Hablar de Alfred Crespo es hacerlo del capo. Un mito, un referente, alguien a quien admiramos profundamente. Un tipo que sabe de qué va esto del rock and roll, no en vano lleva estampando su firma en la única cabecera que sigue fiel a su cita mensual en nuestro kiosko, cargada de contenido y de mandanga como el primer día. Es el jefazo, el (co)director de Ruta 66. Sí, del “Ruta”. Palabras mayores.
Una publicación a la que, como mínimo, le debemos lo mismo que a nuestros años de escolarización. Mentira, le debemos infinitamente más, para qué vamos a engañarnos. Abiertamente diremos que es la única a la que no hemos perdido de vista desde hace décadas. Un faro bien asentado que partiendo siempre desde su adorado underground sigue sin perder nunca el norte, haciéndolo sin cambiar la chaqueta; sin concesiones ni pleitesías. Casi cuarenta años siendo auténticos y brillantes.
Ni que decir tiene que para nosotros es un inmenso placer haber podido contactar con Alfred, al que rápidamente le propusimos participar en las entrevistas con las que conmemoramos el 15 aniversario de El Giradiscos. Su respuesta fue afirmativa y entusiasta, algo que plasmó en el cuestionario que le hicimos llegar y que hoy hacemos vuestro con total orgullo.
¿Qué valoración general harías de la actual situación del "mundillo" musical?
Alfred: El “mundillo” musical en el que me muevo básicamente sigue igual. Llevamos años en los que el rock no es mayoritario, y las nuevas tendencias van en dirección contraria, pero es lo que hay y no vale la pena quejarse por ello. Estamos condenados a la mera supervivencia, y cuesta ver en un futuro próximo que vaya a cambiar el tema, toca disfrutar de lo que tenemos a mano y de todos los artistas, veteranos o noveles, que siguen apostando por ese refrescante ritmo llamado rock and roll. Mientras unos cuantos sigamos dando guerra, la fiesta no parará…
Siempre se ha hablado del directo como último refugio para mantener con vida a las bandas, ¿Crees que hay una red de salas y condiciones favorables a lo largo del Estado?
Alfred: No, no la hay, y cada vez habrá menos. El negocio radica en esperar a que acaben los conciertos para llenar las salas de personal que prefiera bailar, cada vez menos clubs se pueden mantener siguiendo fieles al espíritu con el que se crearon, y ni las subvenciones y los patrocinios ayudan, pero ese último refugio sigue existiendo y es necesario apoyarlo, exactamente igual que a las bandas que se dejan la piel sobre un escenario.
¿Cuál es el papel que en ese sentido crees que juega la proliferación de festivales?
Alfred: Los grandes festivales son uno de los grandes enemigos del circuito de salas, evidentemente. No hay sinergias entre ellos, y la tendencia mayoritaria es gastarse la pasta en abonos carísimos y luego esperar al siguiente festival, sin pisar un club ni intentar descubrir a nuevos grupos en las condiciones ideales, que son en distancias cortas y con repertorios sin recortar. Pero, repito, no sirve de nada quejarse. Nosotros, a lo nuestro.
Ahora que la venta de discos es irrisoria, las plataformas siguen robando a los creadores con porcentajes ínfimos por reproducción y en los festivales apenas se paga a los artistas más minoritarios, salvo honrosas excepciones. ¿Por dónde pasa la durabilidad de los proyectos y las carreras de larga duración?
Alfred: Pasan por hacer lo que se hacía en los sesenta: actuar mucho sabiendo que no te vas a forrar el riñón, esperando que suene la flauta y alguien con potencial económico decida apostar por ese grupo o artista, algo que sigue ocurriendo de vez en cuando. Y comprando discos, por supuesto, sea en tiendas independientes o en el mismo concierto, algo que redunda positivamente en la viabilidad de seguir grabando discos. Tampoco estaría mal que vejaran los precios de los discos, que todos sabemos cuánto cuesta la fabricación de un vinilo y el precio al que los colocan determinados establecimientos. Aunque la moda entre algunos jóvenes de comprar Lp’s pese a no tener tocadiscos igual ayuda. (Risas)
A la hora de disfrutar de la música como oyente, ¿prefieres acercarte a los clásicos con los que te hiciste melómano/a o bien prefieres escuchar propuestas novedosas? ¿Por qué?
Alfred: Reconozco que debería prestar más atención a nuevas propuestas, pero suelo tirar de clásicos en el 75% de mi tiempo. Es lo que tenemos los yonkies del rock, siempre quedan cosas por descubrir en la carrera de nuestros artistas de cabecera…
Todo oyente tiene algún secreto no confesable de bandas y/o músicos que le emocionan y que no suelen estar bien vistas, ¿Cuáles serían los tuyos y por qué?
Alfred: Realmente no tengo demasiados vicios ocultos, pero reconozco que cuando tengo un mal día recurro a las grandilocuentes obras de Meat Loaf…
¿Cuál fue ese primer contacto con la música que te empujó a dedicarte a ella?
Alfred: Me volví loco un 11 de septiembre de 1976, con once años, cuando vi por primera vez a los Rolling Stones en la tele. Decidí que quería parecerme a Keith Richards. Una epifanía, creo que le llaman. Naturalmente, ni de lejos lo he conseguido, pero ahí sigo, coleccionando discos suyos (con Charlie Watts sentado a la batería, por supuesto).
Cita cinco nombres básicos en tu reproductor en los últimos meses.
Alfred: Otra vez quedaré como un tipo anclado en el pasado, pero los cinco últimos discos que he escuchado hoy mismo son de Grateful Dead, Kinks, Bob Dylan, una reedición de garage peruano y Burning…
¿Qué artistas malditos, minoritarios o relativamente novedosos nos recomendarías encarecidamente no perder de vista?
Alfred: Dios, qué pregunta… Lista infinita. Así, a bote pronto, cualquier disco de Bevis Frond, los últimamente reivindicados Big Star y su co-lider Chris Bell, los mejores North Mississippi Allstars, los deliciosos Blue Ash o, más recientemente, cualquier cosa grabada por Chris Forsyth.
Entre otras cosas, como escritor y director de la editorial 66 Rpm, eres el co-director de la mítica revista “Ruta 66” a la que algunos de nosotros tanto le debemos. ¿Cuál es el secreto para seguir tantos años en un mundo tan complicado como el del periodismo musical? ¿Cómo os sentís al ser los únicos en todo España que siguen editando en papel?
Alfred: El secreto no es demasiado complejo: economía de guerra, empatía con tus lectores, en muchos casos ya amigos, intentar mantener el equilibrio entre artistas clásicos con nuevas propuestas y no rendirse. Cuando llegó la tristemente famosa pandemia, decidimos seguir saliendo en papel todos los meses. Desde la distribuidora nos dijeron que estábamos locos, pero tiramos adelante. Muchos lectores no fidelizados aplaudieron la iniciativa, incluso hubo suscriptores que ingresaron más pasta de la que correspondía solo para apoyarnos, y muchos nos escribían para agradecer que nuestra modesta revista les acompañara en unos momentos tan complicados. Valió la pena, y de momento ahí seguimos…
Te has ido haciendo mayor sin abandonar tu pasión militante por la música. ¿Qué tiene este mundillo que se nos ha colado por las venas y no somos capaz de abandonarlo por feo que se ponga el panorama?
Alfred: Rendirse es de derechas. Ni de coña.
¿Cómo sería la vida de Alfred Crespo sin música?
Alfred: Me quedarían los libros, los amigos y los comics, pero no sería vida.
¿Cuál es el primer recuerdo que tienes de nuestra revista digital?
Alfred: Os conocí un poco tarde, hace unos diez años, y me encantó vuestra pasión y que estéis tan locos como nosotros quemando horas y horas haciendo proselitismo del rock.
¿Qué valoración haces de nuestra evolución como web asentada dentro de la oferta de prensa musical, nacional y gratuita? ¿Qué es lo que más te gusta de El Giradiscos? ¿Y lo que más te irrita?
Alfred: Os habéis hecho un hueco en el marasmo digital, algo importante ahora que cualquier mortal se monta un blog o una web sencillita para intentar chupar discos gratis o entradas para conciertos. Os curráis los contenidos, se os ve el plumero de que sois fans de los artistas de los que habláis, apoyáis a la escena nacional y me habéis hecho comprar discos que se me habían pasado, así que ¡buen trabajo!
Espacio libre para una felicitación, crítica o lo que venga en gana…
Alfred: Felicidades por vuestro aniversario, amigos. Seguid en la brecha, el mundo, o una parte de él, os necesita.