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ELOY: “Destination”


Por: Txema Mañeru.

Conocí a estos veteranos clásicos del rock progresivo alemán y el kraut-rock hace tan solo seis años, cuando MIG-Music publicaron un espectacular doble LP (portada desplegable y pintura preciosa en su portada, por cierto) como “The Vision, The Sword And The Pyre, Part I”. Un contenido que nos remitía con lógica a Can o Neu!, pero también a King Crimson, Pink Floyd, Genesis, Soft Machine o Jethro Tull, sobre todo en los temas que utilizan la flauta. Pues bien, en su sello, distribuido aquí por Karonte, han seguido sacando discos nuevos y reediciones de material clásico como “RA”, “Chronicles I” o “The Vision, The Sword And The Pyre, Part II”. Si te gustan este tipo de bandas y aún no los conoces te estás perdiendo a una formación más que atractiva. Algo parecido nos han hecho con otros adalides del género como son los húngaros Omega que ya han pasado también, merecidamente, por las páginas de El Giradiscos.

Pero centrémonos, mejor, en ELOY, proyecto encabezado por su ideólogo, líder, cantante y guitarrista, Frank Bornemann, con más de cincuenta años ya al frente. Junto a él, los sensacionales y muy presentes y destacados teclados, de Michael Gerlach, perfectamente acompañados, ambos, por varios destacados músicos invitados y algún coro. Este clásico disco es del año 92, y ya tuvo también cuidada reedición en vinilo, pero tan solo con siete de sus ocho temas, ya que el formato original se va hasta los 54 minutos, respetando aquí su edición y orden general, con 5 de esas canciones que se extienden por encima de los siete minutos.

El gran, misterioso y épico inicio de "Call Of The Wild" parece el comienzo de un viaje. ¿Preparados para él? Los buenos matices en los primeros minutos dejan paso a un poderío rock con buena melodía, punteos y ese toque Jethro Tull al entrar la flauta de Lenny McDowell. Toques space-rock, pero estribillo por el lado más pop de la ELO (cercanos hasta en su nombre), encontramos en la pegadiza "Racing Shadows". El tema titular trae la preciosa melodía vocal de la voz aguda de Frank junto a ecos al “The Wall” de Pink Floyd, a lo que hay que sumar unos toques electrónicos ochenteros y de nuevo esa flauta al estilo de Ian Anderson

En "Prisoner In Mind" sale su lado más duro y hard-rock, hasta en su voz. El tema más largo se titula "Silent Revolution", y es una buena historia de 8 minutos también con aires de los de Roger Waters más intensos pero con destellos a los Genesis de Gabriel, en algunos punteos y en la interpretación, junto al brillo aportado por un coro de voces infantiles. Las potentes guitarras de Frank y su melódica voz, sostenidas por una gran sección rítmica, se junta al poderoso bajo de Detlev Goy para una "Fire And Ice" en la que destacan también  algunas guitarras adicionales a cargo de Helge Engelke

La melodía radiante de "Eclipse Of Mankind" y el gran estribillo melódico, con capas de voces, dejan paso a un apoteósico final con un tema que siempre le ha motivado, la histórica "Jeanne D’Arc", sobre la que pensó hacer hasta un musical. Aquí materializada con un coro clásico arreglado y dirigido por Peter Chrastina que es una auténtica maravilla. Viene con un delicioso y pausado arranque al que luego suma una gran melodía vocal por parte de Frank y muchos espectaculares teclados de Gerlach. El toque épico aportado por el coro clásico hace de este tema una joya absoluta para finalizar un disco que merece la pena recuperar si eres amante del rock progresivo. De nuevo con otra preciosa portada en este caso con el cuadro "Astrologica", de Albert Velasco, y unos recomendables textos interiores también. Ojalá sigan trayéndonos más destacados discos de épocas pretéritas, además de los nuevos que siguen sacando más de medio siglo después.