Por: Àlex Fraile.
¿Dónde la radica la clave del éxito? El debate no tendría fin salvo que definiésemos claramente los criterios y llegásemos a un consenso sobre nuestra propia concepción del éxito. En clave musical, la tendencia – más en estos tiempos de inmediatez – es limitarse a criterios cuantitativos: tantas copias vendidas; tantos Wizink o similares llenos; tantas escuchas mensuales en plataformas digitales, y demás sin sentidos.
Los Hermanos Dalton ni venden miles de ejemplares, ni tocan en recintos masivos y por no tener ni tienen su último álbum colgado en Spotify. ¡Ni falta qué hace! La banda gaditana ha trascendido en este país como como pocas. Fiel a sus principios, continúan en la brecha tras tres décadas de magisterio y convertidos en referentes indiscutibles del power pop nacional.
Aprovechamos el reciente lanzamiento en formato vinilo de "Viajar en el tiempo y otras historias" – editado conjuntamente por Rock Indiana y Hurrah¡– para charlar de lo divino y de lo humano con Josema, cantante y el mayor de los Dalton.
Recuerdo perfectamente que en algún que otra ocasión, al tocar en directo en la capital, solíais decir eso de «tratarnos bien que venimos de muy lejos». Esto nos lleva a vuestros orígenes, a la cuna de Camarón. ¿Cómo surgió la idea de crear un grupo – por no poner etiquetas desde el principio – en un lugar tan arraigado al flamenco como San Fernando? ¿Quién os engancho a estos «nuevos sonidos»?
Josema Dalton: De joven, nuestros padres tenían un pequeño tocadiscos Dual y tres o cuatro discos, todos de flamenco, pero a mí aquello no me llegaba. Empecé a escuchar en la radio otros sonidos que me atraían, pero me preguntaba si ese tocadiscos serviría para ese nuevo tipo de música. Por entonces había una pequeña tienda de vinilos en San Fernando donde se encontraban discos mainstreams como los de Eric Clapton, Bob Marley, Bob Dylan etc. Así fui comprando vinilos, pero con miedo que no sonarán en el tocadiscos. A partir de mi propia curiosidad superé el flamenco, conocí amigos como Jesús Servan y Salvador Catalán – en la actualidad promotor de conciertos en la zona – que nos prestaba cinco discos cada semana. Así fuimos entrando en el buen camino de la música. Luego, cuando empezamos a subir a Madrid, descubrimos tiendas que permitían escuchar música con auriculares.
Ni que decir tiene que la industria musical ha cambiado mucho desde vuestros inicios, pero creéis que la carrera de los Dalton hubiera sido distinta sin emisoras como Radio 3 que apostaban por grupos emergentes. ¿Os habéis planteado que sería de vosotros de haber empezado en la época actual, donde parece que si no triunfas al instante estás condenado al olvido? ¿A toro pasado fue una ventaja?
Josema Dalton: Totalmente. Antes de firmar por DRO ya sonábamos en la radio gracias a maquetas y al Luces de Hollywood, el disco de versiones. De hecho, la compañía discográfica organizó un concierto en la Revolver para ver cómo funcionábamos en directo e invitó a la prensa. Julio Ruíz acudió y ahí empezó a consolidarse nuestra relación. Empezamos a mandar nuevas canciones etc. Radio 3 era un lujazo porque hubo un momento en que llegamos a sonar en todos los programas. Por entonces, la radio era la que hacía grandes a los grupos grandes y Radio 3 era la única a nivel nacional. Después, allá por 1996 – coincidiendo con la época del Vitamina D –, aquí en Andalucía hubo un programa en Canal Sur Radio que se creó para promocionar bandas locales. Esto nos permitió dejar de tocar de Despeñaperros para arriba. Empezamos a girar por toda Andalucía y cuando llegábamos a los sitios ya nos conocían, todo gracias a la radio. Luego surgieron festivales como el Espárrago Rock e incluso sellos como el malagueño Pussycats Records. Los grupos que surgían en el Sur sabían que iban a sonar en la radio y tocar en festivales. Todo tenía sentido.
Supongo que mirando hacia atrás os dé vértigo recordar lo rápido que fue todo al principio. Firmáis por un sello como DRO y lo que es mucho más importante y difícil, lanzáis dos discos como Ya están aquí y Nada suena igual que poco a poco fueron marcando una generación y consolidaron el sonido power pop. ¿Fue algo natural o erais conscientes de que algo se estaba cociendo?
Josema Dalton: La modestia no nos ha permitido creernos que éramos buenos. Siempre estábamos pensado que cualquier momento esto se iba acabar y que nos quitábamos de en medio. Nunca nos permitimos el lujo de pensar que íbamos a dar el pelotazo. Siempre vivimos el momento, el presente.
Algunos de vuestros primeros discos como "Nada suena igual" o "Vitamina D" fueron producidos respectivamente por amigos como Hendrik Röver de los DelTonos o Paco Loco. ¿Qué buscabais por entonces? Si no recuerdo mal en la letra de En el autochoque decíais que Phil Spector era un Dios. ¿Cuál sería el prototipo de productor ideal? Por supuesto, podéis tirar para casa.
Josema Dalton: Tanto Hendrik como Paco ya eran colegas por lo que no costó nada trabajar con ellos y nos sirvió mucho para aprender. Por ejemplo, Hendrik sorprendía muchísimo por lo bien que tocaba la guitarra y descubrimos la manera de buscar los sonidos, de cambiar las válvulas de los amplificadores para conseguir nuevos matices. Con Paco Loco aprendimos que cualquiera cosa que se te pase por la cabeza se puede grabar. También nos gustó mucho la producción de Kurt Bloch – Fastbacks y The Young Fresh Fellows – para el Crash! Supuso trabajar a la americana, grabar todo en directo. Más adelante, el producir yo mismo los discos me ha permitido poner en práctica todo lo aprendido, llegar a los rincones que quería llegar y así es cómo me siento cómodo. Voy teniendo el concepto de la canción en la cabeza y soy capaz de plasmarlo luego en la grabación y en estos últimos discos he ido llevando al grupo en esa dirección.
Josema, en más de una ocasión has hablado del efecto perverso que tuvieron programas tipo Operación Triunfo. A pesar de no competir en la misma Liga, cómo crees que afectó a grupos como el vuestro. ¿La industria se volvió más conservadora?
Josema Dalton: Fue el final. Operación Triunfo dejó todo desierto. Los grupos más convencionales y que vendían más – tipo el Canto del Loco, El Sueño de Morfeo, la Oreja de Van Gogh, Jarabe de Palo – pasaron a ser alternativos. Nosotros que éramos lo alternativo de lo alternativo nos quedamos fuera. Alrededor de 2002, cuando teníamos listo el que fue a la postre Esperando una señal tuvimos que esperar hasta 2010. Para ese disco hicimos veintitantas canciones y la compañía DRO nos llamó entusiasmada... Si nos creyéramos todo lo que nos dicen acabaríamos con un chaleco de fuerza. Esto fue un viernes. El lunes acabamos de grabar la maqueta y todo se terminó. Pasaron años y les dijimos a DRO que o lo grababan o nos íbamos de la compañía. Nos fuimos y lo sacamos por nuestra cuenta.
Supongo que todo esto, y vuestras propias circunstancias personales, han marcado que a partir de "Crash!" (1998) prácticamente tenían que pasar diez años entre cada nuevo disco de estudio: "Esperando una señal" (2009); "Revolución" (2014); y el último "Viajar en el tiempo y otras historias" (2024).
Josema Dalton: Nos lo tomamos con sorna o cómo dice mi mujer: como un hobby pagado. Hasta el directo de Una noche más nos considerábamos profesionales. Ensayábamos cada día, con un horario de trabajo como otro cualquiera. Grabas, ensayas … Luego pasamos a ser amateur. Cada uno tenemos niños, un trabajo distinto. Ahora ensayamos para los directos, para la inmediatez, ya no nos reunimos para sacar canciones. La pandemia justamente me sirvió para componer los temas que luego se incluirían en este Viajar en el tiempo, pero con Revolución fue distinto. Nos costó mucho trabajo sacar canciones, encontrar tiempo, y al final el proceso se demoró demasiado.
"Revolución" mostraba un aspecto combativo. Sin embargo, en este álbum existen muchas referencias al verano ¿Cada disco lo concebís como un nuevo inicio u os gusta pensar a nivel conceptual como parte de un todo a no y por lo tanto buscáis la continuidad?
Josema Dalton: Nos hubiera gustado que este último disco hubiese sido más temático, con un mensaje más claro. Sin llegar a ser conceptual tiene muchas referencias al verano y sí que es cierto que con Revolución logramos ese enfoque conceptual.
El nuevo disco – "Viajar en el tiempo"– refleja mucha energía marca de la casa, pero os permitís jugar más; experimentar con distintos estilos y ritmos. El paciente cero, el último corte de la Cara A de le edición vinilo; y Paren esto, inicio de la Cara B, son buen ejemplo de ello. ¿Ha sido intencionado? Entiendo que contar con un cuarto Dalton como Alberto – guitarra – os permite jugar con las texturas y los arreglos. ¿Qué sonido estabais buscando?
Josema Dalton: En esta ocasión, desde el principio nos autoimpusimos hacer el disco con dos guitarras, bajo y batería para que sonase exactamente como en directo. Esto fue posible al tener cerca y contar con Alberto – el Bambino – lo que nos permite tocar en directo igual, igual que lo grabamos en estudio.
Queríamos también que la batería tuviese mayor presión, al estilo de los discos que se hacían en los ochenta. Buscábamos menos rapidez en favor de la potencia. La batería en este disco manda y tiene un papel fundamental.
Volviendo a las letras. ¿De dónde surgen las historias? Se perciben referencias al verano, al hastío del invierno y mucha ironía como en Dije cara y eso salió donde llegáis a cantar: «La política iba a ser mi salvación / me lo he gastado todo en donaciones … Las voces me recuerdan que tengo una navaja en algún cajón / Dieciséis centímetros que van bien en esta ocasión … No acertaste y fue tu cruz».
Josema Dalton: Esta canción se basa en hechos reales, aunque un poco exagerados. Conocemos gente que se ha acercado a los políticos buscando un amparo y favores que luego no se han producido. Mi cabeza se fue imaginando que el tío se enfada tanto con el político de turno que termina cargándoselo. La mayoría son historias que voy escuchando por ahí y que exagero. Son historias dramatizadas.
Una famosa emisora de radio patria – no diremos el nombre por si el resto se enfadan – durante años usó un lema bastante significativo. «Eres lo que escuchas». ¿Qué escucháis últimamente? Y aprovechando: 2 x 1. Teniendo en cuenta que sois un grupo referencial del power pop nacional, ¿cómo veis esta escena en la actualidad, existe algún alumno aventajado?
Josema Dalton: Cada dos o tres años tengo mi grupo favorito. Diría que ahora son los franceses Phoenix. De ahí aprendí mucho y también me pegaron fuerte, por ejemplo, The Strokes o más recientemente Big Thief a los que desgraciadamente no pude ver en el último Canela Party. En cuanto al power pop, la verdad que llegamos a él de casualidad, al leer las críticas y ver que nuestro sonido era definido así. Nos encanta que fuera así, y nos dimos cuenta de que en la época en que mi cerebro absorbió más música – final de 70 y principios de 80– coincidía con grupos como Paul Collins, The Clash… Ahora, los festivales a los que vamos están más centrados al power pop como el Caravaca o Cala Pop. Los que acuden son los mismos que van a nuestros conciertos. Somos una pandilla, nos conocemos entre todos, nos llevamos de puta madre y estamos deseando tomar cervezas con ellos. Da gusto ver también cómo surgen nuevas bandas, gente joven, atraídas por este tipo de sonido, alejado del reggaetón y de rollos mainstream.
Resulta literalmente imposible hablar de los Dalton sin mencionar vuestra devoción por las versiones. Las hay de todos los colores. ¿Cómo es el proceso de selección? Supongo que será cómo preguntar a un hijo si prefiere a su madre o su madre, pero, ¿cuál es vuestro cover favorito?
Josema Dalton: A la que tenemos más cariño, ya que ha sido como una tarjeta de presentación por todas partes y la que todo el mundo reconoce como de Los Hermanos Dalton es el Pink Panther y, aunque los puristas daltónicos no quieren que la toquemos en directo, fue la que nos sacó incluso del anonimato en algunos momentos porque a todo el mundo le llega de primeras. Esta canción la llegó a presentar DRO a los 40 Principales y la emisora les dijo que no querían apoyar a grupos españoles que cantasen en inglés. Luego llegaron Australian Blonde, Dover… Este tema paradójicamente nunca tuvo promoción y, sin embargo, junto a Los latidos de siempre ha sido la que nos sirvió para que la gente nos identifique. Las versiones salen porque al escucharlas nos damos cuenta de que les podemos dar un toque Dalton. Incluso, en algunos casos como la de Ya viene el sol de Harrison, teníamos en la cabeza cambiar la letra al español ya que cuadraba del todo. Otro punto es convertirla en a nuestro estilo.
Otra versión que nos encanta es el Downtown Train de Tom Waits que hicimos junto a Hendrik de los DelTonos. En esa época, estaban en juicio con su anterior sello – La Fábrica Magnética – a raíz de que firmasen por DRO. Hasta que se aclarase el juicio no podían tocar con nadie por lo que muchas guitarras que hizo en el disco aparecen como si fueran mías. Una de las más chulas, y que jamás hubiese podido sacar yo, son las de Downtown Train. Justamente en el directo que grabamos en acústico – Sin moverte del sillón – aparecen otros dos temas suyos: Vuélate la cabeza y el Cold Cold Ground. Ahí en cierto modo nos desquitamos con Waits.
También hemos hecho versiones por «encargo» para recopilatorios u homenajes, como la de los Jesus and Mary Chain. En su momento, pedimos una banda sonora y la conseguimos con 800 balas. Desde los noventa seguimos esperando un anuncio de publicidad como consiguieron los Australian Blonde con el Chup Chup o los sevillanos Amphetamine Discharge con una marca de refrescos. ¡Nosotros lo seguimos pidiendo! ¡Aquí estamos esperando!
Vuestro hábitat natural ha sido el directo, aunque suponemos que por un motivo u otro no siempre es fácil salir de gira. A la vuelta del verano habéis tocado en el Caravaca Power Pop; en la sala Azkena de Bilbao o en Logroño. ¿Cómo fueron estos últimos conciertos y os veremos pronto de nuevo en la carretera y en directo?
Josema Dalton: Este disco se merece que lo sigamos moviendo. Tenemos programado un concierto aquí en San Fernando y seguimos pendientes de cerrar fechas en Andalucía. Habrá alguna sorpresa por Madrid, pero por el momento no podemos hacerla oficial, aunque ya esté cerrada y confirmada.
La verdad es que ahora nos lo pasamos mejor que nunca viajando, vemos que la gente se divierte más que nunca. Al bajar del escenario, el público nos comenta que son los mejores conciertos que hemos dado nunca. Comprobamos que todos estos años de rodaje han servido para que tengamos una maquinaría que funciona muy bien en directo. Encima la gente está disfrutando.
Hablando de sorpresas, suponemos que más de uno a estas alturas estará de los nervios, ¿este año toca Villancico?
Josema Dalton: ¡Ojalá! Lo hacíamos con nuestros hijos, pero han crecido un montón. Si ya es difícil cogerlos, disfrazarlos y que encima interpreten un papel ya resulta imposible. Lo tenemos en la cabeza, pero a estas alturas ya debería estar hecho por lo que este año, por desgracia, tampoco va haber Villancico.
Por último, durante esta trayectoria tan longeva habéis sido testigo de los pros y contras de pasar por sellos «grandes» como DRO o más independientes como Rock Indiana y Hurrah con los que habéis sacado a medias el álbum en formato vinilo. ¿Volverías a pasar por el aro y a estas alturas grabarías de nuevo para un sello de los grandes – nos referimos por supuesto al tamaño?
Josema Dalton: En nuestro caso, el haber pasado por una compañía grande como DRO nos permitió seguir tocando. Volviendo a lo que comentamos antes, de haber empezado ahora no hubiéramos hecho nada o casi nada. La razón por la que la gente se acuerda de nosotros es gracias a nuestro paso por DRO. En cierto modo, estamos viviendo de esas rentas, aunque no estuvimos el tiempo suficiente para poder haber triunfado. Tenemos la percepción de que nos aprovechamos más de ellos, que ellos de nosotros. Las grandes empresas disponen de más presupuesto para llevarte de promoción y eso facilitaba las cosas al llegar a una nueva localidad. ¡Vivimos de las rentas!
Más que merecidas, después de treinta años de carrera...
Llega la hora del vermut y nos despedimos de Josema contagiados por su buen rollo y amabilidad sin igual. Conscientes de que pocos grupos desprenden tanta autenticad como los Dalton. Por supuesto, y ni que decir tiene, nosotros somos de los Dalton. ¡Lucky Luke es un triste!