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Steve Redhead: “La Fiesta del fin de siglo: Juventud, pop y el nacimiento de Madchester”


Por: Javier González. 

Todos somos conscientes de la existencia de un tipo de música orientada descaradamente al consumo hedonista, aquella a la que un mancuniano de pro, llamado Morrissey, definió como un ente “que no decía nada de su vida”; frente a ella, como dos caras de la misma moneda, quizás en una suerte de reverso soleado, se posiciona firmemente “otra” alternativa sonora, paradójicamente más disfrutable, capaz de invitar al baile, pero que además contiene una fuerza tal que remueve nuestros sentimientos por dentro con la fuerza de un huracán. Ya sabrá querido lector que a ese “tipo” de música el mismo divo británico al que aludíamos más arriba definió como “las canciones que salvan tu vida” y personalmente considero que no le faltaba razón, ni en esta afirmación ni mucho menos en la anterior. 

Valga el préstamo de dichas frases rescatadas de un par canciones de The Smiths, “Panic” y “Rubber Ring”, para mostrar lo que en un primer momento me pareció este detallado estudio llamado “La Fiesta del fin de siglo: Juventud, pop y el nacimiento de Madchester”, que meses atrás nos llegó de la mano de la editorial Liburuak. Firmado por una eminencia de los estudios culturales como es el fallecido profesor Steve Redhead. Porque de la misma forma que con trazo grueso podemos tirar de maniqueísmo para establecer dos grandes bloques de “tipos de música”, también hay libros que invitan a su consulta y podrían entrar en la categoría de “pasatiempos”, y existen “otros” que a modo de tesis doctorales van más allá, requiriendo del compromiso del lector en su objeto de refutar la idea de que la música es una manifestación hija/hermana del tiempo en que es creada y como tal, un ente capaz de reflejar el movimiento de una sociedad cambiante en lo relativo a la cultura juvenil y la música popular. 

El resultado volcado con acierto en “La Fiesta del Fin de Siglo” es una obra dual; de un lado, plagada de datos no siempre fáciles de digerir, pero que muestran una genealogía evolutiva de los tiempos más que consistente, abogando por recuperar la energía perdida en unos tiempos donde la terminología “post” domina; y de otro, emotiva, pues a lo largo de muchos pasajes de la misma toma la palabra Tara Brabazon, profesora de estudios culturales de la Universidad Charles Darwin, Australia, viuda del autor, la cual relata como el profesor fue capaz de cambiar su percepción cultural con la misma emoción que relata su enamoramiento, a modo de flechazo instantáneo con él, y el fallecimiento del mismo, mezclando sabiamente la frialdad del análisis con el calor humano que brota de una relación cuyo vínculo personal era único, haciendo de esta obra un caramelo para los interesados en los estudios culturales y sociológicos donde la música es un elemento esencial.