Luis Fercán: "Postales perdidas"


Por: Javier Capapé. 

El tercer disco del gallego Luis Fercán (cuarto si tenemos en cuenta su imprescindible EP "Furias") vuelve a la senda de su debut, vistiendo sus canciones con más colores que los ofrecidos en su anterior disco, donde primaba la desnudez. En estas nueve canciones que conforman "Postales perdidas" Fercán recorre las sendas de la canción de autor cercano por momentos al rock y en otros a la tradición. Vuelve a los mandos de la producción Nacho Mur, grabando en los míticos estudios Gárate de Euskadi, pero ahora abre más su mirada para mostrarnos, con el desgarro vocal característico de Fercán, nuevos espacios en los que sus composiciones crezcan, bien desde la introspección que nos marca su guitarra, así como desde el ímpetu del rock o la pulsión con aires cercanos al blues. Contar con una banda completa sostiene unas canciones más maduras sin perder su intensidad característica, ya que no le falta esa cercanía que nos ha hecho sentir siempre su presencia como cantándonos al oído, algo que tampoco falta en estas "Postales perdidas". 

Han sido varias las canciones presentadas antes del lanzamiento del disco (como viene siendo habitual en estos tiempos), pero aún así éste se siente como un todo bien ensamblado donde además caben todos los matices que aportan los sedosos y presentes bajos de Rodrigo Valiente, los sutiles teclados y ambientes de Carlos Gil, el personalísimo estilo de la batería de Karlos Arancegui (muy interesantes aquí también sus percusiones) y las múltiples cuerdas de Nacho Mur, que ejerce de guitarrista además de productor. 

La colección se abre partiendo de donde nos habíamos quedado en "Canciones completas desde una casa vacía", ya que "Busco" es la canción más continuista de las aquí reunidas. En cuanto ésta termina, el espectro se abre y poco a poco nos vamos distanciando de sus referencias más inmediatas, aunque "Frío al verte" sigue conservando esa personalidad tan marcada por esa mandolina folkie introducida por Nacho Mur en anteriores entregas y tan resultona aquí, junto a una percusión tan minimalista como efectiva. 

"Postales perdidas" tiene mucha carretera. A lomos de esa autocaravana que, conducida por el propio Luis, nos ofrece estas postales hechas canción. Reflejo de lo aprendido en el camino, de lo rodado y disfrutado. Pero no son tan perdidas como bien halladas si descubrimos en ellas un espejo en el que mirarnos y confrontar nuestras vivencias con las del propio músico santiagués. Referencias a su Galicia natal, a sus paisajes y clima, que se convierten en las perfectas metáforas con las que desnudarse y hablar de sí mismo y de sus experiencias más íntimas, algo ejemplificado en "Ahí atrás (miedo en el mar)", muy bluesera y marinera. Se toma su tiempo para crecer e ir calándonos entre detalles de eléctrica sutil y un órgano que sostiene el derroche vocal de Fercán sin llegar a explotar, pero nos encanta por sonar fuera de los lugares comunes del gallego, aunque a la vez la sintamos tan familiar. "Hay algo en esa luz" se nos presenta ligera, abre sus recovecos con cuidado, mostrando matices que la agrandan entre suaves coros, unos toques jazzísticos en las guitarras y en la forma en la que se acaricia la batería y ese recurso del falsete con el que prueba nuevas sonoridades con su voz el propio Fercán. 

Con "Ese borracho", además de destilar confesiones a cada frase, nos hace levantarnos con su épica acústica, recordándonos a la banda de su productor, La M.O.D.A, o a la energía folkie de los anglosajones Mumford and Sons. "Una señal" presenta una gran profundidad marcada por el pulso de su bajo, que es tan íntimo como desgarrado, como casi todo lo que toca este músico, que va con todo en cada entrega, algo que también ocurre en "Temple bar", con esa cadencia de soul arrastrado en las estrofas saliéndose del guión, aunque en los estribillos se torna más pop, pero en ella lo que más destaca es su hammond y ese bajo tan presente que acuna a un Fercán más contenido y sugerente. 

"Rayas de cielo" es cruda y juega con la distorsión y los efectos casi electrónicos con los que también resulta ganador. Luis se mueve con comodidad y soltura en esta oda sombría que recuerda al cierre de su debut que también se salía de la norma del cantautor, aquella combativa "Incendio". Sin embargo aquí, el final del lote nos devuelve al cantautor más clásico y cercano, el que nos pone la piel de gallina con lo más básico, y así "Tu recuerdo (verde otoño)" nos deja exhaustos con la crudeza del leve rasgueo de una guitarra y una expresión vocal donde la contención vuelve a palparse cual pura emoción desmedida. 

Perderse en estas "Postales" es fácil y una vez más, como casi siempre que volvemos a las canciones de Luis Fercán, reconfortante. Con un estilo que ya es marca de la casa, volvemos a caer rendidos ante una propuesta cada vez más consolidada en nuestro panorama de la canción de autor. Fercán vino para dejar huella en este ámbito y ha conseguido no ser uno más y convertir sus historias en auténticas postales de nuestros momentos más personales, esos que aunque duelan nos acompañarán siempre y nos definen. Esperemos que el recorrido de estas nuevas canciones que hoy nacen para todos nosotros sea muy largo, cure heridas y nos arrastre, invitándonos a ser sus narradores y estrellas, subidos en esa autocaravana tan personal en la que Luis nos abre las puertas de par en par para formar parte de su particular paisaje.