Sala But, Madrid. Jueves, 23 de enero del 2025.
Por: Àlex Fraile.
“Siempre he sospechado que la amistad está sobrevalorada. Como los estudios universitarios, la muerte o las pollas largas”. De esta forma tan reconocible iniciaba hace ya demasiado tiempo David Trueba su novela "Cuatro amigos". Muchos años antes, el filósofo Mencio aseveraba que “la amistad es una mente en dos cuerpos”. Cada cual tendrá su opinión, pero lo cierto es que aquellos que acudieron el pasado jueves a la Sala But de Madrid lo hicieron en gran medida atraídos por dos buenos amigos. Ricardo y Ramón. The New Raemon y McEnroe. El orden de factores no altera el producto, esto es, la fiesta, el reencuentro de dos almas gemelas. Nada mejor para iniciar los primeros compases de un nuevo año que acudir a uno de los conciertos señalados en rojo dentro del calendario del preciosista Inverfest.
¿Por qué no me llama? Eso tuvo que pensar en algún momento Ramón Rodríguez – alma mater de The New Raemon – al darse cuenta de que tras casi ocho años su buen amigo Ricardo – sí, alma mater de los getxotarras McEnroe – no daba continuidad a esa llamada proveniente de Barcelona que fue el germen de "Lluvias y truenos" (2016). Ese celebrado primer acercamiento, entre dos músicos, o siendo más rigurosos, entre dos de las bandas más sensibles del panorama musical nacional.
Sí, y como recordó con humor el propio Ramón, esa llamada finalmente llegó. Al instante, Ricardo ya se lo ganó. La magia del amor a primera vista, de la amistad, fue el ingrediente principal para empezar a cocinar esta nueva delicatessen de nombre "Nuevos bosques" (2024). Un compendio de canciones compuestas, desde el corazón, por Ricardo; musicadas y arregladas por Ramón y sus escuderos de confianza, presentes todos sobre las tablas de la But.
Si algo caracteriza la dilatada carrera de estos dos músicos es la coherencia y constancia. No sobra nada. Todo lo contrario, cada canción es una declaración de intenciones, tallada con parsimonia, con pura delicadeza. El contenido es tan relevante como las formas. Bajo estas premisas, de poco importa el repertorio elegido para la ocasión, aunque – e hicieron bien en reivindicarlo públicamente – el primer tramo del concierto estuvo dedicado en exclusiva a esa joya imperecedera en que se va a convertir "Nuevos bosques".
Abrieron con "Camino verde". “Yo veo un camino verde que lleva hasta la montaña … / Yo veo tu abrazo lento tragándose mis tormentas, a tu corazón de oro regalarme su paciencia / Yo veo horas bailando, la canción más serena”. Bastaron unos cuidadosos acordes, unos presentes y siempre certeros arreglos para emocionar hasta al más pintado. El personalísimo estilo vocal de Ricardo Lezón se hizo, si cabe, más desgarrador en ‘Banderas rojas’. El corazón ya no cesaba de arder.
El concierto se fue cocinando a fuego lento, sin olvidarse de los detalles, de las anécdotas, de las bromas. Si te sirve de consuelo, Ricardo no hagas caso a tu amigo. "Café en Pomona", con esas melodías tan marca de la casa, recuerda al instante a tu querido, a nuestro querido Tom. Al Waits más melancólico, al de "Closing Time", a "Martha".” Son las cinco de la mañana, el frío corta la respiración / La única luz que está despierta, es la del bar dónde trabajas tú”. La folkie "Era amor" dio paso a "Lluvia y truenos", primer guiño a esa primera aventura.
La noche avanzaba y, como bien enfatizó Ramón, llegó el momento esperado en cualquier concierto. “Vamos a hacer los hits”. Bromas al margen, razón no le falta. "Malasombra" y "Gracia" no se habrán colado nunca en las listas de los 40 principales, pero da absolutamente lo mismo. Su intensidad y luminosidad son incuestionables. Encima, de qué sirve bailar si “Caminábamos por Gracia / Tu vestido se movía / Yo solamente pensaba / Yo no bailo me dijiste / Caminábamos por Gracia / Todo el cielo olía a menta / Yo solamente pensaba… “. Algunas parejas pensaron lo mismo y se abrazaron, a lo mejor, recordando ese "Agosto del 94".
El tiempo parecía congelarse cuando el escenario se quedó casi vacío, con la sola presencia de Ricardo y Ramón. En plan freestyle, rescatando "Te debo un baile" – la versión de Nueva Vulcano de la que con tanto tino se apropió The New Raemon – o emocionando hasta el dolor con la desgarradora interpretación de Ricardo de "Asfalto (libres los animales)" de sus McEnroe.
La noche no podía finalizar sin la banda, con todos al completo recordando el fabuloso "Postal de invierno", de The New Raemon. "Caen los árboles" dio paso a la última perla de la velada: "Lo bello y lo bestia".
Un certero epílogo que sirvió para demostrar otra vez que el orden de factores no altera el producto y que la amistad y la sintonía entre estos dos titanes nunca será artificial. Esperemos que perdure. Se necesita cordura.