James: "Yummy"

 

Por: Javier Capapé.

Algo dulce. Delicioso. Para dejarnos un buen sabor de boca. Así está pensado "Yummy", el nuevo disco del combo de Manchester, James. En "Yummy" importa más el conjunto, la sensación global de jovialidad y positividad, como muestran cada una de estas doce canciones desde su primera escucha. No hacen falta muchas oportunidades. El disco entra a la primera con una frescura que ya quisieran para sí muchos de sus coetáneos. Producido por Leo Abrahams y con Cenzo Townsend tras las mezclas, "Yummy" adolece de ese aire tan sólido y adictivo de su predecesor (uno de los más logrados álbumes de James desde su regreso en 2007), pero cumple dentro del entorno pop en el que está concebido su décimo séptimo álbum de estudio (si no contamos esa revisión orquestal previa que titularon "Be Opened by the Wonderful"). 

Su anterior disco con canciones originales ("All the colours of you") era mucho más introspectivo en sus letras, pero en este prima el optimismo y la celebración, mezclados con alguna reflexión sobre la inteligencia artificial, que asoma en "Mobile God", y breves toques políticos del momento que nos toca vivir con esa celeridad en la vida que llevamos y su ejemplificación en la forma de dirigir nuestros gobiernos, algo que puede intuirse en "Our World". Hay una crítica en este entramado colorista a la música como mercancía en este mundo devorador en el que nos movemos, pero por eso mismo James intentan resaltar el poder sanador de la misma, que gracias a su energía es capaz de convertir lo más oscuro en una poderosa paleta multicolor que nos permita regenerarnos y seguir adelante. Los de Manchester no se quedan en la superficie a pesar de pintar estas canciones con más brío y una apariencia más banal, siempre juegan con los dobles sentidos y el mensaje más allá de lo superfluo. 

El álbum se abre con una tonada que suena a clásico en el cancionero de los mancunianos. "Is this love" podría encajar perfectamente en su época dorada de los noventa, algo más lejos de sus últimos discos, mientras que "Life's a fucking miracle" vibra con sus beats y sus ecos al disco, cuya programación le acerca a las últimas incursiones de la banda, destacando por su luminoso estribillo. 

El trabajo en las voces de Debbie Knox-Hewson y Chloë Alper destaca junto al carisma de Tim Booth, sirviéndole de gran apoyo en canciones como "Better with you", en la que destaca su épico puente y final inspiradísimo sin perder los toques electrónicos. Los timbres de Chloë y Debbie siguen recorriendo los surcos del disco (como ocurre de forma destacada en el estribillo de "Stay"), dejando bien presente su relevancia en este combo desde que ingresaran en 2018.

En la balada "Shadow of a Giant" sobresalen el violín de Saul Davies y la trompeta de Andy Diagram, que consiguen subir la canción a un tono trascendente, junto a los teclados bien presentes de Mark Hunter y una vez más los acertados coros. Las guitarras de Adrian Oxaal tampoco pasan desapercibidas, como las que toman protagonismo en el puente de "Mobile God" que, influidas por Brian Eno (de todos es sabido que siempre fue una inspiración para el grupo y por momentos casi un miembro más), suenan muy cercanas a las de The Edge. "Way over your Head" juega con los efectos vocales pasados por el filtro de la modernidad mientras manda el bajo de Jim Glennie, el miembro más antiguo del grupo, con más de cuarenta años dando carácter a la banda. Las guitarras se deslizan en ese característico rasgueo que va de los Cure a los Smiths y que también ha definido a este combo siempre. Una de esas canciones que bajo una capa bien amueblada con los teclados, las voces, las cuerdas y el bajo antes mentado nos da la definición de sus canciones himno tan sobresalientes. 

Con "Rogue" podemos retrotraernos hasta "Laid" por sus guitarras y ese pulso tan bien marcado por David Baynton-Power, además de los teclados que conducen el estribillo. Sin embargo, en esta segunda parte parece que el disco se vaya desinflando, pero es que en estos tiempos, y con el ritmo de trabajo de los de Manchester, entregar doce canciones destacables es toda una hazaña. Quizá descartando alguna de ellas les hubiera quedado un disco mucho más cercano al brillo de "All the colours of you", porque hay que reconocer que a "Our World" o a "Hey" les falta gancho y no aportan demasiado, algo que también ocurre con "Folks", que comienza con ese efecto desafinado que desconcierta y se mantiene en gran parte del tema, pero que deja con cierto sabor amargo para acabar. Podría haberse evitado y redondear mejor el disco con "Butterfly" como cierre, una canción que encontramos justo antes de terminar y que, ésta sí, es mucho más interesante por su sencillez, desprovista de añadidos electrónicos innecesarios, lo que la hace más atractiva dentro de un conjunto tan colorista y mecánico, además de ser la que encabeza la colección por tener ese "Yummy, yummy, yummy" como reclamo en su tramo final, una vez más adornado por los coros femeninos tan bien introducidos y que le dan ese matiz que hace destacar al disco por encima de modas y requerimientos pasajeros. 

"Yummy" llama al disfrute desde su misma portada. Nos pide que nos dejemos llevar sin demasiados devaneos por estas doce canciones explosivas y multicolor. Puede que no sea uno de sus discos bandera, que lo olvidemos con el paso del tiempo frente a sus obras magnas, pero James vuelven a demostrarnos que son una realidad presente y que podrán gustar más o menos sus discos de este siglo XXI, pero siguen apostando por la creación y la novedad. Tim Booth y los suyos no están cansados ni piensan en retiradas o giras conmemorativas (como podremos constatar en breve en el Suite Festival de Barcelona). Ellos saben que su música sigue viva, así que disfrutemos por esta vez de su dulce sabor.