Ryan Adams: Inicio de año pentagonal

 
Por: Álex Guimerá

Si no voy errado, desde el año 2020 tengo contados hasta nueve publicaciones de estudio editadas por el de Carolina del Norte, bien es cierto también que tres de esos nuevos elepés se trataron de álbumes de versiones íntegras de otros discos: “Nebraska”, de Bruce Springsteen , “Blood On The Tracks”, de Bob Dylan y "Morning Glory", de los Oasis. El resto de las grabaciones, hasta seis, fueron colecciones de canciones propias, que pese a su proliferación mantuvieron cierto tono y calidad. Una auténtica barbaridad teniendo en cuenta que el tipo en cuestión no ha dejado de ofrecer conciertos a lo largo de este tiempo, aunque desde abril de 2023 no ha vuelto de gira ya que, según comunicó, padece la enfermedad de meniere que afecta a sus oídos.

Dicha locura productiva ha llegado hasta límites inéditos hasta la fecha, ya que coincidiendo con la entrada del año nuevo puso a disposición del público a través de plataformas y el mercado físico -bajo su sello PAXAM- la friolera de hasta cinco discos nuevos, cuatro de estudio y un directo, algo que a los seguidores del músico se nos antoja de compleja digestión, pues hablamos de 77 canciones nuevas. Por ello, merece que vayamos por partes y nos pongamos a analizar uno por uno cada uno de los flamantes álbumes que hemos tenido que degustar con poco tiempo.

"1985"

Justo hace diez años Ryan Adams publicó un sorprendente EP o LP de 11 temas de poco menos de quince minutos de duración. Un álbum cargado de energía guitarrera, mala leche y que mostraba una nueva faceta del músico que, francamente, se le daba bien.

El disco lo llamó "1984" en honor a la época del rock independiente americano de los Replacements y de los Hüsker Dü, a los que hacía justicia con su tono punk y hardorde omnipresente en los pastillazos de menos de dos minutos que lo componían. Siguiendo la estela de aquel, nos llega éste "1985" en el que los fogonazos rock llegan hasta los 29 - otro de los excesos del de Jacksonville - .

El disco muestra esa otra faceta que también se le da de fábula al rockero y es la de punkarra- hardcoriano, unos territorios de rock duro que comenzó con el lejano "Rock' n Roll" (2003) con el que se alejaba de la Americana. Con su voz desgarrada y la guitarra sucia e impulsiva, la catarsis es patente en este vendaval de rabia, conformado por títulos como "Lose Control", "You Are My Enemy", "Rat Face", "Mid-Life Crisis" o "What The Fuck". Unas canciones que van enlazadas una tras otra en los escasos 35 minutos que dura el disco y que, si bien las referencias son los grupos antes mencionados, los temas resultan menos melódicos que los de aquellos, más viscerales, inmediatos y menos trabajados.

 Con la breve "Down The Drain" la mala leche da tregua en una fugaz e íntima balada, antesala de uno de los mejores temas del álbum "Bag Of Trash", de gran riff y órgano de apoyo. Contraste con ejercicios irreverentes de salvajismo ("Strait Edge Book Store" y "Punch em In The Nuts"), descargas eléctricas de virilidad ("Lucy"), Indie Punk ("Panic In The Night"), homenajes velados a Dinosaur Jr ("How To Belong") y un largo etcétera de pura mugredumbre.

"1985" es seguramente la gran sorpresa del paquete y la enésima muestra del talento que atesora Ryan con su capacidad de mutar hacia terrenos sonoros ajenos, que como es el caso, no le sientan nada mal.

"Heatwave"

Menos salvaje que "1985" pero bastante cañero llega "Heatwave", con esa portada en la que se ve al propio rockero dentro de una cabina telefónica. Un disco al que podríamos llegar a catalogar como indie rock de los noventa si es que merece la pena poner etiquetas a las expresiones artísticas. Con riffs embrutecidos, producción lo-fi, sonidos distorsionados y mucha libertad creativa, "Heatwave" nos remite hacia el rock de esa época irrepetible. Si bien la inicial "Lies" hubiera encajado perfectamente en "1985", con "Blue Canoe" nos ofrece Garage Rock de los sesenta, en "Mercy" nos recuerda a los primeros y menos artificiales U2 y en "Why" nos regala una guitarra realmente muy pegadiza. Hay mucho más para escoger en el elepé: la voz lejana de "Supernatural" , el rock sureño, algo aletargado eso sí, de "Angel" (¿Black Crowes?), rock industrial en "Walls" o los ritmos psicodélicos y el teclado retro de "I' m Insane (Again)".

Podríamos afirmar que el nexo de unión del disco puede ser su aurea algo deprimente e incluso angustiosa, muestra de ello la tenemos en su parte final con el logrado medio-tiempo "Already Gone" y con la claustrofóbica "5th Avenue". Otro disco coherente y efectivo.

"Star Sign"

Cambio de tercio en este álbum, para el que Ryan Adams se relaja y nos ofrece su cara más sosegada a base de baladas con predominio de las guitarras acústicas y los slides, arreglos de piano y cuerdas e incluso harmónicas. Esa cara del rockero que tan bien conocemos y que tanto hemos podido gozar en el pasado en discos como "Ashes & Fire" (2011) o "Love Is Hell" (2004). Un trabajo que además llega muy bien producido, con una voz que suena nítida y cercana, y unos instrumentos trabajados. Con un sentimiento que se desprende en cada uno de los diez cortes que lo componen.

Para empezar tenemos la soul "Self Defense", en donde Ryan se muestra esplendoroso vocalmente, pero también en "Star Sign" cuando tira de falsetes. En "So Lost" se desnuda instrumentalmente para acompañar sus lamentos con una acústica y unos latidos de tambor, y en "Be Wrong" hace de la simpleza belleza.

La frágil "Darkness" es muy "springstiniana", con su final lacrimoso a base de violines y falsete, mientras que el country-rock aparece de la mano de "Shinin' Trough The Dark" y "Tomorrow Never Comes". El disco queda bien cerrado con la balada al piano "I Lost My Place" y la creciente y épica "Stay Alive". Aunque de todas escojo la bucólica "Speeding Car" pues tiene todo lo que me gusta: estribillo bonito, ritmos pegadizos, pianos preciosos y violines de fondo.

De nuevo la maestría del bardo en musicalizar las pasiones personales queda patente en este "Star Sign" que si bien no es un trabajo novedoso, trae buenas canciones y consigue atraparnos.

"Sword & Stone"

¿Es "Sword & Stone" el disco más Ryan Adams de la extensa entrega? Quizás sí, o al menos resulta muy "inCardinable" (valga el juego de palabras) con lo que nos tenía habituados a lo largo de la última década. Un disco de pop-rock muy a la onda de "Ryan Adams" (2014), "Prisioners" (2017) y de algunos de los múltiples discos que les siguieron. AOR y rock americano de los ochenta de radiofórmula. Buen trabajo en estudio, sonido compacto, luminosidad y energía pop junto con contundentes y bailables ritmos. Ejemplos de lo anterior tenemos muchos: la que titula el disco que podría haber sido perfectamente un hit hace cuarenta años, o la guitarra rítmica de "I Was Here", digna del Tom Petty ochentero, la calmada "Never Run" y el fantasma del "Boss" flotando por allí, los arpegios de "Nuclear War" y "I' ll Wait", el romanticismo de "Friday Night NYC" o el tremendismo de "I Can See The Light". Mención especial a la formidable "Manhatan In The Rain", templada y melancólica, nos recuerda por qué nos enamoramos de la música de este controvertido rockero allá por el año 2000.

Seguramente "Sword & Stone" es lo que habríamos esperado de Ryan para este año, como única entrega, siguiendo cierta estela artística y profundizando por esos senderos del rock americano que tan bien le vienen sentando desde que abrió la veda con su homónimo álbum de justo hace una década.

"Prisioners (Live)"

De las cinco entregas nuevas, éste es el único disco que no es de estudio propiamente. Nos explicamos, de hecho se trata de un compilado en directo de las doce canciones y en el orden del álbum de "Prisioner" de 2017, un elepé que dio lugar ese año a la gira "Prisioner Tour" que venía acompañado con banda. Aunque para la ocasión este directo recoge los temas de aquel álbum de inflexión pero en formato acústico con Ryan Adams solo con la guitarra. Sobre ello, su teclista el "Cardigan" Daniel Clarke ha ido añadiendo en estudio teclados y efectos sonoros (solos de saxofón incluidos) para completar el álbum.

Con los temas ya conocidos sonando el disco bajo los aplausos del público, a pesar de ser algo "artificial", se deja escuchar la mar de bien, pues el giro que le da en directo y las intensas interpretaciones vocales dan sentido a unas canciones del "Prisioner" que ya eran buenas de por sí.

No vamos a hacer ningún ranking de los cinco discos, del mejor al peor o viceversa, simplemente nos limitaremos a afirmar que nos han gustado todos sin excepción, que como buena comida de navidad abundante nos puede empachar, lo no significa para nada que la comida sea mala. Aquí, en este banquete de música con el que Ryan nos ha abierto el curso discográfico, nos sirve buena música en abundancia, que de golpe puede resultar difícil de digerir. Meses tendremos para ello en este recién estrenado 2024.

https://ryanadams.bandcamp.com/