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Israel Nash (+Marc Rockemberg), la majestuosidad de los paisajes sonoros


Sala Upload, Barcelona. Domingo, 25 de febrero del 2024.

Texto: Àlex Guimerà.

Fotografías:  Desi Estévez.

Las montañas o montes Ozarks se extienden entre distintos estados del "mid-west" de los Estados Unidos. Uno de ellos es Missouri, tierra natal del cantautor Israel Nash. Oriundo de esas tierras que podemos considerar como de la “América profunda”,  el músico ha querido rendir homenaje a sus orígenes con su último álbum “Orzaker” (2023) , un trabajo que transita entre las historias y los personajes de esos landes y que en su gira ha sabido transportar a nuestras ciudades en forma de canción.

En una sala Upload que últimamente nos está trayendo a la Ciudad Condal propuestas de alto voltaje rockero, el aperitivo de la velada estuvo a cargo de un apasionado Marc Rockemberg quien solo a la guitarra acústica supo defender con intensidad unos temas compuestos para banda, a pesar de que la presencia de los The Elephant Ears estaba anunciada en las promociones. Uno de los descubrimientos de los amigos de Rocksound quienes mantienen viva la llama del rock americano en nuestro país. Y es que si bien el barcelonés lo podríamos encuadrar más en el grunge o en el stoner, su set estuvo más cercano al sonido "americana" que a cualquier otro estilo.

Como la cita ineludible que suponía para los fans del género, el concierto principal estaba presentado ante un fondo con el águila y una canasta y balones de baloncesto que daban el punto yankee.  Con presencia de sus cuatro musicazos de apoyo entre los que destaca el guitarrista Curtis Roush y sus solos infinitos, el arranque fue demoledor con dos de sus mejores piezas de su nuevo disco como son “Don’ t Stop” con su aire de rock de radiofórmula y  el bonito medio-tiempo “Orzaker” con sus “laralalalás” tan pegadizos. 

De voz estratosférica, Israel cantó sin aparente esfuerzo, empuñando y atacando su espectacular Gretsch White Falcon, al son de sus virtuosos compañeros en un setlist que tuvo como protagonista el flamante elepé, de las que sonaron también “Roman Candle” y su riff a lo Tom Petty, una “Shadowland” coreada por la audiencia y la balada pluscuamperfecta “Pieces” presentada como una canción sobre las pérdidas de amores, de amistades o de seres queridos, sobre las conexiones entre las sombras y el sol.

Y es que Israel intercaló unos teatralizados discursos, potenciados por una tenue instrumentación de fondo, con los que buscaba traer al show la magia de la región de los ríos y los valles de Orzark, con las que tejer múltiples historias personales de esos lejanos territorios, las vibraciones que flotan en el aire y cierto misticismo que sólo la música es capaz de captar.

Otro disco que estuvo muy presente fue “Rain Plans” (2013), su tercer elepé y el que le puso en el punto de mira del panorama musical, pero también aparecieron otras gemas como esa pieza tan Eagles como es “Lucky Ones”, con un "acapella" espectacular, o una “Baltimore” que nos evoca al genio de Neil Young, claro referente de Nash

A destacar “Lost In America”, inspirada en un caso real y de temática antibelicista, que Nash cantó de forma íntima solo a la guitarra apoyado por el pedal slide de su compañero. O la descarga eléctrica pre-bises de “Mansions”, que nos hizo plantearnos si los que allí tocaban eran en realidad los Crazy Horse o la banda de Israel. Para los bises, la nueva “Firedance” con ese sonido "eigthies" que tan bien le sienta a la onda de los War On Drugs o del último Ryan Adams (antes de sacar cinco discos en un día). Y una alargada “Rain Plans” que podría haber firmado el autor de “Harvest” en plenos años setenta. Tras ella, los sonidos, la presencia y los espíritus ozarkers se fueron evaporando en medio de una noche de domingo que terminamos con una agradable y dulce sensación de melancolía.