Sala Apolo, Barcelona. Martes, 3 de diciembre del 2024.
Texto: Àlex Guimerà.
Fotografía: Antoni Bertrán.
Una de las giras más aclamadas de este final de año ha sido sin duda alguna la de The Lemon Twigs, una gira que en 2024 ha tenido dos pasos por nuestro país, la primera de ellas en plena primavera. De este modo, el pasado 3 de diciembre la Sala Apolo de Barcelona repetía con sus inquilinos, ya que unos meses antes algunos afortunados tuvimos la ocasión de disfrutar de la que es una de las bandas jóvenes más emergentes del panorama musical, en ocasión del Primavera Sound. Y digo afortunados porqué el recinto se queda corto viendo lo que ofrecen estos dos hermanos de Long Island encima del escenario.
Antes de ello, pudimos disfrutar del buenrrollismo de unos teloneros a los que a buen seguro vamos a seguir la pista, Music City. Un quinteto de Dublin que apenas han publicado un sencillo y que desde 2018 han girado teloneando a otras bandazas. Liderados por un curtido aunque joven Conor Lumsden (ha sido músico de apoyo de distintos proyectos y es miembro fijo de la banda The #1s), su sonido es un power pop cargado de guitarras, melodías y dinamismo, con esos hits, de títulos como “Pretty Feelings” y “Do I?”, que esperemos que tengan continuidad en forma de elepé. ¡Encima se atrevieron a cantarnos un villancico rock!
Pero no nos distraigamos, que hemos venido a hablar de los hermanos D’ Addario y sus acompañantes quienes nos hicieron vibrar al ritmo de un espectáculo inolvidable que conjugó virtuosismo instrumental y teatralidad. Con un setlist que se centró demasiado en sus dos últimos álbumes, “Everything Harmony” (2023) y el flamante “A Dream Is All I Know” de este año, la presencia de sus tres y formidables primeros álbumes solo tuvo presencia con dos temas. Pero no nos quejemos, pues el inicio fue atronador pues encadenaron “My Golden Years”, “The One” (la única que tocaron del excelso “Songs For General Public” 2020) y “In My Head”. Grandes joyas pop que bien podrían haberse reservado para la recta final pero con las que buscan encender a un público que en la sala Apolo tuvo mejor acogida en junio.
La puesta en escena fue espectacular también, con Michael vestido a lo Beatle o “British Invasion” y Brian ataviado a lo glam con purpurina y esa guitarra “glitter” total. Son los dos mundos por los que ha transitado su música, sesentas y setentas, tirando su última entrega hacia el pop psicodélico, el sunshine y el Beat de su primera década. Enseguida comprobamos atónitos las capacidades instrumentales y vocales, la cohesión de sonido y cómo las canciones crecen en directo, pues piezas como “Church Bells”, “I Wanna Prove To You” o “Peppermint Roses” brillaron especialmente. También arrojaron una “Transparent Day” reivindicando esa genial banda californiana llamada West Coast Pop Art Experimental Band.
Pero no nos olvidemos de los acompañantes, pues el tímido Danny Ayala, quien está con ellos desde pequeños, demostró lo bueno que es tras esa camiseta de The Rubinoos a las segundas voces, al bajo (ese Hofner de Paul McCartney) y a los teclados. Luego está Reza Matin , miembro de Uni Boys quien con su look a lo Joey Ramone alternó batería con guitarras. Y es que el cambio de instrumentos fue constantes, con Michael demostrando lo letal que es a la batería, cuando no estuvo luciendo solos imposibles o marcando unas líneas de bajo vibrantes. Lo mismo Brian quien lució de “guitar hero” pero también defendió las cuatro cuerdas a las mil maravillas. Son unos músicos espectaculares que no fallan lo más mínimo, pero es que además su capacidad vocal es de otro planeta, capaces de aguantar las harmonías imposibles, llegar a notas altas y hacer que parezca sencillo. Es lo que sucedió con la bella “‘If You And I Are Not Wise” o la acelerada “Ghost Run Free”.
En el cancionero también se atrevieron a presentar dos piezas inéditas que auguramos serán incluidas en un inminente álbum, “I Got A Broken Heart” y “You Still My Girl”, piezas con ese toque Byrds y Cosmic folk. Estaremos atentos, claro. A destacar también esa parte de los bises con Brian solo a la guitarra acústica y su titánica voz defendiendo por las nubes “Corner of My Eye” y “When Winter Comes Around”. Tras ellas ese trepidante final con “Rock On (Over And Over)”, que conecta el pop de los sesenta (por nombrar una banda encajaría en los Beach Boys) con el de los setenta (aquí me vienen en mente los Wings).
De nuevo, The Lemon Twigs demostraron por qué son una de las bandas más auténticas y emocionantes de su generación, impecables y prodigiosos músicos, enérgicos y espontáneos, es un lujo poderles ver en directo en su mejor momento. Su paso por Barcelona y por otras de nuestras ciudades a buen seguro que quedará marcado como un hito para quienes presenciaron su ecléctico y conmovedor universo sonoro.