Hablar de la historia de Alicia Rodríguez es hacerlo de alguien con quien es fácil sentir empatía. Como muchos de nosotros comenzó escuchando canciones sueltas, más tarde se convirtió en melómana, por azares del destino escribir en revistas del sector se tornó en costumbre hasta desembocar en crear su agencia de promoción, Alicia Música. A día de hoy es una de las jefazas del sector. Capaz de aunar gran cantidad de proyectos bajo el paraguas de una calidad a prueba de bombas, con el rock siempre por bandera. Trabajar con ella es hacerlo con alguien de la vieja escuela en el mejor sentido posible del término. Discos de promoción en el buzón, corrección al extremo y facilidades de todo tipo, defendiendo artistas potentes que aman la profesión. Quienes trabajamos con ella sabemos de sobra a qué nos referimos.
Es una apasionada de la música, en su día apostó por montar su agencia y aquí sigue con el optimismo por bandera. Minimizando riesgos, evitando peajes a pagar, sin mirar el reloj para abandonar sus labores antes y huyendo de los números rojos. Todo da igual. Está viviendo un sueño, la vida que eligió, y ayudando a que pequeños y grandes proyectos sigan dando que hablar.
Esta semana es nuestra invitada para celebrar el aniversario de El Giradiscos, ni qué decir tiene que se ha lanzado de lleno al cuestionario, aportando una visión novedosa, fresca, no exenta de romanticismo, que nos da mucha energía para seguir luchando otros quince años por esto que tanto nos importa.
¿Qué valoración general harías de la actual situación del "mundillo" musical?
Alicia: Pues no es un momento fácil, pero nunca ha sido fácil este mundillo. Si por mundillo entendemos la industria, pues está en constante cambio. La prensa especializada musical digital apenas tiene beneficios publicitarios, las radios tratan de reformularse para no perder oyentes ante la emergencia de los podcasts, las teles …bueno, las teles salvo excepciones nunca se han preocupado de la música más allá del mainstream y un poco siguen igual, montando algún “talent show” de vez en cuando para hacernos creer que la música está presente en ese medio. Salvo a algunos compañeros y compañeras de canales informativos que sí tratan de hacerse hueco, cubrir conciertos o hacer entrevistas. Soy optimista y creo que siempre hay gente “al otro lado”: en los conciertos, aunque sea más en festivales que en salas, consumiendo música y no solo en plataformas digitales sino también en formato vinilo, quizás es porque me muevo en círculos bastante melómanos en general y veo que todavía hay un interés, por mucho que nos bombardeen con todo lo contrario. El vinilo ha subido, hay muchos conciertos aún que se llenan, aunque haya un relevo generacional obvio este año sobre todo y veas que proliferan estilos musicales diferentes a los de mi generación. Con todo, en lo nuevo también descubro joyitas interesantes. Además, coordino un curso de rock con la Universidad de Barcelona, el “Santako School of Rock” y doy clases en un máster de industria musical cada verano y gracias a ambas cosas he constatado que hay muchos jóvenes estudiando música para ser productores, para ser agentes de conciertos, para montar una banda de rock, o solo por gusto. Gente asociándose, creando bandas y proyectos en solitario excelentes y con un lenguaje bien propio… y eso nunca va a morir, como tampoco el rock, ¡y mira que lo han querido matar veces! Pienso que estamos en un modelo de transición donde se quiere desmontar todo tal y como lo conocíamos, pero el problema es que no hay tampoco una alternativa clara de hacia dónde ir. Pero, al final, las cosas se irán asentando y no todo lo que pertenece “a otra era” desaparecerá; ni tampoco todo lo nuevo que llegue nuevo se deba abrazar como si fuera lo único imprescindible.
Siempre se ha hablado del directo como último refugio para mantener con vida a las bandas, ¿Crees que hay una red de salas y condiciones favorables a lo largo del Estado?
Alicia: Hay promotores que literalmente se dejan su sueldo y su salud intentando traer incluso a artistas internacionales. Perdiendo dinero, pero por amor al arte. Entrando en depresión o ansiedad, pues este oficio exige mucha, mucha dedicación. Luego las salas que existen intentan vivir de subvenciones, pero esto no es tan sencillo, no hay pan para todas. Falta infraestructura, faltan salas en condiciones en Barcelona mismo y falta una buena inversión económica por parte de las instituciones públicas, por supuesto. Y con esto no me refiero a que no financien a un festival o “esponsoricen” ciclos de conciertos, que también. Que tengan en cuenta a esas salas de pequeño-mediano formato y a esos promotores que se arriesgan cada mes por traer a sus bandas favoritas, a sabiendas de que tendrán pérdidas económicas. La música es un bien cultural y no puede guiarse solo por si una sala llena o no. Es deficitaria por sistema, siempre lo ha sido, por eso estoy a favor de las ayudas para quienes lleven adelante proyectos serios. Por otro lado, no nos engañemos: también hay ciudades en las que hay más salas que público, que por lo que sea vas a tocar, pero jamás se llenan. Eso también sucede, por ejemplo, en el sur de España, que para mi parecer sigue siendo una plaza tradicionalmente complicada para girar. Y luego ciudades como Barcelona donde faltan salas de mediano-pequeño formato, porque los artistas que empiezan no pueden dejarse la vida pagando alquileres y las pocas salas que había están cayendo como moscas. El último ejemplo es la pérdida del gran Milano. Y no podemos permitir quedarnos sin salas, porque también es la manera de que las futuras generaciones puedan seguir creando música más allá de en sus estudios.
¿Cuál es el papel que en ese sentido crees que juega la proliferación de festivales?
Alicia: Son un escaparate necesario para conocer las tendencias, y son una pieza imprescindible en el mundo de la música. Bueno, más bien deberían ser siempre eso, pero es cierto que últimamente vemos también muchos festivales destinados a promocionar siempre los mismos carteles, los mismos artistas y con poco cariño puesto en las instalaciones, en la comodidad de su público ofreciendo buenos servicios… estoy a favor de los festivales que no se convierten en parques temáticos y en los que, donde lo que menos importa al final, es la música. Está claro que un festival debe ser una experiencia que transcienda lo musical, pensar lo contrario sería de ilusos. Pero, siempre, con los músicos como centro, respetando que puedan probar sonido en buenas condiciones, que el escenario esté bien ubicado, que se escuche bien, todo eso. No pensado para todo tipo de negocio menos para ofrecer un cartel de calidad, original y respetuoso con sus asistentes. Tampoco creo que los festivales deban llevárselo todo y substituir el circuito de salas ni las giras de invierno, otoño o primavera de muchos artistas. Si la competencia es feroz, esto acaba pasando porque acaban yendo a tocar solo a un festival que les paga lo mismo que si fueran de gira y ofrecieran su música durante una semana o más por el país. Esto es una pena, porque luego nos quejaremos de que los artistas no son profesionales en directo y todo eso, pero es que cada vez las bandas se curten menos en los escenarios porque tocan mucho menos que antes, la verdad, al pasar de las giras y optar solo por ir a festivales. En resumen: ¿festivales? sí, pero creados con mimo. Y salas de conciertos, siempre.
Ahora que la venta de discos es irrisoria, las plataformas siguen robando a los creadores con porcentajes ínfimos por reproducción y en los festivales apenas se paga a los artistas más minoritarios, salvo honrosas excepciones. ¿Por dónde pasa la durabilidad de los proyectos y las carreras de larga duración?
Alicia: Por lo de siempre, aunque ahora de una manera aún más frenética quizás: por el pico pala. Seguir insistiendo, seguir tocando en sitios, aunque sean pequeños, estar visible en redes y, con mucha probabilidad, no dedicarte en exclusiva a la música hasta que esta te sea mínimamente rentable. Es cierto todo eso que decís, pero conozco muchas bandas y solistas, muchos de estos con los que trabajo también a menudo, que siguen ahí pese a todo. Hoy una artista con la que trabajo me decía al teléfono: «tú y yo siempre vamos haciendo, pero el precio a pagar es alto, ¿cuándo crees que nos cansaremos de estar siempre luchando?» Pero bueno, al final lo solucionas con una charla terapéutica artista-promotor y sigues adelante. Porque la música engancha y porque, a ciertas alturas de tu vida, hacer otra cosa diferente quizás nos haría más infelices. En realidad, en la música independiente nunca nada fue sencillo. Tampoco ahora, con las cantidades vergonzosas que se pagan por reproducción en Spotify y demás. Quizás la solución pase por empezar a utilizar otras plataformas digitales más justas con los porcentajes de los artistas y por decir que no a tocar en festivales grandes en los que te tomen el pelo con los cachés si eres alguien minoritario aún. Pero todo el mundo quiere ir ahora de la A a la Z en un plis. Lo noto con ciertos artistas que me escriben o incluso alumnos que he tenido: “¿si hago promo contigo, en cuánto tiempo pueden empezar a llamarme para tocar en festivales?”. Hombre, así no va, siempre me toca hacer didáctica con esto. La carrera musical es de fondo y no te puedes saltar ningún paso. Y no siempre se consigue lo deseado de manera inmediata. Encontrar un buen sponsor es la salida de muchas bandas, pero también su cruz. No todo vale en cuanto a sponsors ni estos pueden mandar por encima de las decisiones que tomen las bandas o sus promotores.
A la hora de disfrutar de la música como oyente, ¿prefieres acercarte a los clásicos con los que te hiciste melómano/a o bien prefieres escuchar propuestas novedosas? ¿Por qué?
Alicia: Ambas cosas. Soy muy mitómana, que es algo que ahora parece que esté mal decir. Parece que lo que mola es tener cero apego a los artistas, a los ídolos. Que todos los músicos tengan apariencia en el escenario de acabar de levantarse y que puedan ser como tú y como yo. Pues a veces sí, y según en qué estilo me da igual cómo se presente el artista encima de un escenario, pero a veces no, porque cuando yo pago para ir a un concierto también busco que “me engañen”, busco adentrarme en esa fantasía de pensar que ese artista es único, intocable y fantástico. De ello se ha nutrido el rock y el pop durante años. Por eso sigo siendo muy de artistas clásicos de eras como el glam o el punk, donde podían salir al escenario hechos unos zorros, pero siempre con actitud y personalidad. Nunca dejo de escuchar a bandas de ahora, porque decir que todo tiempo pasado fue mejor es negar que en el pasado también hubo mucha purria, igual que la puede haber en 2024. Quizás ahora hay más oferta y menos “selectors” y la gente va más perdida, porque te opina un “influencer” que a saber de dónde ha salido o te opina el vecino del quinto por twitter…pero hay auténticas joyas de artistas bien jovencitos también, claro que sí.
Todo oyente tiene algún secreto no confesable de bandas y/o músicos que le emocionan y que no suelen estar bien vistas, ¿Cuáles serían los tuyos/vuestros y por qué?
Alicia: En mi caso, aunque me guste más el pop, el rock, el country o el blues, me siguen emocionando Héroes del Silencio, quizás no con la intensidad de cuando era una cría, cuando era una verdadera fanática y me escuchaba sus casetes de inicio a fin… pero así es. También puedo escuchar a Estopa y pasar un buen rato, aunque sean mainstream. Me parece que tiene mucho valor lo que hacen. Y me encanta el heavy metal, que sé que no está tan mal visto ahora, pero cuando salía de mi extrarradio y me iba con mis amigas más indies al centro de Barna si decía algo así en según qué círculos…¡estaba muerta!(Risas). Además, dentro del heavy he escuchado siempre a bandas con poco glamour a día de hoy, y no solo las que todo el mundo idolatra tipo Iron Maiden. No sé, me gustan mucho aún My Dying Bride o Helloween: “Keeper of the Seven Keys Part. 1” y la parte 2 me parecen dos jodidas maravillas de discos, aunque probablemente no lo sean tanto…y, cuando no puedo más, me relaja escuchar algo de Black metal o a Cradle of Filth. Supongo que porque esta música me conecta a valores primitivos, me remite a mi infancia y a mis primeras socializaciones musicales.
¿Cuál fue ese primer contacto con la música que te empujó a dedicarte a ella?
Alicia: Pues escuchar los discos de mi padre, que muchos de estos discos o casetes los detestaba en su día, pero de vez en cuando podía dar con algo que me llamaba la atención, tipo Mike Oldfied o Elvis e ir a los conciertos en la Fiesta Major de mi ciudad, Santa Coloma. Recuerdo uno de Ramoncín, que no es santo de mi devoción en este momento pero que en su día, de pequeña, me hice superfan. Es el magnetismo del escenario: ese señor maquillado y medio punk y tan deslenguado me pareció lo más transgresor que podía ver encima de un escenario. Luego vi cosas mejores y más transgresoras, por suerte, pero para una mente infantil de los 80’s un concierto de Ramoncín era lo más. Para una chica de barrio con padres currantes, las posibilidades de entrar en contacto con la música eran limitadas. De adolescente tuve claro que si quería estar en contacto con la música debía sacarle algún rédito económico o ya me podía despedir, así que empecé a escribir en fanzines, a trabajar en sellos, en festivales, en producciones… También me ayudó tener Radio 3 a todas horas, “Flor de Pasión” de Juan de Pablos y las canciones que nos dedicábamos de manera secreta de madrugada con mis amigos, o escuchar “Disco Grande” con mi querido Julio Ruiz, leer la Mondo Sonoro cuando la pillaba gratis en la calle Tallers, a la que iba a comprar discos rock al gran Jesús de Revolver o a CD Drome donde compraba los discos más indie pop..
Cita cinco nombres básicos en tu reproductor en los últimos meses.
Alicia: Mmm qué difícil, porque cada día varío, pero por ejemplo hoy mientras trabajaba escuché:
Israel Nash, Riders of The Canyon, a los que llevo la promo y han parido discazo, Bruce Springsteen porque aquí está la fan number 1 y cada semana acaba sonando en mi casa, la banda valenciana Petit Mal, el disco salió el 5 de enero y ando fascinada con este lanzamiento, y Nat Simons su disco libro “Felinas” fue publicado el 12 de enero. En varios casos barro para casa, pero es que soy fan de las bandas para las que trabajo. ¡Y ese es mi privilegio!
¿Qué artistas malditos, minoritarios o relativamente novedosos nos recomendarías encarecidamente no perder de vista?
Alicia: De los nacionales no malditos, pero sí novedosos en todos los sentidos: El Diablo de Shanghai desde Barcelona, joven banda de post punk barcelonesa, me parecen de lo mejorcito que tenemos en esta escena. Sigo barriendo para mi agencia, claro: Nat Simons y su disco “Felinas” ya os digo que va a ser la bomba, con tanta mujer bandera colaborando, desde Cherie Currie a Anni B Sweet o el punk pop. Malditos: siempre cito a mis paisanos F.A.N.T.A desde Santa Coloma, que llevan años sin salir de su reducto punk pop y a mucha honra. Además, con la poca vergüenza de titular a su próximo disco “Me aburro” cuando con ellos es imposible aburrirse. En este apartado una de mis artistas malditas favoritas es Lisa Germano, con discos como “Geek The Girl” que en su día me volaron la cabeza. Como buena glamer me encanta Jesse Malin, con quien tuve la suerte de trabajar. Lo sigo desde su era D Generation y creo que en su actual faceta rock tiene grandes discos que reivindica gente como Bruce Springsteen o Lucinda Williams, amigos con quienes ha colaborado. Desde aquí le deseo mucha suerte en el duro problema de salud que anda atravesando. También a T Rex, porque mucha gente habla de Marc Bolan pero los primeros discos de T- Rex de la era pre glam eran una auténtica marcianada. Ahora está de moda decir que te encanta Elliott Smith, pero sus discos pasaron desapercibidos muchos años para mucha gente de la escena. Fueron auténticas joyas del pop-folk. He visto que Jolie Holland viene de gira con Houston Party, es otra artista que me encanta y que me alegro de que pueda venir por aquí y empiece a reconocerse su enorme talento. Qué decir de Neal Casal, excelente músico y amigo que también se fue demasiado pronto. Cuando leo las cosas tan bonitas que la gente le dedica en las redes sociales, pienso que quizás ahora al fin se le reivindica. Es una pena que en este país -y supongo que en todos- solo te dignifiquen ya cuando has muerto, como por desgracia es su caso y eso es lo más injusto de la música. Escribo esto mientras leo sobre la muerte del gran Shane MacGowan. ¡Ya tiemblo de ver cómo de repente todo el mundo se hace fan de The Pogues!
Eres periodista musical y te dedicas al sector de la promoción de artistas. ¿Qué soluciones ves a la precariedad en ambos lados?
Alicia: La solución no la tengo porque si la tuviera, ¡dejaría de ser precaria! (Risas). Ahora en serio, supongo que es intentar buscar el equilibrio entre ambas labores. Lo cierto es que el marketing da de comer lo justito para poder pagar las facturas, pero es que el periodismo ya ni tan siquiera. En muchos sitios directamente no te pagan o pretenden pagarte unas tarifas tan irrisorias que al final se me olvida hasta que soy periodista. Ya digo, procediendo de familia humilde, enseguida vi claro que no podía dedicarme a dos cosas: ni a acabar mi doctorado porque tenía que trabajar y no podía pasarme todo el día con la tesis, ni dedicarme solo a escribir. La solución es escribir menos y solo en aquellos sitios en los que lo quieras hacer por amor al arte, porque te den libertad creativa o bien porque estén bastante bien pagados. Y dedicarte al marketing mientras escribes, pero con la misma premisa: calidad vs cantidad. Por suerte llevo años ya en esto y, aunque muchos meses tengo sobresaltos y disgustos, porque la estabilidad total no existe, resisto. La clave está en trabajar duro y, también, darte más valor, lo cual pasa por ser más selectiva para no quemarte con tarifas de risa. Aunque hay un precio a pagar por ello: malas rachas y altibajos que sabes que van con la profesión. Todo al final se resume en resiliencia y pasión. Mucho de ambas.
¿Con cuál de las dos funciones que realizas disfrutas más y por qué?
Alicia: Pues son tan distintas que no te sabría decir. El contribuir a que crezca un proyecto musical, especialmente si este parte de cero, y ver resultados, es algo muy alentador. Estás dando una vida y un eco a una obra de arte, eso me parece maravilloso. Idem con las giras o festivales que promociono, me gusta mucho también ver que se llenan los conciertos cuando se llenan o que un festival creado con cariño funciona. Pero, por otro lado, soy periodista y está claro que me encanta escribir. Al tener que salir adelante con la agencia de promo, poquito tiempo me queda para escribir, pero lo hago encantada cuando se me reclama o cuando siento que tengo algo que contar en Ruta 66 y, anteriormente, en otros medios, Rockdelux y Mondo Sonoro, por ejemplo. Por otro lado, estos tres últimos años he estudiado Narrativa y Relato y tengo previsto publicar un libro de relatos en cuanto me dé la vida. Ando en proceso de edición y me he propuesto publicarlo en 2024.
¿Cuál es el primer recuerdo que tienes de nuestra revista digital?
Alicia: Pues recuerdo inicial diría que pediros la dirección para enviaros lanzamientos discográficos, claro. Supongo que en la era en la que empecé a trabajar como freelance que es más o menos…¡hace 15 años! cuando creaba mi base de datos y necesitaba contactos de nuevos medios. Miraba mucho la calidad de las webs porque no se pueden mandar discos a mansalva a medios de dudosa reputación. Recuerdo pensar que el vuestro era un medio realmente riguroso y además me gustaban mucho las entrevistas que leía.
¿Qué valoración haces de nuestra evolución como web asentada dentro de la oferta de prensa musical, nacional y gratuita? ¿Qué es lo que más te gusta de El Giradiscos? ¿Y lo que más te irrita?
Alicia: Pues es una valoración bastante positiva y no porque me hayáis pedido esta entrevista (risas). Ahora en serio, me parece que sois de los pocos medios que todavía resisten pese a los constantes cambios en la industria, las tendencias y la competencia, tanto la de otros medios leales como la desleal, que me imagino también existe. Lo que más me gusta son las reseñas de discos, veo pocos medios que hagan disecciones tan rigurosas como las que soléis escribir de cada disco. Lo que menos me gusta, porque irritar es una palabra excesiva, es cuando leo una reseña no tan positiva de un disco en el que llevo mucho tiempo invertido como promotora. Es normal que no siente bien del todo, pero como periodista que soy lo comprendo, nunca llueve a gusto de todos. Quizás lo que más me irrita es que algo que considero bueno no llegue a publicarse por falta de tiempo o espacio, pero eso también está a la orden del día y ya me estoy hasta acostumbrando al nuevo orden mundial, que así sufro menos.
Espacio libre para una felicitación, crítica o lo que venga en gana…
Alicia: En un mundo tan volátil, cualquier medio que lleve 15 años en activo merece hoy día todos mis respetos. Si además lo que crean, lo crean con cariño, pues aún os aplaudo más. Entiendo que es una tarea difícil seleccionar qué publicar ante tanta oferta que os llega diaria y también el queme que supone a veces que ni te agradezcan los artículos publicados por eso os digo: sin gente como vosotros, los promotores no seríamos nada y mucha gente seguiría informándose de música solo por redes sociales, donde habrá expertos melómanos, pero también se lee cada cosa que alucinas. Además, se nota vuestra dedicación porque siempre contestáis a mis propuestas y las publicáis cuando se puede. Por todo ello… ¡Felices 15 años, El Giradiscos! ¡Gracias por tan buenos momentos musicales y a por 15 más!