Por: Javier González.
“Noches del Botánico” se ha convertido musicalmente en la gran referencia veraniega capitalina. Se trata de un festival amable y cercano que supone un placer para los sentidos. Emplazado en un recinto plagado de encanto, como el real Jardín Botánico Alfonso XIII de la Universidad Complutense, ha sabido hacer de su propuesta musical, heterogénea y repleta de la calidad, un reclamo indispensable para los amantes de la buena música en los atardeceres de la villa y corte.
Si a ello le añadimos un compromiso fuerte por parte de la organización a la hora de mimar ciertos detalles para hacer más llevaderas las visitas al recinto, así como su afán por mejorar su cartel año a año, no resulta complicado explicar porque ha pasado a ser una referencia dentro del sector.
Con ganas de conocer las novedades implantadas para esta edición, nos hemos puesto en contacto con su director Julio Martí, quien con una ilusión tan desbordante como contagiosa, nos ha hecho participe de las mismas. Escuchándole se nota que está orgulloso tanto del equipo de trabajo que le rodea como del festival que han logrado crear a base de cabezonería y esfuerzo. Visto lo visto en anteriores ediciones, no es para menos.
¿Qué tal van los últimos retoques para la edición de 2024 de Noches del Botánico?
Julio: Ahora mismo estamos ajetreados, pero perfectamente bien. Con ganas de empezar porque estos últimos días son realmente estresantes.
Arranquemos echando un vistazo a vuestra última entrega.
¿Qué valoración hacéis de la edición del año pasado?
Julio: El año pasado fue un año de récord, como ocurre año tras año. Fue un verano apasionante donde empezamos con Bob Dylan, marcando un antes y después en el festival. Ahora hay gente que nos conoce por dicho concierto, habiendo tenido lugar en la séptima edición, donde ya teníamos muchos espectadores, por lo que imagina la trascendencia que tuvo. Recientemente se emitió en TVE el concierto que Kiko Veneno y Ariel Rot dieron aquí, lo que supone el primero de los que se emite a partir de una actuación en directo desde Noches del Botánico. Puede ser el principio de la ilusión de poder producir actividad en directo en el Botánico para que futuras generaciones puedan conocer lo que se cuece. Hay muchos artistas que dejan a su público embelesado en las distancias cortas, algo que es nuestro propósito, que disfruten del show y de un sitio tan privilegiado. Pensamos que aquí se une todo. El festival tuvo momentos enormes como Ilegales, Rubén Blades, Fito y Calamaro, Luz Casal… también podemos añadir a gente que repite como Salif Keita, que fue el concierto del verano para mí. Natalia Lafourcade que vendió casi 8.000 entras. El flamenco de Niña Pastori y El Cigala, funcionando de lujo, como siempre. Fue un año donde lo pasamos estupendamente. Personalmente pienso que me lo voy a pasar mejor en esta edición, tengo muchas expectativas al respeto. Lo cual creo que es complicado, pero lo espero. Hay ganas de comenzar y ver pasar a esta nueva agenda de talento que traemos al Botánico.
¿Cómo de complicado es la configuración del cartel?
Julio: Dentro de nuestra heterodoxia y eclecticismo, nos movemos con conocimiento. De tal manera que todos los nichos, dentro de nuestros dichos, están abiertos a sugerencias. Una vez se establece la dinámica de Botánico como simbolo de éxito, artistas y managers se interesan por venir en próximas ediciones. En las primeras ediciones nos planteábamos cómo mejorar año tras año, gracias al trabajo bien hecho y a la respuesta de público y artistas, nos permite la singularidad de poder mantener la línea conceptual, la idea de ser sostenibles medioambientalmente y económicamente. Vamos aguantando el listón arriba, lo que nos hace felices, sabiendo que cada año, probablemente, sea mejor. Este año habrá muchos récords, no solo de público. Ahora mismo hay 20 shows ya agotados, esperamos ir poco a poco, que se vayan vendiendo entradas para un público nuevo que quiera conocer el botánico. No nos gustaría abrumar o morir de éxito. Nos encanta tener shows comprometidos culturalmente, donde seguimos atrayendo para conocer la propuesta musical que hacemos. Es un trabajo muy dinámico.
Julio: Te he de decir que soy un hombre mayor, llevo haciendo esto toda la vida. Hay presión y responsabilidad, para mí es llevadero, pero siendo sincero, hay que tener un equipo grande de gente detrás. Son ellos quienes tienen una presión, son jóvenes, se exigen y son solidarios con la responsabilidad. Necesitamos especialistas en tres géneros raíz: flamenco, rock y jazz. A partir de ahí, nos movemos en terrenos como el de la música negra, igual que lo hacemos en subgéneros del rock. Y luego el flamenco nos conecta con otras músicas de lengua castellana, desde la salsa al folclore, tipo Natalia Lafourcade o Julieta Venegas. Buscamos la globalización a través de los géneros musicales, también estamos muy volcados con las mujeres y otros colectivos que aparecen representados en la figura de Anohni.
¿De qué novedades podremos disfrutar este año?
Julio: Cada año intentamos hacer el festival más interesante. Primero, desde la parte artística, te hablaría que hemos conseguido el único show del G5; también hemos juntado a un núcleo de músicos que van a recrear el mundo de Bob Marley a través del flamenco. Es algo pequeño, pero cien por cien novedoso. En cuanto al espacio, hemos aumentado un par de metros el escenario, mejorando la visión lateral. La sensación desde el escenario es impresionante. Es mayúsculo. Hemos mejorado las barras, que son nuevas, y los baños, que también lo son, donde se ha duplicado el espacio para mujeres, ya que evidentemente se vaciaban de forma más lenta. Nos dolía ver las colas que se formaban. También se ha mejorado el aspecto gastronómico, hay 40.000 metros cuadrados a disposición del público. La situación es muy placentera para los 4.000 asistentes. Más allá de eso, la vocación musical del público es asombrosa, algo que agradecemos. La grada va a tener salida también por la parte derecha, para mejorar el trasiego. Buscamos mejores que hagan que el público se encuentre más cómodo. Al final es un festival que dura dos meses, lo ideal para nosotros como trabajadores es que vayamos con ganas. El equipo de limpieza no para de trabajar, lo que hace que el público se implique, buscan contenedores y eliminan por sí mismos los residuos. Es un privilegio cuidar del jardín. No usamos generadores. Se puede venir en metro. No alteramos la huella de carbón. De hecho, estamos trabajando en dar premios a quien venga en bicicleta, alguna invitación a consumiciones o algo similar. La clave de todo el tema es que seamos sostenibles en todas las valoraciones.
También hay una voluntad por no tocar mucho los precios de las entradas.
Julio: Vemos que los precios suben y suben, nosotros intentamos que el precio sea de 35-40 euros manteniendo el criterio. Hay excepciones, porque hay artistas fuera de las posibilidades del festival, donde el público hace un esfuerzo. El año pasado ocurrió con Bob Dylan, volando todas las entradas en veinte minutos.
Desde fuera todas esas cuestiones se perciben, hay mucho cariño a las “Noches del Botánico”
Julio: Intentamos que sea un festival saludable. Nos sentimos muy queridos. Me encanta ver que la profesión percibe nuestro compromiso y pasión. Ve que somos auténticos. Nosotros estamos dos meses, las enhorabuenas las recibimos el último día. Hasta ahí, la faena no termina. La responsabilidad se hace larga. Disfrutamos, pero nos sentimos responsables. Queremos que la gente vuelva el año que viene. Estamos a punto de empezar con el mismo entusiasmo que cuando arrancamos el festival. Nos sentimos orgullosos y privilegiados.
Viendo la calidad de los nombres del cartel, muchos pensamos que sin perder su esencia es una pena…
Julio: Que no quepa más gente…Hay que gozar lo que tenemos y disfrutarlo. Vamos a intentar que artistas que puedan vender más entradas, tengan dos o tres días. Bob Dylan hubiera preferido hacer tres días, con total tranquilidad habría salido adelante. Hemos de estar más que satisfechos de nuestra situación, buscaremos el mejor rendimiento artístico de cara al futuro, pero la fidelidad con el espacio es la clave de todo. Igual, tarde o temprano, puede darse un proyecto alternativo en un espacio que admita más público, pero nunca entraría en la sobredimensión. 8.000, 10.000 o 12.000 espectadores sería un espacio adecuado y asumible. Hay artistas que lo requerirían, pero a día de hoy no podemos atenderlos. Quisiera hacer a Stevie Wonder o David Gilmour, con este último, que viene de hacer varios Coliseos romanos, hemos intentado hablar, pero le gustan los grandes escenarios. Quién sabe si en un futuro habrá artistas que de momento han dicho que no, podrían llegar a venir.
Vamos a ir rematando preguntando por las noches que te hagan especial ilusión en la edición de este año.
Julio: Voy a dar tres noches porque soy muy ecléctico. Además, todavía quedan entradas para las tres, por si alguien se anima. Tomatito este año ha hecho un disco espectacular, una de sus mejores obras. Va a actuar con Sandra Carrasco que es mi artista favorita, creo que actualmente es la voz de las voces. Otro show, dentro del mundo R&B, Masego y Greentea Peng, un programa doble que hará gozar, pensado para gente que le guste el afroplanetario. Por último, María José Llergo y Mahalia, un show de mujeres jóvenes. Estoy loco por disfrutar de estas tres noches. Ya tenéis la recomendación de Julio Martín. (Risas)