Brindando con Cala Vento


Sala Oasis, Zaragoza. Domingo 16 de febrero de 2025

Por: Javier Capapé.  

¡¡La hostia!! Veinte canciones como veinte soles. Explosivas, directas, a degüello. Cala Vento cerró su "Brindis Tour" en Zaragoza, brindando por sus diez primeros años de carrera con más de cuatrocientos conciertos a sus espaldas, como ellos mismos nos quisieron recordar. Doce conciertos en doce días seguidos y diez ciudades para acoger a estos talentosos jóvenes de L'Empordà. La del domingo en Zaragoza era la última de estas citas, algo que bien merecía un brindis colectivo (como el que compartimos al terminar el bolo). La sexta vez en la ciudad, aumentando poco a poco los aforos. Desde la primera en un concurso de dúos a La Lata de Bombillas, la López, las Armas y ahora la emblemática Sala Oasis. Reflejo de la progresión y la solvencia de este dúo inclasificable al que, desde la más pura independencia, le queda todo por delante.

Tan desprejuiciados como solventes, Aleix Turón y Joan Delgado, nos regalaron una acelerada noche de celebración, cargada de todo tipo de versiones (como en su disco a presentar) y de sus temas más clásicos. Suena raro decir clásicos con una carrera de apenas diez años, pero eso es lo que han conseguido Cala Vento, convertir en clásicos temas tan rabiosos como "Teletecho", "No hay manera" o "Un buen año", que por supuesto sonaron en la Oasis.

La transparencia de Cala Vento es su emblema. Desde Montgrí a todo el mundo. Sembrando el camino de canciones de las que es imposible cansarse, con ese formato tan crudo como simple, pero que funciona como un tiro. No miento si digo que su energía eleva del suelo, se convierte en pogo comunitario y nos hace flotar. Power pop, rock, punk... ¿Qué es lo que nos regalan Cala Vento? Podríamos decir que simplemente música explosiva, de corazón, independientemente de etiquetas ni clichés, pero sin deshacerse nunca de unas melodías pop que priman por encima de todo y que les hacen tan especiales en su escena. Aleix y Joan son una rara avis en nuestro panorama, pero ¡bendita rareza!

Muchas cifras han salido hasta ahora a relucir a colación del brindis de Cala Vento en Zaragoza, pero no sólo va de números la cosa. Nosotros preferimos quedarnos con las canciones, esas que no fallaron en ningún momento en la última parada de este magnífico tour que les ha llevado a darse el gusto de tocar entre semana y conseguir llenar salas haciendo igualmente especial un lunes que un viernes. En nuestro caso se trataba de un domingo, pero ¡qué fantástica forma de cerrar la semana con este derroche de energía! Muchas versiones, como era esperado por el carácter de celebración del evento, comenzando por la más serena "Mi canto libre" y recalando en las acertadas (y aceleradas) revisiones de "Insurrección" (de una banda en la que encontramos gran paralelismo con nuestros protagonistas por el carácter independiente de sus formas) o "Grita" (homenaje al espíritu libre y desprejuiciado de Pau Donés). Entre éstas, otras no menos acertadas como "Pau" de Els Pets, que parece que hubiera sido escrita por los mismos Aleix y Joan sin desentonar una "miqueta", y "Lento", canción que sobre las tablas de la Oasis se convirtió en un himno que todo el público entonó entusiasmado tras finalizarla, obligando al dúo a finiquitarla nuevamente entre la emoción por su buenísima acogida y el estupor presentes.

Ya he mencionado su querencia por las buenas melodías pop que se respiran en sus líneas vocales, más allá de su fuerte pegada y las guitarras distorsionadas. Hay pop también en esos riffs iniciales de "Historias de bufanda", que nos remiten a los R.E.M. iniciales, o en el desarrollo épico con el que termina "Fin de ciclo", pero sobretodo se siente en ese reparto vocal tan jugoso entre Aleix y Joan, empastando con magia o repartiéndose el pastel con elegancia, algo que ocurrió en "Un buen año" y especialmente en "Conmigo", que sirvió de retorno para los bises, cantando uno desde el escenario y otro desde el público, en una versión que dejó atrás sus programaciones originales y se centró en la guitarra (más cristalina para la ocasión) de Turón.

Como en cada concierto de esta minigira el público ha tenido la ocasión de decidir uno de los temas entre tres propuestos por la banda, pero claro, cuando uno de ellos es "La Comunidad", con ese magistral juego de palabras en el estribillo, no hay otra opción que valga. Tras este himno, encadenaron "Solo ante el peligro" y "Gente como tú" en lo que se convirtió en otro de los momentos memorables de la noche. Y cuidado, porque si las canciones que hasta ahora han salido mentadas ya nos pueden parecer cimas en un concierto al uso, aún nos quedaba casi toda la recta final: "Teletecho" explosiva, "Isla desierta" emocionante (con dedicatoria a todos los que llenamos las salas para escucharles y hacer que la "Montgrí machine" funcione), "No hay manera" excitante y "Equilibrio" certera. 

La experiencia de Cala Vento en directo es frenética. Apoteósica. Pero además podríamos decir que se convierte en estandarte de la honestidad. No hay trampa ni cartón. La manera en la que Joan se desvive reventando la batería con inspirados quiebros es tan adictiva como la forma de rasgar con contundencia la guitarra por parte de Aleix. Ahí no hay imposturas. Y es algo que transmiten desde el primer momento que suben a escena. Verdad. Verdad e independencia. Pero una independencia bien entendida. Desde la humildad. Con su eficaz equipo cerca (acompañándoles en esta gira y muy aplaudidos por el público mientras compartían con ellos el champagne final). De este modo, y representando la conexión con otra banda que compartió esas mismas coordenadas, los estadounidenses Fugazi, interpretaron su particular versión de "Blueprint", con el "do it yourself" por bandera. Tal es la fuerza con la que la encararon, con esas frases reiterativas que se van clavando, que parecía que la sala fuera a reventar, aunque para eso aún quedaba el controlado desbarre de "Ferrari" y una despedida de altura como fue "Abril", en la que el público abrió un gran corro para explotar en el último gran pogo colectivo que supo como el choque de esas copas alzadas a modo de infinita celebración. No hicieron falta más de ochenta minutos para salir de la Oasis con la camiseta empapada y pletóricos de energía. Os aseguro que así los domingos se llevan mucho mejor. Brindemos por lo menos por otros diez años de Cala Vento y muchas más canciones con su insuperable y particular derroche vital.