Por: Lorena Suárez.
Son estos fríos meses los perfectos para sentarnos a escuchar el último disco de The New Raemon, unas melancólicas “Postales de invierno”, las cuales Ramón Rodríguez nos envía desde la tristeza de haber perdido recientemente a su amigo de la adolescencia Sergio Irurtzun.
Irurtzun ha sido, en palabras del músico catalán, clave ya no sólo en su vida personal sino en la profesional también, ya que fue con él con quien comenzó a componer y a tocar canciones: «Al empezar BUP coincidimos en el instituto y nos hicimos amigos. En esas horas del patio escribíamos letras de canciones, pero todo en clave de humor. (…) Por las tardes íbamos a mi casa, (…) acabábamos las canciones, nos echábamos unas risas y hasta la semana que viene. (…) Sin esto que te estoy contando es posible que yo no me hubiera dedicado a escribir canciones. Fue lo que me hizo pensar: “hostia, esto yo lo puedo hacer», explicó a Muzikalia en una entrevista reciente.
La pérdida de su amigo hace de éste un disco de pop tremendamente emocionante ya desde la primera “Caen los árboles”, tema que abre el disco de una manera muy triste pero, al mismo tiempo, muy esperanzadora a través de frases como “La verdad no importa / la verdad no es nada / pero si el amor se pierde / caen los árboles” y esa melodía barroca al piano que te llega al corazón.
Llega al corazón “Postales de invierno” a través de cortes como son el poderoso “Rompe la ola en tu acantilado”, de la nostalgia y bellas cuerdas que habitan en “Tu esplendor”, de la profunda emoción en la voz de Ramón cuando susurra “Querido mío” en “Irurtzun” envuelto en preciosos piano y guitarras, de la cruda desnudez que yace en el “Último paisaje”. Pero si hay una canción que resume todo el corazón del disco es la bellísima “Entre el alba y la noche”, en la cual el músico se desvela y nos confiesa que “Me pregunto a menudo / Si tan solo un momento pudiera volver a verte / (…) Una hermosa mañana podrá ser que regreses / pues tu amor es más fuerte que la muerte”, afirma con esa esperanza que Ramón siente. O quiere sentir.
Porque la idea de la muerte empapa todo el disco, sí. Maravillosas letras tristes, nostálgicas, referencias a “la lejana juventud”, sonidos oscuros, taciturnos, muy The Cure en ocasiones. Pero también empapa el disco la idea del amor, de la esperanza, sonidos luminosos y esos cristalinos coros en voz de su hija Leia.
Es por cosas como estas por las que “Postales de invierno” es muchas cosas a la vez. Es invierno, es frío, es muerte, es desesperanza, es tristeza. Pero también es calor, es vida, es esperanza, es luz. ¿Puede serlo? Sí, como la vida.
En un trabajo austero, honesto y emocionante (pero sin sentimentalismos), The New Raemon homenajea a la amistad, a la tristeza por ya no tener en tu vida a quien amas pero también a la alegría por una vez haberlo tenido. A cómo el amor puede más que la muerte. O eso Ramón (¿y no todos?), con todo su corazón, quiere creer.