Por: Artemio Payá.
Cuando pinchas el nuevo disco de Los Chicos no necesitas ni tres segundos para sentir que estás en tu garito favorito rodeado de gente que huele a cerveza, te imaginas yendo a empujones hasta la barra a rellenar el tanque; nunca es suficiente pitraque para sentir que de vez en cuando hay que dejarse llevar por los viejos efluvios del rock and roll, de sonidos que solamente piden diversión e inhibición de todo aquello que nos rodea.
Más de un cuarto de siglo dando guerra y tras un inesperado parón de más de un lustro, el quinteto más divertido del rawk aún sobrevive al declive de Malasaña y sigue al pie del cañón. Ocho elepés les contemplan pero amigo, para ellos la vida sigue igual, después de tanto tiempo sigo sin distinguir a Antonio de Gerardo pero sus guitarras siguen rugiendo de lo lindo.
“Never is too much” se llama el artefacto en cuestión, en el que se han puesto a las órdenes de Mike Mariconda y Mr Spencer Evoy les ha echado una mano ( MFC Chicken ) a condimentar su particular fórmula de rhytm and blues alto en grasas y anfetamínico pub rock. La cosa comienza a toda máquina y tanto “Another Night in Eden” como “For a While” me recuerdan a los añorados The Devil Dogs. En “Aproaching Nowhere” Rafa se desgarra la voz mientras se mecen al ritmo de los vientos y sin poder casi respirar nos disparan “Tracks”, uno de los mejores momentos del disco junto con “Going to Stay” ( ay, esos estribillos ) o el tema que da título al trabajo.
“Unwelcome Response” huele a punk "aussie", país por cierto ha sido testigo de algunas de sus desparramadas giras y lugar en el que son muy queridos. Para terminar se despiden con un par de tonadas ideales para una fiesta: “My Saturday Night” y el honky tonk chuzo de “Reckless Nights”.
Y así casi en un santiamén uno se planta al final del disco pensando cuando será la próxima vez que les va a tener delante en un escenario para saborear sus nuevas canciones, para disfrutar de cinco tipos que siguen enarbolando la antorcha de rock and roll hecho para la pasarlo bien, desde luego en “Never is Too Much” se han armado con 12 cartuchos más para ello.