Por: David Vázquez.
"El abuelo es Bruce Springsteen, el rey es Elvis y el verbo es Serrat", vino a expresar Fernando Navarro al recoger el premio FAM Cultura Pop Eye rememorando una anécdota familiar. Jaume Collell traslada esa importancia, no exenta de admiración, a este "Serrat: La música de una vida" donde no se sabe si trata sobre la carrera de Serrat, contextualizada en su época social, o el texto versa sobre un tiempo al que el autor acompaña con la banda sonora de Serrat y otros músicos. O ambas. Es por ello que consigue dotar de una universalidad al volumen y logra que esa universalidad se traslade al personaje que, si bien es el compositor, podría ser un anónimo retratando Barcelona. El texto determina el sustrato musical del cantautor de Poble Sec a partir del mapa del barrio que traza reabriendo/revisando los locales. La descripción de la Barcelona de primera mitad del s. XX sitúa al lector entre sus barrios.
No es solo un acercamiento a los gustos musicales de Serrat, sino un recorrido por la música de los años de crecimiento y formación personal, así como de la historia de un barrio. Un recorrido social a través de músicos, compositores e intérpretes que se convertirían en influencia directa o indirecta. Un recorrido de cuando las ventanas abiertas radiaban como emisoras locales con la voz de madres y abuelas: "se canta tanto para llorar como para reír".
Por momentos el autor consigue que parezca que bebe de la fuente y en otros que nunca se sentó a conversar con el músico, tirando de documentación. Además, sabe que Serrat, al igual que artistas como Manu Chao, valora que su vida privada permanezca fuera de los focos y existe un recelo de todo lo que sea forastero. Por este motivo, adentrarse de forma respetuosa en esa intimidad sacia la curiosidad del fan sin amarillismos y centralizando el foco en la parte artística. Así, el periodista estructura una biografía a partir de la línea temporal, bien expuesta y sin perderse, en donde aparece el círculo del barcelonés y otorga también el protagonismo a los arreglistas, compositores, músicos que erigen también la obra del de Poble Sec.
"La música de una vida", subtitula, pero ¿de quién? Del autor, de un género, de una escena, del propio Serrat. Todas confluyen. Pero no únicamente. La formación como letrista a partir de poetas, de Miguel Hernández a Joan Salvat-Papasseit; o como músico centrando el aprendizaje a través de las versiones que el mismo cantautor hace, temas de otros o su primera banda Setze Jutges, dejan claro el camino para crecer: "Aprender de la nada no es una audacia, es una necesidad". La concepción del arte en Serrat constituye una serie de vasos comunicantes, de la misma manera que su vida, su entorno y sus caricias. En lo que a las canciones se refiere, las influencias de compositores de música clásica, autores como Atahualpa Yupanqui o Buarque; de figuras del jazz con formación clásica es uno de los puntos sobre los que gira el texto, alrededor de las composiciones y las influencias legadas y recibidas. Situando las canciones según el momento personal y desgranar las historias sin florituras ni sesudos estudios. Por otro lado, destaca el capítulo dedicado a las versiones de los temas suyos complementan una banda sonora, enriquecida por no aplicar sesgo por géneros. Recorrer el cancionero de versiones, siendo muy interesante las líneas que traza de la obra de Serrat, mostrando por dónde se diseminan sus composiciones más allá de la propia discografía.
Para resolver muchos de los fragmentos o capítulos utiliza las anécdotas como rituales, salpicando las descripciones de quienes asoman por las páginas: "Xavier Montsalvatgr, que siempre se arrodillaba cuando para por delante de la casa de Ravel". Es, en definitiva, el viaje como encuentro con el destino, con su ritmo, con sus luces, pero también las crudas sombras. Es el deambular entre la luz y las personas/gentes.
Como describe Collell, Serrat se convirtió en voz universal, hoy presente en títulos como "Serrat y los poetas", de Luis García Gil (Editorial Efe eme), "Y Uno Se Cree", de Jordi Soler (Alfaguara ) o este mismo. Porque la carrera de Serrat repasa la historia sentimental de su país. Como escribe Jeff Teedy: “No importa cuánta gente escuche la misma canción; siempre hay una versión que te pertenece a ti”. Eso ocurre con figuras como Serrat. Y eso explica Jaume Collell.