Por Àlex Guimerà.
Siempre es un privilegio gozar de los directos de Pau Vallvé. Máxime si no has podido verlo en la presente gira, y si la fecha escogida -el pasado día 2 de febrero de 2024- se trataba de su último concierto de un tour que ya había pisado Barcelona el año pasado (en Abril en la Sala Apolo y en Julio en el Festival Cruïlla) con un “Sold Out” anunciado hacía semanas. Un fin de gira que suponía la presentación de su último trabajo del 2022 titulado " : )" y la última oportunidad de verlo con su actual banda. Pues es conocido que el cantautor catalán no deja de reinventarse cambiando de banda de soporte para cada proyecto que hace, lo que ya había anticipado en redes que hará tras este concierto de la Sala Razz, con preparación de nuevo álbum y nueva formación.
Para quien no lo conozca, Pau Vallvé es un veterano currante del indie pop-rock que va por libre ya que ha sabido desmarcarse del resto y de las imposiciones del mercado discográfico gracias a que se autoproduce, se autoedita y autodistribuye sus discos, unos trabajos que siempre llegan cargados de formidables arreglos, mejores melodías y unas letras (en catalán) en las que la poesía se mezcla con la emoción.00
Candidato a los premios Gaudí y Goya de cine 2024 por su banda sonora de la película ‘Hermano Caballo’", su último elepé de estudio confirmaba el estado de gracia asumido en la "Vida és Ara" (2020) y la madurez compositiva de sus canciones en un trabajo en el que la melancolía "marca de la casa" queda algo relegada en pro del optimismo, el "buenrrollismo" y ese sentimiento de haber dejado atrás la pandemia. Si bien uno tiene especial predilección por su desgarrador doble LP "Avisme cavall hivern primavera i tornar" (2017) en donde la visceralidad y el drama tiraban del carro.
Con todo, el pasado viernes nos plantamos en una Sala Razz que uno nunca la había visto tan repleta, ni cuando vi a Morrissey, Weller, Suede,.., compuesta por una audiencia muy rejuvenecida, algo que es habitual en los directos del músico, que se encontraba expectante para comprobar cómo sonarían esas dos baterías situadas en el escenario. Algo que no tardamos en desvelar cuando los cinco músicos con el protagonista de la velada abordaron la inicial “Buguenvil·lies”. Apoyado por esas dos baterías y una percusionista junto a Jordi Casadesús al bajo y a los teclados, el sonido potente en el que los ritmos son protagonistas se completaba con una puesta en escena envolvente donde las luces se proyectaban en el telón de fondo.
Manifestación de esa subida de nivel adoptada por Pau, que parece ampliar adeptos en cada paso que da, creciendo en aforos, en repercusión y en fama. Aunque nunca lo ha tenido fácil, ajeno a las discográficas, promociones y a las imposiciones del "bussiness", él ha sido un artesano del indie rock pop, tomando él mismo cada una de las decisiones de su carrera. Una carrera que le ha llevado a la Sala Razz, lugar como él nos recordó, en el que habían tocado sus idolatrados Radiohead y lugar en el que él había soñado actuar cuando era un joven más entre el público.
Con sus habituales parlamentos, y su particular sentido del humor, el directo fluyó hacia una recta final que derivó en los preceptivos bises contra los que hizo un gracioso alegato, y en los que pudimos gozar de la divertida “Avui l’ únic que vull”, con su habitual trompeta vocal, la lejana “Protagonistas” con sus coros y la naif y optimista “Tots som molt millors”, coreada al unísono por el respetable como otras muchas.
Para quien nunca haya escuchado sus discos, que busque y disfrute de sus canciones, para quien no le haya visto nunca en directo, que no dude a acercarse a cualquiera de los conciertos que esperemos nos ofrezca en su futura etapa, sea el formato que sea. Pau nunca decepciona, por eso somos muchos los que repetimos, y por eso sus seguidores van subiendo en cada nuevo disco.