Por: Javier Capapé.
Si estáis buscando un alojamiento donde quedaros, uno donde sentiros como en casa, vuestra elección puede ser, sin temor a equivocarse, este "Hotel Morgan". Como queriendo hacer referencia a su debut "Home", Morgan cambian el hogar por un hotel en el que dejarse caer y sentirse seguros, donde caben todas sus caras y sus canciones se entienden como diferentes habitaciones del mismo espacio. Morgan han vuelto a la palestra tras el éxito cosechado con sus tres primeros trabajos y sus intensas giras, apostando por algunos cambios sustanciales en su sonido, además de utilizar sus nuevas canciones como un compendio de los estilos que han inspirado siempre a esta magnífica banda.
Este "Hotel Morgan" estará disponible únicamente en formato digital y preventa física desde ya mismo en su web, hasta que a finales de enero del próximo año aparezca en todas las plataformas. Una estrategia que da valor al formato físico (algo que ya hicieron con el directo grabado en el Wizink con "The Golden Family", solo disponible en vinilo) y que pone por delante al seguidor de siempre, que está por encima de algoritmos y modas y que busca valor añadido en el LP. Primero llegará, para el que reserve el vinilo, la descarga digital, y habrá que esperar dos meses para que su lanzamiento oficial llegue a todo el mundo. Además, hasta ahora ha habido un claro mutismo por parte del grupo, sin lanzamientos previos ni noticias en ningún medio, lo que hace más atractivas, si cabe, las canciones que puedan llegar del grupo. Desde El Giradiscos hemos sido muy afortunados por poder escuchar estas canciones antes que nadie y despejar todas las dudas que surgen en torno a este disco, que se hace llamar "Hotel Morgan" y con el que la banda dice haber creado un lugar temporal para estas canciones en el que cada una tenga su sitio, cuente su historia y sea libre en su propio espacio, pero cerca de las demás. En este hotel quieren vivir, trasnochar, descansar y soñar con lo siguiente que esté por venir. La verdad es que con esta maravilla entre manos solo nos queda invitaros a hacerlo vuestro cuanto antes porque os aseguramos que merece mucho la pena.
Entrando en los pormenores del álbum, hay que destacar que es mucho más variado estilísticamente que sus predecesores, como señalábamos antes, pero sin perder los aires soul y de rock setentero que siempre les han caracterizado. Eso sí, ahora destacan mucho más las guitarras de Paco López que los teclados de "Chuches" o el piano de Nina. Las seis cuerdas refuerzan la potencia, que es más descarada y se impone en muchos temas, pero cuando bajan las revoluciones también se inclinan preferiblemente por los rasgueos de las acústicas más que por las teclas del piano.
La pregunta que me viene a la cabeza (y que seguramente revoloteará por el pensamiento de todos) nada más comenzar la escucha de este disco es si supone definitivamente la transformación del grupo al castellano debido a que sus dos primeros temas son en la lengua de Cervantes. Hasta ahora solo habían dejado espacio para el castellano en una canción de cada disco, pero aquí el número de temas llega hasta cinco, casi la mitad del lote, por lo que quizá no tengamos que hablar de transformación definitiva y abandono del inglés, pero se vaticina que esto llegue pronto y que este "Hotel Morgan" pueda ser un disco bisagra al referirnos a este aspecto. Ya ha pasado antes con muchos grupos de nuestro país, y normalmente el abandono del inglés les ha hecho ganar enteros. Es el caso, por poner algún ejemplo, de Love of Lesbian o Marlango. Aunque muy diferentes en estilo, su paso al castellano les hizo ganar en confianza y repercusión. ¿Puede sucederle esto mismo a Morgan? En un primer momento mi cabeza me dice que no, que Morgan están hechos para el inglés porque su querencia soul marida mejor con ese idioma, que la voz de Nina gana empaque con la lengua de Shakespeare, pero el camino hacia el cambio definitivo al castellano ya está en marcha y tras escuchar una y otra vez estos temas nos damos cuenta de que ganan más de lo que parecía en un primer acercamiento.
Grabado en los Ocean Studios de Noruega y bajo la producción de Martín García Duque, la banda ha buscado recogimiento y concentración para alumbrar once cortes que van del pop más luminoso al rock más duro, el blues acústico o la épica de estadio. Nada se les resiste a este cuarteto, que apuestan por ampliar su paleta de colores y aciertan de pleno. Concebido como un disco con introducción y desenlace, en su interior encontramos una mezcla de emociones que vuelven a jugar con nuestros sentimientos mientras dan rienda suelta a su infinita expresión instrumental.
La introducción a este viaje cae de la mano de "Delta", una breve tonada a piano, sintes y voz (ya no vuelve a aparecer de esta forma tan desnuda la voz de Nina en todo el disco) que termina con un desarrollo coral evocador que nos incita a perder el miedo a lo desconocido, antes de llegar a "Cruel", ambas dejando ver que el castellano va a ser el gran protagonista. "Cruel" tiene predominio de las guitarras acústicas, pero en el solo se transforma casi hacia la psicodelia con un sintetizador muy cercano a lo que podrían haber hecho en su mejor momento los Wings de McCartney. "Bad Human" roza su épica característica con mucha potencia en las guitarras de Paco López y el ritmo contundente de Ekain Elorza. La épica comentada se ve reforzada por las subidas y bajadas de intensidad junto a las cuerdas que acolchan el tema desde el puente arregladas por el propio David Schulthess. Los Morgan que más nos gustan, esos que suenan dulces en unos momentos y pletóricos en otros, se reconocen en "Walk of shame", una píldora explosiva con apoyo de sintes y un solo provocador de guitarra sucia que engancha.
Solo llevamos cuatro canciones y reconocemos que estamos plenamente enganchados a estos "cuatro magníficos", pero cuando pensábamos que ya no hacía falta más para rendirnos a su buen hacer nos sorprenden con la que es, a buen seguro, la canción más lograda del lote y me atrevería a decir que una de las más atrevidas, originales y perfectas de su carrera. Estoy hablando de "Solaris" (una de las pocas con autoría conjunta de Paco López y Nina de Juan). Sencillamente soberbia. Una lección de maestría a todos los niveles. Nos podríamos pasar hablando de ella toda la reseña, o una larga noche, pero intentaré resumir lo mejor posible y de forma concisa todo lo que sugiere y contiene. Comienza con un pulso eléctrico y vigoroso inicial que puede remitir al Springsteen más mediático, emocionando desde sus atmósferas que parece que nos vayan a llevar a la estratosfera. Tras su intenso arranque llega una cadencia más acústica para la estrofa que muta en la llegada de una guitarra infinita previa al estribillo con la contundente entrada de la batería en fases. La segunda parte de esta "Solaris" tiene un riff y una pegada muy al estilo de los Who, para terminar más melódica y con cuerdas en una coda que bien podría encajar en una gran producción de James Bond. Mil sentimientos y pulsiones mezcladas en cinco minutos excelsos, donde se combina el dolor por la pérdida y las ganas de salir de ese pozo gravitatorio al que a veces somos empujados y del que es tan complicado salir. "Solaris" es el cruce definitivo de todas sus influencias en una canción que supone el cenit de este "Hotel Morgan" y una de las crestas más altas de su larga cordillera de éxitos.
Exhaustos comenzamos el segundo tramo del disco con "Holding on / Mocha Dick", un tema mucho más pop, con guitarras brillantes y un piano limpio y potente en sus estrofas. Su pulcro sonido les deja más cerca de Fleetwood Mac que nunca. "Arena" es un blues acústico que se mantiene perfectamente sólo a guitarra y voz (qué derroche vocal una vez más) mientras "Fire Everywhere" remite a sus queridos The Band con su ritmo galopante. Más clásica dentro de su estilo que el resto y con momentos muy reconocibles, aunque igualmente destacables, incluye algunos fraseos de guitarra que la acercan al country, pero con matices de Knopfler en los punteos de eléctrica que tan bien maneja Paco López, que es, a su vez, el protagonista absoluto de la siguiente canción, "Stay Up", en la que pone su voz entres sutiles matices disco y predominio del funk.
"Altar" aporta una guitarra grasienta, arrastrada y con peso, de cuyo solo se hace cargo el histórico Steve Hunter (conocido por su trabajo junto a Lou Reed o Alice Cooper), y que ya querría para sí Dan Auerbach, terminando con ese "Final" que, de nuevo en castellano y con el dolor impregnándolo todo, cierra el círculo iniciado con ese "Delta" y nos deja enganchados con un tratamiento de las guitarras que remite a Jack White (la enésima referencia de peso de las que se nutre el grupo entre estos surcos), pero que nos sabe a poco y no termina de volar. Tal vez sea la menos lograda de todas y empaña un poco el resultado final, ya que el cierre llega como quebrado, pero no deja de destacar que apuesten el todo por el todo por no acomodarse (con la mirada centrada en su lengua madre) en un disco sumamente ecléctico y atrevido.
Mientras esperamos que "Hotel Morgan" llegue a todos gracias al streaming, disfrutemos aquellos privilegiados que apostamos por la música en formato físico, no solo como objeto de colección, sino como asidero que nos une a aquello que consideramos imprescindible, aquello que nos llena, consiguiendo convertir este "hotel" en un cálido "hogar" reconfortante en el que quedarse a vivir por siempre junto a estas canciones, que son un auténtico refugio y placer para los sentidos. Echábamos de menos a esta banda tan querida, pero el resultado no va a dejar indiferente y la recompensa es de las que disfrutaremos por mucho tiempo. Reserven una habitación en este hotel con vistas y déjense seducir en un "todo incluido" por Nina, Paco, Ekain y "Chuches". El placer está garantizado.