Palau Sant Jordi, Barcelona. martes,12 de noviembre del 2024.
Texto y fotografías: Àlex Guimerà.
¿Mainstream sí o Mainstream no? El eterno debate. Esta duda me acecha cada vez que he contado que voy a ver en concierto a Bryan Adams y recibo respuestas de estupefacción, donde el interlocutor se reivindica hablando maravillas de los conciertos de los circuitos de salas pequeñas independientes y de los grupos más alternativos. Pero la verdad es que a uno todo eso le trae al pairo cuando sus intereses están únicamente en la música y no en las etiquetas. Y claro, uno a estas alturas es plenamente consciente de que Bryan Adams no va a revolucionar la música, pero tampoco tiene dudas de que tiene grandes canciones de rock que lleva escuchando toda su vida y que sus conciertos en estadios son de lo mejorcito en cuanto a espectáculo, tanto por su sonoridad como por el entretenimiento que ofrece.
Por eso, y tras su reciente visita en 2021, volvimos al Palau Sant Jordi para disfrutar de nuevo de la gira de "So Happy It Hurts", en la que el rockero trajo de nuevo un setlist lleno de éxitos y un show incluso mejorado en cuanto a dinamismo y ritmo. Con un lleno en gradería y pista, cabe decir que el público estuvo a la altura respondiendo a los envites del cuarteto coreando, aplaudiendo, bailando y mostrando una entrega a esas canciones que les han ido acompañando desde mitad de los años ochenta en plena niñez; a los noventa en sus adolescencias y hasta la madurez de los actuales días.
Arrancando con ese speach de introducción que abre “Kick Ass” y en la que narra una fábula sobre la misión del rock con la humanidad, el concierto comenzó con lo que todos esperábamos: aguerridas guitarras, ritmos bailables y diversión rock. Con Keith Scott liderando los solos a la guitarra, Bryan alternó las seis cuerdas con el bajo que en ocasiones quedó aparcado, completando la banda el batería Mickey Curry y el virtuoso teclista Gary Breit. Sólo cuatro músicos para tanto estadio supieron llenar con su música todos los rincones del Palau, en un repertorio que rozó la treintena de piezas y en las que pocos hits faltaron a la cita al lado de temas más recientes de su discografía (y bastante recomendables, cabe decirlo).
Como es habitual la segunda canción fue “Can’ t Stop This Thing We Started”, a modo de declaración de intenciones, para seguir con una “Shine A Light” que Bryan dedicó a su padre recientemente fallecido; “Heaven”, que acertadamente convertida en un medio tiempo, o “It’ s Only Love”, dedicada a “esa gran dama” llamada Tina Turner, con quien la cantó allá por 1984, extiendo ese lazo con una “The Best” de la gran solista que intercaló en la parte final. Estas dos últimas sacadas del disco “Reckless” que es del que más canciones se escucharon en la noche, como la formidable “One Night Love Afair”, casi nunca destacada por sus seguidores pero que es una gran canción.
Una fan de las primeras filas pidió “Kids Wanna Rock”, que fue tocada a toda caña, como la versión de los magníficos Kiss (“Rock’ n Roll Hell”) o esa “When The Night Comes” que compuso para Joe Cocker. Los momentos de máxima diversión llegaron con “You Belong To Me”, con Bryan invitando al público a descamisarse y a ondear sus camisetas, lo que pudimos ver en las pantallas con fans bailando sin pudor con sus carnes al aire. O esa “So Happy It Hurts” con el coche inflable volando por encima de nuestras cabezas, mientras en pantallas salía el videoclip de la canción con el descapotable en cuestión y la madre de Bryan de copiloto. A ella tuvo un recuerdo, reconociendo que le debía toda su carrera. Pero los momentos musicales más formidables los trajeron esa maravilla que es “Back To You” y que popularizó en su Unplugged de 1997 y la icónica “Summer Of 69”. Las baladas con las luces de los móviles iluminando todo el aforo se dieron cita con “Please Forgive Me” y “Every Thing I Do (I Do It For You)”, ésta última con ese piano y guitarra lacrimógena y un falso final en el que no faltó el recuerdo al gran Paco de Lucía con “Have You Ever Really Loved A Woman?”, acompañada por las imágenes en pantalla del clip que hizo en ocasión a la película "Don Juan De Marco".
Para los bises, Bryan solo con la guitarra acústica y esa sentida “Straight From The Heart”, antesala de “One For Love” con la que nos vinieron a la cabeza sus compañeros Rod y Sting. Era el cierre a un espectáculo en el que pudimos ver el gran estado de forma con el que ha llegado a la madurez ese joven rockero que apareció a escena en los lejanos años ochenta, que ha sabido mantenerse a lo largo de los años con altos y bajos, y que llega a nuestros días lucido musicalmente y con unos últimos discos que son bastante recomendables para los amantes del rock clásico.