Por: Javier Capapé.
Inconformista, transgresor, un artista completo. Así es Fon Román, un músico al que no le gusta encasillarse y que con su último trabajo “En Blanco” nos acerca al poeta mexicano Octavio Paz, otro artista que, como en el caso del gallego, siempre fue un paso por delante. El mexicano publicó un poema inclasificable en 1967 y el de Vigo lo traslada ahora hasta nosotros en forma de canciones que exigen del oyente tanto como le compensan espiritualmente. Algo muy cercano a lo que quiso transmitir Octavio Paz con su obra original donde se sumergió en la erótica del silencio, en el sentir de la página en blanco.
El que fuera guitarrista de Piratas, siempre inquieto y lejos de las modas desde la disolución de su banda, nos presenta con “En Blanco” su obra más especial, única y exigente. Una obra en la que aquel que esté dispuesto a entrar, a dejarse impregnar completamente por ella, encontrará un viaje de descubrimiento personal. Con un sonido muy cuidado y exclusivamente analógico, “En Blanco” es una obra de artesanía, un artefacto multicultural que trasciende esquemas e ideas preconcebidas en un momento en el que encontrarnos con este tipo de expresiones artísticas se convierte en un auténtico placer para nuestros sentidos.
Cincuenta y cinco años después de que Octavio Paz nos regalara esta obra de arte, Fon Román nos invita a volver a hacerla nuestra a través de la música, las visuales y los próximos conciertos que se convertirán en una experiencia completa. Con esta intensa entrevista, El Giradiscos quisimos adentrarnos en las motivaciones del propio Fon Román con este poema convertido en disco, en su proceso de composición y grabación, en su valor como obra global, así como en sus influencias o impulsos en este momento que atraviesa el músico.
Regresas tras cinco años con una propuesta muy diferente a lo que fue "La chispa, la llama y el humo". Cuéntanos de dónde nace la idea de "En Blanco".
Fon Román: El poema me lo encontré a raíz de haber hecho música para teatro. Hice una obra cuando estuve viviendo en México durante cinco años. En la última época, entre otras cosas, compuse música para teatro y una de las obras que hice trataba de la vida de Octavio Paz cuando fue embajador durante un tiempo en la India. Él escribió “Blanco” allí. La directora de la obra de teatro me habló de ese poema tan especial porque yo había compuesto una canción de Octavio Paz justo cuando llegué a la India y la había guardado hasta ese momento. Esa canción era sobre un poema que se titulaba “La Caída”. Me acordé de esa canción justamente para la obra. Se la presenté a la directora, le gustó y la usamos. Le gustó tanto que me habló de “Blanco” inmediatamente y me dijo que por qué no seguía componiendo canciones sobre poemas de Octavio Paz. Esto coincidió justo con la pandemia, así que me lancé a componerlo entero.
"Blanco" ve la luz en 1967 de la mano de Octavio Paz y tú eliges 2024 para presentarlo. ¿Por qué este momento para rescatar esta obra y dotarla de una perspectiva diferente?
Fon Román: Simplemente nació así. Llegó a mis manos el poema, lo leí y me pareció impactante. También lo que había detrás del poema, el propio formato físico, que lo creó un diseñador de la época muy importante, todo lo que contenía en relación con el silencio, la creación, la página en blanco… También era interesante la relación que tenía con una parte metafísica y espiritual que Octavio Paz transitó en esa época. Toda esa profundidad que tenía me atrajo mucho y me lancé a componerlo, primero como para ver qué pasaba, pero como fue fluyendo, decidí hacerlo entero.
Desde luego, haces algo totalmente diferente y único porque encontramos muy pocas obras de este estilo en la discografía española.
Fon Román: Sí, la verdad es que es algo inusual. El propio poema es muy emblemático. Es desconocido aquí, pero es transgresor y es un poema muy importante dentro de la carrera de Octavio Paz y de la literatura en habla hispana. Además es en verso libre, lo que le dota de mayor complejidad para poder componerlo y que fluyese. Yo quería que fuesen canciones. Mi intención es que no fuese un rollo recitado tipo hip hop, sino que hubiese melodía, armonía, discurso armónico, que fuese digerible… así que todo eso me llevó a hacerlo. Realmente fluyó bastante la composición, más de lo que creía, por eso me solté hasta conseguir este resultado. Fue un proceso largo, no tanto la propia composición, que eso fue rápido, pero sí el hecho de darle forma. Además, se fueron mezclando otros proyectos derivados. Dentro de la obra aparecieron nuevos caminos. En este caso, por ejemplo, la involucración del diseñador Vicente Rojo, que diseñó el formato de “En Blanco”. Hizo una pieza escultórica basada en esa parte física. Después también las visuales que acompañan al poema, porque Octavio había dejado en su día unas directrices en cuanto a colores, y eso lo aplicamos a unas visuales que creamos. Así que con todo esto se fue alargando el proceso.
Es verdad que no solo es el disco, sino que también presentas un concierto con esas visuales que has comentado basadas en el poema. ¿Podrías hablarnos de las diferencias que hay entre el disco y el concierto con visuales? ¿Forma parte de una misma obra que debe entenderse como la suma de poema, disco y concierto?
Fon Román: Sí, está todo muy relacionado, y todo con el eje central del poema y de las canciones. El resto son añadidos que complementan la esencia del poema. Las visuales simplemente son un acompañamiento que exaltan más el propio poema y hay una relación con los colores y las formas que Octavio dejó marcadas conceptualmente para llevar “Blanco” a escena, que era su idea. Todos los elementos son una obra en sí misma.
¿Cómo surge la idea de la instalación cinética con el primer poema de "Blanco" y la primera canción del disco en bucle? ¿Qué quieres transmitir con esta instalación y dónde puede verse?
Fon Román: La instalación es la que hizo el diseñador Vicente Rojo basándose en el diseño original de “Blanco”. Esta instalación está en Madrid, en el espacio del propio diseñador. Es física y de allí se extrajo también el diseño del vinilo y todo el arte del disco. La cinta que la rodea y forma parte de la pieza es una cinta que va envolviendo mi nombre, que es la portada. Esa cinta se va enredando en las letras que forman FON. Es también una forma de hacer un guiño a la propia grabación del disco, que lo hicimos en cinta. Lo grabamos en analógico, como se grababan justamente los discos en 1966, que es el año en que escribió Octavio “Blanco”. Yo quería que el disco se grabase de la misma manera en que se grababan en ese año. Me compré un magnetófono de ocho pistas y lo grabamos así. No hay nada digital, ni en la propia pieza escultórica ni en la grabación del disco. El vinilo es cien por cien analógico. Mezclas analógicas y máster analógico. Queríamos traer la esencia de la música de la época a la actualidad.
Precisamente quería preguntarte por el proceso de grabación. ¿Quién interviene, cómo lo grabáis?
Fon Román: Principalmente José María Rosillo, que es un técnico muy conocido en la escena y es muy amigo. Vino a mi estudio y estuvimos esclavizando un poco el ordenador con la máquina para tener copias de seguridad en el ordenador, y también pensando en lo que sería la versión digital para las plataformas. Lo grabamos en directo con Héctor Rojo al bajo, Borja Barrueta a la batería y yo en guitarra y voces. Me acompañó en la producción Gustavo Guerrero, que se implicó bastante e hicimos un proceso casi en vivo. Ensayar, grabar y después meter las voces a parte, haciendo que todo encaje en ocho pistas. Al final la limitación te hace enfocarte en la grabación, sin dejar espacio a conjeturas ni a muchas variables. Haces un esquema previo donde planificas qué va en cada pista. Es como ir haciendo un puzzle y la verdad es que fue un proceso muy interesante.
“Al poema “Blanco” había que dejarle aire, dejar que las palabras las pudieses masticar y no hubiese mucha interferencia sónica alrededor”
Con esta experiencia has abandonado en parte tu posición de cantante pop-rock, desplazándote hacia un estilo más cercano a la canción de autor. ¿Ha sido algo premeditado o surge a raíz de lo que te pide el poema original?
Tu manera de cantar es más delicada que de costumbre y a la vez muy presente y envolvente, siempre por delante. Me ha recordado incluso a la Nueva Trova en algunos momentos. ¿Te has fijado en algún músico o cantautor más clásico a la hora de prepararlo todo?
Fon Román: No, sinceramente no. Creo que me traje algo de México que de alguna manera está también en “La chispa, la llama y el humo”. Algo armónico o alguna forma de cantar en algunos momentos, pero el tema tradicional, que por ejemplo está en la capela del corte VIII, por ejemplo, eso me acerca más a lo que he mamado siempre de cerca, en mi familia y en torno a los amigos de mis padres. Desde pequeño siempre se cantaban mucho en casa las “gallegadas”, que son las canciones gallegas que seguimos cantando después de comer y que tienen ese acercamiento a la canción de autor, aunque claro, al final se acaban pareciendo todas las canciones folklóricas de alguna manera. La VIII podría ser casi una canción gallega, pero cantada en castellano, claro.
Con "Blanco", Octavio Paz trató de reflejar su vivencia en la India como embajador de México. Allí dice que descubrió su alma y concibió este poema como una obra abierta, tal y como tú nos has contado. Hablaba del silencio antes de una obra y de la erótica de "dar en el blanco". ¿Tiene alguna relación lo que pudo vivir Octavio en la India con lo que tú has vivido en México en estos años para que te hayas decidido a plasmar todo esto?
Fon Román: Creo que sí. En cierta manera el blanco es como encontrarte en ese espacio antes de la creación y también puede ser el final. Es como lo que transita del blanco al blanco, de un espacio a otro. Ese salto al vacío que yo también padecí cuando dejé todo atrás y me fui a vivir a México. Entonces digamos que mi vuelta, mi tránsito, que es como transitar el propio poema, fue la vida en México, que fue como mi hoja en blanco, y justamente lo compuse a mi vuelta a Vigo. Fue como una especie de cierre e indirectamente mi nueva hoja en blanco, porque yo voy saltando de un sitio a otro y voy dejándome llevar por el fluir de lo que me aparece creativamente. No voy por modas, ni soy indie, ni rock, ni nada. Soy lo que me va aconteciendo, para lo bueno y para lo malo. Conscientemente estoy en un territorio en el que no se me encasilla en ningún lado, pero a la par cada vez tengo más marcado lo que soy y se me conoce ya casi por eso. No es que quiera ser de una determinada manera, si no que las cosas se van dando cuando te sueltas, te encuentras con la obra, como en este caso, en el que ella te encuentra a ti más que tú a ella. Simplemente me gusta estar atento a que estas cosas sucedan. Ahora mismo ya estoy enganchado con lo que podrá ser mi próximo disco y estará hecho con samplers casi todo, y es algo que me apareció también de pronto. Voy como dejándome flotar con todo esto para que todo tenga un sentido.
Dando saltos de un lado a otro.
Fon Román: Sí, pero no porque me canse, sino porque de repente aparece una chispa nueva y me hace pensar que debo ir por allí en ese momento y me dejo llevar.
“A algunos nos ha tocado vivir a contracorriente”
El poema de Octavio Paz pasó a la historia como un artilugio de modernidad literaria. ¿Crees que convertirlo en una experiencia musical, en este momento en el que estamos tan alejados de la reflexión, podrá lograr un efecto similar de modernidad como artefacto a tener en cuenta en el mundo de la música?
Fon Román: No creo, sinceramente, porque todas las miradas van hacia otro lado y digamos que lo artesanal y lo pausado no está de moda, pero es una obra que va a quedar ahí. El vinilo es casi una pieza de arte en sí misma y no deja de ser el propio poema de Octavio llevado a canción. Algo que permanecerá. He metido muchísima energía en este proyecto y entiendo que es muy complicado en los tiempos que corren defender un proyecto de este calibre. Es evidente que es algo a contracorriente absolutamente, pero a algunos nos ha tocado vivir a contracorriente. ¡Qué le vamos a hacer, hay que asumirlo!
Ahí está también el hecho de que sea un artefacto transgresor, por ser tan diferente.
Fon Román: Sí, los que saben apreciarlo, los que se adentran, la gente que tiene sensibilidad y profundiza un poco se da cuenta de la envergadura de la propia obra de Octavio y del trabajo que hay detrás de todos los implicados.
Sí, porque nosotros no hemos podido ver el formato físico, pero esa tirada de trescientos vinilos artesanales, que habéis trabajado a mano en ellos, los convierte en un artilugio que va a quedar casi como una obra a contemplar en el tiempo, para poderla rescatar con el paso de los años.
Fon Román: Están numeradas, firmadas y después retractiladas. La verdad es que el diseño es precioso y además es una pieza cien por cien analógica, que hoy en día no se graba nada así. No toca el ordenador. El máster lo hizo un alemán que solo hace el corte de cinta a vinilo, algo muy raro a día de hoy. Nadie hace eso ya.
¿Cómo eliges los once cortes del disco? ¿Era lo que estrictamente Octavio Paz había marcado en su obra o tienes que retocar mucho y tomarte licencias para llegar a esto?
Fon Román: Lo hice de continuo y si ves el poema, él deja unos espacios entre párrafos. Aunque es un solo poema deja unos espacios que aproveché para separarlos en canciones. Hice las once que yo entendí que eran esas separaciones que él había concebido. Incluso hay tipografías y la letra cambia entre esos espacios. Hice mi propia interpretación manteniendo intactas las palabras del poema, que son las mismas, de la primera a la última.
Dentro de los once cortes hay alguno con apariencia más de single como el IV, con una rítmica más contundente, o el IX, que es más pop o rock, aparentemente. También hay otras pequeñas perlas de dos o tres minutos que te hacen ir metiéndote en el concepto global. Se puede decir que es un disco al que de primeras cuesta entrar, pero una vez te vas metiendo, te quedas con todas sus reflexiones. ¿Has pretendido hacer estos temas mencionados con apariencia más de single para captar la atención del oyente o ha sido algo que te lo pedía de alguna manera esa parte concreta del poema?
“Todas las canciones se convierten en un viaje en blanco”
Sí, porque aunque el poema no tenga estribillo como tal, en tus canciones sí aparecen estribillos, como tú has comentado con la parte VI o en la IX, por ejemplo.
Fon Román: Sí, y en la parte III también con esa “llama rodeada de leones”, que tiene un rollo más pop, y además la VI y la IX, que ya has comentado, son las que tienen una estructura más de canción al uso. Después la X, que a mí me encanta, que tiene una letra tremenda para una canción y además es muy cortita, pero va hacia otros territorios y armónicamente va cambiando mucho. Todas las canciones se convierten en un viaje, un viaje “en blanco”.
Tengo por aquí un montón de notas con frases de las canciones, pequeñas cosas que se quedan resonando como “habitaré en tu nombre” de la X, o “cáliz de consonantes y vocales incendiadas” de la II, que vienen con el tiempo a tu cabeza, como pequeños mantras.
Fon Román: Exacto. El otro día estaba haciendo una entrevista en Radio Nacional y toqué dos canciones en directo. Al cantarlas me comentaban después que “hay alguna frase que te revienta”. Es algo que te queda ahí. Son frases que engloban mucho, que contienen mucha información. Es muy denso, muy profundo, es una locura y por eso hay que darle espacio para que entre.
Con esa densidad que dices, ahora que vas a llevar la obra al directo, he podido ver un clip en YouTube de uno de estos temas con las visuales de fondo y la formación de trío tocando, pero ¿cómo vas a plantear el directo? ¿Cómo vas a hacer el espectáculo? ¿Vas a tocar estrictamente el disco entero?
Fon Román: La idea es hacerlo seguido. Un concierto corto, lo que dura el poema. Con algunos alargues en las partes instrumentales, pero que quede en unos cuarenta y cinco o cincuenta minutos, nada más. El poema, con las visuales como un viaje, que es muy intenso. Creo que no es necesario nada más. Estamos acostumbrados ahora a películas de tres horas, a conciertos de tres horas, pero está bien hacer cosas cortas e intensas, lo que es este poema en sí mismo. Algunos conciertos los haré solo y otros con banda. Y ahora estamos en el proceso de buscar en qué espacios podemos hacerlo, que es algo difícil por el montaje de visuales y el concepto. Es algo más propicio para espacios institucionales o culturales, festivales de poesía, etcétera, donde se pueda dar un encaje apropiado para el proyecto.
Esto complica hacer una gira al uso, evidentemente.
Fon Román: Claro, no puedes ir a salas.
¿Crees que Octavio Paz pudo concebir una obra que llegase a convertirse en un concierto para ejecutarla de esta manera? ¿Estaría dentro de sus planes?
Fon Román: Yo creo que le gustaría mucho hacerlo de esta manera. En breve iré a México a ver si allí puedo contactar con gente cercana a su círculo para transmitirlo, pero en su momento sí que hubo un acercamiento. Se hizo una obra. Frederic Amat lo llevó a escena e hizo también unas visuales, porque Octavio lo tenía en mente, él quería que se llevase a escena.
“Este es un disco que tiene recorrido y va a seguir vivo bastante tiempo”
Imagino que es una obra que en México puede calar todavía más al ser conocedores de la misma y estar más abiertos a la persona de Octavio Paz, porque aquí en España nos ha llegado a través de tu disco y muchos tenemos que informarnos de qué es esto a raíz de escucharte a ti.
Fon Román: Claro, Octavio aquí no se conoce tanto. No es Lorca, y su espacio más natural es México, donde será más fácil plantear una gira. Esa es la idea. Además, este tipo de proyectos no son como discos al uso con un tiempo limitado de unos meses por delante. No, este es un disco que tiene recorrido y va a seguir vivo bastante tiempo, como para poder hacerse en un año o en dos, da igual. Tiene su propio recorrido.
Puedes retomarlo después de haber sacado tu siguiente disco.
Fon Román: Puede ser un proyecto en paralelo siempre porque va a haber gente que lo descubra más adelante.
En una trayectoria como la tuya tan diversa, ¿cómo enmarcarías “En blanco” dentro la misma?
Fon Román: Es como una nueva vía en mi trayectoria. Yo nunca me he sentido de ninguna escena. Después de Piratas, quizá en mi primer disco en solitario sí que tuve un acercamiento más hacia el indie, pero porque era la primera época. Casi ni había indie entonces porque fue en 2005. Ese disco era como más pop, pero, como digo, nunca estuve encasillado en ningún lado. Por eso creo que, en ese sentido, “En Blanco” es la vía hacia donde estuve siempre un poco más involucrado, que es la mezcla de disciplinas, más arty, digamos. Siempre he hecho discos y colaboraciones con artistas plásticos, diseñadores… Siempre me ha gustado estar en ese filo multidisciplinar. No hacer solo discos, si no que haya algún trasfondo conceptual detrás en todos ellos. Hay algo de eso en todos mis discos, ya desde “Entretelas” o en “La chispa, la llama y el humo”, pero “En Blanco” es una vía más alternativa y me abre hacia otros espacios en los que continuaré dejándome llevar.
Precisamente quería decirte que aunque ahora estás inmerso en esta vena más lírica, ¿tendremos, más pronto que tarde, de nuevo al Fon más experimental?
Fon Román: Sí, como te he dicho antes, estoy metido en algo muy diferente. Curiosamente estoy en dos proyectos distintos a la vez. Uno solo instrumental, de guitarras, y otro más loco, con sampleados y demás. Estoy en esas dos vías, que tampoco son nuevas para mí, porque ya hice algo muy experimental con Suso Sáiz justo cuando se deshizo Piratas, y en cierta manera mis discos siempre tienen algo experimental. En el primero pasé una orquesta por delays, hice loops de cinta… hice de todo. En el segundo pasó un poco lo mismo, algo de ruidismo y electrónica. Esas pinceladas siempre aparecen de alguna manera. Los discos exclusivamente experimentales son los que hice con Suso y ahora esa vía la quiero abrir más, que tenga vida propia.
Siendo un músico que toca muchos palos, me gustaría que nos recomendaras alguna de las últimas obras que te hayan llamado la atención, tanto en formato disco como a nivel artístico más amplio.
Fon Román: Estos días he estado escuchando más a Kendrick Lamar por el tema del sampling y me he empapado mucho del último disco de Vampire Weekend. Me parece un discazo espectacular y lo estoy escrutando a conciencia. Es un escándalo. Me tiene muy loco también lo último de Smile. Siempre he sido muy de Tom Yorke y Jonny Greenwood, de Radiohead en general, pero de ellos dos especialmente. Para mí son como los genios del siglo XXI. También me gusta lo nuevo de Richard Hawley, que suena brutal. Es increíble. Voy de un lado a otro. También escucho mucha música ambient japonesa y me gusta hacer mis sesiones de ambient, que suelo grabar.
Es que ahora hay tantísimo material que no llegamos a todo.
Fon Román: No hay filtros. Antes siempre había algún crítico musical que hacía un barrido y tampoco se sacaban tantos discos. Hoy en día con los Home Studios cualquiera saca un disco. Las calidades no importan tanto.
Por eso tú le has querido dar esa calidad especial a “En Blanco”
Fon Román: Sí, sobre todo con el tema de la cinta. Ahora justo, además, un colega que tiene un estudio me vende muy barata una de las mejores máquinas de cinta de la historia y estoy esperando para pillarla. Una como con la que se grabó el “Back in Black” de AC/DC o el “Hotel California” de los Eagles. ¡Imagínate! Tiene ese sonido opaco acojonante y la tengo aquí al lado de mi casa. Me ponen estas guindas delante y no me puedo resistir. Las máquinas, que al final nos arrastran.
Ha sido un placer, Fon. Me gustaría que termináramos intentando, de alguna manera, animar a los lectores de El Giradiscos a que se sumerjan en “Blanco” para cerrar esta charla.
Fon Román: Merece la pena adentrarse en “Blanco”. Leer el poema y acompañar la escucha con el texto de Octavio Paz delante. Creo que es bueno para que te sumerjas en la letra, te atrape y, a la vez, que la música te emocione, porque se consigue una simbiosis muy atractiva. Y para los que les gusta el sonido, también es un disco que tiene algo muy especial porque parece que te estén cantando y tocando delante. Hemos conseguido un sonido muy opaco y directo, sin artificios, que te acuna bastante.