Alcalá Norte: Juventud al poder


Teatro Eslava, Madrid, 26 de octubre del 2024. 

Texto y fotografías: Jorge Bravo “El Gurú”. 

Estuvimos presentes en el primero de los dos "sold outs" que dieron Alcalá Norte en la antigua Joy, hoy Teatro Eslava. Abrieron la noche Dharmacide, la banda de René Sharrocks, también colaborador de Alcalá Norte. Practican un estilo shoegaze/dream pop tan de moda últimamente, su propuesta no tiene nada que envidiar a bandas foráneas tan afamadas como Slowdive, nos hicieron más dulce la espera gracias a sus buenas canciones y un sonido que por momentos te hacia flotar, aunque lo que realmente flotaba en el ambiente era la sensación de que todos estábamos allí para ver a la banda que ha dinamitado el panorama musical hispano. 

Nos daba la bienvenida Barbosa, su carismático batería y cofundador de la banda, con una bota de vino y unos puros que repartió con el personal. Tras él, con una sonrisa dibujada en sus caras Álvaro Rivas, cantante, Carlos Elías, guitarra, Pablo Pietro, bajo, Laura de Diego, teclados, y haciendo doblete el citado René, también encargado de las guitarras. 

Si el disco ya suena bien, el directo de estos madrileños lleva las canciones a otro nivel. En cuanto oímos los primeros acordes de “Los chavales” supimos que esa iba a ser una gran noche. Sonido grueso y nítido que nos dejó boquiabiertos, ya que no es nada usual para una banda novel. 

Las letras de Álvaro mezclan surrealismo e incluso crítica social, siendo esenciales para la forma en que la banda conecta con su audiencia, sonaron con una claridad cristalina. Mezclar en una canción un párrafo en francés y a Ronaldo en una canción solo se les ocurre a ellos. 

Fueron subiendo la intensidad con “Dr. Kozhev” y “El guerrero marroquí“, que estalló en “420N”, donde empezaron los primeros pogos, capaces de desplazarme de las primeras filas, recordándome la edad que tengo, dejando en evidencia que ya no puedo meterme en según qué batallas. 

Hubo tiempo de probar también nuevos temas como “Arteligencia intificial”, demostrando que lo próximo va ser igual o mejor a lo demostrado en su debut, y lejos de ser monotemáticos ofrecieron momentos mucho más pop como en “No llores Dr G”, con danza zíngara de Álvaro incluida, un componente teatral más notorio aún cuando su líder se calza una corona de laurel en “La calle Elfo”, o saca una bolsa de GLOVO y se pone a repartir hamburguesas en “Superman”; todo previo al final con el éxtasis colectivo de “La vida Cañón”, confirmando la sensación certera de estar asistiendo a la confirmación de que algo muy grande en nuestra escena está floreciendo ante nuestros ojos.