Bonnie Prince Billy: “The Purple Bird”


Por: Álex Fraile. 

Will Oldham, por mucho que se empeñe, nunca será un personaje común. El artista americano lleva más de treinta años transitando por caminos insondables. Tan pronto experimenta con en el rock, el pop, el folk o recientemente con el country, pero lo hace como solo Bonnie Prince Billy, su alter ego, sabe hacerlo. Alejado de convencionalismos. Sin renunciar a su libertad creativa, alejado del mainstream. Tan pronto explora el lado más oscuro de su alma como busca la luz. Siempre acompañado por una voz sutilmente temblorosa, sutilmente redentora.

Ya han pasado más de veinticinco años desde que viese la luz "I See a Darkness" (1998), un álbum con marchamo de atemporal que le posicionó en el Olimpo de los Dioses y que demostró que la belleza cohabita con el dolor. Desde entonces, Oldham no ha cesado de deambular por distintas autopistas hasta encontrar su hogar, ahí donde todo empezó. En su Louisville natal. El eclético "I Made a Place" (2019) marcó un punto de inflexión. Oldham creó su propio lugar y empezó a labrar un sentimiento de pertenencia, de comunidad. "Keeping Secrets Will Destroy You" (2023) ahondó en la necesidad de compartir el camino. En esta ocasión, Bonnie Prince Billy se sube a su viejo Mini Cooper, rumbo al sur, por la I-65, en dirección a Nashville. En busca de la luz, dispuesto a abrazar un sonido que no le es ajeno.

"The Purple Bird" (Domino, 2025) constituye la apuesta de Oldham por el country. La aventura no la emprende solo, todo lo contrario. Lo hace de la mano de su viejo amigo, David Fergurson – a quien conoció cuando el mismísimo Johnny Cash versionó "I see a Darkness" – y rodeado de “la mejor banda que se puede conseguir en Nashville ahora mismo”, como señala el propio Oldham. Por aquí transitan músicos consagrados como el icónico John Andersson, Roger Cook o Tim O’Brien, certero como siempre a la mandolina.

"Turned to Dust (Rolling On)" con su hipnotizador y parsimonioso inicio es una declaración de intenciones en toda regla: “Si me preguntas mi opinión / Soy solo un hombre común /El Señor conoce mis intenciones / Y sabe exactamente mi postura / Lo correcto es correcto, lo incorrecto es incorrecto / No importa de qué lado estés / ¿No podemos todos llevarnos bien? / Mientras la vida sigue su curso”. De repente surgen unos coros que invitan a disfrutar la vida, a no perder el tiempo.

Al escuchar la tercera canción, "Tonight with the Dogs I’m Sleeping" no hay lugar a la duda. Bonnie Prince Billy parece liberado, luminoso, feliz en esta nueva piel country, pero sin renunciar a la ironía, sin dejar de ser él mismo. Aquí los violines, las cuerdas, los arreglos, las melodías cobran todo el protagonismo. Oldham confía en sus héroes, siguiendo el consejo de Fergurson: “Tú cantas, Willy”. “Simplemente cantas, y todos te seguirán”.

"Boise, Idaho", "Sometimes It’s Hard to Breath"’ sobrecogen mientras nos hablan de malas decisiones, del lamento por amores perdidos, del dolor que nos rodea. Por el contrario, "The Water’s Fine" rezuma esperanza y recuerda a la música de salón. Oldham nunca ha renunciado a su libertad creativa y aquí la libertad transita rodeada de amigos, a ritmo de polka como en la contagiosa "Guns Are for Cowards": “¿A quién le dispararías en la cara? / ¿A quién le dispararías en el cerebro? / ¿A quién le dispararías por la espalda / y la dejarías sangrando bajo la lluvia? / ¿Y a quién le dispararías en la pierna? / ¿Cuántas veces en el cuello? / ¿A quién le dispararías y cómo te sentirías entonces, exaltado? / ¿O destruido?”. El mensaje cobra más protagonismo hoy, donde proliferan las armas. Unas armas que “son para cobardes y los cobardes son creados por el miedo y la negación del amor”. 

De la polka al folk, todo tiene cabida en este disco con momentos para el recuerdo como la aparición de John Andersson con esa voz profunda que corta el alma y que combina a la perfección con la sutil y respetuosa presencia de Oldham. Un Oldham que experimenta y transforma la gospeliana "Is My Living in Vain", de las Clark Sisters, en una estremecedora oda al sentido de la vida. La respuesta la tenemos en ‘Our Home’, una alegre canción con la que cierra el álbum al tiempo que recuerda que, si bien, la soledad es necesaria, pero también la compañía. “Abre la puerta cuando vengan tus amigos a llamar”. 

Una hermosa epifanía para los tiempos oscuros. Unos tiempos que necesitan luminosidad. Will Odlham ha buscado y encontrado la luz en este inspirador The Purple Bird. Lo ha hecho a su manera, rodeado de amigos, abrazando el country. Al resto solo nos queda seguir su camino y escuchar esta nueva obra lentamente, varias veces. A buen seguro que surgirá la luz.