“Exploding Trees & Airplane Screams”, de Patterson Hood. Un honesto viaje en el tiempo.


Por: Álex Fraile. 

Patterson Hood nunca ha ocultado que su vida comenzó con treinta años, cuando decidió alejarse de Alabama y mudarse a Athens, en Georgia. Un par de años después junto a Mike Cooley, su viejo amigo de infancia, daría forma a los Drive By Truckers, una de las bandas referenciales del rock sureño y del country alternativo. 

El hijo del bajista Mike Hood ­– miembro The Swampers, el legendario grupo de músicos de sesión que dejaron huella y contribuyeron a crear el admirado sonido Muscle Shoals ­­– no tuvo una infancia sencilla. Sufrió acoso escolar; problemas sensoriales; un cierto autismo; combatió una personalidad obsesiva, llegando a superar con veintisiete años una profunda depresión de la que estuvo cerca de no salir. Lo logró, buscando refugio en las canciones. 

Ha pasado el tiempo y Patterson no ha dejado de componer. En esta ocasión vuelve a mirar hacia atrás y lo hace de la mano de "Exploding Trees & Airplane Screams" (ATO Records, 2025), su nuevo disco en solitario tras más de doce años centrado en los Truckers. Desde el primer momento tuvo claro que si volvía a caminar por libre sería para salir de su zona de confort, probar algo distinto. A buena fe que lo ha logrado. El sonido guitarrero tan característico de su banda cede el protagonismo a delicados arreglos, a instrumentos de viento, sintetizadores analógicos clásicos o al piano, en muchas ocasiones utilizado como herramienta compositiva. Patterson no gira el volante solo. Lo hace acompañado por Chris Funk – The Decemberist ­– a la producción y de rostros conocidos como Steve Berlin, de Los Lobos al saxo y la flauta; el multinstrumentista Stuart Bogie; la violinista Kyleen King; Brad y Phil Cook de Megafaun; Kevin Morby a la guitarra; o Jay Gonzalez y Brad Morgan, dos de sus compañeros en los Truckers. Todos ellos son testigos y artífices de este impulso creativo en la carrera de Hood.

"Exploding Trees & Airplane Screams" ­representa un apasionante viaje a través del tiempo, un recorrido inverso desde su juventud adulta hasta su infancia. Este nuevo disco arranca con "Exploding Trees", toda una declaración de intenciones con sentidas imágenes inspiradas en el desastre natural que azotó Florence, su ciudad natal, justo antes de mudarse a Athens e iniciar el resto de su vida: “Árboles que explotan / Como fuegos artificiales en la tormenta de hielo / Todavía oigo el sonido". Patterson, sentado al piano, sobrecoge con su inconfundible voz y desde ahí retrocede para desempolvar viñetas de su vida.

"A Werewolf and a Girl" rememora el primer amor de instituto, anticipando la inevitable ruptura. La voz cristalina de Lydia Loveless se funde a la perfección con la de Hood y aporta épica a la canción al igual que el quejumbroso sonido de saxo de fondo. Sin tiempo para recuperarse, el viaje continúa por carreteras secundarias, atravesando estanques, puentes de un solo carril y lo hace acompañado de las dulces y terrosas armonías de Katie Crutchfield – o lo que es lo mismo Waxahatchee – mientras Kevin Morby aporta oníricos toques de guitarra. Sin lugar a dudas, una de las canciones más evocadoras del disco, ideal para escucharla varias veces, más en días lluviosos como estos.

El álbum transcurre sigiloso, cuidando los detalles, dejando espacio a dulces capas de clarinete, cuerdas, a violas o a la flauta de Steve Berlin en "The Pool House". Sin embargo, Hood no renuncia a su seña de identidad. "The Van Pelt Parties" recupera los sonidos más rockeros con la ayuda de la banda Wednesday y esa maravillosa combinación de punzantes guitarras eléctricas, pedal steel. Existe espacio para canciones de la adolescencia como la que da nombre a parte del disco: "Airplane Screams". Un tema que se remonta a la época de su primer proyecto musical: Adam’s House Cat y que encaja a la perfección con esta particular mirada al pasado. Este recorrido vital termina a corazón abierto, con brutal honestidad. Basta escuchar "Pinocchio" para tomar conciencia del largo camino recorrido hacia la autoaceptación, en esa dura lección que para él es la vida. "Intentando descifrar como un detective triste / Expulsando pensamientos cuando tu cerebro está defectuoso / Expulsando palabras de mi boca mal formada / Intentando ver la luz cuando el sol se esconde". "Exploding Trees & Airplane Screams" desprende frescura, conmueve a cada escucha y presenta la faceta más humana y sin filtros de Patterson Hood. Uno de los grandes narradores del rock sureño. Un músico capaz de mirar atrás sin miedo, sin aspavientos, con hermosa honestidad.