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Ramoncín: Pletórico en una tarde inolvidable


Teatro Barceló, Madrid. Domingo, 1 de Diciembre 2024.

Texto y fotografías: Fran Llorente.

Ramón J. Márquez, "Ramoncín", triunfó nuevamente en el Teatro Barceló, en un horario de "tardeo" bastante inusual para este tipo de eventos. En su local fetiche en la Capital en los últimos tiempos (y donde más veces ha actuado en los últimos años, junto con Joy Eslava) y cuyas paredes fueron testigo una vez más del directo felino y abigarrado que esta figura emblemática del rock madrileño (con mayúsculas) trae entre manos. Damos todos los detalles a continuación 

Con un ambiente algo menos festivo que en la ocasión anterior, a las seis de la tarde comenzaba puntual un verdadero aquelarre para ‘Rock Lovers’ (como rezaba en la entrada) un festín de puro rock’n’roll, una vez más en su local preferido de los últimos tiempos. Ramoncín volvió a cortar orejas (metafóricamente hablando), y endulzar los oídos de la concurrencia con esas grandes canciones que trae entre manos. Nada más salir, nos espetó a quemarropa: “Dentro de dos meses un personaje muy peligroso va a gobernar el mundo y hoy queremos acordarnos de los que sufren…”, lanzando a continuación una estremecedora “10 segundos”, impresionante composición que narra el horror de la guerra, desde el punto de vista de la sufrida y aterrorizada población civil que recibe las bombas y la barbarie sin comerlo ni beberlo…

A esas alturas tan tempranas del show, ya intuimos que iba a ser una gran velada. Le siguió la nueva perla “No volarán” donde expresa su lamento por las mujeres asesinadas y anima a todas las féminas maltratadas para que levanten el vuelo, y la enlaza con la también emocionante “Sangre y Lágrimas”. Ramoncín es dueño de una encomiable actitud de entrega total sobre el escenario, amén de rodearse siempre de un grandísimo equipo de músicos. Con su banda muy renovada, Los eléctricos del diablo, y novedades en casi todos los puestos: los antaño guitarristas Oscar Castelló y Manuel Silva, han sido sustituidos nada más y nada menos que por tres ilustres de las seis cuerdas, por un lado, Gaby Abril como decano acústico y corista de lujo, a los que se suman el magnífico ‘hacha’ segoviano Gus ‘Khal Drogo’ Martín (ex Devra) y el también estupendo Juan Carlos Moya ‘Jota’ (La Naranja Blossom), una propuesta rocanrolera que nos gusta mucho. Completan la actual formación, Dani ‘California’ Growl al bajo, y el siempre solvente Eric ‘El Rojo’ Hernández, ‘tamborilero’ joven, aunque suficientemente sobrado, muy versado en la materia, (al que ya hemos visto con otros combos como los Pardaos o Marabao y Tú), sustituto ‘in pectore’ de un baterista legendario, el genial Luis García (Sobredosis, Ñu, La Orquesta Mondragón, etc). Por último, mencionar a otro imprescindible profesional en la banda que nos ocupa: Jesús Varas ‘Yo te lo arreglo’ a los teclados, que siempre nos transporta en una alfombra mágica con su maravilloso Hammond algodonoso...

De esta guisa, con la intención expresa de comerse la tarde a bocados, comenzó un recital donde sonó a continuación la mítica “Putney Bridge”…  Qué gusto da siempre escuchar esa primera estrofa: “El último punk se suicida en Putney Bridge, su cuero negro lleva el nombre de los Clash, se ha tirado sin mirar atrás…” y todo lo que viene después. “Si muere el Rock, ¿Cómo vas a disfrutar?, si muere el punk, ¿con quién vas a pelear, si vuelven los de siempre… es que algo marcha mal…”. “La Chica de la Puerta 16” (con otra declaración expresa contra la violencia de género) y “Chuli” añadieron nuevas dosis de mordiente a un evento que ya iba obre ruedas… Asoma entonces el lado cheli con “Hola muñeca” y “Por ti me he vuelto loco” antes de un rotundo ‘in crescendo’ con “Canciones Desnudas”, más un esbozo de la preciosa balada “¿Qué es eso del amor?” fundida con “Reina de la noche”, más otra andanada realmente espectacular “Cuerpos calientes”, de su inspiradísimo y exitoso álbum “La Vida en el Filo”(1986). 

Es aquí donde más brilla nuestro protagonista, en los medios tiempos y en las canciones desgarradoras del tipo “Como un susurro”, esta última puro terciopelo sonoro. Y también hubo momentos para la diversión pura y dura con “Bajando” (popularmente conocida como ‘Quiero escapar’ o ‘Quiero huir’) y ese “Rocanrol Duduá” tan puntero que siempre trae entre manos. A estas alturas, ya estaba todo el personal absolutamente conquistado y entregado a la causa, así que “La cita”, “Felisín el Vacilón” no hicieron sino echar más leña al fuego, justo antes de “Estamos desesperados”, que marca el no-va-más en otro de los cénits de la tarde. Las postreras “Déjame” y “Al límite” supusieron los últimos fogonazos de pasión, antes de cortar la pana con unas soberbias y estremecedoras “Miedo a soñar” (entre lo mejor de la velada) más la abigarrada (y tan necesaria en estos tiempos), “Forjas y Aceros”, una rola que nos arrebata y que sin embargo fue acogida con cierta frialdad por el respetable en esta ocasión.

La eterna “Hormigón, Mujeres y Alcohol”, puso el broche de oro a un show superlativo, un ‘deja-vu’ ochentero con aquellas dulces esencias de ‘golfería’ por doquier (y un ancho caudal de libertad), tres horas en el parnaso de la música Fue una tarde mágica, muy cerca ya del dichoso invierno que nos acecha a la vuelta de la esquina, donde disfrutamos como niños y lo volvimos a pasar fenomenal, recordando lo que fuimos (y lo que todavía somos…). Abanderados del rock’n’roll más insobornable, en una función realmente inspirada, donde un acrecentado Ramoncín volvió a dar el do de pecho, en otra espectacular vuelta de tuerca (con 69 ‘primaveras’ a sus curtidas espaldas) y una apariencia física que ya quisiera para si el más pintado. Delgado y esbelto como nunca, y con botines de lujo, para más señas. Parece como si hubiera hecho un pacto con el diablo en pos de la eterna juventud. Poco más se puede añadir, solo agradecer a su equipo (y especialmente a su Manager Dámaso Caminero por las facilidades que siempre nos presta, por su amabilidad y confianza que nos otorga) y quitarnos el sombrero una vez más ante tamaña demostración de poderío y sapiencia musical.  ¡Chapeau!