Entrevista: Barry Adamson


"Mi vida ha sido bastante difícil, pero siempre ha habido en algún lugar un poco de esperanza

Por: Àlex Guimerà y Javier González.
Fotografías: Mark David Ford.

La publicación casi en paralelo de su autobiografía, Por encima de la ciudad, por debajo de las estrellas", y de su nuevo disco, “Cut to Black”, ha logrado reactivar la figura de Barry Adamson, morador habitual de territorios situados en el underground, como revelan las páginas de su libro o una carrera musical que se inició en Magazine, continúo con los iniciáticos The Bad Seeds de Nick Cave y le llevó a introducirse en el mundo del cine.

El viernes 14 de junio en la sala Apolo de Barcelona y más tarde en el festival Azkena Rock serán las dos citas en que podamos comprobar su buen estado de salud compositiva. Antes de que lleguen, hablamos con parte de esta historia secreta y siempre estimulante a la que pertenece Barry Adamson.

¿Qué tal estás, Barry? ¿Cómo te encuentras en este momento de tu carrera?

Barry Adamson: Bien, siento que estoy en un buen lugar y muy contento y orgulloso del nuevo álbum, ya que parece que después de diez discos las cosas están empezando a encajar muy bien. Considero que este trabajo representa realmente quién soy, qué soy y dónde me encuentro ahora en mi vida, la edad que tengo y todas esas cosas. Así que creo que proporciona un retrato realmente bueno, por lo que estoy muy satisfecho con eso.

El viernes 14 de junio estarán actuando en Barcelona, dentro del ciclo “Caprichos del Apolo”, en lo que será la primera actuación que darás en una sala de la ciudad. ¿Tenías ganas de dar la oportunidad al público barcelonés de disfrutar de uno de tus directos en unas condiciones como las que ofrecen las viejas salas de conciertos?

Barry Adamson: Por supuesto la idea principal es presentar este nuevo disco. Somos un grupo pequeño, ya sabes, intentaremos representar con éxito algunas de las piezas de ese trabajo, pero luego habrá algunas cosas viejas y también más locas, todo aquello que, con suerte, se compenetra para ofrecer una buena experiencia con Barry Adamson. Eso es lo que quiero transmitir, una experiencia sobre cómo funciona mi mente y cómo entiendo el arte y la música. Ojalá la gente pueda disfrutar de eso. 

Como dices, vendrás a presentar “Cut to Black”, el décimo trabajo en tu trayectoria como solista, donde nos has regalado una colección de canciones cargadas de elegancia, fuerza y groove contagioso en que coqueteas con rock, soul y funk. ¿Pensaste alguna vez en llegar a una cifra tan redonda cuando comenzaste tu carrera como solista?

Barry Adamson: Para nada. Nunca lo pensé porque realmente comencé a trabajar en solitario debido a que quería involucrarme en diferentes músicas a través del cine. Mi experiencia es la de intentar acaparar matices de muchos ámbitos, realmente me gustan muchos estilos, como dices, desde el punk hasta el soul, el rock o el blues, y entendí que la manera de dar forma a todo ello era trabajando en el cine, ya que a través de las películas puedes abordar esa mezcla. 

Por aquella época, después de un tiempo trabajando con diferentes letristas y cantantes,  tenía gran interés en diferentes tipos de música, por lo que pensé que tal vez esas nuevas canciones encajaban mejor en el cine. Luego, cuando comencé a producir mis propios álbumes, que eran en realidad como si fueran parte de proyectos cinematográficos, vi que podía convertirme en algo así como un artista solista. Pero no, no me imaginaba poder hacer diez discos o incluso tener algo que decir después de unos cuantos trabajos.

El disco se abre con la fenomenal “The Last Words of Sam Cooke”, un homenaje al genial mito del soul y firme defensor de los derechos civiles en los sesenta. ¿Qué te ha impulsado a homenajearle precisamente en este trabajo?

Barry Adamson: Bueno, es extraño, no fue que me sentara y dijera, "soy tan fanático de Sam Cooke,  debo hacer esto" para honrar su nombre. Fue casi al revés, el hecho de que lo asesinaran, el modo en cómo lo mataron, me interesaba como si fuera una película de cine negro. Entonces partí desde ese punto, porque, como muchos sabéis, las últimas palabras de Sam Cooke fueron "señora, usted me ha disparado". Entonces comencé con eso, casi como si fuera un detective, como en una novela policíaca en la que pensaba: ¿Por qué dijo aquello? ¿Qué pasó? ¿Y qué le llevó a eso?. Entonces mi esposa y yo nos imaginamos cómo sucedió su muerte realmente.

Pensé que todo eso era muy Sam Cooke. Nunca logré cantar como él, pero en ese momento quise hacerlo, sentí que algo me arrastraba y lo intenté. Y ahí estaba yo, simplemente haciéndolo. Creo que funcionó bastante bien. Con suerte, Sam en alguna parte dirá, " está bien, chicos, está bien".

En la traducción al castellano “Up Above the City Down Beneath the stars”, hemos descubierto a una persona luchadora desde su más tierna infancia, que tuvo que bregar contra episodios de racismo, dada tu condición de hijo mestizo, pero también a un tipo extremadamente divertido. ¿Es un mensaje que por duro que golpee la vida nunca hay que perder la sonrisa?

Barry Adamson: Creo que te pueden derrotar, como si fuera un combate de boxeo, pero que todavía tienes la capacidad de levantarte. Considero que eso es gracioso, porque en realidad no lo hice. Pensé que tenía que poner un mensaje en estas memorias y decirle a la gente eso de levantarse... Pero ya sabéis que mi vida ha sido bastante difícil, siempre lo ha sido, pero también siempre ha habido en algún lugar un poco de esperanza y algo a lo que recurrir que me hiciera decir: está bien, solo da un paso más adelante, porque no sabes lo que va a pasar a la vuelta de la esquina, las cosas pueden mejorar.

Es mi experiencia sobre la esperanza, estoy tratando de expresarla con mucha gente. Todos tenemos nuestras propias dificultades que debemos abordar por nosotros mismos. Ese es quizás el mensaje, tratando de llevar al lector a través de una serie de eventos bastante horribles como si fuera una película. Me gusta imaginar al lector  pensando si el personaje conseguirá sobrevivir y llegará al final, lo cual por supuesto que consigo, porque todavía estoy aquí, pero me gustaría trasladar esa imagen de alguien caminando por la cuerda floja y que no se sabe si va a caer...

Creo que, más allá de esos eventos aterradores, hay esperanza, esperanza de que puedes recuperarte, mejorar en tu vida, entenderte más a ti mismo, ser una mejor persona, en definitiva. Suena un poco cliché, pero creo que es verdad, y me gusta, aprendes estas cosas y luego sigues adelante.

Cómo eran las afueras de aquel Mánchester industrial en que creciste? ¿De qué forma te marcó aquello? 

Barry Adamson: Fui un "outsider" desde el principio, y especialmente durante los años en los que estaba creciendo, la era industrial acababa de terminar y las cosas estaban cambiando. Era parte de los hijos de la primera ola de inmigrantes, la de durante y después de la guerra, así que fue muy extraño, sentí una forma de existir muy personal. Era simplemente un observador de un mundo que realmente percibía en blanco y negro, viejo y estancado, así que me comportaba un poco como un periodista. Imagínate que caminaba por ahí con una cámara, miraba las cosas pero no me sentía realmente parte de todo eso, aunque probablemente sí que lo era.

En todo eso influyó el hecho de que estaba realizando arte con otras personas, cuando llegamos a los 17, todo se unió, porque entonces todos nos volvimos punks, todos los chicos que conocía. A esa edad era un punk y nada importaba, sólo los Sex Pistols, los Clash, los Buzzcocks y los Damned. Todo el tiempo íbamos a conciertos y nos sentíamos vivos, sentíamos que estábamos cambiando ese mundo horrible, oscuro, en blanco y negro en algo más vibrante y eléctrico. 

Cuando uno lee las páginas del libro descubre que tu familia sentía especial predilección por las canciones, sobre todo en el caso de tu madre. ¿De qué forma amabas la música en tu infancia?

Barry Adamson: Principalmente, y hablo bastante de ello en el libro, la radio era muy importante, porque era como magia. De ella salían muchas cosas: música de la época pero también más antigua.  Mi madre solía entrar y había un disco viejo sonando en la radio y ella empezaba a cantar, lo que era extraordinario. Mi madre tenía esa voz como de ópera que era simplemente increíble, cuando crecí pensé "Wow, ella nunca hizo nada con su voz", era como un regalo, podía cantar como María Callas o algo así, lo que era  extraordinario. Luego escuchábamos otras canciones, y mi padre me hablaba de mi abuelo paterno que podía tocar cualquier cosa, cualquier instrumento. Fue entonces cuando comencé a crear ese vínculo, porque mis intereses realmente iban hacia todo lo relacionado con la música, todo, la forma en que sonaba, cómo se cantaba, cómo se tocaba, cuáles eran las armonías, qué sonidos se tocaban... Así que todo eso realmente se convirtió en mi mundo, luego existía otro en el exterior al que sólo me dedicaba a observar.

En la autobiografía, además, no dudas a la hora de hablar de los problemas de salud con los que naciste. ¿De qué forma te condicionaron? ¿Crees que te prepararon prematuramente para la dureza de la vida?

Barry Adamson: En cierto modo, sí. Fue otra cosa con la que tuve que trabajar y aceptar; esto es lo que tengo, esto es lo que hay.  Anoche salí de un concierto en Ámsterdam y pensé " oh, qué dolor tengo allí, tengo que descansar, tengo que hacer esto o lo otro". Son cosas, tengo mis rutinas, como mucha gente que tiene que cuidar su salud. 

Es verdad que ha sido terrible en el pasado porque tuve que soportar tres reemplazos de cadera en un lado, pero para mí es lo que hay. Y mientras pueda moverme, bailar de una manera genial y ese tipo de cosas, está bien, al final es algo que te fortalece y te ayuda a verte a ti mismo.

Recuerdo estar de gira con los Bad Seeds y resultar extremadamente dura. Cuando paramos y descansamos durante seis semanas, necesitaba una cadera nueva. Luego volvimos a la gira, era una locura, pero sabía que podía hacerlo y sabía que tenía la resistencia para hacerlo, dado que ya lo había logrado antes, así que esas situaciones me prepararon mucho más de lo que creía.

Barry, eres un mito del rock internacional, has participado en un montón de proyectos mayúsculos como miembro fundador. ¿Qué supuso en tu vida formar parte de una banda como Magazine? ¿Cuál es el mejor recuerdo que conservas?

Barry Adamson: Bueno, Magazine fue el primer proyecto musical en el que estuve involucrado. Y es, por supuesto, un gran recuerdo para mí. En el libro hablo de cuando fui a la audición después de que un amigo me regalara un bajo de dos cuerdas. Fui a comprar las dos cuerdas que me faltaban, se las puse y me quedé despierto toda la noche tocando. No pude hacerlo muy bien, me dirigí a la audición al día siguiente y Howard, el cantante, me mostró la canción "The Light Pours Out Of Me". Conseguí crear una especie de ritmo a partir de una nota, ya que realmente no conocía muchas más ni tenía demasiados recursos. Pero para mí eso fue fantástico porque simplemente funcionó y se convirtió en la misma línea de bajo que escuchas hoy en la canción. Y cada vez que la escucho, me viene un gran recuerdo, como si estuviera realmente de nuevo en ese momento inicial de Magazine. 

Más tarde fuiste el bajista original en Nick Cave and the Bad Seeds. ¿Qué recuerdas del primer ensayo y la grabación de los primeros trabajos con la banda? ¿Cómo era el ambiente entre vosotros?

Barry Adamson: Sí, eso fue muy diferente a Magazine.  Magazine era como una máquina bien engrasada donde había una especie de orden. Con en el grupo de Nick Cave había un caos y algo parecido a una constante fricción de unos contra otros, como si fuéramos niños en una especie de patio de recreo buscando pelea o algo así. Pero también lo encontré muy estimulante porque era muy diferente. Y pensé que lo que estábamos haciendo era simplemente increíble.

Me sentí muy afortunado de que me pidieran que participara en algunos conciertos y tocara el bajo allí, porque era un tipo de música muy diferente a la que había venido haciendo. Era un gran admirador de las bandas pop y, aunque suena raro, The Birthday Party me recordaba un poco, no tal vez en estilo, sino en actitud, a esos grupos pop.

Hace apenas una semana pudimos ver en directo en Madrid a Mick Harvey. ¿Conservas relación con él? ¿Y con el resto de miembros de Nick Cave and the Bad Seeds?

Barry Adamson: No, en realidad no. No porque todos viven muy separados en diferentes lugares. Tengo una relación con el guitarrista de The Bad Seeds, George  (Vjestica), porque somos de un pueblo similar en el norte. Él es de Stoke y Mánchester no está muy lejos. Así que de vez en cuando me pongo en contacto con él. Es como si estuviera fuera de ese mundo ahora mismo, realmente no veo a Nick ni a los demás, por desgracia.

En 1989, vio la luz “Moss Side Story”, una época en que andabas pasando por problemas de adicciones. ¿Fue una liberación para ti poder dedicar todo tu tiempo a tu carrera y a las bandas sonoras de películas con las que tanto habías disfrutado de niño?

Barry Adamson: Sí, creo que lo fue. Si lo piensas bien supongo que también fue una especie de salida a los problemas porque estaba tratando de encontrar una manera de expresar lo que estaba pasando, al margen de simplemente vivir con todo aquello y estar atrapado en un lugar del que no tenía idea de cómo salir. ¿Qué se supone que debes hacer? ¿Cómo cambias tu vida? Y supongo que lanzar ese trabajo era la única posibilidad que me invitaba a recoger todas las influencias, como dices, desde la infancia a todo lo que había aprendido trabajando con ambas bandas, y crear mi propia identidad en este álbum. En ese sentido el disco me salvó, porque en ese momento estaba listo para acabar con todo, ya sabes, rendirme, dejarme caer, dejarme ir...

¿Cómo es trabajar para directores tan afamados del calibre de Oliver Stone y David Lynch?

Barry Adamson: Es realmente bueno porque es casi como un aprendizaje. Es como sentarse con los maestros, como esos viejos pintores que son tan buenos en lo que hacen, particularmente con David Lynch, fue muy parecido a esa sensación. Él sabe perfectamente qué quiere hacer y cómo llegar hasta ello, de esa forma es más fácil conectar con su visión de las cosas, al contrario que otros realizadores que no saben lo que quieren hacer con la música y realmente no les importa demasiado. Pero cuando trabajas con alguien apasionado por todo el arte, entonces tiene un lenguaje con el que puedes identificarte y agregar ideas. 

De entre toda tu trayectoria, ¿con qué momento te quedarías?

Barry Adamson: No estoy seguro de haberlo tenido todavía. Creo que está por venir. Ojalá llegue pronto. Quiero decir, ha habido muchos, de hecho he tenido mucha suerte. He sido increíblemente  afortunado como siempre les digo a los chicos de la banda que me acompaña. Les cuento mis recuerdos de haber subido al escenario en París con Iggy Pop, y decirle, oye, ¿cuál es el bis? Y él simplemente se giraba hacia mí y me decía: Es "No Dog", y yo pensaba para mí mismo: "Wow! voy a tocar canciones como " I Wanna Be Your Dog" o "No Fun".

También ha sido una gran experiencia ver crecer a Nick Cave & The Bad Seeds y ser parte de eso, observar el compromiso de Nick con su trabajo, simplemente cómo creció y se hizo más grande, y todo lo que supone. Ha sido increíble. He tenido un viaje alucinante a través de la música, y también del cine, y sobre todo he hecho, y sigo haciendo, las cosas que quiero, por eso te digo que lo mejor está aún por llegar. Estoy seguro. 

Una última pregunta rápida y divertida. En la autobiografía, dices que en su primera visita a Gran Bretaña, The Birthday Party se pasaron por tu casa para asaltar el frigorífico literalmente hasta vaciarlo. ¿Tanto hambre pasaban en Australia estos tipos? ¿Qué recuerdas de la primera vez que los vistes? 

Barry Adamson: (Risas) Pues sí, recuerdo que salieron del avión y venían de un vuelo largo, por lo que se estaban muriendo de hambre. Fui y cogí una bolsa grande de croissants y desaparecieron en apenas dos segundos. Como si simplemente lo tuvieran todo planeado. Fue una locura, eran unos tipos realmente hambrientos.