen casi música, así que lo que generan es inocuo. Cuando echo la vista atrás, viendo las cosas que hemos hecho en estos años pienso que están muy bien. No sé cómo no hemos muerto todos y hemos llegado hasta aquí. Está del copón esta historia.
Cuando uno tiene una trayectoria tan larga y un bagaje tan potente. ¿De dónde surge la inspiración para seguir escribiendo historias?
Jorge: El mejor método es mantenerse muy en forma y meterse en problemas constantemente. Los problemas son el motor de la vida sobre la tierra, no solo de los humanos. En Ilegales nos metemos en problemas constantemente y es lo que nos mantiene vivos. Estar a punto de ahogarse es lo que te hace aprender a nadar, es el mejor maestro. Nosotros siempre andamos con conflictos, inclusive artísticamente lo hacemos, metiéndonos en pantanos que en principios no seríamos capaces de tratar y modelar, pero que luego, una vez dentro, conseguimos domar. Y en la vida igual, no hago más que meterme en líos. No salgo de uno y me meto en otro. De momento no han acabado con mi vida. La vida no ha acabado conmigo, pero supongo que algún día tendrá éxito.
“Ahora los grupos hacen caso a su mánager, a su madre, no beben, no se drogan, no se meten en broncas y tampoco hacen casi música, así que lo que generan es inocuo”
¿Hasta qué punto pesa la responsabilidad por seguir entregando discos notables?
Jorge: Si creyese que un disco no vale la pena no lo grabaría. Eliminamos un montón de ideas, aunque alguna es buena. No suele haber mala ninguna. Alguna editorial me decía que les diera lo que tiraba para utilizarlo con otros artistas, pero no, no haría eso. Me gusta buscar cosas nuevas.
“La arrogancia es inherente al rock and roll”
No me gusta caer en el tópico en estos casos, pero me veo en la obligación de hacer parada en el título, “Joven y Arrogante”, una mentira y una verdad. ¿A qué responde este título? ¿Puede que sea un título que no solamente sea un mensaje en primera persona?
Jorge: La arrogancia es inherente al rock and roll y totalmente necesaria. Realmente el título, “Joven y Arrogante”, está hablando de una época pasada. No soy tan viejo como para morir, no voy a morir ahora. Me siento fuerte para afrontar un concierto de Ilegales, que son difíciles. Sonamos fuerte y somos exigentes. “Joven y Arrogante” habla de esa época, la letra de la canción dice “Yo era joven y arrogante con escasas cicatrices y la vida por delante” y también dice “si no es tan diferente lo que es de lo que he sido es que tiempo y experiencia de muy poco me han servido”, no he aprendido demasiadas cosas. Sigo peleando por las mismas causas, quizás perdidas, pero modificadas. Muchas veces he comentado que somos como el hielo en el vaso del whisky, nos diluimos, pero cambiamos el ambiente porque el whisky está más frío.
“Hay quien quiere travestirse de rockero, pero cuidado que el traje es de lana y pica”
El título también tiene algo de enseñanza a terceros.
Jorge: Es un traje que puede servir para muchas personas, incluido algunos otros rockeros, que alguno hay. Otros quieren travestirse de rockeros, pero cuidado con el traje que es de lana y pica.
Musicalmente hablando, estamos ante un trabajo donde creo que se muestran todas las caras que ha recorrido Jorge Martínez a lo largo de su andadura, no solamente con Ilegales sino también junto a Los Magníficos. ¿Tienes la misma percepción?
Jorge: Creo que es un disco que mira en muchas direcciones diferentes. Era inevitable. No me gusta aburrirme tocando la misma canción, sé que hay bandas que por sus características e incapacidades están condenadas a repetir la misma canción. Me apetecía probar cosas distintas, quizás que tengan que ver con estilos ya tocados y otras no probadas jamás. Es lo que hemos hecho con este nuevo trabajo.
“Renunciar al hedonismo me parece desperdiciar la propia vida”
Hay canciones vaporosas, rock y un espíritu punk y rebelde que prevalece, pero ahora el hedonismo que muestras es puramente mod mezclado con ejercicios de estilo cercanos al twist que retrotraen a la etapa al frente de Los Magníficos. ¿A qué se debe esta reivindicación de géneros tan concretas?
Jorge: Son géneros para disfrutar de la vida, renunciar al hedonismo me parece desperdiciar la propia vida, aunque también hay otras canciones que están ahí para decir cosas y jugársela con letras que cantan, “Cuando el silencio es crimen que no callen nuestras bocas”. El guerrero y el pacifista están en la misma persona, además de disfrutar de la vida, tocar devorar lo que hay e ir a por lo siguiente.
Y sin embargo hablas de que ha habido un golpe de estado musical.
Jorge: Es cierto. Las canciones tenían unos formatos definidos, conservo las maquetas, pero las empezamos a cambiar. Estuve con el productor Juanjo Reich, más tarde llamamos a Willy y a Jaime para repetir cosas. Estábamos en ebullición, cambiamos muchas cosas de la versión original. Se conservaron pistas, otras nos llevaron a acordes muy diferentes. Toni Tamargo, nuestro teclista y segundo guitarra, un músico muy joven y eficiente. Reconoce los valores de una música bastante antigua que va de los años cuarenta a los setenta. Todo sumado al montón hizo que la cosa estallara en la coctelera. Así se gestó el disco, desechando cosas que ya dábamos por terminadas, desmontando y conservando. Ha habido un golpe de estado musical.
“Hay algo muy tribal en el rock and roll que es muy para niños, adultos y moribundos”
Nunca has ocultado tu pasión por la new wave, el punk y la estética mod de la que siempre has hecho gala con tus fantásticos polos Fred Perry, pero me llama la atención que ahora vayas más allá que nunca, sobre todo cuando es un espíritu que desprende juventud y un orgullo de clase. ¿Por qué precisamente ahora?
Jorge: Soy mod y rocker simultáneamente. Competían unos con otros, pero en el fondo era mirarse en un espejo, puesto que más allá de la indumentaria que les diferenciaba, escuchaban música muy similar. Evidentemente, quizás los rockers son más de los cincuenta, escuchaban más rock and roll clásico, sin hacer ascos al soul y al R&B. Mientras que los mods eran más partidarios del soul, jazz y el ska. Me impactaron las dos culturas. Cuando me volví loco y conseguí mi primera guitarra andaba escuchando mucho revival del rock and roll puro y al tiempo oía a The Action y Small Faces, también lo hacía con el blues blanco John Mayall. Más tarde empezamos a escuchar a los héroes del blues como T-Bone Walker y Muddy Waters, lo que oían y versionaban Rolling Stones. En España estaba todo muy mezclado, los llamaban los ye-yés, imagino que por el “She Loves You” de los Beatles. Estaban todos bastante cohesionados, pese a venir de escenas distintas. Lo niñatos éramos así, todos muy unidos. En la otra punta estaban los que escuchaban rumbas de Peret, Manolo Escobar y a las folclóricas. Nosotros odiábamos todo eso. Tengo fotos de cuando apenas era un bebé subido a una silla para desintonizar la radio porque ponían música de folclóricas y cantantes de copla. Recuerdo que Antonio Molina me ponía del hígado, prefería escuchar las interferencias que salían modificando el dial. Un día con cuatro años escuché Elvis Presley, aquello fue la hostia. También me gustaba la música de Speedy González, me parecía brutal. Creo que hay algo muy tribal en el rock and roll que es muy para niños, adultos y moribundos.
“El Face” y “Moloko” dan buena cuenta de tu pasión por el movimiento mod. ¿Por qué dedicar una canción a los jefazos del universo Mod? ¿Y el otro es un guiño a “La Naranja Mecánica” o al mítico pub madrileño?
Jorge: Describe a un tipo humano fascinante, rápidamente alcanza la cima, lo hace con fuerza y con fragilidad, todo en la misma persona. “Moloko” realmente es un guiño a los bares de los que hemos hablado, tienen una gran capacidad para generar comunicación con las personas, a pesar de lo alta que ponen la música, algo que cada vez es más alto. No sé si recordarás el ya extinto “Balmoral”, donde no ponían música, estaba muy bien para ir allí a hablar.
Hay muchas cosas de la canción titular sobre las que me gustaría preguntarte. ¿Es tu particular versión de “No Volveré a Ser Joven” de Jaime Gil de Biedma”? ¿De quién fue la idea del videoclip? ¿Puede ser una de tus canciones más autobiográficas?
Jorge: Nadie volverá a ser joven, nadie. La vida es así. Y qué más da. Está de puta madre. Me voy a quedar una temporadita más por aquí. Todas mis canciones son muy autobiográficas, luego le damos un toque en el tira y afloja explosivo que es el local de ensayo, junto con todos los elementos delincuentes que componen la banda. Entre todos reunimos la docena de delitos, cosa que antes reuníamos uno solo. La idea del videoclip no ha sido mía, ha sido de una gente de Barcelona. La verdad que no tengo mucho que ver con los vídeos, lo mío termina con la música. Es un arte paralelo-perpendicular. Tienen algo bueno, publicitan y aportan artísticamente, pero creo que limitan las capacidades y libertad del oyente a la hora de interpretarlas. Personalmente, no miro mucho ni la imagen de los discos ni los videos. Cuando voy a los conciertos una cosa que os propongo sin poneros en peligro es cerrar los ojos y escuchar la música. A veces se nos engaña con el envoltorio, muchas luces y agradecimiento, hacerle la pelota al público. Vamos a quedarnos con lo que importa que es la música, donde a veces dices “joder, qué puta mierda”.
Tampoco quiero dejar de preguntarte por “Orfanato Minero”, donde vuelves a una historia truculenta de claro sabor astur, cercana a “Enamorado de Varsovia” y “La Casa del Misterio”.
Jorge: Tiene que ver con “Bar Terminal” donde coincido con los demás zombis, luego entramos en un sitio de amigos míos, son delincuentes y peligrosos, pero son amigos míos. No tiene licencia. La gente se comporta, se drogan y beben, pero respetándose. Fui allí con un amigo mío que estaba con un colocón de la hostia, se estaba metiendo las rayas de otra gente, pues una persona me contó su propia historia que es en la que está basada la canción. Está contada en primera persona, solamente se me pidió no poner el nombre. Tengo un montón de amigos del “Orfanato Minero”. A este tipo de canciones hay que ponerles un cariño diferente, no es fácil.
Otra que me ha gustado bastante es “Ansiedad”, una canción urgente y actual.
Jorge: La “Ansiedad” es algo general ya, un accidente con vocación de permanente. Yo también tengo que tener cuidad con el café que me anda condicionando.
La imagen y el grafismo del disco es una pasada, de los mejores de la historia de Ilegales.
Jorge: El rollo del disco es brutal. Es un rollo un poco Bauhaus, pero actualizado, con unas gotas de psicodelia. Me gusta y me hubiera encantado que los carteles hubieran de la gira siguieran la onda de la portada. Finalmente han cogido unas fotos con nuestra apariencia física donde parecemos una banda de rumanos peligrosos. Vaya caretos tenemos, madre mía.
Sabemos que este no será el epitafio de la banda, pero en caso de que lo fuera. ¿Eres consciente de que sería un bonito broche final?
Jorge: Espero que no. En caso de que lo fuera, sería un bonito broche final. Me encanta este disco. De hecho, ya tengo un par de canciones preparadas para el siguiente. Siempre empiezo por las más vaporosas, como dices tú, básicamente porque son las más complicadas. Una vez que tengo esas, voy a por lo siguiente, me libero, pienso que tengo lo intangible y me voy a por el resto, a por lo cárnico.
Hasta el momento la gira de conciertos parece que no será muy extensa. ¿A qué se debe? ¿Se irán incorporando más fechas próximamente?
Jorge: No quiero hacer excesivos conciertos, últimamente hemos hecho montones. Hay que dejar sitios para América. Tenemos que ir a México, Colombia, Chile y Ecuador, donde me están proponiendo tocar en la selva, cerca de la frontera con Colombia. Un día estaba hablando con un ecuatoriano que de camino a casa se encontró con una Anaconda y le dije “¿qué hiciste?” y me dice “pasarla por encima con el coche”. Tremendo. Nos están llamando mucho para tocar en España, pero no quiero matarme. Además, voy a tener que operarme de los ojos, fui al oculista y me dijo que tengo un 20% de visión. Es peligroso. Puedo leer bien, no saben cómo, pero leo. Necesitaré un mes de reposo y un montón de cosas más.
¿Qué opinas de la situación actual del mundo?
Jorge: Creo que Trump ha metido a los Estados Unidos en un agujero del que va a tener dificultades para salir, como era de prever. Va a dejar de ser la primera potencia mundial. Debe creer que Rusia son sus amigos porque hace negocios con ellos, quizás también crea que Elon Musk es su amigo. Europa ha despertado, es capaz de un ejército tremendo. Han olvidado lo que ocurría a los tanques americanos Sherman cuando se oponían a los tanques alemanes, Tiger o Leopard. Uno solo destrozaba una docena. Han despertado a un monstruo que militarmente puede ser dificilísimo. Si Europa, como creo, ya que parece que hay movimientos, apuestan por un ejército común y una industria militar en condiciones no van a comprar nada a Estados Unidos. Y va a ocurrir lo mismo con todo el tema de aviones. Quizás no se puede hacer ahora, pero en el plazo de cuatro años puede ser. Ucrania pagará las consecuencias a corto plazo, pero Europa va a disponer de un ejército muy potente. China se está frotando las manos, le viene todo de cara. Hay gente muy lúcida en Estados Unidos que ve lo que ocurre, hay muchas empresas que van a perder mucho dinero con esto de los aranceles.
“A la creatividad la alimenta el desorden”
¿Sigues siendo el rey de las fiestas o te has calmado en dicho apartado?
Jorge: Ya no me permito fiestas. Cuando salgo, me cuesta volver a casa. Me cuesta mucho. Amanece y después atardece. No me tiro tres días, a veces lo intento. Es un ejercicio de voluntad que me cuesta. Ahora valoro mucho otras cosas que antes tenía abandonadas. Lo que alimenta la creatividad es el desorden. Ni puedes llevar una vida monástica ni una de gualtrapa. Tienes que coger el punto de romper las dos. Si andas de farra constante, parar unos días, o lo contrario, llevar una vida ordenada y cogerte una tremenda. Son dos caras de la misma moneda y ganar siempre. Lo he conseguido, no me ha ido mal. Aunque confieso que siempre hay una de las dos vertientes que te pilla desentrenado. No avisas al hígado de lo que viene, yo le digo “prepárate y avisa al riñón”.
¿Has vuelto a tener algún susto nadando?
Jorge: No, ya no. Intento no perder de vista la tierra. Tengo que tener cuidado porque buceando se pierde oído, ahora estoy muy bien. Estuve haciendo audiometría y creo que he recuperado. Puede que fuera por bucear, o quizás debido a tener basura ahí metida, puede que un insecto. Yo qué sé.