Fotografías: Alejandra Amene.
Hay discos que son bonitos de principio y a fin. No solo por sus canciones, que también, sino porque nacen de procesos vitales intensos, profundos y de raíz oscura, superados con empeño y sacrificio. Tormentas que explotan germinando nueva vida en la persona que deja atrás las dificultades, hasta el punto de hacerlas pisar con rotundidad para mostrar con orgullo su desnudez y el cambio desarrollado en una obra capaz de remover bien dentro al oyente.
Mucho de lo arriba comentado, puede que con infinidad de matices más, encierra la invitación que Manola nos hace para visitar “El Sótano”, su debut en formato Lp. Pianista de formación clásica y amante de las sonoridades negras, que la han acompañada desde pequeña, a buen seguro será más conocida por el gran público debido a su labor al teclado junto a los admirados Rufus T. Firefly.
Ante la profundidad de su propuesta, decidimos cerrar una cita con ella. La idea era conocer más de cerca todo este proceso que le ha llevado a grabar el puñado de brillantes canciones que ahora forman parte de “El Sótano”. A cada frase nos dio una lección de firmeza y humildad, dejando claro que sabe cuáles son los pasos a seguir en su carrera. Del talento que atesora ni hablamos, puesto que queda claro a poco que uno se acerque a escuchar lo que propone.
Manola tiene claro lo que quiere y cómo lo quiere. Y tal determinación nos hace pensar que estamos ante el nacimiento de una carrera firme que no debemos perder de vista. Ojalá sea así. Lo merece.
¿Qué tal estás, Manola? ¿Cómo has vivido estas semanas previas a la edición de tu primer Lp?
Manola: Ahora mismo estoy bastante contenta, por supuesto. El principal sentimiento que tengo es el de alivio. Ha sido un proceso muy largo, llegué a pensar que no lo sacaría, pero ahora que me ha llegado el vinilo, que lo tengo en mis manos y que se ha hecho realidad, me hace sentir agradecida. Cuando das una parte tan grande de ti misma finalmente estás agradecida a la gente que te apoya: la gente de Calaverita, Álex Fernández, que ha coproducido el disco conmigo, Ramiro que ha grabado las baterías, Raúl Pérez del estudio “La Mina”, son personas que han confiado en mí y me han acompañado, su apoyo es el regalo más grande que me podían hacer. Básicamente porque cuando tú tienes la necesidad de expresar algo, estás un poco sola y que venga alguien y te diga “me gusta lo que haces”, es lo más bonito que puede pasar.
“Ser solista hace más complicado tener constancia”
Has tardado más de seis años en editarlo, a lo largo de todo este tiempo has ido lanzando canciones de manera progresiva, desde que en 2018 viera la luz “No Más Temores”. ¿Entiendes este período como necesario para que el proyecto tuviera sus bases totalmente asentadas?
Manola: Creo que hay un poco de todo. Hay una parte que es muy importante como la evolución, personal y musical. En “No Más Temores” no tenía ni veinte años, hay una evolución musical, aunque no haya seguido publicando muchas cosas, he continuado haciendo música y escuchándola cada día de mi vida. Ahora, habiendo sacado el Lp, pienso que todo pasa por algo y que ha habido una evolución y un proceso. Y la segunda parte es que sí, han pasado muchas cosas. No soy una banda, por lo que es complicado, ser solista hace más complicado tener constancia. Hay algo importante en este parón, hasta que no tuve claro que quería hacer este disco tenía una lucha interna con la idea de que la música no era para mí. No he podido tener constancia porque mis miedos estaban por delante. He sentido ese temor de “esto no es para ti”. Estudié periodismo entre medias, me metí a profe de piano, luego llegó la pandemia y me vine a Madrid a hacer un máster de periodismo porque pensé que la música no era para mí. Me he negado la realidad, pero la vida te da lo que necesitas. En este caso me vino Rufus, algo que fue una parte muy importante para darme cuenta que la música sí era para mí, aunque me cueste.
“El primer prototipo de Manola no solo tenía gafas, también peluca. Me daba mucha vergüenza mostrarme ante la gente, quería esconderme”
¿De qué forma ha evolucionado y cambiado Manola como compositora e intérprete desde entonces hasta ahora?
Manola: Ahora veo vídeos y recuerdo los primeros conciertos, cosa que me parece muy bonita. El primer prototipo de Manola no solo tenía gafas, también peluca. Lo que quería era esconderme, me daba muchísima vergüenza mostrarme ante la gente. El tema de las gafas era para que no me vieran los ojos. Soy muy aprensiva, me daba miedo enfrentarme al público. Era un miedo andante, intentaba ocultarme. Rufus es muy responsable de mi evolución musical, he hecho tantos conciertos con ellos que me siento una mujer súper fuerte. Cada vez que voy a interpretar una canción mía o que me pongo a componer tengo el mantra de “tía tú has venido aquí para esto, sé feliz y disfruta”. Creo que la evolución ha sido bastante fuerte. En cierto modo soy hija, hermana y compañera de Rufus. En definitiva, familia.
“Tengo talento para las melodías, las letras me requieren más esfuerzo”
¿En qué momento ves que todas las piezas encajan y que es el momento de dar forma a “El Sótano”? ¿Cómo ha sido el proceso compositivo del álbum?
Manola: Creo que cuando una banda tiene una trayectoria sí se pone a hacer un disco a conciencia porque están en la rueda. Cuando no estás en dicha rueda no tienes ese pensamiento. Empecé a componer las canciones porque lo necesitaba, aunque es cierto que desde el principio había un cambio. Las canciones anteriores las comencé a componer a piano, sin tener la visión a futuro de las mismas, pero en estas sí me picó la idea de producir y crear una estructura, como si tuvieran más forma que antes. Las primeras vinieron de forma súper espontánea, como si hubiera necesidad de hacerlas, pero al tener cuatro o cinco vi que estaba saliéndome algo que tenía mucho sentido y que estaban dentro de una misma etapa. A partir de la cuarta o quinta canción sentí que estaba pasando algo que no era aislado, sino el conjunto de algo que luego vi que era “El Sótano”.
El trabajo posee unas sonoridades soul que conviven con preciosas ambientaciones casi jazzísticas y destellos funk, aunque lo realmente sorprendente viendo estos sonidos es que eres pianista de formación clásica. ¿Hasta qué punto es importante para ti la música negra? ¿Crees que dicho influjo se percibe en el álbum?
Manola: La música negra es con lo que más disfruto y lo que he escuchado toda mi vida. El poso es realmente grande. Y luego lo que he estudiado es música clásica. En cierta manera se podría decir que una es mi trabajo y la otra es mi pasión. La música clásica es mi trabajo y la música negra es mi pasión. Sí que creo que hay mucha influencia de la música clásica en mis canciones, siempre empiezo componiendo a piano. Al estudiar tanta la forma de acompañarme y crear melodías sí que está influenciada por la música clásica, pero luego mis referentes son todos negros y música americana. Intento que de un acorde clásico salga algo soulero, se trata de añadir dos o tres notas para que esa sonoridad tan pura tenga un brillito extra.
“Las letras son la única vía para explicar lo que siento sin temor”
¿En qué momento de tu vida vas descubriendo unas sonoridades distintas a las que te hicieron comenzar con el piano? ¿Qué artistas de cabeceras consideras que han influenciado más a esta colección de canciones?
Manola: Te diría que ha ido todo muy de la mano. A mí madre siempre le ha encantado el jazz y el soul, desde pequeña he escuchado a las divas más grandes. Hay otra influencia de la que no hablo mucho, básicamente porque quizás no se ve tan reflejada en el disco, pero he oído mucho a las divas del pop de los ochenta y noventa como Whitney Houston, Celine Dion y Barbara Streisand. Ese tipo de balada me alucina. El soul siempre ha estado en mi vida por mi madre. Creo que este disco tiene influencias nuevas y antiguas, ahora hay muchos grupos que beben de los setenta, pero con sonidos actuales. Hay cosas de Marvin Gaye, Aretha Franklin y Curtis Mayfield. También creo que viene gente que está haciendo cosas muy chulas ahora como Duran Jones, Michael Kiwanuka o Aaron Frazer, entre otros nombres.
A nivel de letras estamos ante un álbum intenso, profundo y emocional, donde parece que has mirado bien dentro de ti misma para plasmar letras donde te desnudas y en las que haces frente a tus demonios sin esquivar temáticas duras, puesto que parece que más que historias ajenas, la protagonista de todas eres tú. ¿Hasta qué punto da pudor hacer algo así?
Manola: Me gusta mucho que me hayas dicho eso porque es lo con lo que más insegura me sentía. Me he llevado toda mi vida emocionándome con canciones que no entendía, ya fuera por ser música clásica o con letras en inglés. Es algo a lo que no le había dado tanta importancia hasta que no empecé a componer mis propias canciones. No daba importancia a las letras porque siempre he sido la chica de las melodías. Es algo en lo que trabajo mucho y creo que tengo que seguir trabajando. También creo que en la vida, no solo en la música, hay que asumir lo que tú eres. Y yo asumí que, al igual que para las melodías tengo más talento, en las letras tengo que esforzarme mucho más. No quise engañarme, quise ser sincera y sencilla que es lo que soy, una persona sencilla. En mi día a día me cuesta ponerme triste. Es muy fuerte, el otro día en una entrevista dije que era una dramática y me escribió mi madre para decirme que no lo era. Y le tuve que decir que lo era, porque de lo contrario no habría escrito estas canciones, lo que pasa es que la vía para expresar lo que siento son las canciones, no mi vida. En mi día a día, intento ser una payasa y hacer feliz a la gente, guardándome los problemas. Las letras son la única vía de expresar lo que siento sin pudor, considero que nadie va a juzgar lo que siento porque seguramente lo habrán sentido también.
Si te parece, pasemos a hablar de algunas canciones:
“Adicción” habla del ambiente nocturno, las veladas de humo denso e intenso, los vicios y del duro despertar, con el pesar a cuestas y la intención de cambiar. ¿De qué forma nace una canción así?
Manola: Esta canción es bastante especial para mí. En mi primer Ep, que lo compuse con 18 años, ya había una canción, “Animales”, que habla del tema de la nocturnidad y drogas. Desde pequeña he sido súper observadora y el tema de las drogas me ha inquietado mucho durante toda la vida. Siempre me ha fascinado la mente y el tema de cómo funcionan las emociones. Ver cómo se comporta la gente me ha causado mucho interés. Cuando empecé a rodearme de músicos de forma más profesional, a meterme en camerinos, fue una de las cosas que más me impresionó, cómo te vas transformando. Esta canción no es autobiográfica, pero creo que hay un símil entre el abuso de sustancias, sobre la nocturnidad y levantarte hecho una mierda que tiene que ver con tu estado emocional de cómo te sientes en ese momento y porqué lo necesitas. Para mí es un poco como la adicción a la música, siempre he dicho que a mí cada dos por tres me dan sobredosis musicales, como si fuera al hospital me levanto y pienso que tengo que dejar la música, no me va bien, me hace daño, pero luego como buena drogadicta de la música siempre vuelvo. Quizás es la canción en la que más pensé a la hora de componer, pero me pareció bonito que después de la intro comience esa etapa en la que estás de fiesta, no piensas en nada, abusando de sustancias y que al día siguiente empiezan los dramas. Cronológicamente le daba sentido a la historia que cuenta, no es una historia que me haya pasado, pero le ha ocurrido a mucha gente de mi entorno.
“Me Extraño” y “1977” son dos cortes donde hablas de esa necesidad de encontrarse, de vivir y ser libre en un mundo cambiante y la necesidad de encontrarse. ¿Cómo de importante es la salud mental?
Manola: Sí, totalmente. Creo que has captado súper bien la esencia de estas dos canciones. Tienen mucho que ver con la salud mental. Este disco en sí mismo es un proceso de sanación mío. “Me Extraño” fue la primer que compuse, en un momento en que casi me quería morir. No entendía mi vida, no sabía para qué servía en mi vida ni qué hacía aquí. Fue un momento emocional súper duro para mí. Fíjate lo pequeña que soy. Las nuevas generaciones venimos con muchos más problemas por criarnos con menos problemas, cosa que es curiosa. Hablando con gente de mi entorno me decían que nuestros abuelos y padres se iban a buscar el pan para llegar a casa y para adelante. Ahora nos criamos con tantas cosas que nos metemos una presión flipante, siendo tan jóvenes es flipante tener tantos problemas. Tenemos muchos medios para solucionarlos, afortunadamente, “Me Extraño” y “1977” son dos canciones que llegaron en un momento en que había empezado a tocar de manera profesional, consiguiendo lo que anhelaba y me di cuenta que no estaba disfrutando, no lo valoraba y no era feliz. No entendía nada de lo que estaba pasando. Este trabajo en ambas canciones es el de sentarte a asumir que tienes un problema. Luego las canciones van evolucionando y ahora sé cuál era el problema. Era la primera fase de asumir que las cosas estaban bien.
“Me siento una mujer súper fuerte”
Por cierto, en “1977” ese mantra de “Esto va a Acabar Mal” lo decimos mucha gente…
Manola: Se puede extrapolar a muchísimos ámbitos. Pero es muy curioso, cuando la he tocado en directo, he pensado que al final acababa bien. Literalmente en su momento tenía el mantra de que iba a acabar mal. Asumía que no valía, que la música era mi sitio. Era el Pepito Grillo negativo atacándome.
Tampoco esquivas temáticas universales como la de las rupturas con “Rota”, pero también escrita muy francamente y desde la soledad más absoluta, contrapuesta a “Hoy por Mí”, donde abogas por la dependencia emocional. ¿Son estos temas dos caras de la misma moneda?
Manola: Sí, realmente sí. Cuando atraviesas una situación emocional tan complicada, tu mente te juega malas pasadas e incluso puedes disociar cosas. Son momentos en que te sientes tan vulnerable, estás tan rota, no entiendes nada y crees que la mejor solución es que la persona que está a tu lado y te quiere no esté a tu lado para no ser una carga. No te hablo ya de una relación amorosa, ni de pareja, hablo de familiares y amigos. Tratas de huir del mundo y marcharte. En “Rota” canto “Haré las maletas, iré a otro lugar, donde nadie cuente si me ve pasar”. Y en contraposición, cuando te sientes vulnerable, pero te viene la lucidez de que todos tenemos problemas y que la gente te puede ayudar, sientes la necesidad de que la gente se acerque a ti. Es el final del proceso del duelo, darte cuenta que no quieres estar sola.
Desde que la escuché estoy enganchado a “I´m Not Looking Back”. ¿Cómo de a gusto te has quedado con esa canción de 0 a 10?
Manola: A nivel instrumental me gusta mucho, he explotado una parte de mí que no había sacado a la luz. Me siento más cómoda en territorios lentos, pero en esta he disfrutado. Es una canción oscurilla, pero con luz en los coros. Me he quedado muy contenta, la verdad. Es un tema que tiene muchos coros, me gustaría que algún día la gente que venga a los conciertos cantara el estribillo. En vivo no lanzo los coros y me siento un poco sola cantándola. Es un coro góspel que repite un coro de no mirar atrás y hacerlo adelante. Me pareció un buen fin para el disco, aunque luego acaba con otra. Te das cuenta que ya está cambiando la cosa y que la actitud es distinta.
Quizás en “Fin” sea donde más te acerques a la formación clásica e incluso a la copla. ¿Lo ves así?
Manola: Bueno… sí que es verdad que cuando la compuse no me di cuenta. Más tarde, al tocarla, vi que los tres primeros acordes son una progresión del “My Way” de Sinatra. Llegué a pensar en meterlo hablando en una parte, pero al ser poco tiempo, no lo hice. Soy la señora de las baladas, disfruto y me identifico con ello. No quería dejar el disco sin desnudarme aún más, considero que es un trabajo en el que he perdido el miedo a mostrarme cómo soy. No necesito saber si a la gente le gusta o no, quiero saludarme diciendo esto soy yo. Yo soy “Fin”.
Otra cosa que quiero valorar, sobre todo en estos tiempos en que el componente estético se ha perdido para muchas bandas y ciertos solistas, es que en tu caso pareces también cuidar dicho detalle.
Manola: Hay una estética, pero porque creo que cuando creas un proyecto tienes que pensar muchas cosas. No es solo alguien que canta canciones, de la misma forma que haces un diseño del vinilo para guardar coherencia con lo que eres y con lo que haces. Mi imagen siempre ha sido así. Ahora he sabido encontrar aquello con lo que más cómoda estoy. Me siento muy segura y muy fuerte con un traje de chaqueta. En mi día a día siempre he sido así. Comencé con Rufus en “El Largo Mañana”, una época en que iban más elegantes y arreglados, no me compré nada de ropa para la gira. Siempre me ha gustado ir diferente. También es verdad que se nota mi influencia de los años setenta, aunque mi estilo no es exclusivo de dicha década, sino un híbrido entre aquella y esta. Sí que es verdad que me gusta la moda y la estética. En las películas me encanta fijarme en cómo visten. Creo que hay que darle importancia. Igual te digo que jamás bailaría, soy un desastre, no tengo psicomotricidad. Lo de las gafas fue algo pensado, pero no te creas que el tema de la ropa lo pienso tanto. Normalmente me visto así, no hay mucho planteamiento.
Personalmente me gusta porque percibo una pérdida del concepto estético en el ambiente musical que a mí me parece indispensable para una banda.
Manola: Es un mensaje también. Creo que el mundo del arte es muy amplio. Y la moda también lo es. Cómo nos vestimos dice mucho de nosotros. Inconscientemente nos pasa. Hay días que estás aburrido y te vistes sin más, pero si estás contento te pones una camisa que te gusta. Creo que en un proyecto la imagen es importante, sobre todo si es para que tú te sientas mejor. A mí en Rufus me preguntan porqué me pinto tanto los ojos si luego me voy a poner las gafas. Lo hago porque disfruto del proceso. Me da igual que no me vean los ojos, pero luego me quito las gafas al ir a dormir, me miro y pienso “Hay que ver qué fantasía me he hecho hoy”. (Risas)
“Rufus T. Firefly me han apoyado, me han dado calma y me han enseñado a tener paciencia que es algo que hoy día falta mucho”
Eres la teclista de una de nuestras bandas favoritas del panorama, Rufus T. Firefly. ¿Qué te han dicho tus compañeros y compañeras tras escuchar el disco? ¿De qué forma compaginarás ambos proyectos?
Manola: Es verdad que no compartí el proceso del disco con ellos por mi vergüenza. Siempre he sido muy introvertida. Ahora que lo escucháis veis que ha sido un proceso de desnudez también. Al hacerlo, no lo compartí. No me veía capaz de expresarlo con palabras habladas. Al mezclarlo se lo pasé por el grupo. Les dije, “sois mi familia, creo que tenéis que escuchar esto que es como mi hijo”. Me apoyaron mucho, me dijeron palabras muy bonitas, como que no se lo esperaban. Con ellos no es que me abra mucho musicalmente, me daban mucho respeto al principio. Me limitaba hacer mi papel, tocar, no faltar a ninguno concierto… me considero como una hormiguita, una empleada que iba a estar al pie del cañón, pero no expresaba la parte de Manola musical con inquietudes. Al enseñarles el disco me han apoyado, pero me parece más importante todo el proceso hasta sacarlo que el hecho de gustarles más o menos. Ha sido un proceso de dos años, me han apoyado, me han dado calma y me han enseñado a tener paciencia que es algo que hoy día falta mucho.
“No me planteo hacer una gira sufriendo si el disco no se va a presentar bien”
Imaginamos que en breve comenzará una gira de presentación de “El Sótano”. ¿En qué formatos podremos verte en vivo? ¿De qué manera cambia tu propuesta en directo dependiendo del formato?
Manola: Realmente lo de Marilians fue un ratito con amigos y casi no lo teníamos planteado. Si hiciéramos algún acústico, que no lo creo, sería con el piano. Creo que es la forma más fiel de hacerlo. Las canciones han sido creadas a piano, así que no se pierden tantos matices. Es un disco muy pensado y producido, tiene un gran trabajo. Al entrar en el estudio pensaba que tendría que llevar siete músicos para hacerlo en directo como quiero. Luego está la realidad, los promotores quieren pagar menos y tú tienes que pagar más. Tampoco me planteo ir sin técnico de sonido, que hay pocos, por cierto. Y no me va a cobrar 100 euros. Es verdad que no hay gira súper planteada. Hay fechas en que estamos trabajando y vamos a intentar aunarlas en un cartelito. Mi pretensión es que siempre vayamos cuatro, no me planteo hacer una gira sufriendo si el disco no se va a presentar bien. Me encantaría llevarme medio concierto de pie, pero no me lo puedo plantear ahora, no tengo medios. Ahora mismo con cuatro somos capaces de hacerlo.