Fotografía: Ariel Valeri.
Natalia Brovedanni es una de esas mujeres de nuestra industria que sabe de sobra de qué va la historia. Apasionada de la música por los cuatro costados desde la tierna infancia allá en su Argentina natal, actualmente compagina las labores como guitarrista en los siempre reivindicables Chaqueta de Chándal con el trabajo que desarrolla en Primavera Labels, donde día a día cuida de las andanzas de nombres mayúsculos de nuestro panorama como los de Christina Rosenvinge o Derby Motoreta´s Burrito Kachimba.
A Natalia la conocemos desde hace muchos años, cuando se encargaba de hacer las promociones para Aloud Music, al tiempo que militaba en una banda llamada Santa Rita, haciéndose también cargo de las seis cuerdas; siempre cercana, divertida y amable, trabajar con ella durante tanto tiempo ha sido un gusto por lo que no se nos ocurría mejor forma de reivindicar su forma de hacer las cosas que invitándole a nuestro 15 aniversario. No lo dudó ni un segundo y se volcó ante nuestras preguntas como solo puedo hacerlo alguien que sabe de sobra el terreno que pisa.
¿Qué valoración general harías de la actual situación del “mundillo” musical?
Natalia: El mundo musical atraviesa infinidad de cambios. Algunos más paulatinos, como la incorporación de diferentes formas de consumo, y otros más disruptivos e inquietantes como el debate sobre la remuneración que dan las plataformas digitales a los artistas. En cualquier caso, si se habla del directo, el futuro no es muy halagüeño: parece haber una sobreoferta de directos y un público que ya no siempre se anima a descubrir nuevos artistas. Creo que lo que más sufre es el underground, aunque creo que allí nunca dejarán de pasar cosas.
Siempre se ha hablado del directo como último refugio para mantener con vida a las bandas. ¿Crees que hay una red de salas y condiciones favorables a lo largo del Estado?
Natalia: Sí, creo que hay una red de salas y sobre las condiciones… no sé. Las salas han hecho muchos esfuerzos estos últimos años y a veces se les exige cubrir unas condiciones que deberían, en mi opinión, ser cosa del Estado. Si una banda es emergente y vende 10 tickets en Zaragoza, ¿es la sala culpable y ha de asumir los costes aunque no le salga rentable abrir ese día o deberíamos disponer de políticas culturales que impulsen, apoyen y protejan la red de salas?
¿Cuál es el papel que en ese sentido crees que juega la proliferación de festivales?
Natalia: A mí me gustan los festivales. Creo que en su variedad también está la diversión, los hay de todo tipo: autogestionados, mainstream, indies, etc. Creo que cumplen el dar oportunidad a nuevas propuestas, ayudar a visibilizar bandas que en otras condiciones no vendrían a tocar, disponen -muchas veces- de un sonido y estructura en condiciones y permiten que los artistas compartan en colectivo con más artistas la experiencia. En cualquier caso, nunca pensé que “mucho es mejor”. Hay una línea de festivales que solo son copias de otros y eso nunca puede ser bueno.
Ahora que la venta de discos es irrisoria, las plataformas siguen robando a los creadores con porcentajes ínfimos por reproducción y en los festivales apenas se paga a los artistas más minoritarios, salvo honrosas excepciones.
¿Por dónde pasa la durabilidad de los proyectos y las carreras de larga duración?
Natalia: Todo tiene que ver con el objetivo que tengas como artista. Creo que la clave está en seguir tocando, conquistando espacios pequeños, sin pretensiones grandilocuentes, con un trabajo minucioso, dedicado, con afecto hacia las canciones y hacia el público. La durabilidad de los proyectos depende de las ganas que tengas de seguir compartiendo con tu banda, en intentar que no te salga a pagar y en no pensar que si no tocas acá o allá no estás “triunfando”. Las carreras de larga duración se hacen a base de muchas ganas, primero, después viene si puedes vivir solo de ello o no.
A la hora de disfrutar de la música como oyente, ¿prefieres acercarte a los clásicos con los que te hiciste melómano/a o bien prefieres escuchar propuestas novedosas? ¿Por qué?
Natalia: No me considero una melómana, soy más bien una consumidora medio pelo (risas). Me gusta volver a los clásicos siempre porque me recuerdan qué significa escuchar un disco entero. Con lo nuevo suele pasarme que me contagio con el consumo actual y voy deprisa, saltando de tema en tema como si estuviera corriendo una maratón. Pero no me cierro a nada.
Todo oyente tiene algún secreto no confesable de bandas y/o músicos que le emocionan y que no suelen estar bien vistas, ¿Cuáles serían los tuyos y por qué?
Natalia: Emocionar, emocionar… hoy en día no lo hace, pero con 10 años era muy fan de Luis Miguel, me sabía todos los temas y los cantaba a grito pelado entre peluches y coches de juguete. Ahora que repaso sus letras me parece un horror el grado de machismo y sumisión de su lírica.
¿Cuál fue ese primer contacto con la música que te empujó a dedicarte a ella?
Natalia: Cuando tenía unos 19 años y estudiaba periodismo en La Plata, Buenos Aires, Argentina, hacíamos un fanzine/revista que se llama “NO!SE” y el slogan era “el suplemento sin diario”. Simulaba ser parte de un periódico, abandonado a su suerte. Escribíamos sobre música nacional e internacional, hacíamos entrevistas, organizábamos fiestas con las que costeábamos la impresión, etc. Mucha autogestión y ganas. Hace poco me enteré que este año unos alumnos de la universidad hicieron una tesis sobre la importancia de esta publicación en la ciudad. En 2002 tuvimos de portada a El Mató a un policía motorizado, por ejemplo. Daban sus primeros pasos en aquel entonces… Después vino hacer radio, etc. Seguro que tuvo que ver que me junté con la gente que me junté porque en verdad hasta entonces había estudiado teatro.
Cita cinco nombres básicos en tu reproductor en los últimos meses.
Natalia: Panda Bear & Sonic Boom, Vanishing Twin, Sweeping Promises, Bar Italia y Fugazi.
¿Qué artistas malditos, minoritarios o relativamente novedosos nos recomendarías encarecidamente no perder de vista?
Natalia: HEAL, Bestia Bebé, Mariana Ingold, Doble Capa, Les Salvatges… buah y muchísimos más.
Tocas en Chaqueta de Chándal y trabajas para Primavera Labels. ¿En cuál de las dos facetas disfrutas más? ¿Cómo de complicada es la vorágine de preparar un festival u organizar una gira con/para una banda?
Natalia: Son facetas muy diferentes, no comparables. Con la banda disfruto infinito, son mis amigos, hago lo que quiero y como quiero. En Primavera Labels me siento reconocida y cuidada por mis compañeros y también por la empresa: no me quejo en absoluto. Pero no deja de ser un trabajo, levantarse cada mañana, coger la moto, etc. Una no siempre tiene ganas de trabajar. (Risas)
¿Qué es lo que más disfrutas dentro de tu profesión?
Natalia: Ver cómo las cosas se ponen en su lugar. Me encanta compartir, por ejemplo, con los Derby Motoreta’s sus logros año a año, verlos crecer y aprender cada día. O estar al lado de Christina Rosenvinge, todo un icono y un referente, con muchas cosas que contar. Es interesantísimo charlar con ella. También con Núria Graham, alguien con un talento descomunal que va conquistando parcelas poco a poco… Lo mismo con mis compañeres de sello. Con ellos me gané la lotería, les quiero mucho.
¿Cuál es el primer recuerdo que tienes de nuestra revista digital?
Natalia: Ahora recuerdo una reseña del disco “Gargoyle” de Mark Lanegan Band. No sé quién la escribía, pero me encantaba dar vueltas a esas canciones y de vez en cuando buscaba qué se decía de él en la red.
¿Qué valoración haces de nuestra evolución como web asentada dentro de la oferta de prensa musical, nacional y gratuita? ¿Qué es lo que más te gusta de El Giradiscos? ¿Y lo que más te irrita?
Natalia: Me gusta la constancia y el mimo con que procuráis tratar al mundillo en el que nos movemos. Puede entrar una entrevista a Medalla como también un repaso de la discografía de Richard Hawley, un abanico amplio de atención. ¿Irritar? Nada en especial creo yo.
Espacio libre para una felicitación, crítica o lo que venga en gana…
Natalia: Espero que sigáis muchos años más con la misma energía y entrega que hasta ahora. El trabajo de medios como el vuestro hace mejor este mundo. De eso no tengo dudas.