Por alguna razón que no acertamos a explicar la música de baile no ha recibido el reconocimiento que merece. No parece que importe la exaltada felicidad que este género nos ha hecho experimentar en las pistas de baile.
Debido a esto damos la bienvenida al proyecto al que se ha lanzado con una buena dosis de atrevimiento Tony Ansel. El artista de Torrejón de Ardoz (1978) por fin ha escuchado a su “daimon”, (su apellido artístico, “Ansel”, se refiere en alemán a aquel que está protegido por la divinidad) y ha publicado “Back to The Dancefloor (Vol.1)”, producido primorosamente por Manuel Bartoll y distribuido por Rebel Sound. Con este EP de versiones, del que pronto habrá continuación, Tony Ansel se ha sacudido dos complejos persistentes entre los músicos españoles, la supuesta infradotación para el electrodance, salvo alguna meritoria excepción, y la presunta incapacidad para hacer buenas interpretaciones en inglés. En otros países del centro y el norte de Europa no sucede lo mismo, por ejemplo, en Alemania, donde la propuesta de Tony Ansel ha cosechado muchos seguidores.
Apoyado en una sólida formación musical y vocal, que se ha visto impulsada por una producción exquisita, Tony nos arrastra literalmente hacia el templo del baile, después de un período oscuro, el de la pandemia, tal y como nos dijo cuando le entrevistamos recientemente. Habíamos perdido la fe en el baile. Para recuperarla ha recreado algunos de los mejores himnos de esta religión hedonista. Antes de las canciones, un atrio en el que resuenan campanas y un órgano, nos abre la puerta de entrada. La diosa de esta religión no es otra que Madonna, que revitalizó el género de las pistas de baile, en 2005, gracias a “Confessions on a Dance floor”. De este disco seminal ha incluido una potente versión de “Forbidden Love”.
Esta y otras canciones estallaron en la vida de Tony (y su onda expansiva llega hasta hoy), cuando en su adolescencia, ocultándoselo a su familia, solía escaparse a las mejores salas de la capital, donde descubrió “Lover Why”, popularizada en los 90 por John Wesley. “Pray” viene arropada además por un impactante vídeo, en el que haciéndose eco de la letra compuesta para la británica Tina Cousins, nos permite asomarnos de la mano de Tony Ansel a un paisaje posterior a un desastre climático más que probable, a no ser que lo evitemos ya, porque como dice el vídeo, “el futuro depende de nosotros”. La singular voz grave de Tony Ansel podría parecer poco idónea para asumir “Tragedy”, el tema de los Bee Gees, sin embargo, el resultado es formidable. Es la pauta de todas las canciones, son versiones sofisticadas, las capas con las que Tony y su productor han barnizado las canciones originales no pesan sobre ellas, puesto que no han perdido en absoluto el poderoso fuelle por el cual impusieron su ley en las pistas de todo el mundo, haciendo bailar hasta al más remiso. Es lo que sucede una vez más con la canción apoteósica que cierra el EP: “Flames of Love”.
Tony Ansel utiliza las gafas de su personaje musical para contrarrestar su timidez y así poder expresarse tal y como es. Realmente tiene mucho que decir, y a buen seguro que lo dirá, y sin esperar demasiado, ya está preparado el segundo volumen de “Back to The Dancefloor”, que incluirá otra canción inolvidable de Madonna, nada menos que “Like a Prayer”. Y en los próximos meses, junto a Teenage, va a sorprendernos con un tema original titulado “Like a Phoenix”. La pista de baile quiere más de Tony Ansel.