Quince años de El Giradiscos han dado pie para cientos de vivencias y aventuras, algunas de las cuales quedan conservadas frescas en nuestra memoria con un cariño absoluto. Momentos fundacionales, entrevistas míticas y locuras de toda índole que nos permitieron coincidir en el camino con artistas de sobrado talento que además eran gente chapó a la que se cogía cariño al instante; en esta última categoría podemos colocar desde hace más de una década a Jave y Eva Ryjlen.
Eran los tiempos en que ambos comandaban Idealipsticks, una de nuestras bandas favoritas del panorama nacional por aquel entonces, sus conciertos eran puras celebraciones de rock repletas de actitud; es inevitable esbozar una sonrisa al rememorar las sesiones de fotos en lugares locos e insospechados junto a ellos, pues solían terminar en sonoras carcajadas sinceras, y las entrevistas tenían lugar en lugares tan bizarros como la cocina de casa, mientras tomábamos alguna cerveza y departíamos con absoluta familiaridad.
Tras el final de dicha aventura, Jave se enroló en la banda de Ángel Stanich y Eva, comenzó a dar rienda suelta a su carrera solista con “Violencia Posmoderna” y “Onírica”, dos referencias más que consistentes que previsiblemente tendrán continuación en este 2024 con un nuevo trabajo del que daremos debida cuenta en nuestra web.
Tenían que estar en este 15 aniversario, así que contactamos con Eva y se lanzó, llena de lucidez, a dar respuestas ante nuestro cuestionario. Nos gusta su desperpajo y la locuacidad que se gasta. Habla clarito y a la cara. Es un hecho, en esta casa queremos a los Ryjlen, básicamente porque son parte de nuestra familia. Larga vida a la pareja más chula del rock alcarreño.
¿Qué valoración general harías de la actual situación del “mundillo” musical?
Eva: Uff, no soy nadie para hacer valoraciones. Además, me siento muy fuera de ese “mundillo” del que hablas. Me dedico a hacer mis canciones, las publico y las toco en directo. Petardeo cero. Siempre me ha dado un poco de grimita, pero con el tiempo se acentúa cada vez más.
Siempre se ha hablado del directo como último refugio para mantener con vida a las bandas, ¿Crees que hay una red de salas y condiciones favorables a lo largo del Estado?
Eva: La calidad de la mayoría de las salas es más que óptima, en líneas generales, pero es difícil escuchar un discurso esperanzador. La gente está desanimada, músicos, promotores, y salas de conciertos no sienten que se valore su esfuerzo y su trabajo. Pero al final el que decide es el público, que es soberano. El problema es que ya no se escucha la música como antes. Antes buscábamos sumergirnos en el universo de un artista, entender lo que tenía dentro y conocerlo desde todas las perspectivas. Ahora el consumo de música ha cambiado drásticamente y triunfan las playlist de varios artistas que poco tienen que ver unos con otros. No importa la obra como concepto, sino la emoción que necesito sentir en cada momento. La música, salvo en raras excepciones, ha dejado de ser un arte para convertirse en un entretenimiento. Todo es cuestión de educación, pero es que en este país se le da tan poco valor a la educación…
¿Cuál es el papel que en ese sentido crees que juega la proliferación de festivales?
Eva: Los festivales son los adalides del entretenimiento. Antes ibas a un festival porque tocaba tal grupo con el que conectabas a un nivel profundo. Ahora las entradas de los festivales se compran sin saber quién va a tocar, son como las macroferias del ganado. Da igual quién toque, da igual el género musical. Lo importante es la fiesta y ponerse como Las Grecas. Las bandas se parten la cara unas con otras por estar en los festivales hasta el punto de poner dinero por tocar en uno u otro para ganar prestigio, mientras los festivales se llevan subvenciones a manos llenas como los grandes agentes de la cultura. Al final todo es un negocio, y la música ha sido absorbida por el capitalismo más voraz. Aunque también hay excepciones, que todo hay que decirlo. Y gracias a esos promotores que están en esto por amor y respeto a la música y al trabajo de los músicos, muchos podemos seguir haciendo lo que hacemos.
Ahora que la venta de discos es irrisoria, las plataformas siguen robando a los creadores con porcentajes ínfimos por reproducción y en los festivales apenas se paga a los artistas más minoritarios, salvo honrosas excepciones. ¿Por dónde pasa la durabilidad de los proyectos y las carreras de larga duración?
Eva: Por el autorespeto. No hay otro camino. Valora lo que haces y protégelo como una trinchera. No hagas música para satisfacer a la industria, hazla para crear belleza, hazla porque es tu válvula de escape, tu modo de expresión. Y no escuches a nadie, sólo siente, y haz de ese sentimiento una canción. Si estás en esto por los números durarás poco, te van a merendar sin piedad antes de que aprendas a poner el fa. Pero si este es tu camino, aférrate a él con uñas y dientes, hazte respetar, no te vendas, no te regales y no pongas la opinión de nadie por delante de la tuya propia. Para dedicarte a la música tienes que ser casi casi un samurai, pero ¿Quién dijo miedo?
A la hora de disfrutar de la música como oyente, ¿prefieres acercarte a los clásicos con los que te hiciste melómano/a o bien prefieres escuchar propuestas novedosas? ¿Por qué?
Eva: Intento escuchar todo lo que me mueva por dentro, y juzgar lo menos posible. Es cierto que cojeo del pie de los clásicos, pero hay producciones nuevas que me vuelan la cabeza y a veces hasta me quitan el sueño. También te digo que hay géneros que no soporto. Pero lo que más rechazo me provoca es la música vacía, la rima por la rima, sin sentido, aunque por lo visto es lo que más lo peta. Igual me lo tengo que hacer mirar.
Todo oyente tiene algún secreto no confesable de bandas y/o músicos que le emocionan y que no suelen estar bien vistas, ¿Cuáles serían los tuyos y por qué?
Eva: Pero si hoy en día todo está bien visto, vivimos en la era de lo políticamente correcto. Además, saco pecho bien orgullosa de todos los artistas que me gustan, soy lo que soy muy en parte por la música que escucho, así que creo que si me lío a soltar una retahíla de nombres no te voy a dar ninguna sorpresa.
¿Cuál fue ese primer contacto con la música que te empujó a dedicarte a ella?
Eva: Mira, aquí igual si te sorprendo. Mi primer contacto con la música, que recuerde, fue cuando a los 8 años vi Grease. Fue una revolución en mi cabeza. Me encantaban las canciones, y pasaba las horas muertas cantándolas con mi mejor amiga. Luego empecé a tirar del hilo, y hasta hoy.
Cita cinco nombres básicos en tu reproductor en los últimos meses.
Eva: St Vincent, Florence + the machine, Bruno Mars, The Libertines y Clara Luciani.
¿Qué artistas malditos, minoritarios o relativamente novedosos nos recomendarías encarecidamente no perder de vista?
Eva: Billy Childish, Dan Melchior, Holly Golightly, Olivia Jean yMarcela Viejo.
¿Crees que el papel de la mujer y su visión desde dentro del mismo sector musical ha cambiado desde tus comienzos hasta ahora?
Eva: Creo que se está iniciando una revolución, pero no tengo muy claro si vamos a conseguir algo. Los festivales siguen siendo un campo de nabos, y en el imaginario popular sigue la idea de “grupo de tías= no saben tocar”.
¿Qué echas a faltar para hacer más igualitaria la situación de forma real?
Eva: Un cambio radical. Respeto por nuestro trabajo. Que se deje de juzgar cómo vestimos o no vestimos. Que se nos deje de preguntar si alguien nos compone las canciones. Que se deje de dar por hecho que hay un hombre detrás. La condescendencia, por favor, basta ya.
¿Cuál es el primer recuerdo que tienes de nuestra revista digital?
Eva: Recuerdo una sesión de fotos en el lugar más recóndito de la tierra y muchas risas. Trato siempre muy cercano y familiar. Ya sabes que a mí me tienes en el bote.
¿Qué valoración haces de nuestra evolución como web asentada dentro de la oferta de prensa musical, nacional y gratuita? ¿Qué es lo que más te gusta de El Giradiscos? ¿Y lo que más te irrita?
Eva: Creo que, que en parte me siento muy identificada con vosotros, somos parte de esa resistencia que sigue en esto por amor al arte. Respect.
Espacio libre para una felicitación, crítica o lo que venga en gana…
Eva: Gracias por seguir en esto.