“Incluso en los periodos de inactividad de la banda, rara ha sido la semana en la que no nos hemos enviado fotos de guitarras viejas y hombres desnudos, que son dos cosas que nos gustan mucho”
Por: Javier González.
El día 3 de mayo Circodelia estará actuando en la madrileña sala Clamores en un acto benéfico en colaboración con la Fundación Psicología Sin Fronteras para el que ya no quedan entradas a la venta; su reentrada es por una buena causa, pero parece que no será algo concreto pues a tenor de lo que nos cuenta Víctor Pérez, vocalista de la banda, la idea que manejan es la de seguir grabando material y volver a pisar las tablas con más asiduidad.
La noticia nos llenó de alegría a la par que nos hacía volver la vista atrás, a los comienzos de esta web, cuando era habitual que una vez al mes nos dejáramos caer los jueves de madrugada por el Honky Tonk para acercarnos a los divertidos y sudorosos directos de Circodelia; allí solían mostrar credenciales llenas de pasión por el rock and roll clásico de Bowie, Stones y Velvet, pasados por el tamiz de unas siempre peculiares letras sin renunciar a una comercialidad bien entendida.
Semanas atrás nos pusimos en contacto Víctor con objeto de hacer una retrospectiva que nos trajera hasta estos días, esto fue lo que dio de sí la charla.
Después de demasiados años sin vernos ni poder entrevistaros, me apetece comenzar por el principio. ¿Cómo va todo para los componentes de Circodelia en el plano personal?
Víctor: Todo va realmente bien. Marcos, Pablo, Miguel y yo tenemos estabilidad sentimental y laboral desde hace años, y eso te ordena mucho la vida. En la medida de lo posible, hay que huir del caos. Orden, bien; caos, mal. Uno tarda en aprender eso. Javi tiene la vida hecha, pero vive su cruzada sentimental particular. Es que Javi tiene un corazón muy grande. Y un corazón grande es un reto grande.
En apenas unos días volvéis a los escenarios en la sala Clamores, en un concierto de lo más especial, pues hace tiempo que vuestra presencia sobre las tablas no es muy habitual, también porque la recaudación será a donada a Psicología sin Fronteras. ¿Qué podéis comentarnos al respecto del mismo? ¿Cómo surgió la idea de tocar para una causa tan bonita?
Víctor: El artífice de todo ha sido Juan Manuel Rodríguez, Gerente de la Fundación Psicología Sin Fronteras. Él puso la iniciativa, los medios y el esfuerzo para organizar este regreso. Juan Manuel es un viejo amigo de la banda. Siempre apoyaremos cualquier cosa que él promueva.
A nivel musical, podremos volver a disfrutar de todos los componentes de la formación original de la banda. ¿De qué forma surgió la posibilidad de volver a juntar a los titulares de Circodelia?
Víctor: La relación entre nosotros nunca se ha interrumpido, con conciertos o sin ellos. Incluso en los periodos de inactividad de la banda, rara ha sido la semana en la que no nos hemos enviado fotos de guitarras viejas y hombres desnudos, que son dos cosas que nos gustan mucho. Con ese contacto tan vivo, no costó poner sobre la mesa el tema del reencuentro.
¿Qué sentisteis al volver a juntaros en el local de ensayo? ¿Hubo que reaprender cosas o simplemente surgió la magia que hace parecer que el tiempo se ha detenido?
Víctor: Lo segundo. Tocar con tu banda es como hacer el amor con tu exnovia: el calentón inicial da paso rápidamente a las viejas sensaciones de siempre. En este caso, las sensaciones de siempre son agradables. Aunque Circodelia ha tenido varios parones por circunstancias ajenas al grupo (trabajo, pandemias, etc.), todos estaban muy engrasados. De hecho, Miguel, Pablo y Javi no han dejado de tocar en otros proyectos. Tal vez yo era el más oxidadillo. Pero ya estoy en forma otra vez.
¿Habéis tenido la sensación de ser unos “abuelos cebolleta” recreando antiguas batallas?
Víctor: Claro. Ten en cuenta que cuando yo me uní a la banda era 1996, ¡y el grupo ya llevaba un par de años en funcionamiento! Somos unos abuelos cebolleta. Como Sidonie, M-Clan o Love of Lesbian.
¿Qué recuerdas de los comienzos de la banda y de la Malasaña de comienzos de los 2000?
Víctor: De los comienzos de la banda recuerdo que el volumen de ensayos era tremendo. Mi voz sufría mucho porque no daba tiempo a que se recuperara. Era una época en la que nos sobraba la energía y nos faltaba sabiduría: invertimos mucho esfuerzo en cosas que tenían muy poco retorno. Los comienzos fueron también una época donde las influencias lo condicionaban todo. Tardé mucho en encontrar un lenguaje propio. Diría que hasta el 2000, mi escritura no se liberó de las rigideces del rock. En aquellos días, teníamos un vínculo muy fuerte con Malasaña: La Vía Láctea, el Garaje Sónico, el Freeway, el Tupperware, el Jazz Madrid… Es una época que recuerdo con mucho cariño, pero sin nostalgia.
¿Cómo surgió la posibilidad de grabar el primer álbum?
Víctor: Fue gracias a José Miguel Fernández Sastrón, un magnífico compositor y productor musical que más tarde sería presidente de la SGAE. Él estaba de jurado en el concurso Villa de Madrid de 2000, el que ganamos. Él nos descubrió y peleó por conseguirnos un contrato discográfico.
Víctor, me gustaría que dedicaras unas palabras a cada uno de vuestros tres discos
Víctor: Dale...
En 2002 vio la luz “Circodelia”, vuestro primer disco. ¿Qué supuso para vosotros?
Víctor: Supuso el arranque de una nueva etapa como banda. Hasta entonces, la banda había funcionado de manera amateur, a golpe de ilusión y esfuerzo colectivo. La firma del contrato discográfico, la grabación del primer disco y todo lo que vino después añadió a la fórmula algo de dolor y frustración. Todo lo que nos estaba ocurriendo era nuevo para nosotros, y no siempre fue como habíamos imaginado.
La producción corrió a cargo de Alejo Stivel, sin embargo, da la sensación, a tenor de alguna entrevista que concedisteis, de no haber quedado demasiado contentos con el resultado final.
Víctor: No. No quedamos contentos. En el disco las voces están altísimas, totalmente fuera de plano. Circodelia era un grupo de guitarras, y la mezcla no capturaba eso. Sin embargo, en aquella época, Alejo Stivel y su gente solo nos dio amor. Su equipo hizo las cosas que hizo porque entendían que era lo mejor para la comercialización del disco. Nosotros, en cambio, teníamos la sensación de que desvirtuaban nuestro estilo. No hay rencores.
Víctor: No lo estábamos. Fue muy emocionante. Durante un par de meses no dejamos de sonar en la radio. Realmente tuvimos nuestros cinco minutos de gloria.
Un año después ve la luz “Lo Trágico es Magnético”. ¿Cuáles eran las sensaciones de la banda ante este segundo trabajo que siempre se dijo que era el de revalida?
Víctor: Trabajamos con Pedro Rodríguez como productor, que es un tío muy inteligente y con muchísimo talento, aunque más raro que un perro verde. Fueron días extraños, porque algunos de nosotros estábamos pasando una época complicada en lo personal, pero quedamos encantados con el resultado. Había sus flequillos, sus cositas que hubiésemos hecho de otro modo; con todo, estábamos contentos.
Incluye, “Lo Trágico es Magnético” y “Ojos Mágicos, Corazón Mecánico”, entre otros bombazos incuestionables… a pesar de lo cual, la banda parece que no despega acorde a lo que merece. ¿Era la percepción que teníais dentro del grupo?
Víctor: Sí. Pero el problema de Circodelia nunca ha sido de repertorio, sino de management. Nunca hemos tenido una oficina de management potente, que nos metiese en festivales y eventos de cierta repercusión. Hacíamos giras de 30-40 conciertos en salas de 300 personas. Así no se llega a ninguna parte.
No puedo resistirme a preguntarte por esa portada, un claro homenaje al “Forever Changes” de Love. ¿De quién fue la idea de llevar a cabo algo así?
Hay que esperar hasta 2006 para que viera la luz “Máquinas Románticas”. ¿Por qué tuvieron que pasar tres años?
Víctor: Porque cambiamos de compañía discográfica, y esas cosas llevan su tiempo. Pepe Barroso, dueño de nuestra primera discográfica, Peps Records, fue muy generoso y nos dejó marchar. Así conocimos a Andrés Ochaíta, que en aquella época era dueño de Tool. Andrés Ochaíta y Andrés Fernández, su mano derecha, nos trataron con un cariño y un respeto al que no estábamos acostumbrados.
Creía que el disco salió con Warner, a pesar de lo cual, al igual que con el anterior, mucha gente pensábamos que la banda merecía mejor suerte. ¿A qué crees que se debió no dar el gran salto?
Víctor: No, la discográfica fue Tool Music. Warner después compró el catálogo, y es la actual dueña de los derechos. ¿A qué se debió no dar el gran salto con el tercer disco? Pues no lo sé… A una combinación de todo, imagino: a que no sonamos por la radio, a que no supimos explotar las redes sociales, que arrancaban por aquel entonces, a que nuestro management era flojo, a que no le gustábamos al suficiente número de personas…
Y relativamente poco después, allá por 2008, más o menos, lo habitual era verte trabajando en el Garage Sónico de Malasaña y que la banda tocara un jueves al mes en el Honky Tonk, en aquellas madrugadas que muchos no nos perdíamos y que se alargaban hasta el amanecer, en lo que fueron el canto de cisne de los grandes jueves en Madrid. ¿Qué recuerdas de aquella etapa? ¿A qué se debió aquella ausencia de giras de conciertos?
Víctor: No hubo gira del tercer disco porque nuestra oficina de contratación de aquel entonces no la organizó. En fin… Mis recuerdos de aquellos días son fantásticos. Psicológicamente, estábamos en modo “a la mierda todo” y tocábamos para divertirnos. Teníamos un público acotado, pero muy fiel, que llenaba todos los conciertos. Nunca he bailado tanto como en esa época.
¿Cuál fue el motivo real que llevó a Circodelia a parar su andadura?
Víctor: En 2008 ya era evidente que aquello no iba a darnos de comer, y comenzamos a buscarnos la vida por otro lado. La banda seguía en activo, pero como un divertimento. En 2009 me ofrecieron trabajo en una empresa de ingeniería en Sevilla (yo soy ingeniero industrial). Me marché y en 2010 el grupo ya no tocó más.
En 2022, apareció una nueva canción de la banda, “Esta Vida que Llevamos”, un buen medio tiempo donde demostrasteis seguir en muy buena forma, sin haber perdido el espíritu de Circodelia, con una letra marca de la casa y destilando una melodía repleta de elegancia. ¿Qué sabor os dejó la buena acogida que tuvo el tema?
Víctor: Nos sorprendió mucho. Muchos amigos de bandas similares a la nuestra sacan cosas e, injustamente, pasan sin pena ni gloria.
¿Os sorprendió la cantidad de reproducciones que tuvo en determinadas plataformas?
Víctor: Sí. Flipa: actualmente “Esta vida que llevamos” nos genera más royalties que “Las chicas de las canciones”.
¿Habrá opción de que el ritmo de producción de canciones y las presentaciones en directo de Circodelia se conviertan en algo más continuo?
Víctor: Vamos a seguir escribiendo canciones y sacando cositas. Y seguiremos tocando en directo. El ritmo de lo primero será bajo, pero constante; el ritmo de lo segundo dependerá de que haya alguien dispuesto a contratarnos. Circodelia es una banda barata, pero la gente que lleva el Wanda Metropolitano no lo sabe.
¿Qué sorpresas lleváis preparadas para el bolo del Clamores?
Víctor: Vamos a sortear a un menor filipino. Y asaremos media ternera en fuego de leña sobre el escenario.
Si hubiera algún que otro cuarentón que tenga dudas a la hora de acercarse a ver a la banda de nuevo. ¿Qué le dirías para ponerle los dientes largos?
Víctor: En Clamores ya no quedan entradas. Se ha vendido todo hace semanas. Pero para el próximo concierto, le diría que se anime: ¡solo se es viejo una vez!