Por: Javier González.
Fotografías: Luz Gallardo.
A la aristocracia del rock and roll se llega desde el barrio, con mucha calle y escasas cartas marcadas bajo la manga, pero con la determinación de aquel que se curte sabiendo lo que cuestan las cosas. Se llega con la clarividencia de quien apuesta todo a una carta para reivindicarse como persona cuando unos pocos acordes le vuelan la cabeza, en el justo momento en que las canciones te interpelan, contando historias que reflejan tu personalidad. En definitiva, cuando te das cuenta que tu existencia solo tiene sentido cerca del mundo de la música, por lo que no queda más remedio que lanzarse a una aventura de la que tan solo unos pocos elegidos salen vencedores.
Y algo así le ocurrió a Brian Tristan, primero como fan irredento de Los Ramones, más tarde como parte seminal de The Gun Club junto al añorado talento de Jeffrey Lee Pierce; ejerciendo de guitarrista en The Cramps, donde Lux Interior y Poison Ivy le rebautizaron bajo el apelativo de Kid Congo Powers, y rematando su periplo en compañía de otros a la vera de los siempre peligrosos Nick Cave and the Bad Seeds, donde su talento afloró en míticas sesiones de grabación y giras repletas de excesos. Una vida única, cruda, sinuosa, al filo del abismo, dramática y divertida, a la que recientemente pudimos acercarnos gracias a la edición en castellano de su autobiografía, “Ese Vicio Delicioso”, de la que dimos cuenta en estas páginas meses atrás.
Ahora vuelve a vestirse de actualidad, pues acaba de firmar otro manual de rock and roll crudo, directo y experimental llamado “That Delicious Vice”, bajo la etiqueta de Kid Congo Powers & The Pink Monkey Birds, proyecto con el que lleva trabajando casi una década y al que tendremos el placer de disfrutar en vivo el próximo mes de septiembre en la madrileña sala Fun House, en una de esas noches para finos paladares que esperamos con impaciencia.
Ni qué decir tiene que había muchas ganas de entrevistarle. No en vano, es el más digno heredero de una estirpe de rockeros con sangre hispana en sus venas, un árbol genealógico que en su día contó entre sus predecesores a Ritchie Valens y al gran Willy DeVille, por citar un par de ejemplos tan solo, nombres mayúsculos de un culto pagano al que seguimos adorando. Señoras y señores, hoy les dejamos en compañía de la magia vudú del siempre peculiar, elegante y cercano Kid Congo Powers. O lo que es lo mismo, un absoluto mito.
Hola, Brian. ¿Cómo estás? ¿Qué tal te encuentras? ¿Qué sientes tras la edición de “That Delicious Vice”?
Kid: Me siento feliz, contento de que haya salido. También me alegra que haya recibido buena respuesta por parte del público y de la prensa musical.
Kid Congo Powers & The Pink Monkey Birds vuelven a grabar nuevo material después de 8 años desde que apareciera “La Araña es la Vida”. ¿Por qué habéis tardado tanto tiempo en grabar nuevo material?
Kid: No me había dado cuenta que pasaron ocho años desde nuestro anterior trabajo, sinceramente. En 2021 lanzamos el EP “Swing from the Sean DeLear”, que era como un álbum corto. Tenía una canción de 14 minutos llamada “He Walked In”, e inclusive hicimos algunos videos, por lo que lo considero un álbum.
“That Delicious Vice” es una colección de rock and roll cavernario, oscuro, minimalista y crudo. ¿Existe una mejor forma de presentar el rock and roll? ¿Qué tiene el rock que lleva toda una vida enganchándonos como no ha hecho ningún otro género?
Kid: Creo que la música clásica, el folk, blues y jazz es más antiguo que el rock and roll. Pero es cierto, ha estado ahí desde que nací en 1959. Ese fue el año en que Elvis ingresó en el ejército y Little Richard dejó el rock and roll para ir a la iglesia. Entonces, tal vez, hubo una oportunidad para mí de entrar al mundo. Estoy bromeando, por supuesto. Pero sí, la música que tocamos es atemporal y actual al mismo tiempo. Para mí es embriagador y mágico, también inexplicable.
“Mink DeVille es uno de mis artistas favoritos”
No puedo parar de escuchar la canción que da título al disco, “That Delicious Vice”, un rock de sangre caliente, donde miras a tus raíces hispanas, recordando musicalmente a Ritchie Valens en “La Bamba” y a Mink Deville y su versión de “Hey Joe”. ¿Cómo de importante son tus raíces hispanas a la hora de entender tu forma de hacer rock and roll?
Kid: Me alegra que hayas escuchado las referencias a “La Bamba”, lo cual es obvio para los fanáticos de Ritchie Valens, pero también a Mink DeVille, uno de mis favoritos, no tan obvio. The Pink Monkey Birds comenzó cuando estaba empezando a escribir mi libro, hace ya muchos años. Pensaba en la música que me formó cuando era niño y recordé a Theee Midniters, una banda chicana de los años sesenta cercana a mi ciudad natal. Eran de Whittier California, no lejos de “La Puente” donde crecí. A mi hermana mayor, Bárbara, le gustaban y tenía discos que compró en un baile en el que tocaban. Fue la emoción de la banda de rock local e hispana lo que encendió a sus amigos y a ella. Estaban orgullosos de tener algo con lo que se identificaban. Cuando redescubrí sus discos de adolescente, me di cuenta de lo emocionantes que eran, toda una influencia de mi infancia que había olvidado, me vi obligado a usarlos como tal. A medida que me hice más popular, noté que los niños chicanos más jóvenes venían a mis espectáculos y sentían la conexión de ver a una persona hispana de color en el escenario. Estoy ahí para estas personas en gran medida, lo mismo para las personas LGBTQ+. También para principiantes sin formación musical, pero con el deseo de hacer música. Yo fui, o soy, todas estas cosas. Así que las “raíces” son un gran ritmo, algo positivo con lo que conectarse y también algo mágico.
En el disco habéis incluido una canción que es pura oscuridad llamada “Murder of Sunrise” cuya duración es de más de 17 minutos. ¿Cómo surgió la idea de hacer una canción tan larga?
Kid: Creo que la canción tiene un tono sexy, como una canción de Barry White. Un éxtasis sin fin en el que perderse. Estamos creando un estado de ánimo, un mundo, una pintura. Siempre me ha gustado tocar la guitarra expresionista, no es tan diferente de nuestro estilo habitual.
“Los niños chicanos más jóvenes venían a mis espectáculos y sentían la conexión de ver a una persona hispana de color en el escenario”.
Las últimas cuatro canciones del álbum tienen un aspecto decididamente experimental. ¿Fue algo premeditado o simplemente surgió así?
Kid: Hemos estado usando la forma larga de la canción durante los últimos años. Ha sido por elección. Me gusta tocar tanto canciones cortas de rock salvaje como canciones experimentales más largas. Ambas son formas comunicación.
“De mi infancia en “La Puente” quedan las bandas de “garage”, tocando canciones de Mott The Hoople”
En estos últimos meses hemos podido leer tu magnífica biografía, traducida al castellano también como “Ese Vicio Delicioso”. ¿Qué recuerdas y qué queda a día de hoy de aquel niño criado en “La Puente”? ¿Cómo marcó aquel barrio tu vida?
Kid: Ese niño está vivo y coleando. Contra viento y marea. En aquel barrio estaba la gente que conocí, los que fueron mis mentores, quienes me introdujeron al rock underground. Esa clase de gente que llevaban a un chaval de 14 años a conciertos. De mi infancia en “La Puente” quedan las bandas de “garage”, tocando canciones de Mott The Hoople, también gente muy bromista.
“Los Ramones me hicieron saltar de mi piel cuando era un adolescente deprimido”
Poca gente sabe que fuiste el presidente del club de fans de los Ramones en la Costa Oeste de Estados Unidos. ¿Qué significaba para ti la música en general y los Ramones en particular por aquel entonces?
Kid: Los Ramones marcaron el comienzo de un nuevo mundo de música tan simple y ordenado que fue revolucionario. Aportaron humor a la cultura de la delincuencia juvenil. Yo era un adolescente deprimido y me hicieron saltar de mi piel. Me hicieron reír. Consiguieron que amara el desafío, fueron como una gran droga. Quería hacer correr la voz de que existían a todos los que quisieran escuchar y conocer personas con ideas afines. Lo logré, ya que algunos miembros del club de fans todavía siguen siendo mis amigos hoy.
“Extraño a Jeffrey Lee Pierce”
En tu vida hubo un par de momentos clave a nivel musical. El primero fue entrar en contacto con Jeffrey Lee Pierce, tu amigo, con quien diste vida a The Gun Club. ¿Cómo era Jeffrey en las distancias cortas? ¿Qué recuerdas de aquel período? ¿Cuánto le echas de menos a día de hoy?
Kid: Jeffrey era muchas personas diferentes y dependía de quién fueras tú, para ver cuál Jeffrey te tocaba. Afortunadamente encontré un buen hermano como amigo. Un profesor. Compartimos muchas risas, muchos sueños. Muchas risas acerca de cosas la vida y mucho ver mundo. Lo extraño todo el tiempo, todavía toco sus canciones sólo para sentirle cerca.
“Estar con The Cramps fue una lección de música y cultura inabarcable”
Posteriormente, entraste a formar parte de The Cramps, junto a Lux Interior y Poison Ivy, ellos fueron quienes te pusieron por nombre Kid Congo. ¿Qué recuerdas de aquellos días junto a ellos? ¿Cómo eran? ¿Puedes contarnos alguna anécdota curiosa junto a ellos?
Kid: Lux e Ivy eran personas de un mundo diferente, un lugar psicodélico. Estaban muy seguros de su visión de la música. Viví algunos de los momentos más divertidos de mi existencia junto a ellos. Una lección inabarcable de música y cultura.
“Estoy orgulloso de los discos que hice junto a Nick Cave & The Bad Seeds y del salvaje viaje que realizamos juntos”
Formaste parte de Nick Cave and The Bad Seeds, con quienes grabaste “Tender Prey” y “The Good Son”, hace unas semanas pude entrevistar a Barry Adamson y charlar con Mick Harvey tras su concierto en Madrid. ¿Sigues viendo a los chicos? ¿Qué recuerdas de aquella forma de hacer rock and roll animal y de sangre caliente que teníais los Bad Seeds?
Kid: ¡Acabamos de regresar de una gira en Australia y Mick Harvey tocó el bajo con nosotros! Sí, seguimos siendo familia. Cuando toqué en The Bad Seeds me encontré en una situación de lo más desconocida. Nunca antes había estado en una banda como esa. Me sentí intimidado, pero bienvenido. Me mudé a Berlín para estar con ellos y fue una mezcla cultural de miembros de la banda australiana y alemana. Yo era el único americano, ¡quizás el primero! Estoy agradecido con ellos, por el período que me hicieron vivir, expandió muchísimo mi mente. Estoy orgulloso de los discos que hice con ellos y del salvaje viaje que realizamos juntos. Me alegro de que nuestra amistad continúe, es el verdadero éxito.
“La lucha nunca termina para las comunidades desatendidas y las personas privadas de sus derechos”
A lo largo de tu trayectoria, has sido un referente en la lucha por los derechos de los homosexuales y del movimiento “queer”. ¿Cómo ves todos los objetivos conseguidos desde tu juventud hasta ahora y cuáles crees que quedan por conseguir?
Kid: Comencé mi activismo, y tal vez mi perfil público, como persona queer debido al resultado de la crisis del SIDA en la década de 1980. No tenía opción de ser ambiguo o permanecer en el armario. Ver a amigos, colegas de la música y de la comunidad morir frente al resto del mundo fue demasiado para mí. Como dice la organización ACTUP: “El silencio es muerte”. Fue importante y lo sigue siendo. La lucha nunca termina para las comunidades desatendidas y las personas privadas de sus derechos. Ha habido muchos avances para las personas queer, pero estamos muy lejos de una igualdad total.
Sufriste una adicción profunda a las drogas, como comentas en tu biografía, siendo un ejemplo de superación y rehabilitación. ¿De qué forma conseguiste dejarte toda aquella oscuridad atrás?
Kid: Supongo que me cansé de estar enfermo y cansado. Tuve suerte de darme cuenta de que no quería desperdiciar mi vida para morir en poco tiempo. Quería estar feliz y emocionado, algo que la adicción no permite. Estoy seguro de que no habría hecho música en los últimos 30 años, escribir un libro o ser feliz de no haber dejado todo atrás. Siento que tomé la decisión correcta.
“Hacer rock and roll es una misión para los jóvenes, inadaptados y fanáticos intelectuales de muchos tipos”
¿Crees que hoy en día el rock and roll tiene menos peso que otros estilos más vacíos de contenido? ¿A qué piensas que se debe?
Kid: Creo que siempre habrá rock and roll hecho con calidad. ¡Lo escucho! No subestimo la cultura juvenil. Siempre hay buena música en el “underground”. Es posible que tú y yo no lo sepamos, porque no nos corresponde a nosotros saberlo. Es una misión para los jóvenes, inadaptados y fanáticos intelectuales de muchos tipos. Por eso se llama “Underground”.
En el mes de septiembre estarás tocando en Madrid, concretamente en la sala Fun House. ¿Qué podrán ver todas aquellas personas que se acerquen a disfrutar de vuestro directo?
Kid: Vendrán a una fiesta y nosotros seremos los anfitriones. Siento que tenemos grandes espectáculos y conexión con el público español. La gente bailará y cantará porque cantamos un poco en español. Tocaremos nuevas canciones y otra de mi pasado. Agarra bien tu peluca. (Risas)