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Queens of the Stone Age, apoteosis eléctrica


Festival Alma, Poble Espanyol, Barcelona. Miércoles, 26 de junio del 2024.

Texto y Fotografías: Àlex Guimerà.

Desterrado al Poble Espanyol, el que fuera Festival Jardins de Pedralbes, se ha reinventado bajo el nombre de Festival Alma, intentando reproducir el ambiente exclusivo y la elegancia en el nuevo emplazamiento. Aunque al final, el foro es el que es, y en nada tiene que ver con los jardines que vieron nacer al festival. Afortunadamente la organización ha sabido mantener el pulso en cuanto a cartel, por lo que en la actual edición han pasado primeras espadas del panorama nacional como Vetusta Morla o Cat Empire pero sobre todo del panorama internacional como Alice Cooper, The Divine Comedy, Sherryl Crow o Neil Hansard. Y, claro, nuestros protagonistas, Queen Of The Stone Age, que volvían a Barcelona después de seis años de tocar en la Sala Razz y que completaban una gira española que había pasado por A Coruña, el Festival de Noches del Botánico (Madrid), el Azkena Rock (Vitoria-Gasteiz) y por Fuengirola.

Con todas las entradas agotadas, los californianos entraron a escena muy puntuales y con una formación que parece ya asentada desde hace más de una década, con Troy Van Leuuwen a las guitarras, Michael Shuman al bajo, Dean Fertita a los teclados y guitarra y Jon Theodhore a la batería. Con Joshua Homme liderando el cotarro a la guitarra y a las voces principales, parece demostrado que por fin ha encontrado a su banda definitiva después de deambular con experimentos y grandes invitados a su proyecto (en especial el desaparecido Mark Lanegan y la superestrella Dave Grohl). Lo cual se nota muchísimo, pues el combo suena compacto, compenetrado y sin apenas fisuras.

Si bien el volumen del sonido en tal recinto abierto podría haber estado mejor, ello no impidió que pudiéramos gozar de un auténtico bolazo de stoner rock, ese género al que se atribuye la paternidad a los QOTA junto con otras formaciones entrecruzadas por sus miembros como Kyuss, Fu Manchu o, en menos medida, a los Eagles of Death Metal. Toda una movida musical surgida en California a finales de los 80 y que tuvo su auge en la década siguiente. Aunque los "Queens" dieron el salto a principios de milenio con el que alcanzaron cierto reconocimiento "mainstream".

Pero vayamos al presente, que no es otro que el conciertazo que se pegaron los tíos, y mira que ya veníamos avisados con las reseñas de sus anteriores citas. Con una puesta en escena en la que las pantallas estaban ausentes y las luces tenían un gran protagonismo para aumentar las emociones de las ondas sonoras, el show transitó por muchos de sus grandes éxitos (que tienen muchos) y por las canciones de su disco de presentación, el fabuloso "In Times New Roman" del año pasado.

La sección rítmica dando mucha tralla, en la que un incansable Jon no paró de aporrear los bombos como si le fuera la vida, y un algo estático Michael clavando las líneas de bajo; luego Josh dando la talla a las voces (con esos falsetes tan geniales que nos cuela a veces) y por encima de todo las guitarras, que fueron las grandes protagonistas de la noche. Troy y Josh estuvieron sensacionales, en los latigazos pero también en los solos, y en el caso del primero también en la slide cuando se puso. Dudo que haya alguna banda en el panorama musical actual que les supere al menos en las guitarras rítmicas, simplemente se mostraron poderosos e implacables.

Situación que comprobamos inmediatamente al escuchar "Little Sister", también con esos riffs letales de la nueva "Papel Machete", o las formidables "My God Is The Sun" y "I Sat But The Ocean", del gran disco que es "...Like Clokwork" (2013), esa última con Josh invitando al público a saltar la valla que dividía el público de pista por zonas. Lo mismo se puede decir de  "You Think I Ain't Worth a Dollar, but I Feel Like a Millionaire", que fue escogida como favorita por el público entre otras, y qué decir de la bailonga "The Way You Used To Do" o la apoteósica "Go With The Flow" con la que acabaron el set.

Para los bises, la esperadísima "No One Knowes", quizás su éxito más reconocible de siempre, con ese parón marcado por ese bajo sostenido tan alucinante y luego la final "The Song For The Dead" con la que el desmadre en la pista fue total con todo el mundo saltando y moviéndose y algunos vasos de cerveza volando por los aires. Un caótico epílogo para un directo apasionante de las "Reinas de la Edad de Piedra" que mostraron su enorme estado de forma actual y confirmaron que son una de las bandas de rock más a tener muy en cuenta.