Por: Javier González
Fotografías: Edu Pumares
Niña Polaca son el grupo del momento dentro del pop-rock nacional, así de claro. Habrá bandas con mayor repercusión y capaces de llenar aforos más grandes, pero seamos francos, las canciones que ellos firman son más directas, personales, reconocibles y sobre todo son las que calan con mayor facilidad en el público; quizá sea porque están escritas desde la sinceridad, por personas normales en un lenguaje sencillo y efectivo, no exento de quiebros épicos, localizables en sus referencias y con un punto melodramático que les sienta como anillo al dedo. O quizás no, qué más da. El hecho es que ahora mismo a demasiada gente nos parecen de lo mejorcito del panorama.
Sea por una cuestión u otra, la realidad es que tienen al público a sus pies, la crítica se ha rendido ante su propuesta y van coleccionando “sold outs” cada noche. No sabemos cuál será el techo del grupo, poco importa, ya que lo que realmente nadie podrá arrebatarles es la comunión que han conseguido lograr entre el discurso que lanzan y una audiencia que sumida en la treintena, o camino de ella, ha encontrado en sus canciones la banda sonora ideal para este momento exacto de sus vidas, algo que solamente los más grandes son capaces de conseguir.
Encantados ante lo que proponen en “Que Adoren tus Huesos”, nos ponemos en contacto con Surma para hablar de este momento, único e inmensamente dulce, que vive la formación. Cansado, volviendo en tren del enésimo bolo, nos atiende en un vagón que juega con la cobertura una y otra vez. Se le nota feliz, afable y cercano, diríamos que a gusto a lo largo de la entrevista, donde nos desvela el sentir de la gran banda del momento en nuestro panorama.
Acabáis de publicar “Que Adoren tus Huesos”, vuestro tercer trabajo tras “De la Línea diez al Sol” y “Asumiré la Muerte de Mufasa”. ¿Cómo habéis afrontado en el seno de la banda? ¿Sentíais una mayor responsabilidad que en anteriores álbumes?
Surma: Sí, al final siempre tienes una carga. Cuando vas a presentar un disco, un trabajo, un proyecto fin de grado, algo que sea determinante en un período concreto ocurre. Para mí poder empezar a trabajar con Rubén y Clau ha sido una puta locura, son dos musicazos increíbles, gracias a ellos hemos podido hacer un montón de cosas musicales nuevas, porque antes estábamos más limitados. Sumando al cambio de vida que fue “Asumiré la muerte de Mufasa”, donde comenzamos a girar sin parar, dar vueltas, viendo que a la gente le llegaba lo que hacíamos y querer darles más. Queríamos hacerlo más grande y bonito, intentar llegar a más y hacerlo mejor cada vez.
¿Quién tenía más ganas de que viera la luz el nuevo material vosotros o todo vuestro público talibán?
Surma: Como banda teníamos muchas ganas, teníamos orgullo de lo que habíamos hecho. Estábamos muy satisfechos. Había ganas de contarlo, son canciones muy reales y que cuentan mucha historia. Y creo que la gente tenía ganas de más. Quizás habría que preguntárselo a la gente. Por nuestra parte había ganas de tocar canciones nuevas y ver cómo caían en el público. Es bonito ver cómo algo que es tuyo pasa a ser de mucha gente.
“Este disco está hecho con una intención artística más fuerte”
Siempre se decía que el segundo álbum era el de confirmación, pero en vuestro caso lo traería hasta el tercero. ¿Podemos afirmar que este disco supone la consagración de Niña Polaca?
Surma: El segundo, “Asumiré la Muerte de Mufasa”, lo veo como el primero que hicimos como disco. Fue sentarnos y hacerlo. En el primero, realmente, no fui muy consciente de que lo era, es más una recopilación de singles. A nivel de banda este es el trabajo más preparado y hecho, con una intención artística más fuerte. Ya tenemos una experiencia de hacer canciones, cómo contar las cosas. La introducción del teclado ha sido una locura ya que da la posibilidad de envolver los temas es un lazo más bonito.
¿Cómo definirías tú las canciones de la banda?
Surma: Después lo que escribiste en la reseña no sé si me atrevo a darte una definición. Son historias contadas de la forma más bonita que hemos podido. Intentamos darlas un toque melodramático y autobiográficas para que envuelvan. Pienso en algo similar a un cuadro, tienes la historia y vas añadiendo detalles alrededor.
“Veo mucha música muy impostada”
Temazos como “Los Días Malos”, “Dolores Rayo”, “Mucho Tiempo Contigo”, con ese toque de madrileñismo y un cada vez mayor valencianismo. ¿Sois los cronistas oficiales de los males de la generación de la treintena en nuestro reino?
Surma: Ojalá nos piensen como tal. Al final cuento un poco lo que me pasa a mí, cómo soy y lo que siento. Estos años me ha tocado estar en Valencia y Madrid, por lo que lo traslado a las canciones. Si me plantara en Barcelona hablaría de Las Ramblas. Mis letras vienen de la vida, no tiene sentido impostar lo que te pasa. Creo que tiene más sentido plasmar lo que me pasa, todo vivimos vidas relativamente paralelas. No voy a vender que estoy metiéndome cocaína en un backstage cuando lo que hago es tomarme una cerveza con mis amigos. Veo mucha música muy impostada con exaltación de la fiesta. Soy una persona muy tranquila y es lo que busco trasladar a las canciones.
No puedo evitar preguntaros por “Dolores Rayo”, “Nombre de la expectativa, tan elegante y tan fina, ojalá haberte guardado en mi casa todo el año”. ¿Sois los nuevos putos Gabinete Caligari en vertiente pop-rock?
Surma: Es mucho decir, pero me encanta (Risas). Es la primera canción que escribí del disco en el verano de 2021, me separé de mi chica por cuestiones laborales y la echaba de menos. Se me ocurrió el nombre de “Dolores Rayo”, no sé de dónde salió, pero lo veía con mucha fuerza. Básicamente era la forma de cantar que echaba de menos a mi novia. Esa canción tiene partes muy bonitas. Me alegra mucho que nos pongas a la altura de Gabinete Caligari, toda una referencia de nuestra música.
¿Qué leéis para tener tal caudal de frases sencillas e ingeniosas?
Surma: Mi madre es filóloga, he leído toda la vida muchísimo, entiendo que puede venir por ahí. Son referencias que vienen sin pensar. Es un bagaje que he tenido desde pequeño y me permite escribir. Hubiera sido escritor si hubiera podido, estoy en la música solo por escribir, me parece tan divertido y estimulante a nivel mental. En mi casa se ha leído toda la vida y me encanta el ejercicio de escribir. Cojo la letra, la rehago, trato que cuadre la métrica.
En el disco se ve una clara diferenciación entre la primera parte y la segunda, donde todo es más desenfadada.
Surma: Queríamos reflejar la transición de dónde venimos y hacia dónde vamos. La primera parte quedó más pop y la segunda fue culpa del jefe de la zurra a la guitarra que es nuestro productor Carlos Hernández. Ahí están “Alfredo el Canallita”, “Pollo Frito” y “Perdí los Galeones”. Queríamos mantener la esencia del garaje de la que venimos, las guitarras sucias y los baretos con cuatro canciones que fueran más sucias y gritonas, manteniendo la caña para que el disco tuviera dinamismo.
“Este año está siendo muy bonito a nivel interno, nos estamos cohesionando mucho, sabiendo llevarnos y querernos más”
Personalmente tengo claro que sois la gran sensación del pop-rock nacional. ¿Cómo se os queda el cuerpo ante tal afirmación?
Surma: Es muy bonito. Somos una familia, tenemos altibajos, hay peleas. Pasamos mucho tiempo juntos. Es un proceso súper bonito. A veces pienso que dentro de diez años recordaremos lo ocurrido y será una locura hacerlo. Con Rubén me llevo desde los once años, con Beto ya hace diez años… Somos un matrimonio a cinco. Este año está siendo muy bonito a nivel interno, nos estamos cohesionando mucho, sabiendo llevarnos y querernos más. Lo estoy viendo como algo muy bonito.
¿Qué sentís al comprobar el enorme poso que estáis dejando en toda una generación?
Surma: Siempre digo que lo que quería conseguir con la música, que era pasarlo bien, lo conseguí hace cinco años en una Wurlitzer. Todo lo que en mi cabeza había pensado que podía conseguir ocurrió aquel día. Fue un bolo muy loco, con 160 personas, matándose. Me di con un canto en los dientes. Hacemos las cosas lo mejor posible y de la forma más bonita. En mi día a día soy abogado, todo lo que viene es un regalo de la vida. Tener la oportunidad de tocar en “La Riviera” donde he visto a gente que me gustaba desde pequeño y haber hecho el Ochoymedio, que era el sitio donde me mamaba en la universidad para ver a gente que me flipaba. Estoy completamente satisfecho, no me centro en las redes ni en lo que hacen otras bandas.
Con pocas semanas de diferencia habéis dejado sin entradas dos noches en “La Riviera”. Más allá de eso. ¿Desde cuándo es una banda cómo vosotros rentable?
Surma: Niña Polaca fue rentable el año pasado. De cinco trabajamos dos. Y lo hacemos porque nos gusta. Me gusta mi trabajo y no lo quiero perder. Hay una precariedad terrible en la música. Hay una relación precio-hora de curro es dramático. Hay que ser muy grande para vivir dignamente de esto.
¿De qué forma logras compaginar dos agendas que imagino estarán repletas?
Surma: Me he acostumbrado a ser nómada. Además, tengo mucho teletrabajo y me puedo organizar. Estoy cansado y agotado, la verdad. Me paso meses sin un día descanso. La verdad es que soy joven, ya me cansaré dentro de cinco y diez años. Si tengo que sacrificar dormir los domingos, lo hago.
¿Cuál es el techo de Niña Polaca?
Surma: No sé cuál es el techo. Que sea lo que tenga que ser. Ya he llegado donde quería. Ahora van pasando cosas y simplemente digo “guau”. He visto a gente muy rallada cuando la música no va, estoy aquí, haciendo lo que sé y están pasando cosas bonitas. Iré donde me lleve la vida, seguiré yendo y lo abrazaré. No me quiero poner un techo. Niña Polaca llegará hasta donde la gente quiera llevarnos.