Por: Javier González.
Fotografías: Jorge Parejo.
“El Mundo es Cruel” (pero creo en Él) es el segundo trabajo en la discografía del malagueño Nacho Sarria, en el mismo firma un puñado de grandes composiciones donde, sin abandonar sus habituales credenciales que fijan la mirada en el rock de los sesenta y setenta, amplia la paleta sonora que hasta ahora reconocíamos en él, acercándose a sonoridades inusitadas en su haber como el funk y la música disco, para regalarnos un álbum notable, capaz de ir calando poco a poco a medida que uno percibe la cantidades de pequeños detalles que encierra.
Relajado, sabedor que tiene una mano ganadora en su poder, contactamos con Nacho Sarria para conocer los detalles de un trabajo cocinado a fuego lento, en el que el solista ha vuelto a poner en el corazón en los textos y con el que pretende seguir haciendo crecer uno de los proyectos más ilusionantes de los últimos años en lo que a rock estatal se refiere.
Hace tres años vio la luz “Sarria” tu debut como solista. ¿Qué valoración haces de aquel primer trabajo con la perspectiva que da el tiempo?
Nacho: Fue un trabajo que puso unos cimientos sólidos al proyecto, creo que ha sido un disco que ha llegado a sitios donde no les correspondía hacerlo en algunos sentidos. Tengo la sensación que la gente se lo ha pasado mucho y dentro del alcance que ha tenido, ha sido un disco bastante sonado que ha hecho posible que se materialice el siguiente. Necesitaba dicha base, me dio credibilidad para seguir adelante.
Las presentaciones de aquel álbum comenzaron en tiempos post-covid, en pases con restricciones, donde lograste encontrar una banda que se ha convertido en una familia. ¿Qué importancia tiene este hecho para asentar el proyecto?
Nacho: La banda que llevo es fundamental para que el proyecto sea Sarria, aunque sea algo solitario, con ellos ha nacido una amistad y una química musical potente. Somos una familia. Ponen cariño y corazón que es un ingrediente fundamental en el proyecto. Es algo muy difícil de encontrar, se necesita gente que apueste y crea en tus canciones. He tenido la suerte que han creído en mí, me han ofrecido su talento para que los conciertos de la banda se conviertan en algo bastante especial.
A raíz de la presentación en el “Alhambra Monkey Week” de 2021, comenzaron a llamarte desde distintas oficinas de management, concretando finalmente tu fichaje por Esmerarte industrias creativas. ¿Por qué te decantaste por su oferta?
Nacho: Aquel concierto fue gracias a Tali Carreto, al que mando un beso antes de responder la pregunta. Apostó por el proyecto, me guardó un hueco en su festival que probablemente no me correspondía. Me hizo un regalo para intentar echarme un cable que gracias a Dios salió bien. Antes del concierto, el cual afrontamos con mucha valentía, estábamos nerviosos, sentíamos, sobre todo yo, una enorme presión. Sabía que podía tocar delante mucha gente que podía darme una oportunidad. Un rato antes de salir al escenario nos dimos un abrazo y se fueron los nervios. Hasta la fecha es uno de los mejores conciertos que hemos dado. Creo que supimos utilizar los nervios y la adrenalina para hacer una interpretación muy sentida de lo que estábamos haciendo. Me he decantado por Esmerarte porque es la única oficina con que he hablado que tenía los pies en la tierra, sin venderme la moto ni prometer nada imposible, ni regalarme la oreja. Creo que son el equipo correcto para cuidar y mimar este proyecto, han entendido quién soy, qué quiero hacer, qué tipo de músico soy y me han dado la oportunidad de serlo. Era mi mayor preocupación a la hora de trabajar con alguien, que me respetaran y apostasen por lo que había construido con el primer disco. De momento, todo son cosas buenas, me han echado un cable para hacer este disco con unos medios que no hubiera podido hacer sin ellos y me han permitido hacerlo con unas condiciones de equipo para mezclar y masterizar muy concretas. Se nota que lo hacen porque creen en esto y han puesto su corazón en ello.
“Me vine a mi tierra, encontré a la banda que hoy en día me acompaña y la tranquilidad y la paz interior que necesitaba”
Te mudaste a Madrid, donde muchos músicos suben a probar fortuna, sin embargo, volviste a tu ciudad. ¿Cuál fue el motivo concreto de esta decisión?
Nacho: Málaga afecta para bien al proyecto, tanto en los aspectos económicos como en los no económicos. Tomé la decisión antes de editar el primer disco, me fui a Madrid para intentar encontrar un equipo que quisiera editar el álbum y buscar una banda que pudiera defenderlo en directo. Intenté ir a buscarme la vida, a probar suerte, pero al llegar encontré unos alquileres imposibles de pagar para mí. Vi que todo era muy caro y no encontré a gente que quisiera poner el corazón al proyecto que había que poner. A las dos semanas de llegar vi que no iba a ser factible, aguanté tres meses y una semana, cosa así. Sentí que mi sitio estaba en mi casa, en Málaga, pensé que una retirada era mejor que quedarme en Madrid para ponerme a currar poniendo copas los fines de semana. Me vine a mi tierra, encontré a la banda que hoy en día me acompaña y la tranquilidad y la paz interior que necesitaba.
¿Cómo lidia un artista con tres años de un futuro económico y profesional incierto?
Nacho: Pues… acojonado (risas). A mí se me ha hecho difícil que haya tenido que pasar tanto tiempo entre la edición de un trabajo y otro, sentía que la inercia generada con el primer trabajo y el Ep posterior, “Canto Breve”, se había empezado a perder. El proyecto estaba en un momento para seguir lanzando música y trabajar. También es verdad que después del primer disco y el EP, me quedé un poco seco de ideas, agotado porque el proceso de grabación fue largo. Me hubiera gustado tener este disco tal cual suena hoy terminado antes, la realidad es que lo acabé en abril del año pasado. Tuve que tener mucha paciencia, trabajo y capacidad para hacer muchas maquetas. Tenía claro que este disco debía ser redondo para mí, no quería apresurarme a publicar nada. También el hecho de empezar a trabajar con un sello y compañía lleva un tiempo que te hace ser paciente, hay que dar tiempo a que todo se asiente y coja cuerpo. Ha sido una espera larga que ha permitido estar sacando este trabajo con un apoyo que necesitaba.
Finalmente, diez canciones dan vida a “El Mundo es Cruel” (Pero creo en Él), un título bastante positivo, sobre todo viendo como están las cosas. ¿Querías dejar claro el mensaje optimista desde el mismo título?
Nacho: El título viene de la canción que cierra el disco, para mí resumía muy bien el espíritu del trabajo completo. Son composiciones que hablan desde una perspectiva optimista y positiva, pero son crudas y realistas, me parecía que era una frase bonita, capaz de contradecirse a sí misma en el mejor de los sentidos. Me pareció el mensaje adecuado para envolver a las diez canciones.
¿Eres consciente que has grabado un disco nada condescendiente que requerirá de esfuerzo por parte del oyente?
Nacho: Ha sido algo inconsciente, he hecho el álbum que ha salido. Intento no pensar en eso para no encorsetarme, me corta el rollo y la diversión a la hora de grabar. Hemos dado muchas vueltas al tracklist, la elección de singles no ha sido para nada sencilla. Nos hemos tomado mucho tiempo, le hemos dado vueltas para intentar hilar el disco y que la escucha sea lo más coherente posible, partiendo de la premisa que es un disco “medusa” con sonidos y temas distintos. La idea era hacer un disco libre, un poco “Frankenstein”, en que cupiesen canciones y estilos que consideramos eran buenas para el resultado final. No es un álbum ligero en la primera escucha, con músicas complejas y muros de sonidos, creo que las letras hacen contrapeso porque son letras llanas que ayudan a las texturas tan ricas que tienen el disco.
Hay dos cuestiones que me parecen lo más interesante del disco, de un lado, la ampliación de sonoridades que arrastras sin abandonar tu habitual rock sesentero y setentero. ¿A qué se ha debido esta evolución?
Nacho: A lo que he estado escuchando a lo largo de estos dos años. Hay texturas nuevas en canciones como “Mi Amor no se Vende” y “Flor”, me ha dado por la música de baile y disco. Me enganché a Parcels. También tuve un flechazo con el bolero durante una época. El álbum ha recogido las texturas de lo que he escuchado en mis cascos durante este tiempo. Está impregnado de paletas de colores y canciones de otros que me han emocionado. Creo que es un disco honesto con las canciones y grupos que he estado escuchando, como ocurrió con el primero. Es una imagen o fotografía de lo que suena en casa mientras trabajo en los discos.
“Me estimula ponerme nuevos retos”
Hablaremos entonces de libertad en términos absolutos.
Nacho: Sí, ha sido un disco muy libre. Me apetecía hacerlo así. Era importante en este segundo trabajo hacer un álbum no continuista con el primero, hay elementos comunes, pero quería abrir nuevos caminos. Quería sentar el precedente porque es la manera que más me estimula a la hora de componer, ponerme nuevos retos. Me parecía guay que el segundo fuera colorista. Quitarme las espinas de investigación musical sin dejar nada que me guste de lado.
Abres con “El Cálido Paso del Tiempo”, una canción que sirve de enlace con tu debut. ¿Lo ves así?
Nacho: Creo que “Di lo que Piensas” enlaza aún más con el primer disco, es la más psicodélica y tiene un pie en el sonido que es similar. “El Cálido Paso del Tiempo”, como canción podría haber estado en el trabajo anterior, pero tiene una producción y un arreglo distinto. Me gusta que la fórmula que utilizo, la manera de hacer canciones, dando igual si es reggae o psicodelia, suene a mí. Hay canciones más hermanadas con el pasado, pero creo que la mayoría de ellas están mirando al futuro. Aún así, no creo que sea un trabajo alejado del otro, sigue estando la misma esencia, aunque me parecía importante salirme de la oscuridad y la niebla que tiene el primero, haciendo algo más colorista, con un pie en lo ya hecho, pero novedoso.
“Mala Racha” es puro Beatles… ¿Es la canción más personal de toda la colección?
Nacho: Es complicado elegir cuál es la más personal, son todas muy personales. Quizás sea la más coloquial, directa, como si estuviera hablando con alguien que conozco en la barra de un bar. Es la más sencilla del disco. Le debe mucho en sónica a The Beatles, también en la manera de hilar la letra, con esos elementos coloquiales a la hora de abordarla.
Se ha dado la vuelta casi por completo a “Flor”, un corte que ya tocasteis en directo en los primeros pases en salas como Siroco. ¿A qué se debe esta vuelta de tuerca?
Nacho: Sí, hemos cerrado todos los conciertos de la primera gira con “Flor”. Es una canción que nació justo antes o después de “A tu Vera”, la tenía compuesta desde el principio y la hemos tocado mucho tiempo. La hacíamos en una versión más rock, pero ahora la he llevado a la idea original de la primera maqueta. Era una cosa con más sintetizadores y con parte electrónica, por encima de guitarras y el concepto rock. La enganchábamos para despedirnos en directo con la coda del “Simpathy for the Devil” de los Stones.
Hay un acercamiento al David Bowie de “Low” y a Carlos Alomar. ¿Cómo surge un bombazo “Mi Amor no se Vende” (se regala)?
Nacho: La canción sale en un período frustrante de composición en que no me salía nada que molase de verdad. Mandaba maquetas al sello y no acababan de ver que el disco estuviera verdaderamente terminado para empezar a grabar. Se convirtió en algo frustrante, hice la canción un poco de coña para quitarme peso de encima. Una especie de apología a la imperfección, un canto a que las cosas no tengan que ser perfectas para ser bonitas. Surgió como respuesta a la frustración que tenían en ese momento. Nunca pensé que fuera a ser parte del álbum. Cuando era maqueta pensé que sería una canción graciosa, sin más. Ha acabado siendo single porque nos gustó el resultado final de la grabación. En cuanto al tema del vídeo, teníamos ideas claras para todos los del álbum, pero no para este. Un día desayunando con gente del sello me preguntaron cómo lo imaginaba. Les dije que pensaba en París, se lo propuse, les pareció buena idea y allí que nos fuimos cuatro días a grabarlo. Fue una experiencia muy guay, coger un avión e ir a París para grabar un vídeo.
¿Dónde pasaste más tiempo en Père-Lachaise, Montmartre o en el Barrio Latino?
Nacho: En Père-Lachaise, me gustó mucho. Le tiré un cigarro a Jim Morrison, pero más allá de eso, que me hacía ilusión, sentí que era un sitio con una atmósfera muy especial. De no haber tenido que grabar hubiera estado allí un día entero.
“Rosas Negras” es un acercamiento al folclore latino casi, José Alfredo Jiménez de “El Jinete” y Led Zeppelin “Babe I´m gonna leave You”.
Nacho: Me parece una buena síntesis de la canción. Quería hacer mi propia interpretación del bolero y de la música folclórica latina. Fue un tema que me llevó bastante tiempo terminar, no es un tipo de canción que tenga soltura haciendo. Tuve que grabar muchas maquetas, prueba y error, hasta dar con la tecla y con mi sonoridad con el bolero. Ha quedado oscura y emotiva. Se le ha dado la pátina de sufrimiento que tienen los Zeppelin de “Babe I´m gonna leave You” como bien dices.
“Química Inestable” es otro de los bombazos del disco.
Nacho: Es una canción que me gusta mucho porque es uno de los temas más distintos a la hora de- componer y trabajar. Surgió hace años, cuando volví a estudiar a la universidad, donde me pedía hacer la música de los cortos a grabar. Me encargaron hacer la de un corto llamado “Un día Extraño”, ahí nació la idea inicial de la canción desarrollada más tarde. Quería hacer un tema de baile para que la gente se moviese y que nosotros en el escenario tuviéramos repertorio para soltarnos.
Te despides con la dulce y acústica “El Mundo es Cruel” (Pero creo en él¨).
Nacho: Para mí es la canción más especial, desde el momento en que salió sentí una conexión muy fuerte. Tengo ganas de tocarla en directo, todavía no ha podido ser, pero creo que se va a ser un momento potente. Es una canción que sé que me va a emocionar mucho.
¿Qué planes de gira tienes ya cerrados?
Nacho: Tenemos una serie de conciertos anunciados que son mayormente festivales. En abril estaremos presentando disco en Madrid, en la sala El Sol, también estaremos en Málaga en mayo, tenemos el PortAmérica, Río Verbena, el 101 con Vetusta Morla. Después haremos una gira de salas en otoño, donde presentaremos el álbum en ciudades donde no se ha podido ir con banda hasta la fecha. Me hace ilusión abrir nuevos caminos en una gira batallera. En los conciertos la gente va a ver a una banda que se quiere mucho y que lo pasa bien tocando, conectada. Un show de rock difícil de encontrar en nuestro panorama. Ojalá quien venga lo disfrute y conecte con las canciones.
Vamos a jugar a hacer historia ficción. ¿Qué deseo te gustaría ver cumplido de aquí a un año?
Nacho: Uf. De aquí a ese período tengo más o menos el calendario cerrado, así que mis deseos se han cumplido ya. Me encantaría ir a Estados Unidos para grabar un disco con Jonhatan Wilson, su sonido y las cosas que hace son parte de mis referencias favoritas. Sería algo que me haría mucha ilusión, aunque no sé si dentro de un año será posible. Me gustaría tener una gira completa que nos permita tocar el disco, llevar las canciones a la mayor gente posible. Siempre ha sido la espina del proyecto, los conciertos siempre han sido muy estratégicos donde sabía que podía permitirme el esfuerzo de llevar a la banda y que saliera bien. Me apetece la tranquilidad de ir respaldado por una oficina y poder tocar las canciones más a menudo y para un público más amplio. Si dentro de un tiempo la banda se está moviendo, el sueño estará cumplido. Arrancamos en Madrid en la Sala El Sol, será una noche muy especial, tras tres años componiendo el disco. Va a ser un concierto sin sorpresas, pero tampoco las vamos a necesitar.