Por: Àlex Guimerà
Este año se cumplen 40 años del disco de debut de esta banda de
culto del rock americano que supo adentrarse en la generación
post-punk y capturar muchas de las esencias adolescentes de la época.
Y qué mejor modo para celebrarlo que con la publicación de una
reedición Deluxe con material extra que añade "Caras B"", Demos" o
tomas alternativas de sus canciones y versiones en directo grabadas
en su época entre 1981 y 1983; todo bajo un formato de doble CD y triple vinilo.
Pero vayamos por partes.
Los Violent Femmes
con su primer disco supieron tomar el impulso "underground" de sus
inmediatos antecesores y recuperar el folk de raíces a través de
unas canciones rompedoras que fueron auténticas píldoras del sentir "teenager" del momento, y a su manera abrieron el camino del rock
independiente "yankee" que marcaría las prolíferas décadas de los
ochenta y sobre todo de los noventa.
Musicalmente su
principal mérito fue aunar la contundencia e inmediatez del punk, tan
en boga en la época, a la acústica y al romanticismo melancólico
del folk -Bob Dylan y Hank Williams se encontraban entre los músicos
favoritos de la formación -. Aunque la perfecta mezcla que supieron
encontrar entre tan antagónicas formas dejó también espacios para el rockabilly y
el surf de finales de los cincuenta y de principios de los sesenta. Igualmente abrió posibilidades para
la crudeza psicodélica de la Velvet Underground, referente siempre
atribuido al trío.
La historia de los Violent Femmes -su
nombre es un mote del argot local empleado para designar a los necios- arranca cuando dos veinteañeros, Brian Ritchie (bajo) y Victor
DeLorenzo (percusión), empezaron a tocar en pequeños locales y por
las calles de su ciudad natal Milwakee, hasta que conocieron a un
enclenque chico de 17 años hijo de un pastor baptista de nombre
Gordon Gano (guitarra y voz) al que unieron cuando escucharon sus
composiciones. Unas composiciones que había empezado a escribir a
los catorce años y que acabarían formando el grueso de este álbum.
Por eso en ellas se reflejan tan bien la impulsividad, las
inseguridades y lo iluso de los quinceañeros.
El flamante
trío siguió actuando de modo improvisado hasta que una noche de
verano de 1981, James Honeyman-Scott (fundador y guitarrista de The
Pretenders) se encandiló de ellos al verlos tocar delante del
Oriental Theatre donde la ya consagrada formación inglesa iba a dar
un concierto. Puesto de acuerdo con Chrissie Hynde invitaron a los
tres músicos amateurs para que les telonearan, algo que sería
decisivo en su porvenir.
Pero para el arranque definitivo
hicieron falta, además de diez mil dólares prestados por el padre de
DeLorenzo, que ficharan por unos míseros 50 dólares por un sello
independiente llamado Slash Records. El resultado, poco más de media
hora de rock vibrante de nueva generación enmarcado en una portada
que mostraba una cándida y descalza niña espiando a través de una
vetusta puerta.
El disco galopa al trote de clásicos
incansables, como su mayor éxito de siempre “Blister In The Sun”,
toda una oda al onanismo sexual, no sólo por la letra en si sino por
el cantar que discurre entre gemidos y susurros que rozan lo grosero; “Gone Daddy Gone”, con sus tintes de clásico imperecedero,
seguramente por su inmejorable uso del xilófono o quizás por su
perfecta composición en la que intervino el bluesman Willie Dixon.
Simplemente fabulosa. También “Kiss Off”, otra de las
recurrentes del disco, con su lírica ambigua y oscura, y su
estructura country de ritmo descontrolado. De los aires
del campo también vive la lenta “Please Don' t Go” que incluye
un falsete que reza “bye bye” en que Gano roza la autoparodia,
algo que contrasta con su deprimente letra. “Confessions”, por su parte, es
un perfecto cruce entre Dylan y la Velvet aunque hay algo de Patti
Smith. Por no hablar de la guitarra surf a lo Dick Dale. La
autora del “Horses” también está presente en la voz inicial a
capela de Gano en “Add It Up”, justo antes de la desmelenada
percusión, la monumental interpretación vocal y unas finales
guitarras ¿¿eléctricas?? La temática vuelve ser la sexualidad
juvenil.
No queremos ignorar la rítmica “Prove My Love”, con sus coros "sixties", ni la electrificada y descontrolada “Promise”
o la balada criminal “To The Kill” de enmarañado bajo
juguetón. Y como perfecto final a tan sublime “opera
prima”, “Good Feelling”, que suena como una versión barroca de
Lou Reed. Desgarradora y deprimente pero a su vez delicada y
emotiva.
Coetáneos de una generación etiquetada en
España como “El Nuevo Rock Americano” entre los que se
encontraban REM, Los Lobos o The Feelies, los de Wisconsin siempre
han sido considerados abanderados del inicio del rock alternativo
entendido este como movimiento cultural que huye del mercantilismo y
sus imposiciones para abarcar unas vías de difusión mucho más
flexibles y permisivas.
Prueba de ello es que estas
primeras canciones de los Femmes, aun alcanzando una notoriedad nada
despreciable, no fueron las que coparon las ondas de las radios
nacionales de su momento. A pesar de ello supieron calar en muchas de
las grandes bandas que irían surgiendo en aquellos años -Camper
Van Bethoven, Orange Juicie, Pixies, Pogues (de rabiosa actualidad
por el fallecimiento de Shane MacGowan ) y han sido a lo
largo de los años un claro referente de cómo la ausencia de
ataduras e imposiciones externas favorece la creatividad y la
innovación artística.
Para la reedición
del disco en Compac Disc se añadieron en su día dos temas más que
continuaban con la tónica adolescente como son la despiadada “Ugly”
y la temeraria “Gimme The Car”. Ambos temas no
faltan en la flamante y generosa reedición del cuarenta aniversario,
en donde destacan nueve demos de las canciones que acabaron en el
álbum a excepción del blues lo-fi y desgarrador "Waiting For
The Bus" (incluida en la compilación "Ad It Up", de
1993). Demos que ya fueron incluidas en la edición del veinte
cumpleaños del disco y que suenan algo más desnudas y menos
trabajadas pero que dan fe de la espontaneidad y energía del combo.
Lo mismo que sucede con el numeroso material en directo que se
incluye y que proceden de los conciertos de 12 de septiembre de 1981 en
el Beneath It All Café (Milwaukee); del 8 de diciembre de 1981 en el
Jazz Gallery (Milwakee) y del 26 de enero de 1983 en el Folk City (New
York). Pistas en las que aparecen versiones en vivo de canciones del
álbum pero igualmente de temas procedentes de discos venideros como
"Special", "Country Death Song", "Never
Tell, junto a descartes del debut como "Break Song",
"Her Television" o "In Style ". Unas canciones
que demuestran el ímpetu y el talento de esta jovencísima banda que
el tiempo ha encumbrado como a una de las pioneras del indie y con un
disco debut que, mire cómo se mire, una auténtica obra de arte.