Soy consciente que decir a estas alturas de la película que The Who eran un grupo de lo más especial suena a perogrullada, pero quiero empezar este artículo defendiendo dicho punto puesto que pienso que es este un adjetivo que define muy bien lo que representa esta icónica banda dentro de la galaxia musical. El término bien podría hacerse suyo para referenciar a lo distintas y marcadas que eran las personalidades de los cuatro miembros históricos de la banda, tanto en sus formas de comportarse como en lo relativo a su procedencia y extracción social, puesto que si Pete Towshend representaba a la clase media y estaba interesado en lo artístico, siendo por encima de todo la cabeza pensante de la formación, Roger Daltrey procedía de extracción obrera y encarnaba la figura del orgulloso frontman, ambos podrían representar dos caras distintas de la misma moneda, complementadas por el enorme aporte sonoro y visceral de John Entwistle, el único con formación musical, y del sin par, hiperactivo y alocado Keith Moon.
También podríamos utilizarlo para valorar lo absolutamente salvajes que eran sus presentaciones en vivo, capaces de hacer enardecer a una juventud que tuvo a The Who como absolutos referentes del movimiento mod, sabedores de que las suyas eran unas actuaciones únicas, apabullantes, totalmente alejadas de la prestaciones más modestas de otros tótems del rock, como bien comprobaron a finales de 1968 Mick Jagger y Keith Richards a los que la jugada de invitar al cuarteto a participar en su “Rock and Roll Circus” les salió regular, pues la potencia y arrojo que gastó el cuarteto durante la grabación hicieron palidecer al directo de los Stones, cuya consecuencia palpable fue el “archivo” durante un buen puñado de años de la cinta que contenía el material resultante en el cajón del olvido, elementos que por sí mismos ya defenderían la sutil grandeza de la banda y la utilización para referirse a ellos del término “especiales”.
El problema, bendito problema, todo sea dicho, es que a lo ya expuesto hay que sumar la valentía, arrojo y bemoles del bueno de Pete Towshend para idear y hacer posible una obra improbable/imposible. Abandonando toda lógica comercial, jugándose el tipo y casi la carrera de la banda, encarando la ruina económica y provocando un seísmo en el epicentro de los cimientos de la propia banda que a punto estuvo de acabar con la misma, con objeto de romper moldes y reivindicar la música como arte, frente a lo cual, lo único que te queda es llamarlos mil veces locos y rendirte ante la grandeza de un grupo que por supuesto fue infinitamente más que un grupo.
Para entender este hecho en toda su extensión, algunos que ya presentamos una edad -y no somos nuevos en este negociado- hemos tenido que acercarnos a este fenomenal “Quadrophenia: The Who y la epifanía Mod de Pete Towshend”, perfectamente hilvanado y escrito por Àlex Oró, quien nos invita a un maravilloso viaje en el tiempo con el que conocer hasta el más mínimo detalle de lo que rodeo a la gestación y grabación de una de las más grandes obras del rock, convertida ya hace demasiado en un álbum y película de culto no solo para amantes y simpatizantes del movimiento mod sino para cualquier espíritu juvenil que se precie.
El libro no solo se ocupa de presentarnos las andanzas de Jimmy Cooper durante su larga semana, cosa que por supuesto hace, desmenuzando canción a canción la historia, así como la relación de la mismas con Towshend, Daltrey, Entwistle y Moon, y el significado de la misma, sino que nos muestra los antecedentes discográficos de la banda, cuál era su situación comercial y las relaciones entre los miembros de la misma; así como la génesis de una alocada idea, llevada a cabo pese a problemas económicos y legales, haciendo frente a traiciones de representantes y a una grabación repleta de zancadillas técnicas y producción que supuso un auténtico nudo gordiano a desenmarañar, marcando un antes y un después en las relaciones entre los integrantes de The Who donde ya nada volvió a ser igual.
Una obra perfectamente enlazada con capítulos explicativos que se centran en el movimiento mod y en el origen del concepto “ópera rock”, con el interesante añadido que supone mostrar la forma en que “Quadrophenia” fue recibido en España, tanto en aquel momento de su edición, en plena dictadura franquista donde las manos de la censura actuaron castrando el original, como un poco más adelante, atendiendo a una generación posterior marcada sobre todo por el estreno de la película, acudiendo para ello a un buen puñado de referentes de la escena modernista de nuestro país quienes en primera persona cuentan lo que ha supuesto no solo para ellos sino para un montón de contemporáneos en sus vidas.
Un disco y una película de culto acompañados -¡por fin!- de un libro en castellano que reluce con luz propia, plagado de jugosos datos, memorabilia y anécdotas que nos invitan a sacar a pasear nuestro eterno espíritu juvenil. Prepara tu Lambretta para pasar volver a pasar un largo fin de semana en las playas de Brighton repleto de excitación y rebeldía, mientras de fondo suena la música de la mejor banda del mundo en directo para recordarnos que lo suyo sí era algo realmente arriesgado, salvaje y peligroso.