Ilegales: “Con “Agotados de Esperar el Fin” metimos nuestro caballo de Troya en las radios comerciales”



Por: Javier González/Guillermo García Domingo.

La maquinaria productiva de Ilegales vive desde hace años su particular período “estajanovista”, donde se funden los nuevos trabajos, las intensas y exitosas giras, conviviendo con la reedición de parte de los mejores trabajos que contemplan el lujoso catálogo de la banda liderada por el siempre genial Jorge Martínez

Algo así volverá a pasar en apenas unos meses, cuando arranquen la nueva tanda de conciertos para presentar el que será el próximo disco de la banda, “Joven y Arrogante”, una colección potente, directa y efectiva que a buen seguro volverá a sorprendernos; lo harán mientras todavía coleé el cuarenta aniversario de uno de sus mejores álbumes, “Agotados de Esperar el Fin”, efeméride que celebran con la edición desde Warner de una completa revisión del mismo en diversos formatos y con material extra, con objeto de acercar al gran público el trabajo con el que Ilegales asaltaron las radios comerciales. 

Nos citamos con Jorge en las impresionantes oficinas de la multinacional situadas en el centro capitalino, allí nos atendió el hombre del norte, haciendo gala de sus mejores cualidades: lucidez, inteligencia, humor y una cercanía bien entendida, adjetivos que seguramente nieguen todos aquellos que tuvieron la mala fortuna de cruzarse en su camino cuando no debían conociendo el poder destructivo de este fenomenal creador.

¿Qué tal, Jorge? ¿Cómo va todo? 

Jorge: Muy bien, se agradece tu interés. A ti también te veo genial. 

“El 25 de noviembre aparecerá el primer single del nuevo disco” 

En primer lugar, me apetece preguntarte por tu valoración de la gira donde presentasteis “La Lucha por la Vida”, que más tarde se vio complementada por la reedición de “Ilegales”, vuestro primer trabajo. ¿Qué tal fue la respuesta del público y vuestras sensaciones? 

Jorge: “La Lucha por la Vida” fue una gira exitosa, a pesar de que veníamos de otra repleta de llenos como “Rebelión”. En fin, no es frecuente que una banda de rock tenga una continuidad en el interés del público tan pronunciada por lo que venimos con muy buena sensación. En América hemos crecido muchísimo, allí hay un público en ebullición, no exento de peligro, por suerte todos los peligros me conocen y cuidan de mí. Ha estado muy bien, tanto la gira “Rebelión” como “La Lucha por la Vida”, arropadas por los documentales que se hicieron. Ya sabes que Ilegales es un grupo muy documentable porque la vida disipada tiene cierto interés, la vida de las monjas es menos interesante, como el pastel de dedo que adoraban los Beatles. (Jorge echa mano a sus partes, mientras sonríe) (Risas) 

Una gira que terminó meses atrás, con obligadas visitas al otro lado del charco, donde el poder Ilegal permanece intacto, tiempo durante el que también habéis estado ocupados preparando la reedición de “Agotados de Esperar el Fin” y el nuevo material del que hablaremos un poco más adelante. ¿Qué tal llevas esta lucha contra el tiempo en que andas enfrascado durante los últimos años? 

Jorge: Estuve un poco anestesiado por los festejos nocturnos, pero en este momento he despertado para inquietud de muchos. Cuando John Lennon despertó, Paul McCartney se inquietó. Ahora hay personas que tienen una cierta sensación de que algo puede explotar. 

“Ilegales ha contribuido a educar a cierta parte del público, extralimitarse tenía consecuencias inmediatas” 

Vayamos a los antecedentes de “Agotados de Esperar el Fin”, aquella gira de presentación de “Ilegales” debió dar demasiado de sí. ¿Cuál era la realidad de Ilegales en aquel período? ¿Hasta qué grado vuestra leyenda de “sexo, drogas y rock and roll era real”? ¿Llegó a pesar aquello en algún momento en los directos de la banda? 

Jorge: A nivel de directo íbamos muy bien, puede que algún concierto no fuese tan acertado como otro, pero tiene más que ver con el hecho de que eran a ritmo constante. Lo que no es compatible son las drogas con el sexo, con el rock and roll todavía. O te pones de alcohol o te pones con el sexo. Mi experiencia es que si mezclas ambas cosas vas a perder alguna. Era música hecha en el peligro y entrañaba peligro afrontar una gira como aquella. El público no estaba tan educado como ahora, había un sector que iba a reventar el concierto para hacerse los chulos. Ilegales ha contribuido a educar a cierta parte del público, extralimitarse con nosotros tenía consecuencias inmediatas. 

Esta pregunta también viene a colación de que sea un trabajo donde recuperáis varias canciones de la etapa junto a Los Metálicos, “El Piloto” o “Stick de Hockey”. ¿Faltaba material debido a tanto exceso o simplemente había ganas de rematar unas canciones que tenían grandes posibilidades? 

Jorge: Claro que sabíamos que debíamos recuperarlas. ¿Por qué íbamos a tirarlas por haberlas hecho hace cuatro o cinco años? Había que recuperarlas, sería una estupidez y una crueldad tirarlas. Si son buenas, valen, si son malas, no valen. Ese era el criterio. Las ideas malas se acaban abortando e incluso algunas ideas buenas también. Los abortos son así, siempre te sorprenden. 

“El público entendía el mensaje del rock y se la jugaba por conquistar unas libertades de las que no disfrutaba” 

De lo que no cabe duda es que un disco que os muestra viviendo en la cresta de la ola, disfrutando y exprimiendo la vida, aunque haya canciones combativas como “Agotados de Esperar el Fin” y “Destruye”, sin ir más lejos, pero creo que la parte disfrutona de la vida que llevabais triunfó. ¿Lo ves así? 

Jorge: Sí, puede ser. Llega un momento en que te vuelves pesimista. Este disco es parcialmente pesimista, en cuanto a que creía que los mensajes asociados al rock no podían cambiar la sociedad. Estaba un poco descreído, pero pensaba que había que disfrutar de la vida con los elementos que tuviéramos a mano. Durante nuestra primera gira por Ecuador vimos que había un prohibicionismo a la hora de decir las cosas en español, se podían cantar cosas en inglés, algo que era de puta madre para las compañías anglófilas; el caso es que tras dos conciertos nos expulsaron del país, la gente se tiró a la calle, querían oír artistas que comunicaran en su idioma. Se armaron unos desordenes tremendos por los que tras diez días nos llegó una carta invitándonos a volver al país del que nos acababan de expulsar. Entonces pensé que el mensaje del rock sí cambiaba cosas, sobre todo porque aterrorizó a mucha gente el hecho de que se pudieran decir todas esas cosas. Aquel mensaje de “Levántate y lucha/ esta es tu pelea” que decíamos en el primer disco, aterrorizaba a gente que realmente no estaba haciendo las cosas con honestidad, por eso se dedicaron a tapar la boca al rock and roll. Volví a creer en el rock en aquel momento. Pensé: “sigamos pasándolo bien, pero teniendo en cuenta que el discurso tiene significado”. El público lo entendía, valoraba y se la jugaba por conquistar libertades que no tenía. 

“Trump es el “Hombre Blanco” del que no estoy orgulloso” 

Siempre he pensado que este es vuestro trabajo más cínico, con temas como “La Chica del Club de Golf”, “Soy un Macarra” y “Hombre Blanco”. 

Jorge:
También es cierto. Hace días, los que llevan las redes sociales, pusieron a Trump en posiciones ridículas con “Hombre Blanco”, que es la caricatura perfecta. Es el hombre blanco del que no estoy orgulloso, yo llevo un hombre blanco por dentro que es muy diferente. 

Fue el primer trabajo en que grabó Willy Vijande como miembro oficial de la banda. ¿Qué aportó su presencia a la grabación y al sonido del grupo? 

Jorge: Willy aportó cosas, el tío era aplicado musicalmente y luego en gira era muy insistente en ser una molestia constante. Era un punk en todos los sentidos de su vida. Sorprendentemente su salud no se resintió con las giras tan intensas que hacíamos. Hubo años con más de 300 conciertos, inclusive días de doblete. Me refiero a dentro del escenario, las camas no estaban en el escenario. 

Siempre se ha achacado que era un disco menos cañero, quizás buscando una comercialidad bien entendida. ¿Mito o realidad?

Jorge: El rock tenía que generar su caballo de Troya para entrar en los grandes medios de comunicación. Había una posibilidad de que llegara al gran público, nosotros éramos los que podíamos hacerlo. El resto no, no sabían cómo hacerlo. Pensamos: “Vamos a limpiar el sonido, que parezca muy pop, pero con un discurso y estructura rock”. La idea era metérsela hasta lo negro. Conseguimos dejar aquello a las puertas de Troya, los troyanos nos dieron acceso a los medios de comunicación y a una promoción vetada a todos los demás. Algunos se dieron cuenta, se alarmaron, diciendo: “cuidado que esto es rock”. Ya era tarde. 

Las canciones beben de las influencias de The Police, Code Blue y Dr. Feelgood. ¿Eran aquellas las influencias principales de la banda? 

Jorge: Sí, todo el pub-rock. Más que influencia de aquellos grupos creo que hay una digestión simultánea de bandas similares, hablo de Skatalities y Jimmy Cliff. Lo que comían The Police, Dr. Feelgood y Code Blue nos alimentaba a nosotros, estábamos recibiendo una alimentación idéntica, crecimos igual. Estuve con Dean Chamberlain, le invité a comer y no comía nada. Le tuve que decir: “Dean, es una ventresca de bonito, de puta madre. Come y calla, joder”. Un gran tipo y gran disco aquel primero de Code Blue. 

“Me llamaron para salir en “La Edad de Oro”, donde todo el mundo sonaba como el culo” 

Para esta reedición, habéis grabado una serie de vídeos de temas que no lo tuvieron en aquella época. ¿A qué se debió aquello y a qué esta iniciativa? ¿Qué tal está recibiendo el público este hecho casi insólito en nuestra música? 

Jorge: No sé porqué lo hicimos. Bueno, sí lo sé, porque estamos locos, no cabe duda. Me la colaron con lo de los vídeos, sinceramente…de pronto estaba rodando vídeo. En aquella época no se hacían porque corrimos el riesgo de salir de la televisión. Me llamaron para salir en “La Edad de Oro”, donde todo el mundo sonaba como el culo gracias a la participación de los técnicos de TVE. Eran horrorosos. Sonabas por un altavoz de mierda, mientras nosotros nos habíamos gastado todo lo que ganábamos y más en un equipo de sonido cojonudo. Era tremendo. Y pretendían que sonáramos por aquella mierda. Los grupos que salían allí muy sonrientes, iban para pintarla. Ni siquiera llenaban Rock-Ola, nosotros llenábamos salas cuatro veces mayores tres días seguidos. ¿Para qué coño voy a salir en el programa para que me vea mi mamá? Todos muy pendientes de sus peinados arquitectónicos y tal, ¡cara pijos! Quiero tocar rock en sitios donde se escucha rock, no para salir en la televisión de tu abuela. A tu abuela que le den por el culo. (Carcajadas) 

“En Rock-Ola hubo un momento en que pegué a la gente a la que iba y luego a la que venía”

Tu entrada en el Rock-Ola dejó huella por partida doble. 

Jorge: A ver… el affaire de Rock-Ola. Ellos me arañaban y yo les pegaba. Hubo un momento en que les pegué a la que iba y luego a la que venía. Eso sí, por el camino me arañaron. Los arañazos son muy llamativos, pero una cosa es un arañazo y otra cuando esta víbora -señala su puño- pica. Una hostia al día siguiente duele. Lo entiendo, es muy gay, ellos eran así. 

En el material extra se incluye una versión de “Wipe Out” de The Surfaris, una rareza en toda regla…

Jorge: Es una versión horrorosa. Esta se tocó en una prueba de sonido muy distraídamente, donde mientras estás tocando vas diciendo “bájame la guitarra”, “sube la batería”. Contiene errores, está bien, a la mierda con tanta precisión. En aquella época íbamos muy clavados y al tempo. Aquí se nota que estamos más libres, se oye muy de lejos en alguna frecuencia que estamos haciendo comentarios; de hecho, fui quien pidió que esas voces se alejaran en la mezcla. 

Jorge, tienes un carácter único, igual que tu actitud ante la vida, no tienenpares, y tus letras son también muy personales. ¿No crees que tu forma de comportarte ha ocultado que eres un virtuoso de la guitarra? 

Jorge: Nunca pretendí ser un virtuoso de la guitarra, me manejo bien, la verdad. Lo importante es tocar lo suficiente, lo necesario, para canalizar tanto el mensaje musical como el literario, siempre ha sido mi objetivo. Probablemente he perdido más tiempo haciendo cosas técnicas con la guitarra que en los bares, algo que no es tan dañino. Quizás debería haber dedicado menos tiempo a tocar lo suficientemente bien y generar más choques entre letras y músicas que es lo que genera las canciones. He hecho menos canciones de las que podía, la verdad. 

Para mí, este disco es probablemente el tercero en importancia de la banda. Y contiene una joya oculta, “Para Siempre”, y una de las frases más bonitas y duras que has escrito nunca: “Esa chica pálida y triste vende anfetaminas/ mis amigos del norte luchan en la calle”, para mí representa el momento culmen de vuestros directos… 

Jorge: Estaba describiendo todo lo que veía, lo hago en algunas ocasiones. Cojo imágenes que entran en el cerebro, creo que demasiados compañeros relatan historias. No joder, cógelo como viene. Se busca un nexo común, si lo hay, puesto generalmente es inconsciente y lanzas la información sin más. Aquellas eran el tipo de cosas que me rodeaban. 

Tras este álbum llegó el turno de “Todos Están Muertos”, un título crudo para un disco rotundo, donde el sonido sube su intensidad y en el que las letras hacen referencia de nuevo a la combatividad, a la calle y al desorden. ¿A qué respondió este cambio? ¿Demasiado pop os dejó un sabor agridulce en el paladar? 

Jorge: “Todos Están Muertos” ya era otro rollo. Metimos el caballo dentro, dijimos: “somos los del rock, venimos a destrozarlo todo”. ¡Ah, se siente! Haber elegido muerte. Nos mostramos como un grupo de rock. Estábamos asistiendo a una defunción de compañeros del “baby boom”, al final no seremos tantos cobrando pensiones. La heroína, la vida arriesgada, los conflictos entre unos y otros y la afición a la velocidad… en aquella época tener un vehículo de alta velocidad era un fin en sí mismo. Si no era por accidente de drogas, era por un combate o por un accidente de tráfico. Era frecuente ir a entierros de compañeros de colegio, encima como fui a tantos, porque me expulsaban de todos, conocía a mucha gente. 

“Estuve años anestesiado por los festejos nocturnos, ahora he despertado para inquietud de muchos”

Jorge, ¿Qué puedes adelantarnos del nuevo material que verá la luz en apenas unos meses?

Jorge: El día 25 de noviembre aparecerá el primer single, por lo que casi se están solapando ambos lanzamientos. Es un peligro porque habrá gente que creerá que solo sacamos la reedición. Ha habido una pelea tremenda entre el management, la banda y nuestra discográfica para ver qué elegíamos como adelanto, finalmente será “Joven y Arrogante”, la canción que da título al álbum. Es un disco de rock, tiene algún tema más pop y luego lleva las dos canciones más lentas de rigor, donde a nivel literario te puedes extender un poco más. Hay una canción que escribí hace dos años, pero describe cosas que se han cumplido hoy. Mis peores presagios se han cumplido. Me joden los profetas, pero la verdad es que soy uno de ellos. 

Ante tantos lanzamientos y reediciones. ¿Cuál será la dinámica de los conciertos? 

Jorge: En los conciertos vamos a recorrer toda la discografía, sin renunciar a ningún álbum, pero dando paso a lo nuevo que va a salir. De momento, cada semana habrá un single, esperamos que en la primera quincena de marzo esté el disco en la calle. Contiene diez canciones, son rápidas y muy cortas, exceptuando dos. 

¿Cuáles son los planes de gira que manejáis para esta ocasión? 

Jorge: La gira será para presentar el nuevo disco. No sé cómo vamos a plantearla. Queremos hacer cosas nuevas, las viejas fórmulas hay que abandonarlas. Hay que hacer cosas diferentes, siempre lo hago, metiéndome en jardines. Estamos con el repertorio, buscando que vayan muy seguidas y que las tonalidades encajen. Queremos que todo esté muy hilado. 

Desde fuera da la sensación que el público de Ilegales ha crecido mucho. ¿Te planteas ampliar y tocar en aforos más grandes que “La Riviera”? 

Jorge: Sí, podríamos hacerlo, pero me gusta “La Riviera”. Te voy a confesar una cosa, a mí me encanta “El Sol”, ahora, como toque allí se va a liar. 

En alguno de tus conciertos de “El Sol” llegó a haber apuñalamientos en la puerta. 

Jorge: Es cierto. Además, mis amigos sudamericanos se emborrachan fuera y a ver quién les dice que no hay entradas. Cerrar “El Sol” una semana sería tremendo, pero creo que en este momento no va a ser posible. Allí ha habido conciertos que han sido un auténtico peligro.