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Nada y todo a la vez. Una invitación a parar y reflexionar sobre lo que nos
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Con el maldito cambio de hora de otoño nuestras vidas volverán a la rutina de siempre. A veces pensamos que vivimos en un deja vú del que nada ni nadie nos puede salvar. Nunca quedaremos satisfechos de nuestras merecidas vacaciones. Empezaremos el lunes, desubicados, alternando la pereza con nuestras responsabilidades. Llegaremos al trabajo con la misma sensación de haber hecho muchas cosas apreciadas y preciosas que inmediatamente se diluyen en el primer café entre compañeros y compañeras, allá donde las historias veraniegas se pierden por la urgencia de nuestro sustento. Regresaremos inconscientes de nuevo a las mismas canciones de siempre en los mismos atascos de siempre. “I Want to Break Free”, “Sultans of Swing”, “Forever Young”, “Sweet Dreams” o “La Chica de Ayer” apedrearán nuestras cabezas como autómatas sin capacidad de respuesta, formando parte, otro año más, otro otoño más, de lo que el “Babylon System” siempre nos ha querido inculcar. Para eso estamos hoy aquí. Para levantar ánimos y derrumbar mitos y leyendas. Con argumentos cargados de razones. Todos ellos con un solo nombre. Rory Gallagher. El guitarrista que debió reinar (titular prestado de Carlos Marcos. El País. 1-10-2023).
1961 Fender Stratocaster: Se queda en Irlanda
La historia de esta guitarra es como esos cuentos de leyendas irlandesas llenas de mitos que nos llegan a través de nuestras madres. La de Rory tuvo claro que merecía la pena apostar por las cualidades de un hijo dotado para las seis cuerdas. Ella fue la artífice que apostó por un chaval descarriado en estudios pero dotado para la música. Con 15 años, mientras tocaba para animar fiestas en shows ciertamente deprimentes con La Fontana Band, los ojos de Rory se fijaron en el escaparate de la tienda Crowley´s en Cork en 1963, donde posaba esta guitarra, que él reconoció como la que tocaba el malogrado Buddy Holly. 100 libras pagó a plazos su santa madre, sin saber que estaba haciendo historia al adquirir la primera Fender Stratocaster llegada a tierras irlandesas. Acabó en manos de su hijo por casualidad, ya que fue devuelta por otro artista que había pedido una Strat de otro color. También ocupó portadas y telediarios cuando fue robada por unos insensatos que, dada la repercusión, y seguramente con cierto temor a ser despellejados por cualquier irlandés malhumorado, la abandonaron en una cuneta, volviendo a las manos de Gallagher a los pocos días, para jamás separarse de ella en toda su extensa pero corta carrera, primero en Taste y luego en sus 14 álbumes en solitario, antes de su prematura muerte en 1995. Una discografía que sigue siendo punto de referencia para todos los guitarristas que aparecen en listas privilegiadas de un “Babylon System” que Rory siempre evitó. El desgaste sufrido de sus pantalones vaqueros en su parte trasera y de su ácido sudor en la delantera, no son más que añadidos a una leyenda que este loco del pelo rojo tenía por misión: agradar al público.
Bombardeando con su ’61 Strat, Rory se encargó como músico de dignificar los comienzos de gente que aún hoy en día destacan en las radiofórmulas. Como un joven Brian May y su amor declarado de por vida a la forma de tocar de Gallagher; de cómo las pastillas de una sola bobina podrían sonar cuando aullaban a toda mecha a través de un Vox AC30. Ese amplificador maltrecho que forma parte de algunas de las mejores actuaciones en directo que jamás haya dado un espectáculo con una guitarra eléctrica enchufada. Rory Gallagher fue el guitarrista del pueblo, y el escenario su hábitat natural, fuera de fríos estudios, el lugar donde nunca se sentía cómodo. Jamás encontrarás singles en su discografía. “Castigaíto y perdío anda el probetico” -como diría Morente- en el número 57 de la lista de los mejores guitarristas de la historia, bajo el criterio babilónico de la revista Rolling Stone, que ya está reservando portada y rehaciendo injusticias después de lo acontecido el pasado 17 de octubre en la sala de subastas Bonhams en Londres. ¿Cuál será su reacción cuando esta guitarrica se sitúe, así de sopetón, entre las diez más valoradas de la historia?
Subasta de Tesoros
Recibida y custodiada con honores de Estado llegaba la querida Stratocaster a la famosa sala de subastas londinense. Después de varias semanas de especulación, que ha tenido en vilo a todo un país, al final se cumplieron los deseos de Donal Gallagher, albacea y custodio -ahora se ha sumado su hijo Daniel para continuar con el legado, tras el serio paso de Donal por el hospital- encargado desde el fallecimiento de su hermano de preservar un legado musical irrepetible, que en las últimas décadas no ha parado de mimar. Sensatamente, y en una de las decisiones más dolorosas para una familia, decidió sacar a subasta 100 instrumentos y artículos que acompañaron a Rory a lo largo de todos sus viajes y discos. En la revista Guitar World lo explica de manera muy precisa, donde queda claro que no es una cuestión económica, cuya pretensión es que sea disfrutada por sus mundiales admiradores, deseando acabaran en algún museo o institución. “Es una ironía que la Strat, debido a su alto valor y estatus histórico, se mantenga en una bóveda bancaria, fuera de la vista para el resto de su vida. Esta guitarra tiene vida y no se merece estar encerrada. Mi deseo es que acabe aquí en Irlanda, en algún museo o institución para ser admirada por todos los fans y amantes del legado de mi hermano”.
El cuento irlandés acabó bien. En una maniobra a tres manos, promocionada por el alcalde de la ciudad de nacimiento de Gallagher, Cork; Live Nation Gaiety Ltd -comprador y donador- y la ministra de cultura y artes de Irlanda, Catherine Martin, se llegó a un precio final de 889.400 libras -1.069.000 euros- con la clara y única intención de que este tesoro nacional quede atrapado para siempre dentro de sus fronteras, siendo su primer asentamiento el Museo Nacional de Irlanda, para finalmente acabar en la ciudad donde Rory nació. También se adquirió para ser exhibido junto a la Strato el mítico e inseparable amplificador Vox AC30, bordando así una maniobra perfecta en una subasta que vendió la totalidad de sus 94 artículos, del que cabe destacar las siguientes guitarras, aparecidas en todos los videos que llevamos años viendo como un ritual.
• A Fender Stratocaster Electric Guitar, Rory's 'Backup Strat', 1958. £127,400
• A Martin D-35 Flat Top Acoustic Guitar, 1968. £102,000.
• A Fender Esquire Electric Guitar, 1959. £95,650.
• A National Triolian Resonator Guitar, 1930. £95,650.
• A Fender Telecaster Electric Guitar, 1966. £82,950.
• A Martin Mandolin, 1942. Sold for £51,200.
La BBC, a los pies de Rory
Posiblemente, el artista más prolífico en la década de los setenta en actuaciones en la cadena estatal pública. Así reza la publicidad que la BBC admite sin rubor ante semejante monumento visual y sonoro, hecho realidad en una inmensa colección de actuaciones que por derecho se ganó este irlandés errante, incluyendo imágenes en directo que sirvieron para establecer la posición de los dedos en una guitarra de jóvenes prendados por tan mágicos y peculiares movimientos. La BBC no ha tenido más remedio que claudicar ante el artista que significó lo que para muchos y muchas adolescentes británicos formó parte de sus vidas: ver a Rory Gallagher mientras cenaban con su familia. Con esta colección de 19 CDs y 2 Blue Ray de regalo con Rory en plena satisfacción Live!, la BBC se pone de rodillas y pide perdón de esta formidable manera, posicionando su figura entre los guitarristas más importantes, excelentes y trascendentes de la historia del Rock.
Hendrix en la Isla de Wight
Es aquí donde damos cabida a esa frase que forma parte de mitos y leyendas que tanto nos gustan y que todos los "rorymaníacos" adoramos, en donde a la respuesta de un periodista sobre su sentimiento de ser el mejor guitarrista del mundo, Jimi Hendrix nombraba a nuestro Rory como claro referente. Aunque no haya documentos ni pruebas en donde comprobar semejantes declaraciones, ese “No lo sé; pregúntale a Rory Gallagher” seguramente fue en el transcurso del concierto de la Isla de Wight. Allí aparece Rory con Taste haciendo de Harry el Sucio y sus peculiares procedimientos guitarreros pero con camisa a cuadros, “alegrando el día” de 700.000 atónitas y hechizadas personas, entre las que se encontraba el de Seattle, que tocaría dos días después. Se puede ver la magnitud y el poder que transmite Rory en este espléndido documento en "Live At the Isle of Wight", en donde la decisión de su director de continuar grabando sin bobina suficiente para lo que vendría los siguientes días, y a pesar de que tenía 15 minutos por actuación, dan más sentido a las palabras del mejor guitarrista eléctrico de la historia, un Jimi Hendrix entre bambalinas, asistiendo al espectáculo de un Rory desatado, luchando con ferocidad para mantener quieta a esta guitarra que sólo él podía domar.
No a los Rolling Stones
Cuenta Donal: “Era aproximadamente la una de la madrugada. En aquel entonces, por “The Problems”, si la llamada era del extranjero, tenía que pasar por el operador, ya que había muchos secuestros por parte del IRA”. Al otro lado alguien me dice: Mi nombre es Ian Stewart, road manager de los Rolling Stones. Estoy buscando a Rory Gallagher”. Continúa Donal: “Rory se había acostado en una de sus raras noches tempranas. Cuando lo desperté, pensó que estaba de broma. Accedió a ir a Rotterdam para hacer una prueba con sus satánicas majestades, necesitados de cubrir la baja de Mick Taylor”. Lo demás es historia, y quien mejor que las palabras de su hermano para dejarnos babeando ante semejante leyenda hecha real, que comienza con un Mick Jagger yendo a recoger al aeropuerto a Gallagher, regateando de vuelta al taxista mientras Keith Richards estaba catatónico en plena lucha con la heroína, en la entrevista aparecida en la revista Eon Music, desapercibida para el gran público, diluida con premeditación y alevosía entre los tentáculos de Babilonia, que tantos golpes y heridas le causaron a Rory.
Sí a Muddy Waters, Albert King y Jerry Lee Lewis
En cambio, cuando los maestros americanos viajaban a Londres, epicentro de un movimiento cultural sin límite, se quedaban prendados de ese tímido muchacho con pocas palabras y gestos en primera persona, que enloquecía y se transformaba en algo digno de ver. Para leyendas como Muddy Waters, Albert King o Jerry Lee Lewis tan sólo les faltó escuchar a este portento irlandés para meterlo en un estudio a grabar. “Confío en ti, muchacho. Sin mirar a nadie más que a mí, dime la verdad, ¿hay una canción llamada "Satisfaction"? Si es así, empieza a enseñarme”. Eso es exactamente el diálogo que se produjo y que se puede ver en la foto.
"The Session... Recorded In London With Great Artists de Jerry Lee Lewis" fue grabada en 1973 con músicos como Albert Lee, Alvin Lee, Peter Frampton, Mick Jones y Kenney Jones. "(I Can't Get No) Satisfaction" es interpretada por Gallagher en voz y guitarra principal, con Lewis agregando un solo de piano y cantando algunas líneas.
El "London Sessions con Muddy", auténtico ídolo que fluye por las venas de Rory en todas sus facetas, fue seguramente el disco de cabecera de muchos de los más importantes músicos de aquella maravillosa década setentera.
Mejor guitarrista de los gloriosos 70
“Con Rory siempre estabas al borde del abismo. Con Cream, por ejemplo, no había peligro. Todo lo que Clapton tocaba era perfecto y sabías que iba a funcionar. Puede que Eric fuera mejor técnicamente; pero Rory era sin duda más emocionante. Todo el mundo sabe que nuestro Rory se arriesgaba a cosas a las que “manolenta” no podía o no quería llegar”. Gerry McAvoy en sus memorias “Riding Shotgun”.
No hay más que echar un vistazo a esta reliquia, donde observamos orgullosos a un Rory en primera posición mundial como guitarrista en una de las dos revistas musicales más relevantes del momento, Melody Maker, por delante de Clapton, Page o Townshend. Si añadimos que fue en 1972, quizá la época más gloriosa y prolífica de la historia del rock and roll, podríamos considerarlo como otro argumento válido en el continuo afán de situar a nuestro amado irlandés en un espacio de gloria que jamás se le debió negar, pero sí donde tiene que estar. Las palabras de su hermano nos dan clarividencia del por qué Rory fue literalmente borrado del mapa en su etapa más incandescente: “Cuando Melody Maker lo nombró el mejor guitarrista del mundo, lo convirtió en el objetivo de la competencia, una New Musical Express (NME) que le consideraba viejo y aburrido. Mi hermano no tuvo cabida en “Top of The Pops” (Los 40) pero sí en “The Old Grey Whistle Test” (Radio3), siendo el único artista al que hicieron tres especiales, que, sin embargo, misterios de la vida, nunca emiten”
Irish Tour 1974: The Problems
Belfast. Año Nuevo de 1974. Irlanda del Norte atraviesa uno de sus peores momentos en su larga disputa con el IRA. Sólo 24 horas después de la explosión de una bomba, muy cerca de un Ulster Hall abarrotado de católicos y protestantes, se puede sentir uno allí mismo, viendo a Rory caminar del camerino al escenario para seguir comprometido con su música y su público, haciendo olvidar por unas horas los conflictos “The Problems” a sus hermanos irlandeses hermanados.
Todo quedó registrado en uno de los álbumes en directo más importantes de la historia, nuevamente desvirtuada por el establishment. Menos mal que Tony Palmer se encargó de dejar para la posteridad en su documental unas imágenes que aún hoy en día transmiten no ya sólo la furia de un Rory en estado de éxtasis, sino la perfecta armonía que se puede dar entre artista y público. “Irish Tour ´74” contiene la esencia y el carisma que Gallagher regalaba, junto a su bajista Gerry McAvoy, el batería Rod De´ Ath y el teclista Lou Martin, conjunción estelar que también ha ganado crédito con los años, con la espectacular reedición por el 40 aniversario, en donde en 7 CDs y un DVD se puede ver y oír lo que en Dublín, Cork y Belfast sucedió.
Rory arrastrando el tesoro nacional
Es imposible olvidar la imagen de Jimi Hendrix de rodillas prendiendo fuego a su guitarra en Monterrey. No es una cuestión de que te guste el Blues o no. A lo largo de cuarenta años -tengo 53- he sido culpable y testigo de crear fanáticos del Blues a través de inculcar el legado de Rory Gallagher a multitud de personas que jamás se habrían acercado a un género tan especial. Tanto adolescentes como mayores aún hoy me dan las gracias por regalarle algo tan alejado de sus gustos, valorando justamente lo que me pasó a mí: la sensación de descubrir algo que te va a acompañar siempre. Ojalá sirva este video de diez minutos, en el que verás cómo al final ese tesoro en forma de guitarra que ha comprado un país para acabar en una selectiva vitrina, acaba por los suelos enchufada a diez metros de su dueño, siendo arrastrada y recogida a través del cable, mientras suenan perfectos acordes a distancia. Es la demostración de que hemos ganado una batalla. Solo nos faltan nuevos seguidores que se unan a nuestro ejército de “losers”, con el propósito de ganar esta guerra ante al poder establecido.
Bienvenidos al Club
Si has llegado hasta aquí, enhorabuena. Ya formas parte de un selecto club de admiradores y admiradoras de Rory Gallagher. Posiblemente coincidamos algún día ante las vitrinas del Museo Nacional de Irlanda. Quién sabe si nos cruzaremos con Bob Dylan, Keith Richards, Slash, The Edge, Johnny Marr, Brian May, Jimmy Page o Pete Thownsend. Allí, algún día, al lado de esa guitarra, junto a Rory, es cuando tocaremos la Gloria.