"Necesito haber vivido lo que estoy contando en una canción".
Por: Kepa Arbizu.
Acostumbrados como nos tenían a tener que degustar su rock americano de elegante y sensible ejecución a pequeños sorbos, es decir, en formatos reducido, la llegada de su primer larga duración, "Un billete con ventana", además de saciar un anhelo esperado, se presenta como un exquisito trabajo donde su lírica no debe guardar ninguna envidia respecto a su sobresaliente embalaje musical.
Sería fácil, y dentro de lo injusto que es buscar equiparaciones, rastrear el ánima de este repertorio en la profusa escucha de los discos de Lapido, Quique González, Hendrik Röver, Tom Petty o The Jayhawks, pero mucho más honesto resulta señalar la carga emocional, ya sea tentada a decorar escenarios campestres, nacer rodeada de deliciosas melodías o agitada con nervio guitarrero, que ha conquistado la formación catalana. Un resultado digno de tener en cuenta y ser pregonado, para lo que nada mejor que contar con su máximo compositor, Rosendo Hernández, en la tarea de guía para diseccionar este recorrido con con vistas al paisaje.
"Un billete con ventana" es vuestro primer disco largo tras una serie de trabajos de menor extensión. ¿Por qué ha sido el momento ahora de dar el salto al LP, ha sido una cuestión del número de canciones que ya tenías acumulado o la sensación de estar ya preparados?
Rosendo Hernández: Pues es verdad que se ha hecho esperar, pero en realidad es algo que hubiésemos querido hacer desde nuestro segundo EP, "Mientras todo cambia", y no se trata de una cuestión del número de canciones, porque en realidad siempre se nos han quedado fuera algunas que nos gustaban, que de hecho han aparecido después en otros trabajos. Por ejemplo, "Necesito faltar" y "Enciende una luz" son temas que están desde el principio pero que no grabamos hasta el segundo y tercer disco, respectivamente, Lo mismo pasa con "Haciendo planes" y "Entre tú y yo", que pertenecían a nuestro repertorio desde hace mucho tiempo pero que se quedaron fuera de "Lo que tenga que ser" para ser grabadas posteriormente en acústico aprovechando que empezamos a hacer conciertos bajo ese formato. En definitiva han sido las diversas circunstancias, como los cambios de formación en los primeros años, lo que forzaron a que lo que podrían haber sido LPs en su momento se quedaran en EPs.
Vuestro nombre como banda parece hacer mención a esa intención de salvaguardar algo de ese fuego original, pero al mismo tiempo en este disco habéis escogido un "Billete con vistas". ¿Qué tipo de paisajes nuevos estáis buscando?
R. H.: El título del disco hace referencia a la filosofía que queremos llevar a cabo con este nuevo trabajo: conseguir llegar más allá con nuestras canciones, a todos esos rincones donde aún no habíamos tenido la oportunidad. Por eso tras la salida del álbum hemos empezado una gira peinando buena parte de la Península para que así muchos de los que les guste nuestra música puedan asistir a nuestros conciertos.
Aunque no hay cambios sustanciales en las directrices e influencias sonoras de este álbum con respecto a sus predecesores, sin embargo suena distinto, especialmente elegante y sutil...
R. H.: Pues ahí no sé qué decirte, la verdad, porque las canciones al final salen como salen, y las grabaciones pues también. Lo cierto es que este disco está grabado en los mismos estudios que el anterior, con el mismo productor y hemos trabajado de la misma forma en el aspecto de la composición, así que ese resultado debe ser causa circunstancial del momento.
Musicalmente es un trabajo en el que os mostráis desde más "desnudos" a más eléctricos, desde más campestres o roqueros, ¿el hecho de grabar un disco largo os ha favorecido a la hora de mostrar con más amplitud el abanico de posibilidades que alberga vuestro sonido?
R. H.: Es algo que siempre hemos buscado, tener un abanico amplio de sonoridades dentro de un mismo estilo. En primer lugar porque para nosotros es algo mucho más enriquecedor a la hora de tocar, y en segundo porque creemos que el directo es más agradecido si pasan más cosas. Hay grupos que a mí particularmente me gustan y al verlos en directo, cuando llevan media hora, ya no sé en qué momento han cambiado de canción o si es la misma todo el tiempo. Nosotros intentamos que no nos pase esto, pero también es todo un arte confeccionar el repertorio, y sólo puedes saber cuál funciona mejor a base de probarlo.
Si hay un "acento" que identifica vuestro acercamiento al sonido americano es el muy buen gusto por las melodías que manejáis. ¿Es algo que encontráis esencial en vuestra música?
R. H.: Sí, por supuesto, por lo menos para mí la melodía y la letra es lo más importante, también es cierto que es la parte que creo yo, sin desmerecer los arreglos que siempre suman, por supuesto. Creo que si una canción ha de entrar, lo hará a través de la melodía en primer lugar y en segundo por la letra.
Ya que lo mencionas, ese aspecto lírico es muy destacable en la banda, ¿eres especialmente detallista y perfeccionista en su elaboración?
R. H.: Muchas gracias, se agradece mucho que se reconozca el empeño, porque sí que le doy mucha importancia. Como te decía, para mí una canción es melodía y letra, por lo que paso muchas horas en cada una de ellas, y desde que empecé a componer he buscado contar algo en cada canción. Para mí, si no hay que algo que decir, no hay canción. Envidio a los que son capaces de inventar una historia, escribirla y que les quede creíble, yo necesito haber vivido lo que estoy contando, y se trata más de un inconveniente que de otra cosa, porque al final vives lo que vives y te inspira lo que te inspira. Aunque siempre nos ha quedado alguna canción fuera de cada disco de las que me hubiera gustado tener más compuestas a la hora de cribar, al final esta forma de escribir hace que no sea tan prolífico como me gustaría.
Repetís con Pepo López en las tareas de productor, ¿creéis que su incorporación fue un revulsivo de cara a encarrilar mejor aquello que teníais en mente con este proyecto?
R. H.: Totalmente, no hubo dudas a la hora de repetir, quedamos tan contentos con el trabajo anterior que a la que tuvimos un grupo de canciones listo volvimos a ponerlas en mano de Pepo. Él eleva siempre un poco más cada tema, y además una mirada externa siempre suele ser beneficiosa para el resultado final.
El disco se abre con una preciosa canción como "Magia", con una letra muy especial que parece dedicada a tu hija y su importancia en tu vida, pero también parece un homenaje a todas esas cosas que son capaces de iluminarnos entre tanta oscuridad.
R. H.: La historia de este tema viene de una pregunta que me hace mi hija cuando tenía ocho años, y era si yo creía en la magia, y esta canción es la respuesta. En ella hablo de experiencias personales que hemos vivido, adversidades de la vida que superamos y que me hicieron empezar a creer en la magia.
De hecho diría que uno de los temas que articula el disco es precisamente el de no rendirse, siendo consciente de la pelea constante que supone vivir, tener siempre la esperanza de encontrar una puerta abierta...
R. H.: Sí, creo que es un tema que articula todo el disco, e incluso te diría que todas la canciones que he escrito desde que empecé a componer. Como se suele decir, mientras hay vida hay esperanza.
En una canción como "¿Dónde hay que firmar?" pareces señalar al arte, en este caso la música, simbolizada en ese "juego de llaves en forma de estribillos" que siempre llevas, como uno de los elementos que pueden hacernos observar y descifrar la realidad de forma más iluminadora, ¿contiene para ti la música ese poder?
R. H.: La canción nace de una conversación con una artista, en este caso plástica, mucho más joven que yo que me comentaba que ha de ser muy agotador estar siempre picando piedra, y que no sabía si ella podría seguir de aquí a unos años insistiendo con su "book" de un lado para otro, siempre recibiendo negativas. Yo le di mi visión, y es que creo que cuando alguien se pone a crear es como una droga que difícilmente vas a poder dejar, tenga mayor o menor repercusión, como dice la canción: "Me pasaría así la vida entera. ¿Dónde hay que firmar?".
En otras canciones te acercas todavía más a ese microcosmos que es la escena rock en nuestras fronteras, una pequeña familia a la que no pareces ofrecer muchas posibilidades de regeneración, ¿crees que, como otras tantas bandas, sois hablantes de un lenguaje que tiende a extinguirse?
R. H.: Es evidente que este no es nuestro momento, así que quise hacer un homenaje, o autohomenaje, en la canción "Los mismos de siempre" a todos los que llevamos tanto tiempo comprando música y asistiendo a conciertos, descubriendo bandas, etc... Quise hacer un guiño nombrando tres discos, uno de Neil Young, de Los Deltonos y otro de Los Enemigos, que solo puedes saber de qué estoy hablando si eres uno de los nuestros.
Sin ánimo de desmerecer la originalidad de la banda, y en ese feo gesto que siempre tenemos de buscar referentes, en este disco, más que nunca, me ha parecido observar la figura de Lapido, y por extensión de 091, tanto musicalmente como en su forma de escribir. ¿Lo consideras un referentes?
R.H.: Más que un feo, me parece un gran halago la comparación. Yo soy muy seguidor de Lapido, pero creo que soy el único miembro de la banda que lo es. Por eso puede ser que se cuele su sombra porque es una gran influencia para mí, pero siendo sincero no entiendo por qué en este disco se ha podido llegar a percibir más su "presencia" porque en realidad he tenido otras épocas más "lapidianas" que cuando compuse las canciones para este disco. Pero si así lo parece, pues bienvenido sea.
Creo que no vivís exclusivamente de la música ¿hasta qué punto tener otras ocupaciones puede llegar a lastrar el resultado ofrecido por una banda? ¿Crees que en vuestro caso con una plena dedicación al proyecto sería muy diferente su aportación musical?
R. H.: Así es, todos tenemos nuestros trabajos y la mayoría también hijos, lo que hace que sea difícil poder alternarlo todo, aunque no imposible. Por supuesto que si tuviéramos plena dedicación a la música podríamos hacer muchas más cosas; componer más, investigar aún más, pero vaya, que yo me conformaría con que nos llevase una oficina management. Con eso ya cambiaría mucho la situación, porque aparte de crear y ensayar hemos de llevar las redes, buscar conciertos, llevar a cabo la producción y hay momentos que dices: esto es de locos. Simplemente con que alguien externo nos llevara el tema de los conciertos ya sería un gran respiro que se notaría a nivel de creatividad, desde luego.
Siempre hay mucha mística entorno a lo que supone un concierto de rock and roll, pero cada vez más, me temo, hay una clase media de grupos, y hablo en cuanto a popularidad, que sus giras muchas veces ofrecen paisajes poco alentadores, ¿Cómo se lleva embarcarse en la presentación de algo que se ha hecho con tanto mimo y ver qué quizás no siempre en todos los lados tiene la acogida esperada?
R. H.: Hay que ser consecuentes con el momento que vivimos y dónde vivimos. Quiero pensar que la música que nosotros hacemos en otro época, o en esta misma pero en otro país, por ejemplo en Latinoamérica, tendría más seguidores, pero estamos aquí y ahora e intentamos cuidar nuestro directo para que cada vez que ofrezcamos una actuación dejar una buena impresión entre el público. Porque aunque la música que hagamos nosotros ahora mismo no sea mayoritaria, sí hay gente a la que le gusta, y ese es nuestro objetivo, intentar llegar a esa gente a la que le puede interesar e intentar ganarlos a base de buenas canciones.