“Desde las instituciones debería ofrecerse protección a quienes están dispuestos a mantener viva la música”
Decía el bueno de Ramón Tosas Fuentes, más conocido como Ivá, en boca del siempre carismático Makinavaja que “en un mundo podrido y sin ética, a las personas sensibles solo nos quedaba la estética”, una sentencia que puesta en boca del protagonista de aquella famosa tira a la que daba nombre puede resultar divertida, pero que, como siempre ocurría en el caso del historietista manresano, encerraba una peligrosa carga de verdad que sobrepasaba el más absoluto realismo.
Nos viene a la cabeza esta reflexión mientras pensamos en Nacho Sarria, protagonista de la entrevista conmemorativa de nuestro 15 aniversario esta semana; es el malagueño un tipo al que es fácil coger cariño, cercano en las distancias cortas, calmado y profundamente rockero. Desde joven tiene claro que se quiere dedicar a esto, posee presencia y talento para conseguirlo; sin embargo lo que más me gusta de él es valor con que está afrontando cada paso del camino, creyendo firmemente en sus convicciones, sin dejarse seducir por cantos de sirena, grabando canciones con aromas sesenteros y setenteros que poco a poco van ampliando su horizonte sonoro, ganando en seguridad y matices, algo que podrán comprobar ustedes cuando escuchen el inminente, “El Mundo es Cruel” (Pero creo en Él), del que daremos debida cuenta en estas páginas en próximas semanas; aumentando audiencia sin prisa pero sin pausa en el marco de una carrera a la que creemos aún le esperan muchos exitosos capítulos más.
Relacionamos a Ivá con Nacho porque pese a su juventud, parece cincelado en otros tiempos donde se creía en ciertos valores. Él tiene ética y hace de su estética bandera, empujando con fuerza por subirse al carro del rock sin traicionar a las canciones, esas grandes aliadas donde los buenos creadores vuelcan reflexiones, miedos y anhelos. Con su mirada de chico bueno y travieso, observa con franqueza al presente desde su Málaga natal, sabedor de que la oportunidad llegará más pronto que tarde, quién sabe, puede que quizás esté a la vuelta de la esquina y él lo sepa ya.
¿Qué valoración general harías de la actual situación del mundillo musical?
Nacho: Primero la parte buena. Noto que desde el mainstream hay gente dispuesta a tomar grandes riesgos y eso me esperanza. Creo que los creadores de otros géneros están siendo valientes, pero sinceramente desde el rock veo un inmovilismo que me aburre terriblemente. Falta tejido e infraestructura, las plataformas roban a mansalva, la prensa musical independiente ha casi desaparecido… Es complicado.
Siempre se ha hablado del directo como último refugio para mantener con vida a las bandas, ¿Crees que hay una red de salas y condiciones favorables a lo largo del Estado?
Nacho: Por la parte que me toca, creo que el Sur carece de un tejido suficiente como para que los grupos se mantengan en activo y crezcan con su directo. Los alquileres son altos y es difícil movilizar a una banda al completo y que salgan las cuentas. Desde las instituciones debería ofrecerse protección a quienes están dispuestos a mantener viva la música. Tristemente, si no se incentiva a programar, las bandas lo tienen complicado.
¿Cuál es el papel que en ese sentido crees que juega la proliferación de festivales?
Nacho: Son una ventana estupenda para dar a conocer tu música a un público más amplio, pero complica el circuito de salas. Nadie puede competir contra eso, y los recursos del público para asistir a conciertos es limitado. ¿Cómo vas a pagar veinte euros para ir a ver a una banda en una sala si por el doble ves a treinta en un festival? No me malinterpretes, creo que los festivales son geniales, pero no se debe descuidar el circuito pequeño.
Ahora que la venta de discos es irrisoria, las plataformas siguen robando a los creadores con porcentajes ínfimos por reproducción y en los festivales apenas se paga a los artistas más minoritarios, salvo honrosas excepciones. ¿Por dónde pasa la durabilidad de los proyectos y las carreras de larga duración?
Nacho: Si te soy sincero, estoy intentando averiguarlo. Hacen falta sellos que apuesten y que utilicen su músculo para sacar adelante una nueva forma de hacer las cosas. Es complicado, pero los hay. En mi caso, gracias a Dios, he dado con un equipo que está dispuesto a ayudarme a construir de cara al futuro.
A la hora de disfrutar de la música como oyente, ¿prefieres acercarte a los clásicos con los que te hiciste melómano/a o bien prefieres escuchar propuestas novedosas? ¿Por qué?
Nacho: Al final uno va quemando a los clásicos, necesito música nueva para estimularme. Pero me vale cualquier cosa que me emocione, desde un álbum que haya salido este año a otro de hace cuarenta que escuche por primera vez. Bebo de las dos opciones sin decantarme por ninguna en concreto.
Todo oyente tiene algún secreto no confesable de bandas y/o músicos que le emocionan y que no suelen estar bien vistas, ¿Cuáles serían los tuyos y por qué?
Nacho: La verdad es que no reniego de nada de lo que me gusta. Te prometo que estoy intentando pensar en algo, pero no me viene. Kiss, por ejemplo, tienen muy mala fama por haberse convertido en una máquina absurda de hacer dinero, pero si no hubiera escuchado sus discos de los setenta de niño, probablemente me dedicaría a otra cosa.
¿Cuál fue ese primer contacto con la música que te empujó a dedicarte a ella?
Nacho: El skate. Descubrí la música en un videojuego, el Tony Hawk Underground. Desde entonces lo tuve claro.
Cita cinco nombres básicos en tu reproductor en los últimos meses.
Nacho: La Trinidad, Wings, Jonathan Wilson, Charly García y Angel Olsen.
¿Qué artistas malditos, minoritarios o relativamente novedosos nos recomendarías encarecidamente no perder de vista?
Nacho: Voy a tirar de mi tierra y a nombrar a un buen puñado de amigos. Elemento Deserto, Riverboy, Lord Malvo o Manola son proyectos que me flipan.
Sarria es un proyecto que está creciendo mucho en los últimos tiempos, afincado en tu Málaga natal, una ciudad que está creciendo en cuanto a bandas importantes e infraestructuras. ¿Es más complicado a día de hoy tener un proyecto asentado alejado de los focos mediáticos de Madrid, Barcelona, Sevilla o Bilbao?
Nacho: Es complicado porque tienes que hacer muchos kilómetros para llegar a destino. Pero para mí vivir en mi Málaga natal aporta sólo ventajas. Aquí soy feliz, me siento en mi hábitat, vivo tranquilo y tengo una banda estupenda. No encontré nada de eso cuando me fui a vivir a Madrid.
Sabemos que fruto de tu participación en bandas de vocación internacional como Los Labios has podido girar a nivel internacional. ¿Qué diferencias percibes entre la estructura del “mundillo musical” en Estados Unidos y en nuestro país?
Nacho: Allí hay un tejido real, con una infraestructura sólida y se respeta la profesión.
¿Cuál es el primer recuerdo que tienes de nuestra revista digital?
Nacho: ¡A Tali Carreto hablándome de vosotros!
¿Qué valoración haces de nuestra evolución como web asentada dentro de la oferta de prensa musical, nacional y gratuita?
Nacho: Como os conozco de hace un par de años, no he visto la evolución con perspectiva, lo que sí puedo decir es que sois valientes por llevar quince años luchando con vuestros valores. Chapó.
¿Qué es lo que más te gusta de El Giradiscos? ¿Y lo que más te irrita?
Nacho: Que estáis dispuestos a apostar por lo nuevo ya dar un espacio a quienes más lo necesitan. No me irrita nada, ¿cómo me iba a irritar?
Espacio libre para una felicitación, crítica o lo que venga en gana…
Nacho: Felicidades por vuestro trabajo y nos vemos en Málaga. Gracias como siempre por contar conmigo. ¡Hasta pronto!