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Beth Gibbons: "Lives Outgrown"


Por: J.J. Caballero.

Si hay una artista poco pródiga, intermitente en trayectoria y comparecencias públicas y absolutamente independiente, esa es Beth Gibbons. Deshacerse de la etiqueta eterna de los admirados Portishead, a los que lideró durante varios años, no le costó ni un minuto ni un mínimo disgusto. Se dedicó a lucir palmito de manera discreta, haciendo del segundo plano la primera plana de una vida musical entregada a sus propios quehaceres, sin necesidad de brillar más de lo que ya lo hizo. Sin embargo, treinta años después de debutar con una banda aún incrustada en millones de corazones, reaparece con un disco con el que no pretende hacer ruido ni figurar de repente en ninguna hipotética lista de viejas glorias intentando reverdecer supuestos laureles. Paradójicamente, consigue que este maravilloso “Lives Outgrown” se quede para siempre en ese pequeño pero profundo rincón del alma reservado a las cosas que perdurarán hasta el fin de nuestros días. 

Porque hablar sin tapujos ni límites sobre el paso del tiempo y sus devastadoras consecuencias con casi sesenta años no es algo que sepan o puedan hacer demasiadas voces femeninas. Y es necesaria la puntualización genérica porque asumir tanta desesperanza sin rencor ni cuentas pendientes tampoco es tarea fácilmente asequible. El corpus narrativo y las esquinas en las que se recrea llegan a niveles profundos de emoción e intensidad en temas como “Floating on a Moment”, donde la estela de su anterior banda ronda desde el primer acorde para hacer una estremecedora autoconfesión acerca de la inmisericordia de la edad con ese folk de cuerdas evanescentes que repite en la también maravillosa “Burden of life”, mirando de soslayo a Leonard Cohen y allanando un terreno hollado con destreza a base de coros celestiales (infantiles en ocasiones), música de cámara, apoyos en Radiohead y derivados –así suena “Lost Changes”- y hasta arpegios flamencos que en “Rewind” suenan a electricidad estática. En otros momentos resulta amenazante la placidez de nanas de colchón sintético como “Whispering Love”, una plegaria que resulta en supuesta banda sonora de película de terror psicológico, con flautas apocalípticas adornando una base de pura esencia Velvet Underground

A la coherencia del sonido confluyen los talentos de James Ford, productor y multiinstrumentista sin cuya aportación todo sonaría bien distinto, y el ubicuo Lee Harris, viejo conocido de los tiempos en que Talk Talk eran una banda conocida en todo el mundo (no olvidemos que Gibbons ya grabó “Out of season” en 2002 junto al bajista de la banda, escondido entonces bajo el alias de Rustin Man), que se trae al estudio un amplio surtido de percusiones y sonidos insospechados para que todo encaje como debe. La idea de que estamos ante una suite de belleza inconmensurable se completa con el escalofrío inicial que provoca “Tell Me Who You Are Today”, una “Beyond the Sun” barnizada por los recovecos espirituales de Nick Drake y la orientalización de los acordes de “For sale”. Pero antes del final, y para que sepamos de qué va todo esto, “Oceans” perfila un tema tabú como el de la menopausia para normalizarlo y crear un monumento sonoro de inmenso valor para generaciones venideras. En definitiva, una voz y una personalidad intransferibles que vuela por fin hacia un cielo creado a su imagen y semejanza, lleno de nuevas e inmensas capacidades.