Ni tenía la mejor ubicación posible, ni mucho menos era el local más elegante del mundo. De hecho, era todo lo contrario. El Saxo era un antro ubicado en los bajos de Argüelles, desprovisto de cualquier tipo de iluminación natural, relativamente pequeño y arquitectónicamente extraño, con dos zonas separadas en forma de "L" absolutamente inconexas. Y sin embargo, nunca podré olvidar la primera vez que crucé su puerta. Esquivaré decir la edad que tenía, no sea que la policía de lo correcto se lleve un disgusto. Simplemente confesaré que bebí en exceso, disfruté de un rock variado perfectamente alternado y conocí a Raúl Molina, el primero de unos cuantos barman-djs-confesores que se irían poniendo en mi camino con el correr de los años. Sin embargo, a él le guardo especial cariño, pues fue su pila bautismal la que me abrió los ojos al gran Madrid musical, el pasaporte a un mundo al que todo chico de extrarradio deseaba tener acceso para escapar del tedio semanal.
El Saxo era un lugar especial, donde gente muy diversa nos juntábamos a escuchar música y tomar unos tragos. Siempre había un ambiente de sana camaradería que derivaba en amistades sinceras, ante la atenta mirada de un equipo de trabajo que te hacía sentir parte de una gran familia en cuya variedad radicaba parte del encanto. Allí uno podía ir solo a sabiendas de que acabaría sintiendo el calor de un hogar, oro puro para un puñado de jóvenes y adolescentes desubicados.
Todo aquello terminó, la vida, el paso del tiempo y los compromisos labores y familiares, acabaron arrinconando aquel pedazo de nuestra historia que ahora, con motivo del 25 aniversario de la apertura del mítico pub, volverá a revivir por una noche el 23 de noviembre en el vecino Gatuperio, donde el Saxo disfrutó de una segunda etapa. La nobleza y el agradecimiento eterno que procesamos hacia él, nos obligaban a ponernos en contacto con Raúl Molina para ejercer de altavoz mediático a esta fiesta donde sonarán antiguos himnos y en la que los abrazos y sonrisas están más que asegurados.
En apenas uno días vais a celebrar el 25 aniversario de la apertura del Saxo Music Bar. ¿Cómo surgió la idea de llevar a cabo esta conmemoración?
Raúl: En el Saxo nos conocimos mucha gente que a día de hoy somos familia. Siempre tuvimos en la cabeza hacer alguna fiesta remember. Al cumplirse este año las bodas de plata de la inauguración, vimos la excusa perfecta para volver a vernos las caras.
Habrá mucha gente que quizás no lo conozca, pero el Saxo fue pub, ubicado en los bajos de Argüelles, donde muchos amantes del rock parábamos los fines de semana para encontrarnos, tomar bastantes tragos y escuchar buena música. ¿De qué forma surgió el proyecto? ¿Cómo te presentaron la propuesta para convertirte en camarero y, a mi juicio, principal ideólogo del garito? ¿Cuál era la situación de los bajos en aquel entonces y qué aportasteis vosotros a aquel ambiente?
Raúl: El proyecto surgió de una manera casual, ya que mi camarada Arturo AC, que trabajó en diferentes bares de la zona, me propuso pinchar en una fiesta temática sobre Héroes del Silencio, ya que sabia que por entonces tenia mi programa de radio y que me encantaba la banda. Él fue el principal ideólogo y el que tenía experiencia en la hostelería y la noche. La fiesta no debió salir muy mal, ya que me quedé currando allí 10 años, como camarero y Dj. La situación de los bajos era la de multitud de garitos en muy poco espacio, de estilos y clientelas muy diversos -bakalao, heavy, flamenco, rock, pachanga, etc.-. Creo que aportamos una manera diferente de trabajar y entre mis compañeros -Arturo AC, Rafa Plata, David Muñoz, Manu Morillas, etc.- y yo creamos un garito en el que la música era vital y el buen rollo era marca de la casa.
¿Desde un principio tuvisteis claro cuál iba a ser el enfoque musical del mismo? ¿O por el contrario fue algo que se desarrolló con el tiempo?
Raúl: Heredamos un garito en el que se pinchaba bakalao y pachanga. Nosotros venimos del rock, así que lo primero que nos propusimos fue “echar” a la poca clientela que tenia el local y empezar de cero. Por supuesto, el jefe no lo entendió y casi nos larga a nosotros, pero por suerte el proyecto funcionó.
No recuerdo haber llevado a nadie allí que se aburriera o me dijera que no volvería a ir jamás. ¿Qué tenía aquel ambiente a tu juicio de especial que lograba hechizar a propios y extraños?
Raúl: Lo primero: muy buen ambiente. A pesar de la fama de la zona, en los 10 años que estuve allí, casi no recuerdo ninguna movida. Éramos una familia, cada uno de su padre y de su madre, pero todos teníamos una cosa en común: pasión por la música. Por la buena música.
Y ahora la pregunta desde otro enfoque. ¿Cómo de especial era la gente que se dejaba caer allí para generar tanta magia las noches de viernes y sábado?
Raúl: Puede que les gustase más el rock, el pop, el heavy, el punk, los ritmos más mestizos, el chandal-metal… pero todo el mundo venía a pasárselo bien, a darlo todo bailando y cantando. Sin malos rollos, ni violencia. Una familia.
Otra curiosidad del garito era la cantidad de artistas, tanto consagrados como emergentes que se daban cita por allí. ¿Quiénes eran habituales u ocasionales visitantes?
Raúl: La pasión por la música era tal, que muchos de nuestros clientes se dedicaban o se dedicaron posteriormente a la música. Era habitual pinchar alguna de las maquetas que nos traían al Saxo y algunas de ellas se convirtieron en himnos del local. Creo que todos recordaremos las visitas de Elefantes, después de un concierto en Madrid, Santi Rex de Niños del Brasil, Niño Bruno, Marcelo Champanier, la banda toledana Nadie, etc.
¿Qué nombres desconocidos y hoy día vinculados a la música pululaban por allí?
Raúl: Luis Del Roto y Adrián García (La Naranja Blossom) que por aquel entonces eran Los Incoherentes se han criado en el Saxo, David Varona y los Perros Románticos eran nuestro grupo fetiche, Adri LH de Inra, Carlos “Ashworth”, Mike Vergara, los periodistas de El Giradiscos, Miguel Ángel Barquero de Planeta Tentaciones, etc. Con algunos de ellos formamos la Saxo Music Band, con la que dimos un único concierto para despedirnos de la noche, de la hostelería y de Argüelles.
¿Qué motivos os llevaron a dejar “El Saxo” durante la primera etapa?
Raúl: La crisis del 2008 y el acoso policial a la zona, obligó al dueño a vender el local, que se remodeló para otra actividad y nos vimos obligados a dejarlo.
Casi desde el principio de esta aventura, tanto tú como David Muñoz, otro mítico cliente del pub y que trabajó allí, compatibilizabais vuestra actividad profesional con un programa musical en radio “Las Águilas”, llamado “Estación Sonora”, por donde pasasteis a gran parte del panorama rockero estatal. ¿En algún momento del camino os imaginasteis estar tantos años y con tanta calidad en lo que hacíais?
Raúl: Gracias por lo de “tanta calidad”. Todo empezó como un juego, como una fantasía adolescente y nunca imaginé que el proyecto fuese a durar 16 años. Jamás.
Lamentablemente, hace ya años que “Estación Sonora” dejó de funcionar, una lástima porque vuestro enfoque y forma de hacer las cosas estaba alejado tanto de los ritmos imperantes como del frío y la formalidad del periodismo musical. ¿A qué se debió el final del proyecto? ¿Echas de menos aquellas noches de radio?
Raúl: Empecé Estación Sonora con 19 años y lo dejé con 35. Evidentemente, son momentos vitales diferentes. Muchos años trabajando desinteresadamente. En la última temporada, Radio Las Águilas tomó una serie de decisiones que no compartimos y decidimos abandonar la emisora. Intentamos realizar el programa desde casa, pero era otro rollo. Así que paramos por un tiempo y así seguimos. Echo muchísimo de menos la radio y siempre digo que lo retomaré algún día. Ojalá sea así.
La fiesta tendrá lugar en el segundo emplazamiento que conoció el “Saxo”, concretamente en el “Gatuperio”, otro local de la zona a escasos metros del mismo. ¿Cómo fue aquella segunda etapa, donde muchos clientes míticos solo fuimos de manera testimonial?
Raúl: Una vez que el dueño vendió el Saxo, nos ofrecieron trabajar en el Gatuperio, otro local de la zona, donde estuvimos un año y también la liamos parda. La gran novedad con respecto al Saxo, fue que aquí nos atrevimos a programar conciertos.
Te me has adelantado, te iba a comentar justo eso. En esta segunda etapa llegasteis a simultanear, si mal no recuerdo, un podcast en vivo desde Siroco, “Siroco Stereo”, y la producción de conciertos como los de Igor Paskual en formato acústico. ¿Qué tal funcionaron aquellas dos experiencias? ¿Por qué no tuvieron mayor continuidad?
Raúl: Antes de que terminara la etapa en Radio Las águilas, empezamos a realizar el programa en directo con público en la Sala Siroco. Era una vez al mes y reuníamos a dos artistas a los que entrevistábamos y después ofrecían un pequeño acústico. Por allí pasaron: Jaime Urrutia & Ariel Rot, Leiva & Carmen Boza, Lichis & Kike Babas, Rubén Pozo & Joe Eceiza, Alfa & Canco Rodríguez, etc. Antes de ese proyecto realizamos los acústicos en el Gatuperio, donde actuaron muchos amigos: Igor Paskual, Pablo Galiano, Garaje Jack, Alfa, Joe Eceiza, Héctor Tuya, Luis DelRoto, Pequeño Club Imposible (Alfredo González, Pablo Moro e Ivo de Muñeco Vudu), Marazu, Champanier, Perro Flaco, Sheila Blanco, Vikxie, Pepe Curioni, etc. Ambas experiencias funcionaron muy bien. Los podcast de Siroco Stereo dejamos de hacerlos, ya que paró Estación Sonora y los conciertos del Gatuperio se acabaron cuando dejamos de trabajar la noche.
Y ahora vamos a volver al presente. ¿Qué podéis decirnos de la fiesta del próximo día 23 de noviembre? ¿Habéis preparado alguna sorpresa que debamos conocer?
Raúl: Hace tanto tiempo que no reunimos a la familia saxera, que la sorpresa será vernos de nuevo y volver a brindar. Estaremos los que trabajamos allí, esperamos que los clientes, sonará la música de siempre, algunas cosas nuevas que nos encantan y el mismo buen rollo.
¿De qué forma convencerías a las personas que anden indecisas?
Raúl: Si has venido al Saxo y has pasado alguna noche allí, no creo que estés indeciso. Ahora en serio, espero que sea una noche inolvidable y quien sabe si será la última. La mayoría de nosotros somos padres, salimos poco y ya empezamos con los achaques de la edad. (Risas)
Por si algún despistado te tiene perdida la pista. Nos consta que sigues vinculado al mundo del teatro y que te dejas ver, paternidad mediante, en algunos conciertos; de lo que no tenemos noticias es de si sigues ejerciendo de periodista musical. ¿En qué medida y de que forma estás, o no, en cualquiera de estos frentes?
Raúl: Desde que dejé el Saxo y la radio, me centré en el teatro. Actuando y dando clase. La faceta de periodista musical la tengo un poco apartada, pero siempre que puedo intento acudir a ver los conciertos de mis amigos músicos, ya que sigo disfrutando de la música y sigo intentando estar al día de las novedades, por lo que os tengo que felicitar por la labor que realizáis desde hace tantos años. Gracias. Un abrazo.